El protestantismo nace en las primeras décadas del siglo XVI, y se afirma como religión cristiana separada de la Iglesia católica a raíz del enfrentamiento de Martín Lutero con el Papado. Posteriormente se forman diversas ramas, por lo cual se habla de Iglesias protestantes. Hasta finales del siglo XVIII las iglesias reformadas, como también se les llama, no tuvieron un especial espíritu misionero.
En 1792 se funda en Inglaterra la Sociedad Misionera Bautista; William Carey fue el gran iniciador de las obras misionales, que se extendieron rápidamente por Asia y África. En 1910 se celebró en Edimburgo (Escocia) el I Congreso Misionero de las Iglesias Protestantes; algunos norteamericanos defendieron la proposición de considerar los países de América Latina entre los de misión; pero el Congreso rechazó la proposición.
No obstante, en 1916 se celebró en Panamá un congreso de iglesias protestantes, con la participación de 304 delegados de 44 sociedades misioneras de Estados Unidos, 1 de Canadá, 2 de Jamaica y 3 de Gran Bretaña, asistiendo también misioneros, ministros y laicos de iglesias protestantes de América Latina. Fue un congreso histórico para la labor misionera protestante en Latinoamérica. Comenzaron organizadamente su labor misionera, aunque no de manera intensiva, por la negativa del Congreso de Edimburgo.
Proceso histórico de las iglesias protestantes en Venezuela: Entre los alemanes llegados a Venezuela hacia 1529 con Ambrosio Alfínger, agente de los Welser, había algunos que profesaban las doctrinas luteranas. Así lo escribía el obispo de Coro, Rodrigo de Bastidas a Carlos V en enero de 1535, agregando que uno de ellos, llamado Juan Flamenco, había sido entregado al inquisidor.
Pero no se tiene noticia de que realizasen labor proselitista ni mucho menos que llegaran a actuar de un modo organizado. Durante el período colonial, la vigilancia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, en especial la Inquisición, fue extrema en todo el imperio español, incluyendo al territorio de la actual Venezuela, para impedir la entrada no sólo de personas de religiones distintas a la católica, sino también de escritos emanados de autores protestantes (y también de los judíos).
En 1609, por ejemplo, Felipe III ordenaba a los virreyes, gobernadores y justicias y rogaba y encargaba a los arzobispos y obispos de las Indias que recogiesen los libros que en sus dominios podían introducir los protestantes. En las zonas aledañas a Venezuela, la toma de Curazao por los holandeses en 1634 y la presencia de colonos de la misma nación en las costas situadas al este del río Esequibo obligaron a las autoridades de las diversas gobernaciones a aumentar la vigilancia.
En 1792 se funda en Inglaterra la Sociedad Misionera Bautista; William Carey fue el gran iniciador de las obras misionales, que se extendieron rápidamente por Asia y África. En 1910 se celebró en Edimburgo (Escocia) el I Congreso Misionero de las Iglesias Protestantes; algunos norteamericanos defendieron la proposición de considerar los países de América Latina entre los de misión; pero el Congreso rechazó la proposición.
No obstante, en 1916 se celebró en Panamá un congreso de iglesias protestantes, con la participación de 304 delegados de 44 sociedades misioneras de Estados Unidos, 1 de Canadá, 2 de Jamaica y 3 de Gran Bretaña, asistiendo también misioneros, ministros y laicos de iglesias protestantes de América Latina. Fue un congreso histórico para la labor misionera protestante en Latinoamérica. Comenzaron organizadamente su labor misionera, aunque no de manera intensiva, por la negativa del Congreso de Edimburgo.
Proceso histórico de las iglesias protestantes en Venezuela: Entre los alemanes llegados a Venezuela hacia 1529 con Ambrosio Alfínger, agente de los Welser, había algunos que profesaban las doctrinas luteranas. Así lo escribía el obispo de Coro, Rodrigo de Bastidas a Carlos V en enero de 1535, agregando que uno de ellos, llamado Juan Flamenco, había sido entregado al inquisidor.
Pero no se tiene noticia de que realizasen labor proselitista ni mucho menos que llegaran a actuar de un modo organizado. Durante el período colonial, la vigilancia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, en especial la Inquisición, fue extrema en todo el imperio español, incluyendo al territorio de la actual Venezuela, para impedir la entrada no sólo de personas de religiones distintas a la católica, sino también de escritos emanados de autores protestantes (y también de los judíos).
En 1609, por ejemplo, Felipe III ordenaba a los virreyes, gobernadores y justicias y rogaba y encargaba a los arzobispos y obispos de las Indias que recogiesen los libros que en sus dominios podían introducir los protestantes. En las zonas aledañas a Venezuela, la toma de Curazao por los holandeses en 1634 y la presencia de colonos de la misma nación en las costas situadas al este del río Esequibo obligaron a las autoridades de las diversas gobernaciones a aumentar la vigilancia.
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