¿Qué es un colportor?
Colportor.- Es una palabra que no consta en los diccionarios españoles y que representa a todos aquellos hombres que dedicaron su vida a la difusión y venta de la Biblia. El mayor exponente fue George Borrow y gracias a Manuel Azaña que tradujo del inglés su libro "La Biblia en España", además de escribir el prólogo, tenemos constancia de sus aventuras y desventuras en el siglo XIX.
El colportaje de la Biblia ha sido un elemento en la historia de los evangélicos de América Latina. Al estudiar la historia encontramos la historia de Diego Thomson, que era de Escocia. Su ministerio figura en la historia de México,Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina. Realizó un ministerio importante también en España. Fue destacado por su fidelidad a la Palabra de Dios.
Creyó en su poder para hacer la obra necesaria en la vida de cualquier persona. Los evangélicos han sido conocidos como "pueblo del libro". Parte de nuestra gratitud a Dios debe ser por los que han traducido la Biblia a distintos idiomas. Otro motivo de gratitud debe ser por los hombres y las mujeres que han creído en el poder de la Biblia para actuar por sí misma y se han dado sin descanso al colportaje.
Este es un enlace de la definición etimológica de la palabra "Colporton"
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¿Qué es un colportor?
“Me siento tan agradecido con mi Dios por la oportunidad que he tenido a través del colportaje, porque puedo hablar de Él y, por otro lado, puedo continuar estudiando música”
¿Qué es un colportor? “Es alguien que le vende libros a la gente que no quiere comprar” En alguna ocasión escuché decir esto. ¿Te imaginas ir de puerta en puerta, caminando bajo el sol resplandeciente que parece derretirte? ¿O bien bajo la lluvia, que en ocasiones deprime el día? Si colportar fuera un trabajo más, muchos se desanimarían. Sin embargo, puedo decir que colportar es más que eso.
Cada verano, jóvenes de nuestra universidad salen a distintas partes de México a realizar esta actividad; cada uno de ellos vive situaciones buenas y... otras no tan buenas, pero que al final ayudan a fortalecer el carácter. Muestra de ello, es la siguiente experiencia que Gustavo Iván Uriegas, estudiante del 3er año de Música, comparte con nosotros.
“Era domingo. Mi papá conducía ese 22 de agosto hacia Montemorelos, ya que me ayudaría en el proceso de inscripción. En el trayecto, yo venía pensativo, reflexionando en lo que sucedió este verano.
Nos estacionamos cerca de la biblioteca de la Universidad. De ahí, fuimos por mi carga de materias a la Escuela de Música. El proceso de inscripción fue muy rápido, sin embargo, seguía preocupado porque no contaba con la cantidad suficiente para depositar al colportaje. Por esa razón, el primer día de clases en lugar de ir al salón, me fui a Tula, Tamaulipas. Estuve colportando ahí hasta el 31 de agosto. El 1º de septiembre realicé mis depósitos. Sabía que Dios me ayudaría a completar la cantidad necesaria. Este semestre deposité $ 26 000; pero sé que detrás de todo, Dios dirigió el trabajo.
El campo que en un principio me asignaron para trabajar fue Morelia, Michoacán. No me fue muy bien en esta ciudad, pero seguí trabajando y poniendo toda mi confianza en Dios. Trabajé ahí un mes. Sin embargo, nunca imaginé lo que Dios tenía preparado para el último día...
Una noche, antes de irme de Morelia, tuve que quedarme en casa de dos hermanos. Ambos asistían a la Iglesia Adventista, aunque uno no estaba totalmente convencido de nuestras creencias. Esa noche, antes de dormir, comenzamos a platicar. Entre tantas cosas, el tema sobre religión dominó la conversación. En ese instante comprobé que mi estancia en Morelia no fue en vano, porque el joven comenzó a preguntarme muchas cosas. Hubo un momento en el cual le pedí a Dios que me diera las palabras para poder explicarle, para poder transmitirle todo cuanto yo creo. Sonará algo subjetivo, pero sentí cómo Dios aclaró mi mente de tal modo que respondí, sin titubear, cada una de las dudas que este muchacho tenía. Al final de la plática (casi a las tres de la mañana) oramos juntos. Él se sintió muy agradecido y yo muy sorprendido de haberle explicado con lujo de detalle tantas cosas. Estoy seguro que fue Dios quien puso cada frase en mi mente. Al día siguiente me fui a Tamaulipas, ya que el Ptr. Durán me hizo la propuesta de colportar ahí. Tomé esta invitación como una respuesta de Dios a mis oraciones.
En Tula, Tamaulipas, se levantaron 26 pedidos en los tres primeros días. Así continué trabajando de mañana y de tarde hasta el final del verano, siempre confiando en la voluntad del Señor. Sé que Él estuvo detrás de todo esto; Él siempre está al control. Eso es lo que me da fuerza para salir a colportar. Me siento muy agradecido con mi Dios por la oportunidad que he tenido a través del colportaje. En primer lugar, porque puedo hablar de Él. Por otro lado puedo continuar estudiando música, que es lo que más me gusta, lo que me apasiona. Llevo todas las materias y vivo en el internado.
Escrito por: Dulce Monjaraz
El colportaje de la Biblia ha sido un elemento en la historia de los evangélicos de América Latina. Al estudiar la historia encontramos la historia de Diego Thomson, que era de Escocia. Su ministerio figura en la historia de México,Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Argentina. Realizó un ministerio importante también en España. Fue destacado por su fidelidad a la Palabra de Dios.
Creyó en su poder para hacer la obra necesaria en la vida de cualquier persona. Los evangélicos han sido conocidos como "pueblo del libro". Parte de nuestra gratitud a Dios debe ser por los que han traducido la Biblia a distintos idiomas. Otro motivo de gratitud debe ser por los hombres y las mujeres que han creído en el poder de la Biblia para actuar por sí misma y se han dado sin descanso al colportaje.
Este es un enlace de la definición etimológica de la palabra "Colporton"
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¿Qué es un colportor?
“Me siento tan agradecido con mi Dios por la oportunidad que he tenido a través del colportaje, porque puedo hablar de Él y, por otro lado, puedo continuar estudiando música”
¿Qué es un colportor? “Es alguien que le vende libros a la gente que no quiere comprar” En alguna ocasión escuché decir esto. ¿Te imaginas ir de puerta en puerta, caminando bajo el sol resplandeciente que parece derretirte? ¿O bien bajo la lluvia, que en ocasiones deprime el día? Si colportar fuera un trabajo más, muchos se desanimarían. Sin embargo, puedo decir que colportar es más que eso.
Cada verano, jóvenes de nuestra universidad salen a distintas partes de México a realizar esta actividad; cada uno de ellos vive situaciones buenas y... otras no tan buenas, pero que al final ayudan a fortalecer el carácter. Muestra de ello, es la siguiente experiencia que Gustavo Iván Uriegas, estudiante del 3er año de Música, comparte con nosotros.
“Era domingo. Mi papá conducía ese 22 de agosto hacia Montemorelos, ya que me ayudaría en el proceso de inscripción. En el trayecto, yo venía pensativo, reflexionando en lo que sucedió este verano.
Nos estacionamos cerca de la biblioteca de la Universidad. De ahí, fuimos por mi carga de materias a la Escuela de Música. El proceso de inscripción fue muy rápido, sin embargo, seguía preocupado porque no contaba con la cantidad suficiente para depositar al colportaje. Por esa razón, el primer día de clases en lugar de ir al salón, me fui a Tula, Tamaulipas. Estuve colportando ahí hasta el 31 de agosto. El 1º de septiembre realicé mis depósitos. Sabía que Dios me ayudaría a completar la cantidad necesaria. Este semestre deposité $ 26 000; pero sé que detrás de todo, Dios dirigió el trabajo.
El campo que en un principio me asignaron para trabajar fue Morelia, Michoacán. No me fue muy bien en esta ciudad, pero seguí trabajando y poniendo toda mi confianza en Dios. Trabajé ahí un mes. Sin embargo, nunca imaginé lo que Dios tenía preparado para el último día...
Una noche, antes de irme de Morelia, tuve que quedarme en casa de dos hermanos. Ambos asistían a la Iglesia Adventista, aunque uno no estaba totalmente convencido de nuestras creencias. Esa noche, antes de dormir, comenzamos a platicar. Entre tantas cosas, el tema sobre religión dominó la conversación. En ese instante comprobé que mi estancia en Morelia no fue en vano, porque el joven comenzó a preguntarme muchas cosas. Hubo un momento en el cual le pedí a Dios que me diera las palabras para poder explicarle, para poder transmitirle todo cuanto yo creo. Sonará algo subjetivo, pero sentí cómo Dios aclaró mi mente de tal modo que respondí, sin titubear, cada una de las dudas que este muchacho tenía. Al final de la plática (casi a las tres de la mañana) oramos juntos. Él se sintió muy agradecido y yo muy sorprendido de haberle explicado con lujo de detalle tantas cosas. Estoy seguro que fue Dios quien puso cada frase en mi mente. Al día siguiente me fui a Tamaulipas, ya que el Ptr. Durán me hizo la propuesta de colportar ahí. Tomé esta invitación como una respuesta de Dios a mis oraciones.
En Tula, Tamaulipas, se levantaron 26 pedidos en los tres primeros días. Así continué trabajando de mañana y de tarde hasta el final del verano, siempre confiando en la voluntad del Señor. Sé que Él estuvo detrás de todo esto; Él siempre está al control. Eso es lo que me da fuerza para salir a colportar. Me siento muy agradecido con mi Dios por la oportunidad que he tenido a través del colportaje. En primer lugar, porque puedo hablar de Él. Por otro lado puedo continuar estudiando música, que es lo que más me gusta, lo que me apasiona. Llevo todas las materias y vivo en el internado.
Escrito por: Dulce Monjaraz