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BIOGRAFÍA DE STANISLAO MARINO

BIOGRAFÍA DE STANISLAO MARINO

Stanislao Marino es un cantante solista de música cristiana, predicador, cantante, compositor y productor discográfico, procedente de Amantea, Calabria, Italia que tomo como seudónimo Marino para su carrera musical.

Índice

1 Biografía
2 Discografía
3 Referencias
3.1 Principal
3.2 Otros
4 Enlaces externos

Biografía

Marino nació el 25 de febrero de 1951 en Italia. Su familia era pobre por lo que su padre se fue a Venezuela y a los pocos años el resto de la familia también se mudó. Comenzó sus estudios a los 12 años de edad y los terminó a los 18 años, ya que le gustaba la música.

Marino formó con unos amigos un grupo musical llamado Los Cazadores. Lograron ganar un festival con una canción llamada "Cuando viviremos como Dios Manda".

A los 24 años de edad Marino conoció a Irene, mujer con la que se casaría en 1974. Con insistentes predicaciones de su cuñada, Marino aceptó la invitación para ir a una cruzada de Yiye Ávila. Éste quiso conocer más al pastor que dio la prédica en esa cruzada, por lo que fue al hotel donde se hospedaba. El joven cantante se convirtió al Protestantismo, y al poco tiempo su esposa igual. Marino no cantó en su iglesia alguna de sus canciones sinó después de que se bautizó.

A causa de la mala situación económica Marino tuvo la necesidad de integrar dos grupos, Los Cazadores y Marino y el pequeño grupo. Firmó dos contratos en dos ciudades diferentes y no pudo cumplir con uno de ellos, presentando su renuncia al primer grupo. El cantante entró en muchas deudas a causa de su renuncia. Le fueron presentadas nuevas ofertas entre la cuales una era cantar en España. Con trabajo pagó sus compromisos pendientes.

Después de un corto tiempo Marino formó otro grupo con dos conocidos. Dieron algunas presentaciones en varias iglesias, pero eran inconstantes y desunidos lo que causó que este se disolviera.

Marino compuso una canción llamada "La Gran Tribulación" y otras más con las que hizo un disco con el mismo nombre. Su Iglesia en general no lo apoyó por los mensajes directos que había en las canciones. Al publicar el disco contrajo muchas deudas, las cuales pagó luego.

Marino cantó la canción "La Gran Tribulación" en un festival de Caracas con lo cual adquirió mucha fama en todo el país.

Desde entonces ha desarrollado su ministerio en Puerto Rico y Estados Unidos y ha publicado muchos albumes (Son más de 30 años de carrera musical). Actualmente él es pastor en Estados Unidos.

El Cantar: "Hoy en el Paraiso." con su hija Pahola
Discografía

Luego de su primer álbum oficial La Gran Tribulación Marino ha publicado en su larga carrera musical de 33 años más de 90 discos como solista y ha compuesto más de 700 canciones.1
[mostrar]La Gran Tribulación
[mostrar]Es Tiempo Ya
[mostrar]Dios Mio, Dios Mio
[mostrar]Que Te Pasa
[mostrar]Mi Casa Y Yo
[mostrar]Himnos Y Coros Para Recordar
[mostrar]A Donde Va La Gente
[mostrar]El Recuento
[mostrar]Como Corre El Río
[mostrar]Recíbeme
[mostrar]A donde iremos a parar
[mostrar]Me librara
[mostrar]Te Necesito
[mostrar]Cuidate Hermano
[mostrar]Quema el pecado
[mostrar]Muchos Cambios En El Mundo
[mostrar]Estamos En Victoria
[mostrar]Cruzaremos El Desierto
[mostrar]Soy diferente
[mostrar]Libre En Cristo
[mostrar]Mi Puerto Rico Amado
[mostrar]Vamos A La Iglesia
[mostrar]Coros Del Ayer Y Hoy
[mostrar]La Iglesia Del Señor
[mostrar]Marino y Pahola En Concierto
[mostrar]Quien Me Separara?
[mostrar]Tu Santa Iglesia
[mostrar]Tu misericordia
[mostrar]De Regreso A Borinquen (Puerto Rico)
[mostrar]En Concierto Desde Houston
[mostrar]Ayúdame Señor
[mostrar]Historia De Amor2
[mostrar]Mi Agradecimiento
[mostrar]Mi Amigo Jesus
[mostrar]El Mejor Regalo
[mostrar]Bachata Son
[mostrar]Corridos Cristianos
[mostrar]Coleccion 16 éxitos del ayer Vol. 1
[mostrar]Coleccion 16 éxitos del ayer Vol. 2
[mostrar]Dile a Latinoamérica
[mostrar]Me Dará Victoria
[mostrar]Las señales de Jesús
[mostrar]Jehová Peleará Por Mi
[mostrar]Clamor De Un Pueblo
[mostrar]Solo Bachata
[mostrar]3 Los Juicios De Dios
[mostrar]Corridos norteño
[mostrar]Dime Señor
[mostrar]4 Otro Año Con Cristo
[mostrar]Marino y familia - Preparen todo
[mostrar]Marino y familia - Pandero y danza
[mostrar]5 Mensajero De Dios
[mostrar]He Peleado La Batalla
[mostrar]Éxitos De Marino
[mostrar]Clásicos en Bachata
[mostrar]Nunca Me Ha Dejado
[mostrar]6 La Persecución
[mostrar]De arriba viene lo bueno

Discografia adicional aparece en el link:

http://www.dcristo.net/index.php?topic=18448.0

Hay un sinumero de otras grabaciones (casi todas son en casette) que estan listandas en el link notado arriba:

1-A Mi Lado Esta el Senor 2-Abba Padre 3-Buscan Liberacion 4-Dejo Su Esplendor 5-Dios No Te Ha Olvidado 6-Donde Esta Tu Tesoro 7-El Dueno de Mi 8-El Pueblo Libre 9-El Ultimo Llamado 10-En Concierto con Mariachis 11-En Los Negocios de mi Rey 12-En Merengue 13-En Mi Bohio 14-Hablame A Mi Corazon 15-Hoy Lloro Por Ti Senor 16-Libra Mi Alma del Infierno 17-Lo Que Parte del Corazon 18-Marino en Espana 19-No me Rendire 20-Predica Y Canta 21-Queria Ser Importante 22-Santo, Santo, Santo 23-Sigueme 24-Sonido Tropical 25-Soy Feliz 26-Tu Eres Mi Siervo 27-Venimos Ante Ti 28-Vivire Con Jesus 29-Yo Soy Jesus

Zuinglio y la Reforma Suiza



Mientras todo esto sucedía en Alemania, se estaba gestando otra obra de Dios igualmente notable y totalmente independiente en otro lugar de Europa. Tuvo lugar en Suiza, y el instrumento escogido por Dios fue Ulrico Zuinglio, que era sacerdote de Roma.

Lo mismo que Lutero, Zuinglio había abierto los8ojos pronto a los lamentables males del papado, y, simultáneamente con esto, gracias a la sabia enseñanza del célebre Thomas Wittembach, aprendió la importante doctrina de la justificación por la fe, y se dio cuenta, para su asombro, de que la muerte de Cristo era la única redención de su alma. Al profundizar en este conocimiento mediante el cuidadoso estudio de las Escrituras, Zuinglio expresó abiertamente sus ideas acerca de las cuestiones eclesiásticas, y miles iban a oírle.

Su mensaje era nuevo para sus oyentes, y él lo expresaba en un lenguaje que todos podían comprender, y el pleno y claro evangelio que él predicó tuvo resultados eternos. Era grande su fe en el poder convertidor de la palabra, aparte de cualquier esfuerzo del hombre por explicarla, mientras que sus respuestas apacibles y modestas a menudo desarmaban a sus adversarios.

A este respecto, contrasta notablemente con el rudo y tormentoso Lutero. Se debería observar que Zuinglio comenzó a predicar el evangelio un año antes que el nombre de Lutero hubiera siquiera llegado a Suiza, de modo que, como dijo él mismo, "no fue de parte de Lutero que aprendí la doctrina de Cristo, sino de la Palabra de Dios."Diferencias entre Lutero y ZuinglioSin embargo, había una interesante diferencia entre las enseñanzas de estos dos destacados reformadores. Zuinglio mantuvo abiertamente que todas las observancias religiosas que no pudieran ser halladas en la Palabra de Dios, o demostradas por ella, debían ser abolidas.

En cambio, Lutero, deseaba mantener en la iglesia todo lo que no fuera directa o expresamente contrario a las Escrituras. Incluso quería quedarse unido a la iglesia de Roma, y se hubiera contentado con purificarla de todo lo que estaba opuesto a la Palabra de Dios. La idea del reformador suizo era la restauración de la iglesia a su simplicidad original. No daba autoridad absoluta a nada que hubiera sido escrito o inventado desde los tiempos de los apóstoles.Avances en SuizaA su debido tiempo, el Papa recibió las alarmantes noticias del movimiento en Suiza, pero en lugar de hacer tronar sus anatemas contra Zuinglio, como había hecho -y seguía haciendo- contra Lutero, cambió de táctica, escribiéndole a Zuinglio una carta muy halagadora, ofreciéndole todo lo que estaba en su mano excepto el trono de San Pedro. Pero Zuinglio no desconocía las argucias de Roma, y no dejó de darse cuenta del sutil intento de acallar su voz.

Al haber rechazado la mano tendida, pero engañosa, del Papa Adriano, la Reforma en Suiza fue ganando terreno, dando Dios abundantes pruebas de Su mano poderosa en la gran obra. Se aprobó un decreto para la abolición de las imágenes, fue abolida la misa, y se acordó que la Eucaristía debía ser celebrada en conformidad a su institución por Cristo. Más notable aun, y quizá el golpe más terrible de todos para Roma, fue la conversión de muchas de las monjas, y su petición al gobierno para que se les permitiera abandonar el convento. De esta manera, y principalmente como fruto de las inagotables tareas de Zuinglio, las doctrinas de la Reforma se extendieron con increíble rapidez, y al cabo de pocos años el culto reformado estaba firmemente establecido en los tres grandes centros de Zurich, Basilea y Berna.El error de Zuinglio y su muerte, 1531Pero lamentablemente Zuinglio pareció incapaz de esperar hasta que el poder atrayente de la gracia de Dios trajera a todo el país bajo la influencia de la fe reformada.

Aunque seguía siendo un sincero cristiano y ferviente reformador, accedió a asumir el carácter de un político, lo cual, a su vez, lo llevó a tomar las armas para defender la verdad que tan querida le era a su corazón. El resultado fue desastroso. Zuinglio mismo, como capellán del ejército, cayó muerto en batalla.Revés en SuizaLa Reforma en Suiza quedó así tan lamentablemente apartada del buen camino que la restauración del papismo comenzó de inmediato. Pero los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, y aunque la 9obra en Suiza quedó temporalmente frenada debido a la infidelidad humana, iba a ser establecida más firmemente que nunca pocos años después por medio de... Juan Calvino.

Biografia de Girolamo o Jerónimo Savonarola



Nació el 21 de septiembre de 1452, tercero de siete hijos de una familia noble en Ferrara, Italia. Sus padres eran personas cultas y mundanas, y gozaban de mucha influencia, su abuelo paterno era un famoso médico de la corte del Duque de Ferrara, y los padres de Jerónimo deseaban que su hijo llegase a ocupar el lugar de su abuelo.

En el colegio fue un alumno que se distinguió por su aplicación.Es muy probable que una desilusión con una joven florentina, fuera la causa que lo hicieran abrazar la vida monástica.En 1474 ingresó en la orden de los dominicos, en Bolonia. Después de pasar 7 años en Bolonia, Fray Jerónimo fue para el convento de San Marcos, en Florencia en donde vio con desilusión que el pueblo florentino era tan depravado como cualquier otro lugar.Hizo su primera aparición como predicador en 1482, en el priorato de San Marcos, la casa dominica de Florencia. Sus sermones se centraron cada vez más sobre el pecado de la sociedad, y atacó de forma abierta la corrupción y a los partidarios aristocráticos de los Medici. 7En 1493 el papa Alejandro VI, que le nombró su primer vicario general, aprobó su propuesta de reformar la orden dominica en Toscana. Entonces sus sermones se hicieron políticos. En uno de sus discursos, señaló con claridad la próxima llegada de los franceses dirigidos por el rey Carlos VIII. Cuando esta predicción se cumplió con la aparición de las fuerzas francesas invasoras en 1494, ayudó a recibir a Carlos en Florencia. Cuando los franceses abandonaron la ciudad, se había creado una república de la que fueron excluidos los Medici, y él se convirtió, aunque sin funciones políticas, en su guía y espíritu animador.Ni siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias. Éstas, junto con la atribución de un don sobrenatural de profecía y su interpretación extravagante de las Sagradas Escrituras, disgustaron a Roma; y en 1495 fue acusado de herejía. Al no presentarse en Roma, se le prohibió predicar, y se revocó el expediente mediante el cual la rama florentina de su orden (dominica) obtuvo la independencia. Rechazó los intentos de conciliación del papa con indignación, y de nuevo se le prohibió predicar, aunque ignoró esta orden.Mientras tanto, las dificultades comenzaron a intensificarse en su patria.

Las medidas de la nueva república resultaron impracticables. El partido de los Medici, llamado de los arrabbiati (en italiano, “enfurecido”), comenzó a recuperar terreno, y se formó una conspiración para apoyarles. Se ejecutó a cinco de los conspiradores, lo que sólo sirvió para acelerar la reacción contra Savonarola, ya que más tarde fue acusado de ello. En el punto crítico de la lucha, en 1497, llegó una condena de excomunión de Roma. La declaró nula públicamente y se negó a someterse a ella. Durante la epidemia de peste, a pesar de no poder administrar los santos óleos por estar excomulgado, se dedicó con entusiasmo a atender a los monjes enfermos.Durante su corta influencia, el predicador fue amenazado; excomulgado y en 1498, fue declarado culpable de herejía y enseñanza sediciosa, y condenado a muerte. El 23 de mayo de 1498, fue ejecutado (ahorcado) y luego su cuerpo fue quemado en la plaza pública.El Predicador y reformista italiano, cuyo intento entusiasta de eliminar la corrupción terminó en martirio, se le recuerda como uno que dejó en los márgenes de las páginas de su Biblia notas escritas mientras meditaba en las Escrituras. Conocía de memoria una gran parte de la Biblia y podía abrir el libro y hallar al instante cualquier texto bíblico. Pasaba noches enteras en oración; dentro de sus libros se encuentran "La Humildad", "La Oración", "El Amor".

BIOGRAFÍA DE JUAN HUS


Juan Husera de humilde cuna y había perdido a su padre en temprana edad. Su piadosa madre, considerando la educación y el temor de Dios como la más valiosa hacienda, procuró asegurársela a su hijo. Hus estudió en la escuela de la provincia y pasó después a la universidad de Praga donde fue admitido por caridad. En su viaje a la ciudad de Praga fue acompañado por su madre, que, siendo viuda y pobre, no pudo dotar a su hijo con bienes materiales, pero cuando llegaron a las inmediaciones de la gran ciudad se arrodilló al lado de su hijo y pidió para él la bendición de su Padre celestial.

Muy poco se figuraba aquella madre de qué modo iba a ser atendida su plegaria.En la universidad se distinguió Hus por su aplicación, su constancia en el estudio y sus rápidos progresos, al par que su conducta intachable y sus afables y simpáticos modales le granjearon general estimación. Era un sincero creyente de la iglesia romana y deseaba ardientemente recibir las bendiciones espirituales que aquélla profesa conceder.

Con motivo de un jubileo, fue él a confesarse, dio a la iglesia las pocas monedas que llevaba y se unió a las procesiones para poder participar de la absolución prometida. Terminado su curso de estudios, ingresó en el sacerdocio, y como lograra en poco tiempo darse a conocer, no tardó en ser elegido para prestar sus servicios en la corte del rey. Fue también nombrado catedrático y posteriormente rector de la universidad donde recibiera su educación. En pocos años el humilde estudiante que fuera admitido por caridad en las aulas llegó a ser el orgullo de su país y a adquirir fama en toda Europa.Mas otro fue el campo en donde Hus principió a trabajar en busca de reformas. Algunos años después de haber recibido las órdenes sacerdotales, fue elegido predicador de la capilla llamada de Belén. El fundador de ésta había abogado, por considerarlo asunto de gran importancia, en favor de la predicación de las Santas Escrituras en el idioma del pueblo.

No obstante la oposición de Roma, esta práctica no había desaparecido del todo de Bohemia. Sin embargo, era mucha la ignorancia respecto a la Biblia, y los peores vicios reinaban en todas las clases de la sociedad. Hus denunció sin reparo estos males apelando a la Palabra de Dios para reforzar los principios de verdad y de pureza que procuraba inculcar.Un vecino de Praga, Jerónimo, que con ulterioridad iba a colaborar tan estrechamente con Hus, trajo consigo, al regresar de Inglaterra, los escritos de Wiclef.


La reina de Inglaterra, que se había convertido a las enseñanzas de éste, era una princesa bohemia, y por medio de su influencia las obras del reformador 2obtuvieron gran circulación en su tierra natal. Hus leyó estas obras con interés; tuvo a su autor por cristiano sincero y se sintió movido a mirar con simpatía las reformas que él proponía. Aunque sin darse cuenta, Hus había entrado ya en un sendero que había de alejarle de Roma.Por aquel entonces llegaron a Praga dos extranjeros procedentes de Inglaterra, hombres instruídos que habían recibido la luz del Evangelio y venían a esparcirla en aquellas apartadas regiones. Comenzaron por atacar públicamente la supremacía del papa, pero pronto las autoridades les obligaron a guardar silencio; no obstante, como no quisieran abandonar su propósito, recurrieron a otros medios para realizarlo. Eran artistas a la vez que predicadores y pusieron en juego sus habilidades. En una plaza pública dibujaron dos cuadros que representaban, uno la entrada de Cristo en Jerusalén, "manso y sentado sobre un asno" (S. Mateo 21: 5, V.M.), y seguido por sus discípulos vestidos con túnicas ajadas por las asperezas del camino y descalzos; el otro representaba una procesión pontifical, en la cual se veía al papa adornado con sus ricas vestiduras y con su triple corona, montado en un caballo magníficamente enjaezado, precedido por clarines y seguido por cardenales y prelados que ostentaban deslumbrantes galas.Encerraban estos cuadros todo un sermón que cautivaba la atención de todas las clases sociales.


Las multitudes acudían a mirarlos. Ninguno dejaba de sacar la moraleja y muchos quedaban hondamente impresionados por el contraste que resultaba entre la mansedumbre de Cristo, el Maestro, y el orgullo y la arrogancia del papa que profesaba servirle. Praga se conmovió mucho y, después de algún tiempo, los extranjeros tuvieron que marcharse para ponerse en salvo. Pero la lección que habían dado no dejó de ser aprovechada.

Los cuadros hicieron impresión en Hus y le indujeron a estudiar con más empeño la Biblia y los escritos de Wiclef. Aunque todavía no estaba convenientemente preparado para aceptar todas las reformas recomendadas por Wiclef, alcanzó a darse mejor cuenta del verdadero carácter del papado y con mayor celo denunció el orgullo, la ambición y la corrupción del clero.De Bohemia extendióse la luz hasta Alemania. Algunos disturbios en la universidad de Praga dieron por resultado la separación de centenares de estudiantes alemanes, muchos de los cuales habían recibido de Hus su primer conocimiento de la Biblia, y a su regreso esparcieron el Evangelio en la tierra de sus padres.Las noticias de la obra hecha en Praga llegaron a Roma y pronto fue citado Hus a comparecer ante el papa.

Obedecer habría sido exponerse a una muerte segura. El rey y la reina de Bohemia, la universidad, miembros de la nobleza y altos dignatarios dirigieron una solicitud general al pontífice para que le fuera permitido a Hus permanecer en Praga y contestar a Roma por medio de una diputación. En lugar de acceder a la súplica, el papa procedió a juzgar y condenar a Hus, y, por añadidura, declaró a la ciudad de Praga en entredicho.En aquellos tiempos, siempre que se pronunciaba tal sentencia, la alarma era general. Las ceremonias que la acompañaban estaban bien calculadas para producir terror entre el pueblo, que veía en el papa el representante de Dios mismo, y el que tenía las llaves del cielo y del infierno y el poder para invocar juicios temporales lo mismo que espirituales. Creían que las puertas del cielo se cerraban contra los lugares condenados por el entredicho y que entretanto que el papa no se dignaba levantar la excomunión, los difuntos no podían entrar en la mansión de los bienaventurados.

En señal de tan terrible calamidad se suspendían todos los servicios religiosos, las iglesias eran clausuradas, las ceremonias del matrimonio se verificaban en los cementerios; a los muertos se les negaba sepultura en los camposantos, y se los enterraba sin ceremonia alguna en las zanjas o en el campo. Así pues, valiéndose de medios que influían en la imaginación, procuraba Roma dominar la conciencia de los hombres.La ciudad de Praga se amotinó. Muchos opinaron que Hus tenía la culpa de todas estas calamidades y exigieron que fuese entregado a la vindicta de Roma. Para que se calmara la tempestad, el reformador se retiró por algún tiempo a su pueblo natal. Escribió a los amigos que había dejado en Praga: "Si me he retirado de entre vosotros es para seguir los preceptos y el ejemplo de Jesucristo, para no dar lugar a que los mal intencionados se expongan a su propia condenación eterna y para no ser causa de que se moleste y persiga a los piadosos. Me he retirado, además, por temor de que los impíos sacerdotes prolonguen su prohibición de que se predique la Palabra de Dios entre vosotros; mas no os he dejado para negar la verdad divina por la cual, con la ayuda de Dios, estoy pronto a morir."- E. de Bonnechose, Les Réformateurs avant la Réforme, lib. I, págs. 94, 95 (París, 1845).

Hus no cesó de trabajar; viajó por los países vecinos predicando a las muchedumbres que le escuchaban con ansia. De modo que las medidas de que se valiera el papa para suprimir el Evangelio, hicieron que se extendiera en más amplia esfera. "Nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad." (2 Corintios 13: 8, V.M.)"El espíritu de Hus parece haber sido en aquella época de su vida el escenario de un doloroso conflicto. Aunque la iglesia trataba de aniquilarle lanzando sus rayos contra él, él no desconocía la autoridad de ella, sino que seguía considerando a la iglesia católica romana como a la esposa de Cristo y al papa como al representante y vicario de Dios. Lo que Hus combatía era el abuso de autoridad y no la autoridad misma. Esto 3provocó un terrible conflicto entre las convicciones más íntimas de su corazón y los dictados de su conciencia. Si la autoridad era justa e infalible como él la creía, ¿por qué se sentía obligado a desobedecerla? Acatarla, era pecar; pero, ¿por qué se sentía obligado a pecar si prestaba obediencia a una iglesia infalible? Este era el problema que Hus no podía resolver, y la duda le torturaba hora tras hora. La solución que por entonces le parecía más plausible era que había vuelto a suceder lo que había sucedido en los días del Salvador, a saber, que los sacerdotes de la iglesia se habían convertido en impíos que usaban de su autoridad legal con fines inicuos. Esto le decidió a adoptar para su propio gobierno y para el de aquellos a quienes siguiera predicando, la máxima aquella de que los preceptos de la Santas Escrituras transmitidos por el entendimiento han de dirigir la conciencia, o en otras palabras, que Dios hablando en la Biblia, y no la iglesia hablando por medio de los sacerdotes, era el único guía infalible."- Wylie, lib. 3, cap. 3.


Cuando, transcurrido algún tiempo, se hubo calmado la excitación en Praga, volvió Hus a su capilla de Belén para reanudar, con mayor valor y celo, la predicación de la Palabra de Dios. Sus enemigos eran activos y poderosos, pero la reina y muchos de los nobles eran amigos suyos y gran parte del pueblo estaba de su lado. Comparando sus enseñanzas puras y elevadas y la santidad de su vida con los dogmas degradantes que predicaban los romanistas y con la avaricia y el libertinaje en que vivían, muchos consideraban que era un honor pertenecer al partido del reformador.Hasta aquí Hus había estado solo en sus labores, pero entonces Jerónimo, que durante su estada en Inglaterra había hecho suyas las doctrinas enseñadas por Wiclef, se unió con él en la obra de reforma. Desde aquel momento ambos anduvieron juntos y ni la muerte había de separarlos.Jerónimo poseía en alto grado lucidez genial, elocuencia e ilustración, y estos dones le conquistaban el favor popular, pero en las cualidades que constituyen verdadera fuerza de carácter, sobresalía Hus. El juicio sereno de éste restringía el espíritu impulsivo de Jerónimo, el cual reconocía con verdadera humildad el valer de su compañero y aceptaba sus consejos. Mediante los esfuerzos unidos de ambos la reforma progresó con mayor rapidez.Si bien es verdad que Dios se dignó iluminar a estos sus siervos derramando sobre ellos raudales de luz que les revelaron muchos de los errores de Roma, también lo es que ellos no recibieron toda la luz que debía ser comunicada al mundo. Por medio de estos hombres, Dios sacaba a sus hijos de las tinieblas del romanismo; pero tenían que arrostrar muchos y muy grandes obstáculos, y él los conducía por la mano paso a paso según lo permitían las fuerzas de ellos. No estaban preparados para recibir de pronto la luz en su plenitud. Ella los habría hecho retroceder como habrían retrocedido, con la vista herida, los que, acostumbrados a la obscuridad, recibieran la luz del mediodía. Por consiguiente, Dios reveló su luz a los guías de su pueblo poco a poco, como podía recibirla este último. De siglo en siglo otros fieles obreros seguirían conduciendo a las masas y avanzando más cada vez en el camino de las reformas.Mientras tanto, un gran cisma asolaba a la iglesia. Tres papas se disputaban la supremacía, y esta contienda llenaba los dominios de la cristiandad de crímenes y revueltas. No satisfechos los tres papas con arrojarse recíprocamente violentos anatemas, decidieron recurrir a las armas temporales.

Cada uno se propuso hacer acopio de armamentos y reclutar soldados. Por supuesto, necesitaban dinero, y para proporcionárselo, todos los dones, oficios y beneficios de la iglesia fueron puestos en venta. (Véase el Apéndice.) Asimismo los sacerdotes, imitando a sus superiores, apelaron a la simonía y a la guerra para humillar a sus rivales y para aumentar su poderío. Con una intrepidez que iba cada día en aumento, protestó Hus enérgicamente contra las abominaciones que se toleraban en nombre de la religión, y el pueblo acusó abiertamente a los jefes papales de ser causantes de las miserias que oprimían a la cristiandad.La ciudad de Praga se vio nuevamente amenazada por un conflicto sangriento. Como en los tiempos antiguos, el siervo de Dios fue acusado de ser el "perturbador de Israel." (1 Reyes 18:17, V. M.)

La ciudad fue puesta por segunda vez en entredicho, y Hus se retiró a su pueblo natal. Terminó el testimonio que había dado él tan fielmente en su querida capilla de Belén, y ahora iba a hablar al mundo cristiano desde un escenario más extenso antes de rendir su vida como último homenaje a la verdad.Con el propósito de contener los males que asolaban a Europa, fue convocado un concilio general que debía celebrarse en Constanza. Esta cita fue preparada, a solicitud del emperador Segismundo, por Juan XXIII, uno de los tres papas rivales. El deseo de reunir un concilio distaba mucho de ser del agrado del papa Juan, cuyo carácter y política poco se prestaban a una investigación aun cuando ésta fuera hecha por prelados de tan escasa moralidad como lo eran los eclesiásticos de aquellos tiempos. Pero no pudo, sin embargo, oponerse a la voluntad de Segismundo.Los fines principales que debía procurar el concilio eran poner fin al cisma de la iglesia y arrancar de raíz la herejía. En consecuencia los dos antipapas fueron citados a comparecer ante la asamblea, y con ellos Juan Hus, el principal propagador de las nuevas ideas. Los dos primeros, considerando que había peligro en 4presentarse, no lo hicieron, sino que mandaron sus delegados. El papa Juan, aun cuando era quien ostensiblemente había convocado el concilio, acudió con mucho recelo, sospechando la intención secreta del emperador de destituirle, y temiendo ser llamado a cuentas por los vicios con que había desprestigiado la tiara y por los crímenes de que se había valido para apoderarse de ella. Sin embargo, hizo su entrada en la ciudad de Constanza con gran pompa, acompañado de los eclesiásticos de más alta categoría y de un séquito de cortesanos.

El clero y los dignatarios de la ciudad, con un gentío inmenso, salieron a recibirle. Venía debajo de un dosel dorado sostenido por cuatro de los principales magistrados. La hostia iba delante de él, y las ricas vestiduras de los cardenales daban un aspecto imponente a la procesión.Entre tanto, otro viajero se acercaba a Constanza. Hus se daba cuenta del riesgo que corría. Se había despedido de sus amigos como si ya no pensara volverlos a ver, y había emprendido el viaje presintiendo que remataría en la hoguera. A pesar de haber obtenido un salvoconducto del rey de Bohemia, y otro que, estando ya en camino, recibió del emperador Segismundo, arregló bien todos sus asuntos en previsión de su muerte probable.En una carta dirigida a sus amigos de Praga, les decía: "Hermanos míos . . . me voy llevando un salvoconducto del rey para hacer frente a mis numerosos y mortales enemigos. . . .

Me encomiendo de todo corazón al Dios todopoderoso, mi Salvador; confío en que él escuchará vuestras ardientes súplicas; que pondrá su prudencia y su sabiduría en mi boca para que yo pueda resistir a los adversarios, y que me asistirá el Espíritu Santo para confirmarme en la verdad, a fin de que pueda arrostrar con valor las tentaciones, la cárcel y si fuese necesario, una muerte cruel. Jesucristo sufrió por sus muy amados, y, por tanto ¿habremos de extrañar que nos haya dejado su ejemplo a fin de que suframos con paciencia todas las cosas para nuestra propia salvación? El es Dios y nosotros somos sus criaturas; él es el Señor y nosotros sus siervos; él es el Dueño del mundo y nosotros somos viles mortales, ¡y sin embargo sufrió! ¿Por qué, entonces, no habríamos de padecer nosotros también, y más cuando sabemos que la tribulación purifica? Por lo tanto, amados míos, si mi muerte ha de contribuir a su gloria, rogad que ella venga pronto y que él me dé fuerzas para soportar con serenidad todas las calamidades que me esperan. Empero, si es mejor que yo regrese para vivir otra vez entre vosotros, pidamos a Dios que yo vuelva sin mancha, es decir, que no suprima un tilde de la verdad del Evangelio, para poder dejar a mis hermanos un buen ejemplo que imitar. Es muy probable que nunca más volváis a ver mi cara en Praga; pero si fuese la voluntad del Dios todopoderoso traerme de nuevo a vosotros, avanzaremos con un corazón más firme en el conocimiento y en el amor de su ley."- Bonnechose, lib. 2, págs. 162, 163.

En otra carta que escribió a un sacerdote que se había convertido al Evangelio, Hus habló con profunda humildad de sus propios errores, acusándose "de haber sido afecto a llevar hermosos trajes y de haber perdido mucho tiempo en cosas frívolas." Añadía después estas conmovedoras amonestaciones: "Que tu espíritu se preocupe de la gloria de Dios y de la salvación de las almas y no de las comodidades y bienes temporales. Cuida de no adornar tu casa más que tu alma; y sobre todo cuida del edificio espiritual. Sé humilde y piadoso con los pobres; no gastes tu hacienda en banquetes; si no te perfeccionas y no te abstienes de superfluidades temo que seas severamente castigado, como yo lo soy. . . . Conoces mi doctrina porque de ella te he instruido desde que eras niño; es inútil, pues, que te escriba más. Pero te ruego encarecidamente, por la misericordia de nuestro Señor, que no me imites en ninguna de las vanidades en que me has visto caer." En la cubierta de la carta, añadió: "Te ruego mucho, amigo mío, que no rompas este sello sino cuando tengas la seguridad de que yo haya muerto."- Id., págs. 163, 164.En el curso de su viaje vio Hus por todas partes señales de la propagación de sus doctrinas y de la buena acogida de que gozaba su causa. Las gentes se agolpaban para ir a su encuentro, y en algunos pueblos le acompañaban los magistrados por las calles.Al llegar a Constanza, Hus fue dejado en completa libertad.

Además del salvoconducto del emperador, se le dio una garantía personal que le aseguraba la protección del papa. Pero esas solemnes y repetidas promesas de seguridad fueron violadas, y pronto el reformador fue arrestado por orden del pontífice y de los cardenales, y encerrado en un inmundo calabozo. Más tarde fue transferido a un castillo feudal, al otro lado del Rin, donde se le tuvo preso. Pero el papa sacó poco provecho de su perfidia, pues fue luego encerrado en la misma cárcel. (Id., pág. 269.) Se le probó ante el concilio que, además de homicidios, simonía y adulterio, era culpable de los delitos más viles, "pecados que no se pueden mencionar." Así declaro el mismo concilio y finalmente se le despojó de la tiara y se le arrojó en un calabozo. Los antipapas fueron destituídos también y un nuevo pontífice fue elegido.Aunque el mismo papa se había hecho culpable de crímenes mayores que aquellos de que Hus había acusado a los sacerdotes, y por los cuales exigía que se hiciese una reforma, con todo, el mismo concilio que degradara al pontífice, procedió a concluir con el reformador.

El encarcelamiento de Hus despertó grande indignación en 5Bohemia. Algunos nobles poderosos se dirigieron al concilio protestando contra tamaño ultraje. El emperador, que de mala gana había consentido en que se violase su salvoconducto, se opuso a que se procediera contra él. Pero los enemigos del reformador eran malévolos y resueltos. Apelaron a las preocupaciones del emperador, a sus temores y a su celo por la iglesia. Le presentaron argumentos muy poderosos para convencerle de que "no había que guardar la palabra empeñada con herejes, ni con personas sospechosas de herejía, aun cuando estuvieran provistas de salvoconductos del emperador y de reyes."-Jacques Lenfant, "Histoire du Concile de Constance," tomo I, pág. 493 (Amsterdam, 1727). De ese modo se salieron con la suya.Debilitado por la enfermedad y por el encierro, pues el aire húmedo y sucio del calabozo le ocasionó una fiebre que estuvo a punto de llevarle al sepulcro, Hus fue al fin llevado ante el concilio. Cargado de cadenas se presentó ante el emperador que empeñara su honor y buena fe en protegerle. Durante todo el largo proceso sostuvo Hus la verdad con firmeza, y en presencia de los dignatarios de la iglesia y del estado allí reunidos elevó una enérgica y solemne protesta contra la corrupción del clero. Cuando se le exigió que escogiese entre retractarse o sufrir la muerte, eligió la suerte de los mártires.El Señor le sostuvo con su gracia. Durante las semanas de padecimientos que sufrió antes de su muerte, la paz del cielo inundó su alma.

"Escribo esta carta -decía a un amigo- en la cárcel, y con la mano encadenada, esperando que se cumpla mañana mi sentencia de muerte. . . . En el día aquél en que por la gracia del Señor nos encontremos otra vez gozando de la paz deliciosa de ultratumba, sabrás cuán misericordioso ha sido Dios conmigo y de qué modo tan admirable me ha sostenido en medio de mis pruebas y tentaciones."- Bonnechose, lib. 3, pág. 74.En la obscuridad de su calabozo previó el triunfo de la fe verdadera. Volviendo en sueños a su capilla de Praga donde había predicado el Evangelio, vio al papa y a sus obispos borrando los cuadros de Cristo que él había pintado en sus paredes. "Este sueño le aflige; pero el día siguiente ve muchos pintores ocupados en restablecer las imágenes en mayor número y colores más brillantes. Concluido este trabajo, los pintores, rodeados de un gentío inmenso, exclaman: ' ¡Que vengan ahora papas y obispos! ya no las borrarán jamás.' " Al referir el reformador su sueño añadió: "Tengo por cierto, que la imagen de Cristo no será borrada jamás. Ellos han querido destruirla; pero será nuevamente pintada en los corazones, por unos predicadores que valdrán más que yo."- D'Aubigné, lib. 1, cap. 7.Por última vez fue llevado Hus ante el concilio.

Era ésta una asamblea numerosa y deslumbradora: el emperador, los príncipes del imperio, delegados reales, cardenales, obispos y sacerdotes, y una inmensa multitud de personas que habían acudido a presenciar los acontecimientos del día. De todas partes de la cristiandad se habían reunido los testigos de este gran sacrificio, el primero en la larga lucha entablada para asegurar la libertad de conciencia.Instado Hus para que manifestara su decisión final, declaró que se negaba a abjurar, y fijando su penetrante mirada en el monarca que tan vergonzosamente violara la palabra empeñada, dijo: "Resolví, de mi propia y espontánea libertad, comparecer ante este concilio, bajo la fe y la protección pública del emperador aquí presente."- Bonnechose, lib. 3, pág. 94.


El bochorno se le subió a la cara al monarca Segismundo al fijarse en él las miradas de todos los circunstantes.Habiendo sido pronunciada la sentencia, se dio principio a la ceremonia de la degradación. Los obispos vistieron a su prisionero el hábito sacerdotal, y al recibir éste la vestidura dijo: "A nuestro Señor Jesucristo se le vistió con una túnica blanca con el fin de insultarle, cuando Herodes le envió a Pilato."- Id., págs. 95, 96. Habiéndosele exhortado otra vez a que se retractara, replicó mirando al pueblo: "Y entonces, ¿con qué cara me presentaría en el cielo? ¿cómo miraría a las multitudes de hombres a quienes he predicado el Evangelio puro? No; estimo su salvación más que este pobre cuerpo destinado ya a morir."

Las vestiduras le fueron quitadas una por una, pronunciando cada obispo una maldición cuando le tocaba tomar parte en la ceremonia. Por último, "colocaron sobre su cabeza una gorra o mitra de papel en forma de pirámide, en la que estaban pintadas horribles figuras de demonios, y en cuyo frente se destacaba esta inscripción: 'El archihereje.' 'Con gozo -dijo Hus- llevaré por ti esta corona de oprobio, oh Jesús, que llevaste por mí una de espinas." Acto continuo, "los prelados dijeron: 'Ahora dedicamos tu alma al diablo.' 'Y yo -dijo Hus, levantando sus ojos al cielo- en tus manos encomiendo mi espíritu, oh Señor Jesús, porque tú me redimiste.' "-Wylie, lib. 3, cap. 7.Fue luego entregado a las autoridades seculares y conducido al lugar de la ejecución. Iba seguido por inmensa procesión formada por centenares de hombres armados, sacerdotes y obispos que lucían sus ricas vestiduras, y por el pueblo de Constanza. Cuando lo sujetaron a la estaca y todo estuvo dispuesto para encender la hoguera, se instó una vez más al mártir a que se salvara retractándose de sus errores.

"¿ A cuáles errores -dijo Hus- debo renunciar? De ninguno me encuentro culpable. Tomo a Dios por testigo de que todo lo que he escrito y predicado ha sido con el fin de rescatar a las almas del pecado y de la perdición; y, por consiguiente, con el 6mayor gozo confirmaré con mi sangre aquella verdad que he anunciado por escrito y de viva voz."-Ibid. Cuando las llamas comenzaron a arder en torno suyo, principió a cantar: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí," y continuó hasta que su voz enmudeció para siempre.Sus mismos enemigos se conmovieron frente a tan heroica conducta. Un celoso partidario del papa, al referir el martirio de Hus y de Jerónimo que murió poco después, dijo: "Ambos se portaron como valientes al aproximarse su última hora. Se prepararon para ir a la hoguera como se hubieran preparado para ir a una boda; no dejaron oír un grito de dolor. Cuando subieron las llamas, entonaron himnos y apenas podía la vehemencia del fuego acallar sus cantos."- Ibid.Cuando el cuerpo de Hus fue consumido por completo, recogieron sus cenizas, las mezclaron con la tierra donde yacían y las arrojaron al Rin, que las llevó hasta el océano. Sus perseguidores se figuraban en vano que habían arrancado 118 de raíz las verdades que predicara. No soñaron que las cenizas que echaban al mar eran como semilla esparcida en todos los países del mundo, y que en tierras aún desconocidas darían mucho fruto en testimonio por la verdad.

La voz que había hablado en la sala del concilio de Constanza había despertado ecos que resonarían al través de las edades futuras. Hus ya no existía, pero las verdades por las cuales había muerto no podían perecer. Su ejemplo de fe y perseverancia iba a animar a las muchedumbres a mantenerse firmes por la verdad frente al tormento y a la muerte. Su ejecución puso de manifiesto ante el mundo entero la pérfida crueldad de Roma. Los enemigos de la verdad, aunque sin saberlo, no hacían más que fomentar la causa que en vano procuraban aniquilar.

Biografía de Martín Lutero




Martín Lutero
Teólogo alemán cuya ruptura con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante (Eisleben, Turingia, 1483-1546). Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en 1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en 1512.
Siendo ya profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero (especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una visita a Roma en 1510) y también el que las bulas eclesiásticas -documentos que teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos- fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.

Martín Lutero
Las críticas de Lutero reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación de la Iglesia, expresado desde la Baja Edad Media por otros reformadores que se pueden considerar predecesores del luteranismo, como el inglés John Wyclif (siglo XIV) o el bohemio Jan Hus (siglo XV). Las protestas de Lutero fueron subiendo de tono hasta que, a raíz de una campaña de venta de bulas eclesiásticas para reparar la basílica de San Pedro, decidió hacer pública su protesta redactando 95 tesis que clavó a la puerta del castillo de Wittenberg (1517).
La Iglesia hizo comparecer varias veces a Lutero para que se retractase de aquellas ideas (en 1518 y 1519); pero en cada controversia Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del papa, de los concilios y de los «Padres de la Iglesia», remitiéndose en su lugar a la Biblia y al uso de la razón.
En 1520, Lutero completó el ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en tres grandes «escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia Sobre la libertad cristiana. Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula que Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le declaró proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521). Lutero permaneció un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia; pero sus ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán y también entre algunos príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente al emperador, por lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron en dirigente de un movimiento religioso conocido como la Reforma.
Desligado de la obediencia romana, Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual dotó de una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en escritos de san Pablo y de san Agustín) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las bulas que vendía la Iglesia católica no sólo eran inmorales, sino también inútiles.
Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal», que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional; la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a idiomas que todos los creyentes pudieran entender (él mismo la tradujo al alemán, creando un monumento literario de gran repercusión sobre la lengua escrita en Alemania en los siglos posteriores).

También negó otras ideas asumidas por la Iglesia a lo largo de la Edad Media, como la existencia del Purgatorio o la necesidad de que los clérigos permanecieran célibes; para dar ejemplo, él mismo contrajo matrimonio con una antigua monja convertida al luteranismo. De los sacramentos católicos Lutero sólo consideró válidos los dos que halló reflejados en los Evangelios, es decir, el bautismo y la eucaristía, rechazando los demás.
Al rechazar la autoridad centralizadora de Roma, Lutero proclamó la independencia de las Iglesias nacionales, cuya cabeza debía ser el príncipe legítimo de cada Estado; la posibilidad de hacerse con el dominio sobre las Iglesias locales (tanto en su vertiente patrimonial como en la de aparato propagandístico para el control de las conciencias) atrajo a muchos príncipes alemanes y facilitó la extensión de la Reforma. Tanto más cuanto que Lutero insistió en la obediencia al poder civil, contribuyendo a reforzar el absolutismo monárquico y desautorizando movimientos populares inspirados en su doctrina, como el que desencadenó la «guerra de los campesinos» (1524-25).
La extensión del luteranismo dio lugar a las «guerras de religión» que enfrentaron a católicos y protestantes en Europa a lo largo de los siglos XVI y XVII, si bien las diferencias religiosas fueron poco más que el pretexto para canalizar luchas de poder en las que se mezclaban intereses políticos, económicos y estratégicos. El protestantismo acabó por consolidarse como una religión cristiana separada del catolicismo romano; pero, a su vez, también se dividió en múltiples corrientes, al aparecer disidentes radicales en la propia Alemania (como Thomas Münzer) y al extenderse el protestantismo a otros países europeos en donde aparecieron reformadores locales que crearon sus propias Iglesias con doctrinas teológicas diferenciadas (como en la Inglaterra de Enrique VIII o la Suiza de Zuinglio y Calvino).


BIOGRAFIA - CARLOS ANNACONDIA



Carlos Alberto Annacondia; Nació en 12 de Marzo de 1944, en la ciudad de Quilmes, Provincia de Buenos Aires. En 1970 contrajo matrimonio con María Luján Revagliatti. En la actualidad son padres de Carlos, María Eugenia, Ángel, José María, Rebeca, Moisés, Elías, Ruth y Natanael. 8 de sus hijos están ya casados, y tienen 14 nietos. Conoció al Señor el 19 de Mayo de 1979 de San Justo, provincia de Buenos, en una Cruzada Evangelística con el Rev. Manuel A. Ruiz, de Panamá. Siendo un prospero hombre de negocios, Dios lo llamó y lo levantó como Evangelista de Su Reino, y como tal, ejerce su ministerio desde el año 1981. Comenzó su ministerio predicando en la década de '80 en las villas de emergencia del Gran Buenos Aires. Su mensaje ha sido oído por multitudes de personas de distintas razas y condiciones sociales, de los cinco Continentes. Se estima que varios millones de personas tomaron la decisión por el Señor Jesucristo en sus Cruzadas. Actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires y preside el Equipo "Misión Cristiana Mensaje de Salvación", de la Unión de las Asambleas de Dios y es miembro de una Iglesia en Buenos Aire

BIOGRAFIA DE:Charles Haddon Spurgeon Un Bautista llamado "Príncipe de los Predicadores"




 
Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos sensacionalistas 
 o emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a los pecadores, como él mismo dijo, “No vengo a este púlpito esperando que quizás alguno por su propia voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza está puesta en otra cosa, espero que mi Maestro traerá algunos de ellos y dirá, “eres mío, y serás mío, te reclamo para mí”. Mi esperanza surge del ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la libre voluntad del hombre”. 


Charles Haddon Spurgeon, nació en Kelvedon, Essex, Inglaterra el 19 de Junio de 1834. Tanto su padre como su abuelo fueron pastores, fue criado en un hogar Cristiano, pero fue en Enero de 1850 que se convirtió. Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año. Spurgeon leyó El Progreso del Peregrino a la edad de seis años y parece que luego lo leyó unas 100 veces. Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600 veces. Spurgeon típicamente leía 6 libros por semana, y podía recordar lo que había leído y la fuente aún años después.
Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un eminente pastor Bautista durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo en una Iglesia Metodista Primitiva. Cuando adolescente Spurgeon dudaba de Dios y una mañana de Domingo se levantó para ir a su iglesia, pero debido a una tormenta de nieve no pudo llegar a la Iglesia a la cual se dirigía y llegó a esta pequeña Iglesia Metodista. El pastor de la iglesia no llegó al servicio porque estaba enfermo. Entonces uno de los feligreses laicos fue al púlpito y empezó a predicar. Predicó sobre Isaías 45:22, “ Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.” y luego según las palabras de Spurgeon “El me miró bajo la galería, y me atrevo a decir que siendo pocos los presentes, sabía que yo era un extraño. Fijando sus ojos en mí, como si conociera mi corazón, el dijo, “joven, pareces miserable. Y siempre serás miserable en la vida, y miserable en la muerte. Si no obedeces el texto; pero si lo obedeces ahora, en este momento serás salvo. Joven mira a Cristo Jesús, ¡míralo!, ¡míralo!, ¡míralo! No tienes otra cosa qué hacer sino mirarlo y vivir”. Spurgeon dijo, “Así como con la serpiente de bronce que fue levantada, la gente miraba y era sanada, así fue conmigo”
Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon comenzó a trabajar para el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y después empezó a testificar a la gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar en la Escuela Dominical. Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y la gente se admiraba de que un adolescente predicara con tanto poder la Palabra de Dios. Cuando tenía 17 años, se convirtió en pastor de una pequeña iglesia en el pueblito llamado Waterbeach. Luego cuando tenía 19, llegó a ser pastor de la Capilla de New Park Street, Southwark, Londres. Llegó allí como aspirante en calidad de prueba por tres meses y estuvo allí por el resto de su vida. Londres fue bendecido por sus predicaciones y la gente comenzó a venir de todas partes y muy pronto Spurgeon llegó a ser el pastor del Tabernáculo Metropolitano. En un año 200.000 copias de sus tratados-sermones se distribuían en las universidades de Oxford y Cambridge. Sus sermones se tradujeron a veinte idiomas. Los periódicos americanos imprimían sus sermones cada semana y le llamaban el predicador de la era. A través del tiempo Spurgeon publicó 3.561 sermones.
El púlpito de la iglesia de New Park Street y del Tabernáculo Metropolitano donde predicó Spurgeon, coleccionaron sus sermones durante su ministerio que llenaron 63 volúmenes. Los sermones contienen de 20 a 25 millones de palabras lo cual equivale a 27 volúmenes de la novena edición de la Enciclopedia Británica. Las series de Spurgeon se mantiene como el más grande conjunto de libros escritos por un solo autor en la historia del Cristianismo. La biblioteca pesonal de Spurgeon contenía 12.000 volúmenes. Spurgeon miraba su trabajo como ministro como un reformador porque trabajajaba tratando de hacer que la gente volviera a las antiguas verdades de las cuales se habían apartado.
A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos, eran pobres en doctrina. La meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia con doctrina fuerte. Spurgeon dijo, “Mi labor diaria es revivir las viejas doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo”. La teología de Spurgeon estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el Señor se manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del mundo. Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo su ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo. En uno de sus primeros sermones el terminó diciendo lo siguiente: “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado, pecador fatigado, pecador rumbo al infierno, aquellos que están bajo el yugo del diablo, reprobados, rameras, ladrones, adúlteros, fornicarios, borrachos, blasfemos! Hablo a ustedes como a todos. No hago excepción de hombres. Dios no ha hecho excepciones aquí. Todo el que crea en el nombre de Jesucristo será salvo. El pecado no es barrera, la culpabilidad no es obstáculo. Todo aquel, aunque sea tan oscuro como Satán, y tan culpable como un demonio – todo aquel que esta noche crea, será perdonado de sus pecados, sus iniquidades serán borradas; será salvo en el Señor Jesucristo, y estará en el cielo salvo y seguro. Este es el glorioso evangelio. Dios te lleva al hogar y te da fe en Jesús”  También dijo de una manera fuerte, “Hay suficiente polvo en algunas de vuestras Biblias que podeis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra: condenación”
Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en 1854, esta congregación que en años anteriores había tenido alrededor de 1200 miembros, tenía solo 232 miembros ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon por 38 años el número se había incrementado a 5.311. La iglesia era la congregación bautista independiente más grande del mundo. Spurgeon llevó a sus servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la familia Real, miembros del Parlamento, etc.
Luego un santuario más grande se construyó y fue llamado el Tabernáculo Metropolitano. Durante la construcción del edificio, entró al salón y para probar la acústica repitió el versículo “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Estas palabras fueron escuchadas por un hombre que trabajaba en alguna parte del edificio. Más tarde ese hombre vino a Spurgeon y le dijo que el versículo había tocado su corazón y por medio de esto había venido a Cristo. Una vez que se terminó el edificio, fue la congregación más grande en la historia que era alcanzada con la voz de un hombre en tiempos en los que no había micrófonos.
Lo siguiente es una porción de su primer sermón en el nuevo santuario en Marzo, 31 de 1861.
“Que envíe Dios el fuego de Su Espíritu aquí, para que el ministro esté más y más apegado de su Maestro. Vendréis a pensar cada vez menos con respecto al que habla y más con respecto a la verdad que se expone... Veremos entonces que esta iglesia se convierte en dos..., tres, y cuatro mil fuertes iglesias. Tendremos el salón de lectura bajo esta plataforma lleno en cada reunión de oración, y veremos en este lugar jóvenes consagrándose al Señor, se levantarán ministros, se levantarán y llevarán este fuego a otras partes del planeta... Si Dios nos bendice, seremos de bendición para otras multitudes. Al enviar Dios su fuego, los pecadores más perdidos de este vecindario se convertirán a Dios, los borrachos dejarán sus copas, el blasfemo se arrepentirá de su blasfemia, el lascivo dejará su lujuria – Los huesos secos se levantarán y serán revestidos con frescura. Y corazones de piedra se volverán de carne...
Spurgeon dijo en otra ocasión, “Supongamos que Dios trajera a los hombres a la Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estarías vosotros borrachos? ¿Qué harías vosotros maledicientes? Vosotros que habías sido impuros y sucios, y cuyos corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy no lo amais, qué harías? Pero cuando entendemos que es por pura Gracia, entonces toda la vida pasada, tan oscuura y maligna como haya sido, no puede retenerte para que no vengas a Jesús.”
Tabernáculo Metropolitano.
Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu en comunión con Dios. Según el Doctor Wayland Hoyt un americano: “Yo estaba caminando con el (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto lugar simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así elevó su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oido”. Orar era tan natural para él como respirar. También, según el Dr. Theodore Cuyler, mientras caminando por el bosque tuvieron un tiempo de humorismo, Spurgeon paró de repente y dijo, “Venga Theodore, agradezcamos a Dios por la risa” y allí mismo oró.
Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de personas iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía a sí mismo como nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: “Siempre estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre, cuando entre al Cielo, será para estar entre el más pequeño entre los pequeños de los santos, y con el más pecador de los pecadores”
Por muchos años fue afectado por una agonía física severa pues sufría de gota, además su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin embargo fue siempre su secretaria personal y fue la que continuó el trabajo de publicación de sus escritos aun después de la muerte de él. Muchas veces estuvo con gran dolor mientras predicaba. El sabia lo que era sufrir, y su ministerio fue atacado por oponentes. La siguiente es una carta que escribió a su hermano.
Mi Querido Hermano, fui llevado enfermo mientras trataba de predicar el Jueves y una horrible depresión y sensación de choque hizo mi que sintiera una gran miseria en mi predicación, me dieron medicina dos veces pero me sentía medio muerto. Podrías venir preparado con un sermón para el Domingo en la noche porque es posible que sea capaz de predicar? Mis dientes me ponen nervioso, mi hígado me molesta y mi corazón me da gran pesar. Espero llevar a cabo la Conferencia, pero ayer estaba muy lejos de lograrlo, es terrible. Deseo terminar el Reporte del Colegio, y se me acaba el tiempo ...
Con amor y de corazón, Tu agradecido hermano, Charles.
A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para escribir a un muchacho que nuncao conoció, y del cual solamente sabía por las oraciones de sus padres. Durante sus últimos días estuvo parcialmente consciente, la Señora Spurgeon y los doctores sabían que pronto se iría. Cayó en completa inconciencia desde el 28 de Enero hasta la tarde del 31 de Enero de 1892, cuando entró por la puerta celestial para estar con su Padre a la edad de 58 años.
Los mensajes de Spurgeon eran completamente evangelísticos. En uno de sus sermones suplicaba a los pecadores: “ Pecadores, confiad en Jesús; y si perecéis confiando en Jesús, yo pereceré con vosotros. Tendré mi cama en el infierno a la par de vosotros, pecadores, si fuera posible que perezcais habiendo confiado en Cristo, y allí estaréis, y me azotaréis por toda la eternidad por haberos hecho confiar en una falsedad. Esto haced si pereciéramos. Pero eso nunca podrá ser; aquellos que confían en Jesús, no perecerán, ni nadie los podrá arrebatar de su mano. Venid a Jesús, El no os rechazará jamás.
¡Que el Señor bendiga las palabras que he hablado! Aunque rápidamente fueran sugeridas en mi mente y fervientemente entregadas a vosotros, el Señor las bendiga, para la causa de Cristo. Amen.

Fuente: http://www.abaptist.org/PenielCostaRica/personajes/spurgeon.html

MARIA B. WOODWORTH - ETTER LOS DOLOROSOS COMIENZOS


María nació el 22 de Julio de 1844 in New Lisbon, Ohio. Fue la cuarta hija de unos granjeros, Samuel y Matilda Underwood, y de niña padeció la angustia de tener un padre alcohólico y un hogar sin Cristo.

Cuando María tenía diez años de edad, su padre se convirtió, y empezó a asistir a la Iglesia y a orar por su familia. A los trece años de edad María fue a la Iglesia y se conmovió cuando escuchó el mensaje de salvación. Desde ese entonces, ella escuchó el llamado de Dios para servir como predicadora del mensaje de salvación, pero se convenció a sí misma que esto no podía ser, a menos que se convirtiera en la esposa de un misionero, porque en esa época las mujeres solas no podían predicar y ni siquiera podían votar. Hoy sabemos que ese fue su primer gran error, porque Dios siempre pasará por encima de todas las circunstancias para cumplir Su propósito en aquellos a quienes Él mismo ha llamado.

María no pudo continuar sus estudios porque su padre murió y ella tuvo que trabajar para aportar al sostenimiento de la familia, y en medio de su tribulación conoció al joven soldado John Woodworth, quien regresaba de la guerra civil norteamericana. Aún sin ser cristiano, María se casó con él y trabajaron juntos en la granja en medio de penurias y dificultades. Tuvo seis hijos y murieron cinco de ellos, lo cual trajo mucho dolor a su vida. Solamente sobrevivió su hija Lizzie.

En medio de esta vida, Maria recordaba su llamado a servir al Señor y cada vez lo veía más lejos de la realidad, como un sueño imposible de cumplir, porque su esposo se resistía y rechazaba lo relacionado con el llamado de ella y vivía muy amargado. También tenía oposición en la Iglesia en que se congregaba, porque allí no aceptaban mujeres en el púlpito.

A pesar de la vida miserable que estaba viviendo, en la que nada de lo que hacía prosperaba, María nunca renegó de Dios, ni levantó su voz contra el Altísimo, sino que empezó a estudiar con hambre y sed la Palabra de Dios, y descubrió que el Señor sí usa a las mujeres en Su obra. Especialmente se sintió impactada por la profecía de Joel, Capítulo 2, al ver que Dios usará tanto a hombres como mujeres, a jóvenes, a niños y también a los ancianos.
  
2. EL MINISTERIO
María se dio cuenta que ya no podía seguir inventando excusas para huir del llamado de Dios. Empezó a tener visiones y a sentir dolor por las almas que se perdían en el Infierno. Ella decía que en cada visión que Dios le daba, aprendía tanto de la Biblia como si hubiera pasado muchos años de enseñanza en el Seminario Bíblico.

Dios le dio visiones en las que Jesús le decía: “Ve y yo iré contigo”. También le prometió en una visión que cuando ella predicara, las personas caerían. Todo esto la llevó a rendirse finalmente ante el llamado de Dios y le pidió que la ungiera con el Espíritu Santo. Este fue el punto decisivo para iniciar su ministerio.

Cuando ella le pidió a Dios el bautismo del Espíritu Santo inmediatamente lo recibió como “fuego líquido”, según sus propias palabras, y ese fuego siempre la acompañó por el resto de su vida.

La primera reunión evangelística que dirigió fue en su propia casa, con sus familiares, y desde ese momento se hizo evidente el poder de Dios sobre su vida a través de las señales y prodigios que fueron siempre las marcas de su ministerio. Luego, empezó a predicar más allá de su propia comunidad, empezó a hacer Campañas Evangelísticas y los Pastores de muchos lugares la invitaban porque querían que la predicación de ella avivara sus Iglesias.

Dios le prometió que cuando ella abriera su boca para predicar, Él la llenaría con Sus palabras. Esta promesa se cumplió literalmente: en sus reuniones muchas personas no podían soportar el poder del Espíritu Santo y la convicción de pecado y salían corriendo, gritando, porque querían recibir a Cristo en sus corazones. Ella disfrutaba de una profunda comunión con Dios, y esa vida de intensa oración se reflejaba en sus servicios.

El ministerio de María Woodworth creció aceleradamente, miles de personas venían a sus Campañas Evangelísticas y cada vez crecía más la unción. Empezaron a suceder increíbles sanidades en su ministerio; la gente caía al piso bajo el poder de Dios: María quedaba quieta por varias horas mientras tenía poderosas visiones de Dios; a veces se sacudía, temblaba y rodaba por el piso, como resultado de la fuerza incontenible del poder de Dios que se manifestaba sobre ella. Hablaba en lenguas, algo que no se veía en su generación, y ministraba a sus oyentes el Bautismo del Espíritu Santo, dieciocho años antes del inicio del Movimiento Pentecostal. Por todo esto, a Maria Woodworth se le conoce como la “Precursora del Movimiento Pentecostal”.

Muchas personas eran salvas en sus reuniones, inclusive líderes y ministros de las diferentes Iglesias; otras personas eran sanadas milagrosamente; otras caían como muertas al suelo y allí duraban horas; algunas personas tenían visiones que transformaban para siempre sus vidas y sus familias.

3. VENCIENDO LA OPOSICIÓN
Debido al gran impacto de su ministerio, y a las manifestaciones emocionales que se veían en sus cultos, muchos detractores empezaron a ridiculizarla, pero ella no se defendía sino que continuaba con más fuerza haciendo lo que Dios la había llamado a hacer. En su concepto, las manifestaciones del Espíritu Santo no eran nada nuevo, sino algo que la Iglesia de Jesucristo había perdido durante mucho tiempo. Y respecto de los detractores decía: “Cuando las personas no comprenden, persiguen”. Como resultado de la persecución, su ministerio creció mucho más. Llegó a predicar en reuniones de más de 25.000 personas y ¡SIN MICROFONO! .

Pero el enemigo siguió atacando y golpeó con fuerza en su propio hogar: su marido le era infiel y eso salió a la luz pública durante una Cruzada que María realizaba en Oakland, California. Ella decidió abandonarlo y se divorciaron en Enero de 1891; un año después él se casó de nuevo y comenzó a calumniar publicamente el ministerio de esta sierva de Dios, pero casi inmediatamente murió de fiebre tifoidea (en junio de 1892). Una gran muestra del carácter verdaderamente cristiano de Maria Woodworth se evidencia en el hecho que, a pesar de la tormentosa relación con su ex – esposo, ella asistió al funeral y oró en el servicio.

Otro hecho que fue muy controvertido en su ministerio fue cuando en 1890, profetizó que la Costa Oeste de los Estados Unidos sería destruida por una gran catástrofe. Muchos Pastores y Ministros estaban a favor de ella y otros en contra. Los periódicos sensacionalistas publicaban todos los días diferentes versiones y muchas mentiras, lo cual instigó a personas violentas que eran miembros de pandillas y empezaron a atacar sus servicios de milagros en Oakland. Sin embargo, a pesar de toda la burla y el rechazo, su palabra profética se cumplió en 1906 cuando la ciudad de San Francisco sufrió el más grande y terrible terremoto que ha afectado la Costa Oeste en toda su historia.

4. TIEMPOS DE REFRIGERIO
Diez años después de su divorcio, conoció a quien se convertiría en su esposo, Samuel Etter, un cristiano fiel, lleno del Espíritu Santo, con quien se casó en 1902. Con este hombre de Dios, Maria disfrutó la felicidad de un matrimonio cristiano, recibiendo de él todo el apoyo que necesitaba para el ministerio y el amor y cuidado que nunca había tenido. Samuel Etter murió doce años después de su matrimonio.

 

Después de cuarenta y cinco años de ministerio predicando en Campañas itinerantes por todos los Estados Unidos, Dios le dijo que abriera una sede permanente en Indianapolis y ella construyó el templo, que fue llamado Tabernáculo, al lado de su casa. Este templofue inaugurado en mayo de 1918 y en él ministraría Maria Woodworth los últimos seis años de su vida.

En sus últimos días la llevaban de su casa al Tabernáculo, sentada en una gran silla de madera. Ella oraba e imponía las manos sobre los enfermos y éstos se sanaban. Algunos sanaban con su sola presencia. Ella decía que predicaría hasta el final de sus días porque “Es mejor gastarse por Jesús que herrumbrarse”.

A mediados de 1924 murió su hija Lizzie y, a pesar del dolor y de su salud deteriorada, María dirigió el funeral. Con este triste episodio, María Woodworth terminó de enterrar a toda su familia y poco tiempo después, cuando ya había cumplido ochenta años, ella misma partió con el Señor a su hogar en el cielo.

Hoy es considerada por muchos cristianos como la más grande mujer Evangelista en la historia de la Iglesia.
"Ora como si Dios hiciera todo el trabajo,
pero trabaja como si todo dependiera de Ti".

SMITH WIGGLESWORTH “Apóstol de la Fe”.





UNA VIDA ESFORZADA
Smith Wigglesworth nació en Yorkshire, Inglaterra, en el seno de una familia muy pobre y empezó a trabajar desde los seis años de edad durante 12 horas al día, por tal razón nunca fue a la escuela. A los ocho años se convirtió en una Iglesia Metodista Wesleyana y empezó a predicar el Evangelio de Jesucristo, la primera persona a la que llevó a los pies de Cristo fue a su propia mamá. A los diez años se fue a la Iglesia Anglicana y allí fue confirmado. A los dieciséis años se fue al Ejército de Salvación, y a los veinte años se fue a trabajar en Liverpool en donde comenzó a dar de comer a los niños pobres de los muelles, con su propio sueldo.
Luego se fue a Bradford en donde se estableció permanentemente y desarrolló un negocio de plomería. Allí conoció a la joven que habría de ser su esposa y se casó con ella.
Polly, su esposa, fue una gran bendición para su vida: fue ella quien le enseñó a leer y escribir; también fue ella quien con su dulzura ayudó a moldear el temperamento fuerte de su marido. Ella predicaba el Evangelio en campañas de salvación y él era ujier: saludaba a las personas en la puerta, repartía himnarios y hablaba con los recién convertidas en el altar. Los días martes, los esposos Wigglesworth acostumbraban ir a la ciudad de Leeds, en donde se desarrollaba una reunión semanal de oración por los enfermos. Allí fue sanada su esposa.

Un día, los líderes de su Iglesia decidieron viajar a una Convención Cristiana y le pidieron a Wigglesworth que dirigiera los servicios de la Iglesia en Bradford, mientras ellos regresaban, encargo que él aceptó con renuencia. En esa primera reunión en la que Wigglesworth predicó, a pesar de su inexperiencia y de su falta de títulos académicos, 15 personas fueron sanadas por Dios. Muy sorprendido, Wigglesworth concluyó que Dios lo había hecho por misericordia con los enfermos y principalmente con él.
Posteriormente el mismo Smith Wigglesworth sufrió una grave apendicitis que lo tuvo a las puertas de la muerte, porque él se negó a ser operado, pero una pareja de jovenes vino a visitarlo y el joven oró por él diciendo: “Fuera demonio en el nombre de Jesús” e inmediatamente Wigglesworth se sintió bien y recuperó sus fuerzas. Para sorpresa de todos se sintió tan bien, que en ese mismo momento se fue a hacer un trabajo de plomería que le solicitó una señora.



Teniendo como base estos testimonios en otros y en sí mismo, comenzó su ministerio de sanidad antes de recibir el Bautismo del Espíritu Santo, y llegó a ser conocido como predicador en el pueblo de Bradford y en los alrededores cercanos, en donde ministró hasta los 48 años de edad. En sus servicios llevaba a muchos a los pies de Cristo, y oraba por los enfermos.
Algunas personas criticaban su falta de educaciòn formal, pero él no se dejaba llevar a discusiones teológicas, sino que decía: “No soy erudito, soy hombre de un solo libro: La Biblia”.

LA TRANSFORMACIÓN DE SU MINISTERIO
En 1907, a la edad de 48 años, recibió el Bautismo del Espíritu Santo, y se convirtió en un Evangelista único, su temperamento y su forma de vivir cambiaron radicalmente. Smith Wigglesworth fue llamado por Dios al ministerio evangelístico para ir a las naciones de la tierra, y a partir de entonces trabajó siempre con total independencia respecto de las denominaciones, pero con mucha cercanía y amor con los Pastores e Iglesias que le abrieron las puertas.

Dios lo llevó a ministrar en grandes reuniones de sanidad y milagros, en las que impartía fe a las multitudes, predicaba el mensaje de salvación, oraba por los enfermos y desafiaba a los creyentes a recibir el Bautismo del Espíritu Santo. En la puerta de su sede de Bowland Street había un aviso que decía: “Yo soy tu Dios que te sana”. Esto causaba un gran impacto en las personas que lo leían.
Tuvo que padecer durante varios años de su ministerio, dolorosos cálculos renales que le producían constantes hemorragias; sin embargo se rehusó a ser operado y esperó, con fe inquebrantable en la sanidad divina, hasta que finalmente en un servicio de milagros él mismo fue sanado y expulsó veinte cálculos. Llegó a ser conocido como el “Apóstol de la Fe”. Su ministerio se caracterizaba por grandes milagros y señales extraordinarias (incluso hay registradas cerca de veinte resurrecciones en su ministerio).
Muchas personas se sorprendían por sus métodos, que algunas veces parecían rudos pero que traían bendición a las personas. El decía: “No se puede tratar suavemente al diablo” y también decía: “Dios es tan grande. Siempre tiene algo nuevo”. En los libros que se han escrito acerca de él, encontramos las mejores formas de orar y las más diversas formas de ministrar y fuera de lo común, seguidas de sorprendentes sanidades y milagros extraordinarios.

EL ELIAS DEL SIGLO XX
Smith Wigglesworth tenía una presencia imponente que irradiaba autoridad. Era cortés y amable pero austero. Estaba lleno de la compasión, el amor y la fe de Dios, y desafiaba a sus oyentes a tener hambre y sed de la Presencia de Dios. Decía que: “nada en el mundo puede fascinarnos tanto como estar cerca de Dios”.
Solamente con llegar a un lugar causaba impacto a su alrededor, porque se sentía la Presencia del Espíritu Santo en él. No aceptaba lisonjas porque para él era claro que la gloria solo es para el Señor Jesús, y era implacable con los vanidosos que se atrevían a decir que eran siervos de Dios.
Smith Wigglesworth encarnaba la fe y el amor; tenía un perfecto equilibrio entre la profunda espiritualidad de un siervo ungido y la absoluta practicidad de un hombre sabio. Un ejemplo de su amor pastoral se deja ver en su costumbre de usar saco y zapatos delgados cuando predicaba al aire libre, así se daba cuenta cuando las personas más pobres empezaran a sentir frío y sabía que era hora de acabar la reunión. 
Era particularmente generoso: con los hermanos, con las Iglesias, y especialmente con los pobres. Ofrecía unas cenas especiales para personas muy pobres basándose en las palabras de Jesús en Lucas 14:13-14: “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”. El daba un breve mensaje evangelístico en estas cenas y muchas personas se convertían.
Se movía siempre de acuerdo con lo que el Espíritu Santo le decía, casi siempre empezaba orando en lenguas e interpretando el mensaje, se deleitaba en la adoración y especialmente le gustaba el himno SOLO CREER, su oración era poderosa y conmovía el trono de Dios. Una vez en una campaña evangelística en Noruega le pidió a Dios algo diferente y el Señor le dijo: “Esta noche todas las almas serán salvas”, y fue tal la unción que se derramó sobre el auditorio que el hermano Wigglesworth lo describió como la experiencia más increíble que había tenido hasta ese entonces.

Su amada esposa Polly falleció en 1913, pero antes tuvo que convencerlo que Dios la estaba llamando, porque él no cesaba de orar para que no muriera. Solo hasta que Dios le habló, Wigglesworth la dejó partir, pero la extrañó por siempre. Desde que ella murió, su hija Alice lo acompañaba en los viajes porque su único hijo varón falleció tempranamente en 1915.

UN PRECIOSO LEGADO
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y el gobierno inglés le pidió a todos los extranjeros que abandonaran Gran Bretaña por su propia protección, por esta causa el Dr. Lester Sumrall se fue a despedir de Smith Wigglesworth. En esa ocasión, sabiendo que la despedida podía ser para siempre, Wigglesworth oró con gran pesar, y en ese momento tuvo una visión gloriosa que el Dr. Sumrall relata de la siguiente manera en su libro “Pioneros de la Fe”:
“Veo el más grande avivamiento en la historia de la humanidad que viene al mundo como nunca antes se vio. Y veo a los muertos levantarse. Veo toda clase de enfermedades que son sanadas. Veo hospitales enteros vacíos….. Me dijo que iban a haber incontables y numerosísimas multitudes siendo salvas. Ninguna persona va a poder decir son tantos los que se convirtieron porque nadie va a poder contarlos dada la gran cantidad que representarán. Ninguna enfermedad va a poder hacer frente al pueblo de Dios. Este será un avivamiento mundial, no local, me dijo, una explosión del poder de Dios y de la unción de Dios sobre toda la humanidad. Entonces abrió sus ojos, y mirándome, dijo: Yo no lo veré, pero tú si lo verás. El Señor dice que yo debo ir a recibir mi recompensa, pero que tú verás la poderosa obra que Él hará sobre la tierra en los últimos días.”


Smith Wigglesworth murió el 12 de Marzo de 1947, a la edad de 87 años, sin sufrir enfermedad alguna a pesar de su avanzada edad y su fuerte trabajo. El fruto de su vida y su ministerio aún nos desafía; pero su mayor legado fue el ejemplo de su fe en el Dios de los imposibles, su amor por las almas y insaciable búsqueda y comunión con el Espíritu Santo.
En nosotros aún resuenan sus palabras de exhortación para que nos entreguemos a una genuina adoración a Dios:
“Algunas personas se quedan satisfechas con algo bueno; otras quieren algo mejor. Para mí lo único suficiente es lo mejor de todo, mejorado.”
“Quiero llevarlos a un lugar de insatisfacción; un lugar donde ya nunca volverán a estar satisfechos,
solo satisfechos con una satisfacción que no puede ser satisfecha.”

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BIOGRAFÍA DE STANISLAO MARINO

BIOGRAFÍA DE STANISLAO MARINO

Stanislao Marino es un cantante solista de música cristiana, predicador, cantante, compositor y productor discográfico, procedente de Amantea, Calabria, Italia que tomo como seudónimo Marino para su carrera musical.

Índice

1 Biografía
2 Discografía
3 Referencias
3.1 Principal
3.2 Otros
4 Enlaces externos

Biografía

Marino nació el 25 de febrero de 1951 en Italia. Su familia era pobre por lo que su padre se fue a Venezuela y a los pocos años el resto de la familia también se mudó. Comenzó sus estudios a los 12 años de edad y los terminó a los 18 años, ya que le gustaba la música.

Marino formó con unos amigos un grupo musical llamado Los Cazadores. Lograron ganar un festival con una canción llamada "Cuando viviremos como Dios Manda".

A los 24 años de edad Marino conoció a Irene, mujer con la que se casaría en 1974. Con insistentes predicaciones de su cuñada, Marino aceptó la invitación para ir a una cruzada de Yiye Ávila. Éste quiso conocer más al pastor que dio la prédica en esa cruzada, por lo que fue al hotel donde se hospedaba. El joven cantante se convirtió al Protestantismo, y al poco tiempo su esposa igual. Marino no cantó en su iglesia alguna de sus canciones sinó después de que se bautizó.

A causa de la mala situación económica Marino tuvo la necesidad de integrar dos grupos, Los Cazadores y Marino y el pequeño grupo. Firmó dos contratos en dos ciudades diferentes y no pudo cumplir con uno de ellos, presentando su renuncia al primer grupo. El cantante entró en muchas deudas a causa de su renuncia. Le fueron presentadas nuevas ofertas entre la cuales una era cantar en España. Con trabajo pagó sus compromisos pendientes.

Después de un corto tiempo Marino formó otro grupo con dos conocidos. Dieron algunas presentaciones en varias iglesias, pero eran inconstantes y desunidos lo que causó que este se disolviera.

Marino compuso una canción llamada "La Gran Tribulación" y otras más con las que hizo un disco con el mismo nombre. Su Iglesia en general no lo apoyó por los mensajes directos que había en las canciones. Al publicar el disco contrajo muchas deudas, las cuales pagó luego.

Marino cantó la canción "La Gran Tribulación" en un festival de Caracas con lo cual adquirió mucha fama en todo el país.

Desde entonces ha desarrollado su ministerio en Puerto Rico y Estados Unidos y ha publicado muchos albumes (Son más de 30 años de carrera musical). Actualmente él es pastor en Estados Unidos.

El Cantar: "Hoy en el Paraiso." con su hija Pahola
Discografía

Luego de su primer álbum oficial La Gran Tribulación Marino ha publicado en su larga carrera musical de 33 años más de 90 discos como solista y ha compuesto más de 700 canciones.1
[mostrar]La Gran Tribulación
[mostrar]Es Tiempo Ya
[mostrar]Dios Mio, Dios Mio
[mostrar]Que Te Pasa
[mostrar]Mi Casa Y Yo
[mostrar]Himnos Y Coros Para Recordar
[mostrar]A Donde Va La Gente
[mostrar]El Recuento
[mostrar]Como Corre El Río
[mostrar]Recíbeme
[mostrar]A donde iremos a parar
[mostrar]Me librara
[mostrar]Te Necesito
[mostrar]Cuidate Hermano
[mostrar]Quema el pecado
[mostrar]Muchos Cambios En El Mundo
[mostrar]Estamos En Victoria
[mostrar]Cruzaremos El Desierto
[mostrar]Soy diferente
[mostrar]Libre En Cristo
[mostrar]Mi Puerto Rico Amado
[mostrar]Vamos A La Iglesia
[mostrar]Coros Del Ayer Y Hoy
[mostrar]La Iglesia Del Señor
[mostrar]Marino y Pahola En Concierto
[mostrar]Quien Me Separara?
[mostrar]Tu Santa Iglesia
[mostrar]Tu misericordia
[mostrar]De Regreso A Borinquen (Puerto Rico)
[mostrar]En Concierto Desde Houston
[mostrar]Ayúdame Señor
[mostrar]Historia De Amor2
[mostrar]Mi Agradecimiento
[mostrar]Mi Amigo Jesus
[mostrar]El Mejor Regalo
[mostrar]Bachata Son
[mostrar]Corridos Cristianos
[mostrar]Coleccion 16 éxitos del ayer Vol. 1
[mostrar]Coleccion 16 éxitos del ayer Vol. 2
[mostrar]Dile a Latinoamérica
[mostrar]Me Dará Victoria
[mostrar]Las señales de Jesús
[mostrar]Jehová Peleará Por Mi
[mostrar]Clamor De Un Pueblo
[mostrar]Solo Bachata
[mostrar]3 Los Juicios De Dios
[mostrar]Corridos norteño
[mostrar]Dime Señor
[mostrar]4 Otro Año Con Cristo
[mostrar]Marino y familia - Preparen todo
[mostrar]Marino y familia - Pandero y danza
[mostrar]5 Mensajero De Dios
[mostrar]He Peleado La Batalla
[mostrar]Éxitos De Marino
[mostrar]Clásicos en Bachata
[mostrar]Nunca Me Ha Dejado
[mostrar]6 La Persecución
[mostrar]De arriba viene lo bueno

Discografia adicional aparece en el link:

http://www.dcristo.net/index.php?topic=18448.0

Hay un sinumero de otras grabaciones (casi todas son en casette) que estan listandas en el link notado arriba:

1-A Mi Lado Esta el Senor 2-Abba Padre 3-Buscan Liberacion 4-Dejo Su Esplendor 5-Dios No Te Ha Olvidado 6-Donde Esta Tu Tesoro 7-El Dueno de Mi 8-El Pueblo Libre 9-El Ultimo Llamado 10-En Concierto con Mariachis 11-En Los Negocios de mi Rey 12-En Merengue 13-En Mi Bohio 14-Hablame A Mi Corazon 15-Hoy Lloro Por Ti Senor 16-Libra Mi Alma del Infierno 17-Lo Que Parte del Corazon 18-Marino en Espana 19-No me Rendire 20-Predica Y Canta 21-Queria Ser Importante 22-Santo, Santo, Santo 23-Sigueme 24-Sonido Tropical 25-Soy Feliz 26-Tu Eres Mi Siervo 27-Venimos Ante Ti 28-Vivire Con Jesus 29-Yo Soy Jesus

Zuinglio y la Reforma Suiza



Mientras todo esto sucedía en Alemania, se estaba gestando otra obra de Dios igualmente notable y totalmente independiente en otro lugar de Europa. Tuvo lugar en Suiza, y el instrumento escogido por Dios fue Ulrico Zuinglio, que era sacerdote de Roma.

Lo mismo que Lutero, Zuinglio había abierto los8ojos pronto a los lamentables males del papado, y, simultáneamente con esto, gracias a la sabia enseñanza del célebre Thomas Wittembach, aprendió la importante doctrina de la justificación por la fe, y se dio cuenta, para su asombro, de que la muerte de Cristo era la única redención de su alma. Al profundizar en este conocimiento mediante el cuidadoso estudio de las Escrituras, Zuinglio expresó abiertamente sus ideas acerca de las cuestiones eclesiásticas, y miles iban a oírle.

Su mensaje era nuevo para sus oyentes, y él lo expresaba en un lenguaje que todos podían comprender, y el pleno y claro evangelio que él predicó tuvo resultados eternos. Era grande su fe en el poder convertidor de la palabra, aparte de cualquier esfuerzo del hombre por explicarla, mientras que sus respuestas apacibles y modestas a menudo desarmaban a sus adversarios.

A este respecto, contrasta notablemente con el rudo y tormentoso Lutero. Se debería observar que Zuinglio comenzó a predicar el evangelio un año antes que el nombre de Lutero hubiera siquiera llegado a Suiza, de modo que, como dijo él mismo, "no fue de parte de Lutero que aprendí la doctrina de Cristo, sino de la Palabra de Dios."Diferencias entre Lutero y ZuinglioSin embargo, había una interesante diferencia entre las enseñanzas de estos dos destacados reformadores. Zuinglio mantuvo abiertamente que todas las observancias religiosas que no pudieran ser halladas en la Palabra de Dios, o demostradas por ella, debían ser abolidas.

En cambio, Lutero, deseaba mantener en la iglesia todo lo que no fuera directa o expresamente contrario a las Escrituras. Incluso quería quedarse unido a la iglesia de Roma, y se hubiera contentado con purificarla de todo lo que estaba opuesto a la Palabra de Dios. La idea del reformador suizo era la restauración de la iglesia a su simplicidad original. No daba autoridad absoluta a nada que hubiera sido escrito o inventado desde los tiempos de los apóstoles.Avances en SuizaA su debido tiempo, el Papa recibió las alarmantes noticias del movimiento en Suiza, pero en lugar de hacer tronar sus anatemas contra Zuinglio, como había hecho -y seguía haciendo- contra Lutero, cambió de táctica, escribiéndole a Zuinglio una carta muy halagadora, ofreciéndole todo lo que estaba en su mano excepto el trono de San Pedro. Pero Zuinglio no desconocía las argucias de Roma, y no dejó de darse cuenta del sutil intento de acallar su voz.

Al haber rechazado la mano tendida, pero engañosa, del Papa Adriano, la Reforma en Suiza fue ganando terreno, dando Dios abundantes pruebas de Su mano poderosa en la gran obra. Se aprobó un decreto para la abolición de las imágenes, fue abolida la misa, y se acordó que la Eucaristía debía ser celebrada en conformidad a su institución por Cristo. Más notable aun, y quizá el golpe más terrible de todos para Roma, fue la conversión de muchas de las monjas, y su petición al gobierno para que se les permitiera abandonar el convento. De esta manera, y principalmente como fruto de las inagotables tareas de Zuinglio, las doctrinas de la Reforma se extendieron con increíble rapidez, y al cabo de pocos años el culto reformado estaba firmemente establecido en los tres grandes centros de Zurich, Basilea y Berna.El error de Zuinglio y su muerte, 1531Pero lamentablemente Zuinglio pareció incapaz de esperar hasta que el poder atrayente de la gracia de Dios trajera a todo el país bajo la influencia de la fe reformada.

Aunque seguía siendo un sincero cristiano y ferviente reformador, accedió a asumir el carácter de un político, lo cual, a su vez, lo llevó a tomar las armas para defender la verdad que tan querida le era a su corazón. El resultado fue desastroso. Zuinglio mismo, como capellán del ejército, cayó muerto en batalla.Revés en SuizaLa Reforma en Suiza quedó así tan lamentablemente apartada del buen camino que la restauración del papismo comenzó de inmediato. Pero los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables, y aunque la 9obra en Suiza quedó temporalmente frenada debido a la infidelidad humana, iba a ser establecida más firmemente que nunca pocos años después por medio de... Juan Calvino.

Biografia de Girolamo o Jerónimo Savonarola



Nació el 21 de septiembre de 1452, tercero de siete hijos de una familia noble en Ferrara, Italia. Sus padres eran personas cultas y mundanas, y gozaban de mucha influencia, su abuelo paterno era un famoso médico de la corte del Duque de Ferrara, y los padres de Jerónimo deseaban que su hijo llegase a ocupar el lugar de su abuelo.

En el colegio fue un alumno que se distinguió por su aplicación.Es muy probable que una desilusión con una joven florentina, fuera la causa que lo hicieran abrazar la vida monástica.En 1474 ingresó en la orden de los dominicos, en Bolonia. Después de pasar 7 años en Bolonia, Fray Jerónimo fue para el convento de San Marcos, en Florencia en donde vio con desilusión que el pueblo florentino era tan depravado como cualquier otro lugar.Hizo su primera aparición como predicador en 1482, en el priorato de San Marcos, la casa dominica de Florencia. Sus sermones se centraron cada vez más sobre el pecado de la sociedad, y atacó de forma abierta la corrupción y a los partidarios aristocráticos de los Medici. 7En 1493 el papa Alejandro VI, que le nombró su primer vicario general, aprobó su propuesta de reformar la orden dominica en Toscana. Entonces sus sermones se hicieron políticos. En uno de sus discursos, señaló con claridad la próxima llegada de los franceses dirigidos por el rey Carlos VIII. Cuando esta predicción se cumplió con la aparición de las fuerzas francesas invasoras en 1494, ayudó a recibir a Carlos en Florencia. Cuando los franceses abandonaron la ciudad, se había creado una república de la que fueron excluidos los Medici, y él se convirtió, aunque sin funciones políticas, en su guía y espíritu animador.Ni siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias. Éstas, junto con la atribución de un don sobrenatural de profecía y su interpretación extravagante de las Sagradas Escrituras, disgustaron a Roma; y en 1495 fue acusado de herejía. Al no presentarse en Roma, se le prohibió predicar, y se revocó el expediente mediante el cual la rama florentina de su orden (dominica) obtuvo la independencia. Rechazó los intentos de conciliación del papa con indignación, y de nuevo se le prohibió predicar, aunque ignoró esta orden.Mientras tanto, las dificultades comenzaron a intensificarse en su patria.

Las medidas de la nueva república resultaron impracticables. El partido de los Medici, llamado de los arrabbiati (en italiano, “enfurecido”), comenzó a recuperar terreno, y se formó una conspiración para apoyarles. Se ejecutó a cinco de los conspiradores, lo que sólo sirvió para acelerar la reacción contra Savonarola, ya que más tarde fue acusado de ello. En el punto crítico de la lucha, en 1497, llegó una condena de excomunión de Roma. La declaró nula públicamente y se negó a someterse a ella. Durante la epidemia de peste, a pesar de no poder administrar los santos óleos por estar excomulgado, se dedicó con entusiasmo a atender a los monjes enfermos.Durante su corta influencia, el predicador fue amenazado; excomulgado y en 1498, fue declarado culpable de herejía y enseñanza sediciosa, y condenado a muerte. El 23 de mayo de 1498, fue ejecutado (ahorcado) y luego su cuerpo fue quemado en la plaza pública.El Predicador y reformista italiano, cuyo intento entusiasta de eliminar la corrupción terminó en martirio, se le recuerda como uno que dejó en los márgenes de las páginas de su Biblia notas escritas mientras meditaba en las Escrituras. Conocía de memoria una gran parte de la Biblia y podía abrir el libro y hallar al instante cualquier texto bíblico. Pasaba noches enteras en oración; dentro de sus libros se encuentran "La Humildad", "La Oración", "El Amor".

BIOGRAFÍA DE JUAN HUS


Juan Husera de humilde cuna y había perdido a su padre en temprana edad. Su piadosa madre, considerando la educación y el temor de Dios como la más valiosa hacienda, procuró asegurársela a su hijo. Hus estudió en la escuela de la provincia y pasó después a la universidad de Praga donde fue admitido por caridad. En su viaje a la ciudad de Praga fue acompañado por su madre, que, siendo viuda y pobre, no pudo dotar a su hijo con bienes materiales, pero cuando llegaron a las inmediaciones de la gran ciudad se arrodilló al lado de su hijo y pidió para él la bendición de su Padre celestial.

Muy poco se figuraba aquella madre de qué modo iba a ser atendida su plegaria.En la universidad se distinguió Hus por su aplicación, su constancia en el estudio y sus rápidos progresos, al par que su conducta intachable y sus afables y simpáticos modales le granjearon general estimación. Era un sincero creyente de la iglesia romana y deseaba ardientemente recibir las bendiciones espirituales que aquélla profesa conceder.

Con motivo de un jubileo, fue él a confesarse, dio a la iglesia las pocas monedas que llevaba y se unió a las procesiones para poder participar de la absolución prometida. Terminado su curso de estudios, ingresó en el sacerdocio, y como lograra en poco tiempo darse a conocer, no tardó en ser elegido para prestar sus servicios en la corte del rey. Fue también nombrado catedrático y posteriormente rector de la universidad donde recibiera su educación. En pocos años el humilde estudiante que fuera admitido por caridad en las aulas llegó a ser el orgullo de su país y a adquirir fama en toda Europa.Mas otro fue el campo en donde Hus principió a trabajar en busca de reformas. Algunos años después de haber recibido las órdenes sacerdotales, fue elegido predicador de la capilla llamada de Belén. El fundador de ésta había abogado, por considerarlo asunto de gran importancia, en favor de la predicación de las Santas Escrituras en el idioma del pueblo.

No obstante la oposición de Roma, esta práctica no había desaparecido del todo de Bohemia. Sin embargo, era mucha la ignorancia respecto a la Biblia, y los peores vicios reinaban en todas las clases de la sociedad. Hus denunció sin reparo estos males apelando a la Palabra de Dios para reforzar los principios de verdad y de pureza que procuraba inculcar.Un vecino de Praga, Jerónimo, que con ulterioridad iba a colaborar tan estrechamente con Hus, trajo consigo, al regresar de Inglaterra, los escritos de Wiclef.


La reina de Inglaterra, que se había convertido a las enseñanzas de éste, era una princesa bohemia, y por medio de su influencia las obras del reformador 2obtuvieron gran circulación en su tierra natal. Hus leyó estas obras con interés; tuvo a su autor por cristiano sincero y se sintió movido a mirar con simpatía las reformas que él proponía. Aunque sin darse cuenta, Hus había entrado ya en un sendero que había de alejarle de Roma.Por aquel entonces llegaron a Praga dos extranjeros procedentes de Inglaterra, hombres instruídos que habían recibido la luz del Evangelio y venían a esparcirla en aquellas apartadas regiones. Comenzaron por atacar públicamente la supremacía del papa, pero pronto las autoridades les obligaron a guardar silencio; no obstante, como no quisieran abandonar su propósito, recurrieron a otros medios para realizarlo. Eran artistas a la vez que predicadores y pusieron en juego sus habilidades. En una plaza pública dibujaron dos cuadros que representaban, uno la entrada de Cristo en Jerusalén, "manso y sentado sobre un asno" (S. Mateo 21: 5, V.M.), y seguido por sus discípulos vestidos con túnicas ajadas por las asperezas del camino y descalzos; el otro representaba una procesión pontifical, en la cual se veía al papa adornado con sus ricas vestiduras y con su triple corona, montado en un caballo magníficamente enjaezado, precedido por clarines y seguido por cardenales y prelados que ostentaban deslumbrantes galas.Encerraban estos cuadros todo un sermón que cautivaba la atención de todas las clases sociales.


Las multitudes acudían a mirarlos. Ninguno dejaba de sacar la moraleja y muchos quedaban hondamente impresionados por el contraste que resultaba entre la mansedumbre de Cristo, el Maestro, y el orgullo y la arrogancia del papa que profesaba servirle. Praga se conmovió mucho y, después de algún tiempo, los extranjeros tuvieron que marcharse para ponerse en salvo. Pero la lección que habían dado no dejó de ser aprovechada.

Los cuadros hicieron impresión en Hus y le indujeron a estudiar con más empeño la Biblia y los escritos de Wiclef. Aunque todavía no estaba convenientemente preparado para aceptar todas las reformas recomendadas por Wiclef, alcanzó a darse mejor cuenta del verdadero carácter del papado y con mayor celo denunció el orgullo, la ambición y la corrupción del clero.De Bohemia extendióse la luz hasta Alemania. Algunos disturbios en la universidad de Praga dieron por resultado la separación de centenares de estudiantes alemanes, muchos de los cuales habían recibido de Hus su primer conocimiento de la Biblia, y a su regreso esparcieron el Evangelio en la tierra de sus padres.Las noticias de la obra hecha en Praga llegaron a Roma y pronto fue citado Hus a comparecer ante el papa.

Obedecer habría sido exponerse a una muerte segura. El rey y la reina de Bohemia, la universidad, miembros de la nobleza y altos dignatarios dirigieron una solicitud general al pontífice para que le fuera permitido a Hus permanecer en Praga y contestar a Roma por medio de una diputación. En lugar de acceder a la súplica, el papa procedió a juzgar y condenar a Hus, y, por añadidura, declaró a la ciudad de Praga en entredicho.En aquellos tiempos, siempre que se pronunciaba tal sentencia, la alarma era general. Las ceremonias que la acompañaban estaban bien calculadas para producir terror entre el pueblo, que veía en el papa el representante de Dios mismo, y el que tenía las llaves del cielo y del infierno y el poder para invocar juicios temporales lo mismo que espirituales. Creían que las puertas del cielo se cerraban contra los lugares condenados por el entredicho y que entretanto que el papa no se dignaba levantar la excomunión, los difuntos no podían entrar en la mansión de los bienaventurados.

En señal de tan terrible calamidad se suspendían todos los servicios religiosos, las iglesias eran clausuradas, las ceremonias del matrimonio se verificaban en los cementerios; a los muertos se les negaba sepultura en los camposantos, y se los enterraba sin ceremonia alguna en las zanjas o en el campo. Así pues, valiéndose de medios que influían en la imaginación, procuraba Roma dominar la conciencia de los hombres.La ciudad de Praga se amotinó. Muchos opinaron que Hus tenía la culpa de todas estas calamidades y exigieron que fuese entregado a la vindicta de Roma. Para que se calmara la tempestad, el reformador se retiró por algún tiempo a su pueblo natal. Escribió a los amigos que había dejado en Praga: "Si me he retirado de entre vosotros es para seguir los preceptos y el ejemplo de Jesucristo, para no dar lugar a que los mal intencionados se expongan a su propia condenación eterna y para no ser causa de que se moleste y persiga a los piadosos. Me he retirado, además, por temor de que los impíos sacerdotes prolonguen su prohibición de que se predique la Palabra de Dios entre vosotros; mas no os he dejado para negar la verdad divina por la cual, con la ayuda de Dios, estoy pronto a morir."- E. de Bonnechose, Les Réformateurs avant la Réforme, lib. I, págs. 94, 95 (París, 1845).

Hus no cesó de trabajar; viajó por los países vecinos predicando a las muchedumbres que le escuchaban con ansia. De modo que las medidas de que se valiera el papa para suprimir el Evangelio, hicieron que se extendiera en más amplia esfera. "Nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad." (2 Corintios 13: 8, V.M.)"El espíritu de Hus parece haber sido en aquella época de su vida el escenario de un doloroso conflicto. Aunque la iglesia trataba de aniquilarle lanzando sus rayos contra él, él no desconocía la autoridad de ella, sino que seguía considerando a la iglesia católica romana como a la esposa de Cristo y al papa como al representante y vicario de Dios. Lo que Hus combatía era el abuso de autoridad y no la autoridad misma. Esto 3provocó un terrible conflicto entre las convicciones más íntimas de su corazón y los dictados de su conciencia. Si la autoridad era justa e infalible como él la creía, ¿por qué se sentía obligado a desobedecerla? Acatarla, era pecar; pero, ¿por qué se sentía obligado a pecar si prestaba obediencia a una iglesia infalible? Este era el problema que Hus no podía resolver, y la duda le torturaba hora tras hora. La solución que por entonces le parecía más plausible era que había vuelto a suceder lo que había sucedido en los días del Salvador, a saber, que los sacerdotes de la iglesia se habían convertido en impíos que usaban de su autoridad legal con fines inicuos. Esto le decidió a adoptar para su propio gobierno y para el de aquellos a quienes siguiera predicando, la máxima aquella de que los preceptos de la Santas Escrituras transmitidos por el entendimiento han de dirigir la conciencia, o en otras palabras, que Dios hablando en la Biblia, y no la iglesia hablando por medio de los sacerdotes, era el único guía infalible."- Wylie, lib. 3, cap. 3.


Cuando, transcurrido algún tiempo, se hubo calmado la excitación en Praga, volvió Hus a su capilla de Belén para reanudar, con mayor valor y celo, la predicación de la Palabra de Dios. Sus enemigos eran activos y poderosos, pero la reina y muchos de los nobles eran amigos suyos y gran parte del pueblo estaba de su lado. Comparando sus enseñanzas puras y elevadas y la santidad de su vida con los dogmas degradantes que predicaban los romanistas y con la avaricia y el libertinaje en que vivían, muchos consideraban que era un honor pertenecer al partido del reformador.Hasta aquí Hus había estado solo en sus labores, pero entonces Jerónimo, que durante su estada en Inglaterra había hecho suyas las doctrinas enseñadas por Wiclef, se unió con él en la obra de reforma. Desde aquel momento ambos anduvieron juntos y ni la muerte había de separarlos.Jerónimo poseía en alto grado lucidez genial, elocuencia e ilustración, y estos dones le conquistaban el favor popular, pero en las cualidades que constituyen verdadera fuerza de carácter, sobresalía Hus. El juicio sereno de éste restringía el espíritu impulsivo de Jerónimo, el cual reconocía con verdadera humildad el valer de su compañero y aceptaba sus consejos. Mediante los esfuerzos unidos de ambos la reforma progresó con mayor rapidez.Si bien es verdad que Dios se dignó iluminar a estos sus siervos derramando sobre ellos raudales de luz que les revelaron muchos de los errores de Roma, también lo es que ellos no recibieron toda la luz que debía ser comunicada al mundo. Por medio de estos hombres, Dios sacaba a sus hijos de las tinieblas del romanismo; pero tenían que arrostrar muchos y muy grandes obstáculos, y él los conducía por la mano paso a paso según lo permitían las fuerzas de ellos. No estaban preparados para recibir de pronto la luz en su plenitud. Ella los habría hecho retroceder como habrían retrocedido, con la vista herida, los que, acostumbrados a la obscuridad, recibieran la luz del mediodía. Por consiguiente, Dios reveló su luz a los guías de su pueblo poco a poco, como podía recibirla este último. De siglo en siglo otros fieles obreros seguirían conduciendo a las masas y avanzando más cada vez en el camino de las reformas.Mientras tanto, un gran cisma asolaba a la iglesia. Tres papas se disputaban la supremacía, y esta contienda llenaba los dominios de la cristiandad de crímenes y revueltas. No satisfechos los tres papas con arrojarse recíprocamente violentos anatemas, decidieron recurrir a las armas temporales.

Cada uno se propuso hacer acopio de armamentos y reclutar soldados. Por supuesto, necesitaban dinero, y para proporcionárselo, todos los dones, oficios y beneficios de la iglesia fueron puestos en venta. (Véase el Apéndice.) Asimismo los sacerdotes, imitando a sus superiores, apelaron a la simonía y a la guerra para humillar a sus rivales y para aumentar su poderío. Con una intrepidez que iba cada día en aumento, protestó Hus enérgicamente contra las abominaciones que se toleraban en nombre de la religión, y el pueblo acusó abiertamente a los jefes papales de ser causantes de las miserias que oprimían a la cristiandad.La ciudad de Praga se vio nuevamente amenazada por un conflicto sangriento. Como en los tiempos antiguos, el siervo de Dios fue acusado de ser el "perturbador de Israel." (1 Reyes 18:17, V. M.)

La ciudad fue puesta por segunda vez en entredicho, y Hus se retiró a su pueblo natal. Terminó el testimonio que había dado él tan fielmente en su querida capilla de Belén, y ahora iba a hablar al mundo cristiano desde un escenario más extenso antes de rendir su vida como último homenaje a la verdad.Con el propósito de contener los males que asolaban a Europa, fue convocado un concilio general que debía celebrarse en Constanza. Esta cita fue preparada, a solicitud del emperador Segismundo, por Juan XXIII, uno de los tres papas rivales. El deseo de reunir un concilio distaba mucho de ser del agrado del papa Juan, cuyo carácter y política poco se prestaban a una investigación aun cuando ésta fuera hecha por prelados de tan escasa moralidad como lo eran los eclesiásticos de aquellos tiempos. Pero no pudo, sin embargo, oponerse a la voluntad de Segismundo.Los fines principales que debía procurar el concilio eran poner fin al cisma de la iglesia y arrancar de raíz la herejía. En consecuencia los dos antipapas fueron citados a comparecer ante la asamblea, y con ellos Juan Hus, el principal propagador de las nuevas ideas. Los dos primeros, considerando que había peligro en 4presentarse, no lo hicieron, sino que mandaron sus delegados. El papa Juan, aun cuando era quien ostensiblemente había convocado el concilio, acudió con mucho recelo, sospechando la intención secreta del emperador de destituirle, y temiendo ser llamado a cuentas por los vicios con que había desprestigiado la tiara y por los crímenes de que se había valido para apoderarse de ella. Sin embargo, hizo su entrada en la ciudad de Constanza con gran pompa, acompañado de los eclesiásticos de más alta categoría y de un séquito de cortesanos.

El clero y los dignatarios de la ciudad, con un gentío inmenso, salieron a recibirle. Venía debajo de un dosel dorado sostenido por cuatro de los principales magistrados. La hostia iba delante de él, y las ricas vestiduras de los cardenales daban un aspecto imponente a la procesión.Entre tanto, otro viajero se acercaba a Constanza. Hus se daba cuenta del riesgo que corría. Se había despedido de sus amigos como si ya no pensara volverlos a ver, y había emprendido el viaje presintiendo que remataría en la hoguera. A pesar de haber obtenido un salvoconducto del rey de Bohemia, y otro que, estando ya en camino, recibió del emperador Segismundo, arregló bien todos sus asuntos en previsión de su muerte probable.En una carta dirigida a sus amigos de Praga, les decía: "Hermanos míos . . . me voy llevando un salvoconducto del rey para hacer frente a mis numerosos y mortales enemigos. . . .

Me encomiendo de todo corazón al Dios todopoderoso, mi Salvador; confío en que él escuchará vuestras ardientes súplicas; que pondrá su prudencia y su sabiduría en mi boca para que yo pueda resistir a los adversarios, y que me asistirá el Espíritu Santo para confirmarme en la verdad, a fin de que pueda arrostrar con valor las tentaciones, la cárcel y si fuese necesario, una muerte cruel. Jesucristo sufrió por sus muy amados, y, por tanto ¿habremos de extrañar que nos haya dejado su ejemplo a fin de que suframos con paciencia todas las cosas para nuestra propia salvación? El es Dios y nosotros somos sus criaturas; él es el Señor y nosotros sus siervos; él es el Dueño del mundo y nosotros somos viles mortales, ¡y sin embargo sufrió! ¿Por qué, entonces, no habríamos de padecer nosotros también, y más cuando sabemos que la tribulación purifica? Por lo tanto, amados míos, si mi muerte ha de contribuir a su gloria, rogad que ella venga pronto y que él me dé fuerzas para soportar con serenidad todas las calamidades que me esperan. Empero, si es mejor que yo regrese para vivir otra vez entre vosotros, pidamos a Dios que yo vuelva sin mancha, es decir, que no suprima un tilde de la verdad del Evangelio, para poder dejar a mis hermanos un buen ejemplo que imitar. Es muy probable que nunca más volváis a ver mi cara en Praga; pero si fuese la voluntad del Dios todopoderoso traerme de nuevo a vosotros, avanzaremos con un corazón más firme en el conocimiento y en el amor de su ley."- Bonnechose, lib. 2, págs. 162, 163.

En otra carta que escribió a un sacerdote que se había convertido al Evangelio, Hus habló con profunda humildad de sus propios errores, acusándose "de haber sido afecto a llevar hermosos trajes y de haber perdido mucho tiempo en cosas frívolas." Añadía después estas conmovedoras amonestaciones: "Que tu espíritu se preocupe de la gloria de Dios y de la salvación de las almas y no de las comodidades y bienes temporales. Cuida de no adornar tu casa más que tu alma; y sobre todo cuida del edificio espiritual. Sé humilde y piadoso con los pobres; no gastes tu hacienda en banquetes; si no te perfeccionas y no te abstienes de superfluidades temo que seas severamente castigado, como yo lo soy. . . . Conoces mi doctrina porque de ella te he instruido desde que eras niño; es inútil, pues, que te escriba más. Pero te ruego encarecidamente, por la misericordia de nuestro Señor, que no me imites en ninguna de las vanidades en que me has visto caer." En la cubierta de la carta, añadió: "Te ruego mucho, amigo mío, que no rompas este sello sino cuando tengas la seguridad de que yo haya muerto."- Id., págs. 163, 164.En el curso de su viaje vio Hus por todas partes señales de la propagación de sus doctrinas y de la buena acogida de que gozaba su causa. Las gentes se agolpaban para ir a su encuentro, y en algunos pueblos le acompañaban los magistrados por las calles.Al llegar a Constanza, Hus fue dejado en completa libertad.

Además del salvoconducto del emperador, se le dio una garantía personal que le aseguraba la protección del papa. Pero esas solemnes y repetidas promesas de seguridad fueron violadas, y pronto el reformador fue arrestado por orden del pontífice y de los cardenales, y encerrado en un inmundo calabozo. Más tarde fue transferido a un castillo feudal, al otro lado del Rin, donde se le tuvo preso. Pero el papa sacó poco provecho de su perfidia, pues fue luego encerrado en la misma cárcel. (Id., pág. 269.) Se le probó ante el concilio que, además de homicidios, simonía y adulterio, era culpable de los delitos más viles, "pecados que no se pueden mencionar." Así declaro el mismo concilio y finalmente se le despojó de la tiara y se le arrojó en un calabozo. Los antipapas fueron destituídos también y un nuevo pontífice fue elegido.Aunque el mismo papa se había hecho culpable de crímenes mayores que aquellos de que Hus había acusado a los sacerdotes, y por los cuales exigía que se hiciese una reforma, con todo, el mismo concilio que degradara al pontífice, procedió a concluir con el reformador.

El encarcelamiento de Hus despertó grande indignación en 5Bohemia. Algunos nobles poderosos se dirigieron al concilio protestando contra tamaño ultraje. El emperador, que de mala gana había consentido en que se violase su salvoconducto, se opuso a que se procediera contra él. Pero los enemigos del reformador eran malévolos y resueltos. Apelaron a las preocupaciones del emperador, a sus temores y a su celo por la iglesia. Le presentaron argumentos muy poderosos para convencerle de que "no había que guardar la palabra empeñada con herejes, ni con personas sospechosas de herejía, aun cuando estuvieran provistas de salvoconductos del emperador y de reyes."-Jacques Lenfant, "Histoire du Concile de Constance," tomo I, pág. 493 (Amsterdam, 1727). De ese modo se salieron con la suya.Debilitado por la enfermedad y por el encierro, pues el aire húmedo y sucio del calabozo le ocasionó una fiebre que estuvo a punto de llevarle al sepulcro, Hus fue al fin llevado ante el concilio. Cargado de cadenas se presentó ante el emperador que empeñara su honor y buena fe en protegerle. Durante todo el largo proceso sostuvo Hus la verdad con firmeza, y en presencia de los dignatarios de la iglesia y del estado allí reunidos elevó una enérgica y solemne protesta contra la corrupción del clero. Cuando se le exigió que escogiese entre retractarse o sufrir la muerte, eligió la suerte de los mártires.El Señor le sostuvo con su gracia. Durante las semanas de padecimientos que sufrió antes de su muerte, la paz del cielo inundó su alma.

"Escribo esta carta -decía a un amigo- en la cárcel, y con la mano encadenada, esperando que se cumpla mañana mi sentencia de muerte. . . . En el día aquél en que por la gracia del Señor nos encontremos otra vez gozando de la paz deliciosa de ultratumba, sabrás cuán misericordioso ha sido Dios conmigo y de qué modo tan admirable me ha sostenido en medio de mis pruebas y tentaciones."- Bonnechose, lib. 3, pág. 74.En la obscuridad de su calabozo previó el triunfo de la fe verdadera. Volviendo en sueños a su capilla de Praga donde había predicado el Evangelio, vio al papa y a sus obispos borrando los cuadros de Cristo que él había pintado en sus paredes. "Este sueño le aflige; pero el día siguiente ve muchos pintores ocupados en restablecer las imágenes en mayor número y colores más brillantes. Concluido este trabajo, los pintores, rodeados de un gentío inmenso, exclaman: ' ¡Que vengan ahora papas y obispos! ya no las borrarán jamás.' " Al referir el reformador su sueño añadió: "Tengo por cierto, que la imagen de Cristo no será borrada jamás. Ellos han querido destruirla; pero será nuevamente pintada en los corazones, por unos predicadores que valdrán más que yo."- D'Aubigné, lib. 1, cap. 7.Por última vez fue llevado Hus ante el concilio.

Era ésta una asamblea numerosa y deslumbradora: el emperador, los príncipes del imperio, delegados reales, cardenales, obispos y sacerdotes, y una inmensa multitud de personas que habían acudido a presenciar los acontecimientos del día. De todas partes de la cristiandad se habían reunido los testigos de este gran sacrificio, el primero en la larga lucha entablada para asegurar la libertad de conciencia.Instado Hus para que manifestara su decisión final, declaró que se negaba a abjurar, y fijando su penetrante mirada en el monarca que tan vergonzosamente violara la palabra empeñada, dijo: "Resolví, de mi propia y espontánea libertad, comparecer ante este concilio, bajo la fe y la protección pública del emperador aquí presente."- Bonnechose, lib. 3, pág. 94.


El bochorno se le subió a la cara al monarca Segismundo al fijarse en él las miradas de todos los circunstantes.Habiendo sido pronunciada la sentencia, se dio principio a la ceremonia de la degradación. Los obispos vistieron a su prisionero el hábito sacerdotal, y al recibir éste la vestidura dijo: "A nuestro Señor Jesucristo se le vistió con una túnica blanca con el fin de insultarle, cuando Herodes le envió a Pilato."- Id., págs. 95, 96. Habiéndosele exhortado otra vez a que se retractara, replicó mirando al pueblo: "Y entonces, ¿con qué cara me presentaría en el cielo? ¿cómo miraría a las multitudes de hombres a quienes he predicado el Evangelio puro? No; estimo su salvación más que este pobre cuerpo destinado ya a morir."

Las vestiduras le fueron quitadas una por una, pronunciando cada obispo una maldición cuando le tocaba tomar parte en la ceremonia. Por último, "colocaron sobre su cabeza una gorra o mitra de papel en forma de pirámide, en la que estaban pintadas horribles figuras de demonios, y en cuyo frente se destacaba esta inscripción: 'El archihereje.' 'Con gozo -dijo Hus- llevaré por ti esta corona de oprobio, oh Jesús, que llevaste por mí una de espinas." Acto continuo, "los prelados dijeron: 'Ahora dedicamos tu alma al diablo.' 'Y yo -dijo Hus, levantando sus ojos al cielo- en tus manos encomiendo mi espíritu, oh Señor Jesús, porque tú me redimiste.' "-Wylie, lib. 3, cap. 7.Fue luego entregado a las autoridades seculares y conducido al lugar de la ejecución. Iba seguido por inmensa procesión formada por centenares de hombres armados, sacerdotes y obispos que lucían sus ricas vestiduras, y por el pueblo de Constanza. Cuando lo sujetaron a la estaca y todo estuvo dispuesto para encender la hoguera, se instó una vez más al mártir a que se salvara retractándose de sus errores.

"¿ A cuáles errores -dijo Hus- debo renunciar? De ninguno me encuentro culpable. Tomo a Dios por testigo de que todo lo que he escrito y predicado ha sido con el fin de rescatar a las almas del pecado y de la perdición; y, por consiguiente, con el 6mayor gozo confirmaré con mi sangre aquella verdad que he anunciado por escrito y de viva voz."-Ibid. Cuando las llamas comenzaron a arder en torno suyo, principió a cantar: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí," y continuó hasta que su voz enmudeció para siempre.Sus mismos enemigos se conmovieron frente a tan heroica conducta. Un celoso partidario del papa, al referir el martirio de Hus y de Jerónimo que murió poco después, dijo: "Ambos se portaron como valientes al aproximarse su última hora. Se prepararon para ir a la hoguera como se hubieran preparado para ir a una boda; no dejaron oír un grito de dolor. Cuando subieron las llamas, entonaron himnos y apenas podía la vehemencia del fuego acallar sus cantos."- Ibid.Cuando el cuerpo de Hus fue consumido por completo, recogieron sus cenizas, las mezclaron con la tierra donde yacían y las arrojaron al Rin, que las llevó hasta el océano. Sus perseguidores se figuraban en vano que habían arrancado 118 de raíz las verdades que predicara. No soñaron que las cenizas que echaban al mar eran como semilla esparcida en todos los países del mundo, y que en tierras aún desconocidas darían mucho fruto en testimonio por la verdad.

La voz que había hablado en la sala del concilio de Constanza había despertado ecos que resonarían al través de las edades futuras. Hus ya no existía, pero las verdades por las cuales había muerto no podían perecer. Su ejemplo de fe y perseverancia iba a animar a las muchedumbres a mantenerse firmes por la verdad frente al tormento y a la muerte. Su ejecución puso de manifiesto ante el mundo entero la pérfida crueldad de Roma. Los enemigos de la verdad, aunque sin saberlo, no hacían más que fomentar la causa que en vano procuraban aniquilar.

Biografía de Martín Lutero




Martín Lutero
Teólogo alemán cuya ruptura con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante (Eisleben, Turingia, 1483-1546). Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en 1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en 1512.
Siendo ya profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero protestaba por la frivolidad en la que vivía gran parte del clero (especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar durante una visita a Roma en 1510) y también el que las bulas eclesiásticas -documentos que teóricamente concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos- fueran objeto de un tráfico puramente mercantil.

Martín Lutero
Las críticas de Lutero reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación de la Iglesia, expresado desde la Baja Edad Media por otros reformadores que se pueden considerar predecesores del luteranismo, como el inglés John Wyclif (siglo XIV) o el bohemio Jan Hus (siglo XV). Las protestas de Lutero fueron subiendo de tono hasta que, a raíz de una campaña de venta de bulas eclesiásticas para reparar la basílica de San Pedro, decidió hacer pública su protesta redactando 95 tesis que clavó a la puerta del castillo de Wittenberg (1517).
La Iglesia hizo comparecer varias veces a Lutero para que se retractase de aquellas ideas (en 1518 y 1519); pero en cada controversia Lutero fue más allá y rechazó la autoridad del papa, de los concilios y de los «Padres de la Iglesia», remitiéndose en su lugar a la Biblia y al uso de la razón.
En 1520, Lutero completó el ciclo de su ruptura con la Iglesia, al desarrollar sus ideas en tres grandes «escritos reformistas»: Llamamiento a la nobleza cristiana de la nación alemana, La cautividad babilónica de la Iglesia Sobre la libertad cristiana. Finalmente, el papa León X le condenó y excomulgó como hereje en una bula que Lutero quemó públicamente (1520); y el nuevo emperador, Carlos V, le declaró proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms (1521). Lutero permaneció un año escondido bajo la protección del elector Federico de Sajonia; pero sus ideas habían hallado eco entre el pueblo alemán y también entre algunos príncipes deseosos de afirmar su independencia frente al papa y frente al emperador, por lo que Lutero no tardó en recibir apoyos que le convirtieron en dirigente de un movimiento religioso conocido como la Reforma.
Desligado de la obediencia romana, Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la cual dotó de una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina (inspirada en escritos de san Pablo y de san Agustín) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las bulas que vendía la Iglesia católica no sólo eran inmorales, sino también inútiles.
Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal», que implicaba una relación personal directa del individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación tradicional; la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino que cualquier creyente podía leer y examinar libremente la Biblia, para lo cual ésta debía ser traducida a idiomas que todos los creyentes pudieran entender (él mismo la tradujo al alemán, creando un monumento literario de gran repercusión sobre la lengua escrita en Alemania en los siglos posteriores).

También negó otras ideas asumidas por la Iglesia a lo largo de la Edad Media, como la existencia del Purgatorio o la necesidad de que los clérigos permanecieran célibes; para dar ejemplo, él mismo contrajo matrimonio con una antigua monja convertida al luteranismo. De los sacramentos católicos Lutero sólo consideró válidos los dos que halló reflejados en los Evangelios, es decir, el bautismo y la eucaristía, rechazando los demás.
Al rechazar la autoridad centralizadora de Roma, Lutero proclamó la independencia de las Iglesias nacionales, cuya cabeza debía ser el príncipe legítimo de cada Estado; la posibilidad de hacerse con el dominio sobre las Iglesias locales (tanto en su vertiente patrimonial como en la de aparato propagandístico para el control de las conciencias) atrajo a muchos príncipes alemanes y facilitó la extensión de la Reforma. Tanto más cuanto que Lutero insistió en la obediencia al poder civil, contribuyendo a reforzar el absolutismo monárquico y desautorizando movimientos populares inspirados en su doctrina, como el que desencadenó la «guerra de los campesinos» (1524-25).
La extensión del luteranismo dio lugar a las «guerras de religión» que enfrentaron a católicos y protestantes en Europa a lo largo de los siglos XVI y XVII, si bien las diferencias religiosas fueron poco más que el pretexto para canalizar luchas de poder en las que se mezclaban intereses políticos, económicos y estratégicos. El protestantismo acabó por consolidarse como una religión cristiana separada del catolicismo romano; pero, a su vez, también se dividió en múltiples corrientes, al aparecer disidentes radicales en la propia Alemania (como Thomas Münzer) y al extenderse el protestantismo a otros países europeos en donde aparecieron reformadores locales que crearon sus propias Iglesias con doctrinas teológicas diferenciadas (como en la Inglaterra de Enrique VIII o la Suiza de Zuinglio y Calvino).


BIOGRAFIA - CARLOS ANNACONDIA



Carlos Alberto Annacondia; Nació en 12 de Marzo de 1944, en la ciudad de Quilmes, Provincia de Buenos Aires. En 1970 contrajo matrimonio con María Luján Revagliatti. En la actualidad son padres de Carlos, María Eugenia, Ángel, José María, Rebeca, Moisés, Elías, Ruth y Natanael. 8 de sus hijos están ya casados, y tienen 14 nietos. Conoció al Señor el 19 de Mayo de 1979 de San Justo, provincia de Buenos, en una Cruzada Evangelística con el Rev. Manuel A. Ruiz, de Panamá. Siendo un prospero hombre de negocios, Dios lo llamó y lo levantó como Evangelista de Su Reino, y como tal, ejerce su ministerio desde el año 1981. Comenzó su ministerio predicando en la década de '80 en las villas de emergencia del Gran Buenos Aires. Su mensaje ha sido oído por multitudes de personas de distintas razas y condiciones sociales, de los cinco Continentes. Se estima que varios millones de personas tomaron la decisión por el Señor Jesucristo en sus Cruzadas. Actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires y preside el Equipo "Misión Cristiana Mensaje de Salvación", de la Unión de las Asambleas de Dios y es miembro de una Iglesia en Buenos Aire

BIOGRAFIA DE:Charles Haddon Spurgeon Un Bautista llamado "Príncipe de los Predicadores"




 
Sin manipulación de llamadas al altar, sin utilizar métodos sensacionalistas 
 o emocionales, Spurgeon confiaba solo en Dios para convencer a los pecadores, como él mismo dijo, “No vengo a este púlpito esperando que quizás alguno por su propia voluntad quiera volverse a Cristo. Mi esperanza está puesta en otra cosa, espero que mi Maestro traerá algunos de ellos y dirá, “eres mío, y serás mío, te reclamo para mí”. Mi esperanza surge del ofrecimiento de la Gracia que se ofrece gratuitamente, y no de la libre voluntad del hombre”. 


Charles Haddon Spurgeon, nació en Kelvedon, Essex, Inglaterra el 19 de Junio de 1834. Tanto su padre como su abuelo fueron pastores, fue criado en un hogar Cristiano, pero fue en Enero de 1850 que se convirtió. Spurgeon predicó su primer sermón en Agosto de ese mismo año. Spurgeon leyó El Progreso del Peregrino a la edad de seis años y parece que luego lo leyó unas 100 veces. Antes de sus 20 años había predicado cerca de 600 veces. Spurgeon típicamente leía 6 libros por semana, y podía recordar lo que había leído y la fuente aún años después.
Es interesante notar que a pesar de que Spurgeon fue un eminente pastor Bautista durante todo su ministerio, Spurgeon encontró a Cristo en una Iglesia Metodista Primitiva. Cuando adolescente Spurgeon dudaba de Dios y una mañana de Domingo se levantó para ir a su iglesia, pero debido a una tormenta de nieve no pudo llegar a la Iglesia a la cual se dirigía y llegó a esta pequeña Iglesia Metodista. El pastor de la iglesia no llegó al servicio porque estaba enfermo. Entonces uno de los feligreses laicos fue al púlpito y empezó a predicar. Predicó sobre Isaías 45:22, “ Mirad á mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.” y luego según las palabras de Spurgeon “El me miró bajo la galería, y me atrevo a decir que siendo pocos los presentes, sabía que yo era un extraño. Fijando sus ojos en mí, como si conociera mi corazón, el dijo, “joven, pareces miserable. Y siempre serás miserable en la vida, y miserable en la muerte. Si no obedeces el texto; pero si lo obedeces ahora, en este momento serás salvo. Joven mira a Cristo Jesús, ¡míralo!, ¡míralo!, ¡míralo! No tienes otra cosa qué hacer sino mirarlo y vivir”. Spurgeon dijo, “Así como con la serpiente de bronce que fue levantada, la gente miraba y era sanada, así fue conmigo”
Tomó poco tiempo para ver el fruto de su Salvación. Spurgeon comenzó a trabajar para el Señor con mucho celo. Empezó a repartir tratados y después empezó a testificar a la gente acerca de Jesús. Luego empezó a enseñar en la Escuela Dominical. Predicó su primer sermón cuando tenía solo 16 años, y la gente se admiraba de que un adolescente predicara con tanto poder la Palabra de Dios. Cuando tenía 17 años, se convirtió en pastor de una pequeña iglesia en el pueblito llamado Waterbeach. Luego cuando tenía 19, llegó a ser pastor de la Capilla de New Park Street, Southwark, Londres. Llegó allí como aspirante en calidad de prueba por tres meses y estuvo allí por el resto de su vida. Londres fue bendecido por sus predicaciones y la gente comenzó a venir de todas partes y muy pronto Spurgeon llegó a ser el pastor del Tabernáculo Metropolitano. En un año 200.000 copias de sus tratados-sermones se distribuían en las universidades de Oxford y Cambridge. Sus sermones se tradujeron a veinte idiomas. Los periódicos americanos imprimían sus sermones cada semana y le llamaban el predicador de la era. A través del tiempo Spurgeon publicó 3.561 sermones.
El púlpito de la iglesia de New Park Street y del Tabernáculo Metropolitano donde predicó Spurgeon, coleccionaron sus sermones durante su ministerio que llenaron 63 volúmenes. Los sermones contienen de 20 a 25 millones de palabras lo cual equivale a 27 volúmenes de la novena edición de la Enciclopedia Británica. Las series de Spurgeon se mantiene como el más grande conjunto de libros escritos por un solo autor en la historia del Cristianismo. La biblioteca pesonal de Spurgeon contenía 12.000 volúmenes. Spurgeon miraba su trabajo como ministro como un reformador porque trabajajaba tratando de hacer que la gente volviera a las antiguas verdades de las cuales se habían apartado.
A pesar de que los pastores protestantes eran evangélicos, eran pobres en doctrina. La meta de Spurgeon estaba en enderezar a la iglesia con doctrina fuerte. Spurgeon dijo, “Mi labor diaria es revivir las viejas doctrinas de Gill, Owen, Calvino, Agustín y Cristo”. La teología de Spurgeon estaba centrada en Dios, centrada en Cristo. Su amor por el Señor se manifestaba en sus predicaciones, tenía un gran amor por las almas del mundo. Los Cristianos se alimentaban y los pecadores necesitados eran confortados bajo su ministerio, pero sobre todo los pecadores eran llamados a venir a Cristo. En uno de sus primeros sermones el terminó diciendo lo siguiente: “El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado, pecador fatigado, pecador rumbo al infierno, aquellos que están bajo el yugo del diablo, reprobados, rameras, ladrones, adúlteros, fornicarios, borrachos, blasfemos! Hablo a ustedes como a todos. No hago excepción de hombres. Dios no ha hecho excepciones aquí. Todo el que crea en el nombre de Jesucristo será salvo. El pecado no es barrera, la culpabilidad no es obstáculo. Todo aquel, aunque sea tan oscuro como Satán, y tan culpable como un demonio – todo aquel que esta noche crea, será perdonado de sus pecados, sus iniquidades serán borradas; será salvo en el Señor Jesucristo, y estará en el cielo salvo y seguro. Este es el glorioso evangelio. Dios te lleva al hogar y te da fe en Jesús”  También dijo de una manera fuerte, “Hay suficiente polvo en algunas de vuestras Biblias que podeis escribir con vuestros dedos sobre ella la palabra: condenación”
Cuando Spurgeon llegó a la Iglesia de New Park Street en 1854, esta congregación que en años anteriores había tenido alrededor de 1200 miembros, tenía solo 232 miembros ahora, pero durante el ministerio de Spurgeon por 38 años el número se había incrementado a 5.311. La iglesia era la congregación bautista independiente más grande del mundo. Spurgeon llevó a sus servicios al Primer Ministro W.E. Gladstone, a miembros de la familia Real, miembros del Parlamento, etc.
Luego un santuario más grande se construyó y fue llamado el Tabernáculo Metropolitano. Durante la construcción del edificio, entró al salón y para probar la acústica repitió el versículo “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Estas palabras fueron escuchadas por un hombre que trabajaba en alguna parte del edificio. Más tarde ese hombre vino a Spurgeon y le dijo que el versículo había tocado su corazón y por medio de esto había venido a Cristo. Una vez que se terminó el edificio, fue la congregación más grande en la historia que era alcanzada con la voz de un hombre en tiempos en los que no había micrófonos.
Lo siguiente es una porción de su primer sermón en el nuevo santuario en Marzo, 31 de 1861.
“Que envíe Dios el fuego de Su Espíritu aquí, para que el ministro esté más y más apegado de su Maestro. Vendréis a pensar cada vez menos con respecto al que habla y más con respecto a la verdad que se expone... Veremos entonces que esta iglesia se convierte en dos..., tres, y cuatro mil fuertes iglesias. Tendremos el salón de lectura bajo esta plataforma lleno en cada reunión de oración, y veremos en este lugar jóvenes consagrándose al Señor, se levantarán ministros, se levantarán y llevarán este fuego a otras partes del planeta... Si Dios nos bendice, seremos de bendición para otras multitudes. Al enviar Dios su fuego, los pecadores más perdidos de este vecindario se convertirán a Dios, los borrachos dejarán sus copas, el blasfemo se arrepentirá de su blasfemia, el lascivo dejará su lujuria – Los huesos secos se levantarán y serán revestidos con frescura. Y corazones de piedra se volverán de carne...
Spurgeon dijo en otra ocasión, “Supongamos que Dios trajera a los hombres a la Salvación por causa de los méritos de ellos. ¿Dónde estarías vosotros borrachos? ¿Qué harías vosotros maledicientes? Vosotros que habías sido impuros y sucios, y cuyos corazones habían rechazado a Dios, y que aun hoy no lo amais, qué harías? Pero cuando entendemos que es por pura Gracia, entonces toda la vida pasada, tan oscuura y maligna como haya sido, no puede retenerte para que no vengas a Jesús.”
Tabernáculo Metropolitano.
Spurgeon era un hombre de oración, que vivía en su espíritu en comunión con Dios. Según el Doctor Wayland Hoyt un americano: “Yo estaba caminando con el (con Spurgeon) en el bosque, y cuando llegamos a cierto lugar simplemente dijo, venga arrodillémonos junto a esta cabaña y oremos, y así elevó su alma a Dios en la más reverente y amorosa oración que he oido”. Orar era tan natural para él como respirar. También, según el Dr. Theodore Cuyler, mientras caminando por el bosque tuvieron un tiempo de humorismo, Spurgeon paró de repente y dijo, “Venga Theodore, agradezcamos a Dios por la risa” y allí mismo oró.
Spurgeon era un hombre muy humilde, a pesar de que miles de personas iban a escucharlo, nunca tomó la gloria para sí mismo, porque se veía a sí mismo como nada y daba toda la gloria a Dios. Spurgeon dijo: “Siempre estoy inclinado a tomar la habitación más baja en la casa de mi Padre, cuando entre al Cielo, será para estar entre el más pequeño entre los pequeños de los santos, y con el más pecador de los pecadores”
Por muchos años fue afectado por una agonía física severa pues sufría de gota, además su esposa fue semi-inválida toda la vida, sin embargo fue siempre su secretaria personal y fue la que continuó el trabajo de publicación de sus escritos aun después de la muerte de él. Muchas veces estuvo con gran dolor mientras predicaba. El sabia lo que era sufrir, y su ministerio fue atacado por oponentes. La siguiente es una carta que escribió a su hermano.
Mi Querido Hermano, fui llevado enfermo mientras trataba de predicar el Jueves y una horrible depresión y sensación de choque hizo mi que sintiera una gran miseria en mi predicación, me dieron medicina dos veces pero me sentía medio muerto. Podrías venir preparado con un sermón para el Domingo en la noche porque es posible que sea capaz de predicar? Mis dientes me ponen nervioso, mi hígado me molesta y mi corazón me da gran pesar. Espero llevar a cabo la Conferencia, pero ayer estaba muy lejos de lograrlo, es terrible. Deseo terminar el Reporte del Colegio, y se me acaba el tiempo ...
Con amor y de corazón, Tu agradecido hermano, Charles.
A pesar de estar enfermo, Spurgeon tomaba tiempo para escribir a un muchacho que nuncao conoció, y del cual solamente sabía por las oraciones de sus padres. Durante sus últimos días estuvo parcialmente consciente, la Señora Spurgeon y los doctores sabían que pronto se iría. Cayó en completa inconciencia desde el 28 de Enero hasta la tarde del 31 de Enero de 1892, cuando entró por la puerta celestial para estar con su Padre a la edad de 58 años.
Los mensajes de Spurgeon eran completamente evangelísticos. En uno de sus sermones suplicaba a los pecadores: “ Pecadores, confiad en Jesús; y si perecéis confiando en Jesús, yo pereceré con vosotros. Tendré mi cama en el infierno a la par de vosotros, pecadores, si fuera posible que perezcais habiendo confiado en Cristo, y allí estaréis, y me azotaréis por toda la eternidad por haberos hecho confiar en una falsedad. Esto haced si pereciéramos. Pero eso nunca podrá ser; aquellos que confían en Jesús, no perecerán, ni nadie los podrá arrebatar de su mano. Venid a Jesús, El no os rechazará jamás.
¡Que el Señor bendiga las palabras que he hablado! Aunque rápidamente fueran sugeridas en mi mente y fervientemente entregadas a vosotros, el Señor las bendiga, para la causa de Cristo. Amen.

Fuente: http://www.abaptist.org/PenielCostaRica/personajes/spurgeon.html

MARIA B. WOODWORTH - ETTER LOS DOLOROSOS COMIENZOS


María nació el 22 de Julio de 1844 in New Lisbon, Ohio. Fue la cuarta hija de unos granjeros, Samuel y Matilda Underwood, y de niña padeció la angustia de tener un padre alcohólico y un hogar sin Cristo.

Cuando María tenía diez años de edad, su padre se convirtió, y empezó a asistir a la Iglesia y a orar por su familia. A los trece años de edad María fue a la Iglesia y se conmovió cuando escuchó el mensaje de salvación. Desde ese entonces, ella escuchó el llamado de Dios para servir como predicadora del mensaje de salvación, pero se convenció a sí misma que esto no podía ser, a menos que se convirtiera en la esposa de un misionero, porque en esa época las mujeres solas no podían predicar y ni siquiera podían votar. Hoy sabemos que ese fue su primer gran error, porque Dios siempre pasará por encima de todas las circunstancias para cumplir Su propósito en aquellos a quienes Él mismo ha llamado.

María no pudo continuar sus estudios porque su padre murió y ella tuvo que trabajar para aportar al sostenimiento de la familia, y en medio de su tribulación conoció al joven soldado John Woodworth, quien regresaba de la guerra civil norteamericana. Aún sin ser cristiano, María se casó con él y trabajaron juntos en la granja en medio de penurias y dificultades. Tuvo seis hijos y murieron cinco de ellos, lo cual trajo mucho dolor a su vida. Solamente sobrevivió su hija Lizzie.

En medio de esta vida, Maria recordaba su llamado a servir al Señor y cada vez lo veía más lejos de la realidad, como un sueño imposible de cumplir, porque su esposo se resistía y rechazaba lo relacionado con el llamado de ella y vivía muy amargado. También tenía oposición en la Iglesia en que se congregaba, porque allí no aceptaban mujeres en el púlpito.

A pesar de la vida miserable que estaba viviendo, en la que nada de lo que hacía prosperaba, María nunca renegó de Dios, ni levantó su voz contra el Altísimo, sino que empezó a estudiar con hambre y sed la Palabra de Dios, y descubrió que el Señor sí usa a las mujeres en Su obra. Especialmente se sintió impactada por la profecía de Joel, Capítulo 2, al ver que Dios usará tanto a hombres como mujeres, a jóvenes, a niños y también a los ancianos.
  
2. EL MINISTERIO
María se dio cuenta que ya no podía seguir inventando excusas para huir del llamado de Dios. Empezó a tener visiones y a sentir dolor por las almas que se perdían en el Infierno. Ella decía que en cada visión que Dios le daba, aprendía tanto de la Biblia como si hubiera pasado muchos años de enseñanza en el Seminario Bíblico.

Dios le dio visiones en las que Jesús le decía: “Ve y yo iré contigo”. También le prometió en una visión que cuando ella predicara, las personas caerían. Todo esto la llevó a rendirse finalmente ante el llamado de Dios y le pidió que la ungiera con el Espíritu Santo. Este fue el punto decisivo para iniciar su ministerio.

Cuando ella le pidió a Dios el bautismo del Espíritu Santo inmediatamente lo recibió como “fuego líquido”, según sus propias palabras, y ese fuego siempre la acompañó por el resto de su vida.

La primera reunión evangelística que dirigió fue en su propia casa, con sus familiares, y desde ese momento se hizo evidente el poder de Dios sobre su vida a través de las señales y prodigios que fueron siempre las marcas de su ministerio. Luego, empezó a predicar más allá de su propia comunidad, empezó a hacer Campañas Evangelísticas y los Pastores de muchos lugares la invitaban porque querían que la predicación de ella avivara sus Iglesias.

Dios le prometió que cuando ella abriera su boca para predicar, Él la llenaría con Sus palabras. Esta promesa se cumplió literalmente: en sus reuniones muchas personas no podían soportar el poder del Espíritu Santo y la convicción de pecado y salían corriendo, gritando, porque querían recibir a Cristo en sus corazones. Ella disfrutaba de una profunda comunión con Dios, y esa vida de intensa oración se reflejaba en sus servicios.

El ministerio de María Woodworth creció aceleradamente, miles de personas venían a sus Campañas Evangelísticas y cada vez crecía más la unción. Empezaron a suceder increíbles sanidades en su ministerio; la gente caía al piso bajo el poder de Dios: María quedaba quieta por varias horas mientras tenía poderosas visiones de Dios; a veces se sacudía, temblaba y rodaba por el piso, como resultado de la fuerza incontenible del poder de Dios que se manifestaba sobre ella. Hablaba en lenguas, algo que no se veía en su generación, y ministraba a sus oyentes el Bautismo del Espíritu Santo, dieciocho años antes del inicio del Movimiento Pentecostal. Por todo esto, a Maria Woodworth se le conoce como la “Precursora del Movimiento Pentecostal”.

Muchas personas eran salvas en sus reuniones, inclusive líderes y ministros de las diferentes Iglesias; otras personas eran sanadas milagrosamente; otras caían como muertas al suelo y allí duraban horas; algunas personas tenían visiones que transformaban para siempre sus vidas y sus familias.

3. VENCIENDO LA OPOSICIÓN
Debido al gran impacto de su ministerio, y a las manifestaciones emocionales que se veían en sus cultos, muchos detractores empezaron a ridiculizarla, pero ella no se defendía sino que continuaba con más fuerza haciendo lo que Dios la había llamado a hacer. En su concepto, las manifestaciones del Espíritu Santo no eran nada nuevo, sino algo que la Iglesia de Jesucristo había perdido durante mucho tiempo. Y respecto de los detractores decía: “Cuando las personas no comprenden, persiguen”. Como resultado de la persecución, su ministerio creció mucho más. Llegó a predicar en reuniones de más de 25.000 personas y ¡SIN MICROFONO! .

Pero el enemigo siguió atacando y golpeó con fuerza en su propio hogar: su marido le era infiel y eso salió a la luz pública durante una Cruzada que María realizaba en Oakland, California. Ella decidió abandonarlo y se divorciaron en Enero de 1891; un año después él se casó de nuevo y comenzó a calumniar publicamente el ministerio de esta sierva de Dios, pero casi inmediatamente murió de fiebre tifoidea (en junio de 1892). Una gran muestra del carácter verdaderamente cristiano de Maria Woodworth se evidencia en el hecho que, a pesar de la tormentosa relación con su ex – esposo, ella asistió al funeral y oró en el servicio.

Otro hecho que fue muy controvertido en su ministerio fue cuando en 1890, profetizó que la Costa Oeste de los Estados Unidos sería destruida por una gran catástrofe. Muchos Pastores y Ministros estaban a favor de ella y otros en contra. Los periódicos sensacionalistas publicaban todos los días diferentes versiones y muchas mentiras, lo cual instigó a personas violentas que eran miembros de pandillas y empezaron a atacar sus servicios de milagros en Oakland. Sin embargo, a pesar de toda la burla y el rechazo, su palabra profética se cumplió en 1906 cuando la ciudad de San Francisco sufrió el más grande y terrible terremoto que ha afectado la Costa Oeste en toda su historia.

4. TIEMPOS DE REFRIGERIO
Diez años después de su divorcio, conoció a quien se convertiría en su esposo, Samuel Etter, un cristiano fiel, lleno del Espíritu Santo, con quien se casó en 1902. Con este hombre de Dios, Maria disfrutó la felicidad de un matrimonio cristiano, recibiendo de él todo el apoyo que necesitaba para el ministerio y el amor y cuidado que nunca había tenido. Samuel Etter murió doce años después de su matrimonio.

 

Después de cuarenta y cinco años de ministerio predicando en Campañas itinerantes por todos los Estados Unidos, Dios le dijo que abriera una sede permanente en Indianapolis y ella construyó el templo, que fue llamado Tabernáculo, al lado de su casa. Este templofue inaugurado en mayo de 1918 y en él ministraría Maria Woodworth los últimos seis años de su vida.

En sus últimos días la llevaban de su casa al Tabernáculo, sentada en una gran silla de madera. Ella oraba e imponía las manos sobre los enfermos y éstos se sanaban. Algunos sanaban con su sola presencia. Ella decía que predicaría hasta el final de sus días porque “Es mejor gastarse por Jesús que herrumbrarse”.

A mediados de 1924 murió su hija Lizzie y, a pesar del dolor y de su salud deteriorada, María dirigió el funeral. Con este triste episodio, María Woodworth terminó de enterrar a toda su familia y poco tiempo después, cuando ya había cumplido ochenta años, ella misma partió con el Señor a su hogar en el cielo.

Hoy es considerada por muchos cristianos como la más grande mujer Evangelista en la historia de la Iglesia.
"Ora como si Dios hiciera todo el trabajo,
pero trabaja como si todo dependiera de Ti".

SMITH WIGGLESWORTH “Apóstol de la Fe”.





UNA VIDA ESFORZADA
Smith Wigglesworth nació en Yorkshire, Inglaterra, en el seno de una familia muy pobre y empezó a trabajar desde los seis años de edad durante 12 horas al día, por tal razón nunca fue a la escuela. A los ocho años se convirtió en una Iglesia Metodista Wesleyana y empezó a predicar el Evangelio de Jesucristo, la primera persona a la que llevó a los pies de Cristo fue a su propia mamá. A los diez años se fue a la Iglesia Anglicana y allí fue confirmado. A los dieciséis años se fue al Ejército de Salvación, y a los veinte años se fue a trabajar en Liverpool en donde comenzó a dar de comer a los niños pobres de los muelles, con su propio sueldo.
Luego se fue a Bradford en donde se estableció permanentemente y desarrolló un negocio de plomería. Allí conoció a la joven que habría de ser su esposa y se casó con ella.
Polly, su esposa, fue una gran bendición para su vida: fue ella quien le enseñó a leer y escribir; también fue ella quien con su dulzura ayudó a moldear el temperamento fuerte de su marido. Ella predicaba el Evangelio en campañas de salvación y él era ujier: saludaba a las personas en la puerta, repartía himnarios y hablaba con los recién convertidas en el altar. Los días martes, los esposos Wigglesworth acostumbraban ir a la ciudad de Leeds, en donde se desarrollaba una reunión semanal de oración por los enfermos. Allí fue sanada su esposa.

Un día, los líderes de su Iglesia decidieron viajar a una Convención Cristiana y le pidieron a Wigglesworth que dirigiera los servicios de la Iglesia en Bradford, mientras ellos regresaban, encargo que él aceptó con renuencia. En esa primera reunión en la que Wigglesworth predicó, a pesar de su inexperiencia y de su falta de títulos académicos, 15 personas fueron sanadas por Dios. Muy sorprendido, Wigglesworth concluyó que Dios lo había hecho por misericordia con los enfermos y principalmente con él.
Posteriormente el mismo Smith Wigglesworth sufrió una grave apendicitis que lo tuvo a las puertas de la muerte, porque él se negó a ser operado, pero una pareja de jovenes vino a visitarlo y el joven oró por él diciendo: “Fuera demonio en el nombre de Jesús” e inmediatamente Wigglesworth se sintió bien y recuperó sus fuerzas. Para sorpresa de todos se sintió tan bien, que en ese mismo momento se fue a hacer un trabajo de plomería que le solicitó una señora.



Teniendo como base estos testimonios en otros y en sí mismo, comenzó su ministerio de sanidad antes de recibir el Bautismo del Espíritu Santo, y llegó a ser conocido como predicador en el pueblo de Bradford y en los alrededores cercanos, en donde ministró hasta los 48 años de edad. En sus servicios llevaba a muchos a los pies de Cristo, y oraba por los enfermos.
Algunas personas criticaban su falta de educaciòn formal, pero él no se dejaba llevar a discusiones teológicas, sino que decía: “No soy erudito, soy hombre de un solo libro: La Biblia”.

LA TRANSFORMACIÓN DE SU MINISTERIO
En 1907, a la edad de 48 años, recibió el Bautismo del Espíritu Santo, y se convirtió en un Evangelista único, su temperamento y su forma de vivir cambiaron radicalmente. Smith Wigglesworth fue llamado por Dios al ministerio evangelístico para ir a las naciones de la tierra, y a partir de entonces trabajó siempre con total independencia respecto de las denominaciones, pero con mucha cercanía y amor con los Pastores e Iglesias que le abrieron las puertas.

Dios lo llevó a ministrar en grandes reuniones de sanidad y milagros, en las que impartía fe a las multitudes, predicaba el mensaje de salvación, oraba por los enfermos y desafiaba a los creyentes a recibir el Bautismo del Espíritu Santo. En la puerta de su sede de Bowland Street había un aviso que decía: “Yo soy tu Dios que te sana”. Esto causaba un gran impacto en las personas que lo leían.
Tuvo que padecer durante varios años de su ministerio, dolorosos cálculos renales que le producían constantes hemorragias; sin embargo se rehusó a ser operado y esperó, con fe inquebrantable en la sanidad divina, hasta que finalmente en un servicio de milagros él mismo fue sanado y expulsó veinte cálculos. Llegó a ser conocido como el “Apóstol de la Fe”. Su ministerio se caracterizaba por grandes milagros y señales extraordinarias (incluso hay registradas cerca de veinte resurrecciones en su ministerio).
Muchas personas se sorprendían por sus métodos, que algunas veces parecían rudos pero que traían bendición a las personas. El decía: “No se puede tratar suavemente al diablo” y también decía: “Dios es tan grande. Siempre tiene algo nuevo”. En los libros que se han escrito acerca de él, encontramos las mejores formas de orar y las más diversas formas de ministrar y fuera de lo común, seguidas de sorprendentes sanidades y milagros extraordinarios.

EL ELIAS DEL SIGLO XX
Smith Wigglesworth tenía una presencia imponente que irradiaba autoridad. Era cortés y amable pero austero. Estaba lleno de la compasión, el amor y la fe de Dios, y desafiaba a sus oyentes a tener hambre y sed de la Presencia de Dios. Decía que: “nada en el mundo puede fascinarnos tanto como estar cerca de Dios”.
Solamente con llegar a un lugar causaba impacto a su alrededor, porque se sentía la Presencia del Espíritu Santo en él. No aceptaba lisonjas porque para él era claro que la gloria solo es para el Señor Jesús, y era implacable con los vanidosos que se atrevían a decir que eran siervos de Dios.
Smith Wigglesworth encarnaba la fe y el amor; tenía un perfecto equilibrio entre la profunda espiritualidad de un siervo ungido y la absoluta practicidad de un hombre sabio. Un ejemplo de su amor pastoral se deja ver en su costumbre de usar saco y zapatos delgados cuando predicaba al aire libre, así se daba cuenta cuando las personas más pobres empezaran a sentir frío y sabía que era hora de acabar la reunión. 
Era particularmente generoso: con los hermanos, con las Iglesias, y especialmente con los pobres. Ofrecía unas cenas especiales para personas muy pobres basándose en las palabras de Jesús en Lucas 14:13-14: “Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”. El daba un breve mensaje evangelístico en estas cenas y muchas personas se convertían.
Se movía siempre de acuerdo con lo que el Espíritu Santo le decía, casi siempre empezaba orando en lenguas e interpretando el mensaje, se deleitaba en la adoración y especialmente le gustaba el himno SOLO CREER, su oración era poderosa y conmovía el trono de Dios. Una vez en una campaña evangelística en Noruega le pidió a Dios algo diferente y el Señor le dijo: “Esta noche todas las almas serán salvas”, y fue tal la unción que se derramó sobre el auditorio que el hermano Wigglesworth lo describió como la experiencia más increíble que había tenido hasta ese entonces.

Su amada esposa Polly falleció en 1913, pero antes tuvo que convencerlo que Dios la estaba llamando, porque él no cesaba de orar para que no muriera. Solo hasta que Dios le habló, Wigglesworth la dejó partir, pero la extrañó por siempre. Desde que ella murió, su hija Alice lo acompañaba en los viajes porque su único hijo varón falleció tempranamente en 1915.

UN PRECIOSO LEGADO
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y el gobierno inglés le pidió a todos los extranjeros que abandonaran Gran Bretaña por su propia protección, por esta causa el Dr. Lester Sumrall se fue a despedir de Smith Wigglesworth. En esa ocasión, sabiendo que la despedida podía ser para siempre, Wigglesworth oró con gran pesar, y en ese momento tuvo una visión gloriosa que el Dr. Sumrall relata de la siguiente manera en su libro “Pioneros de la Fe”:
“Veo el más grande avivamiento en la historia de la humanidad que viene al mundo como nunca antes se vio. Y veo a los muertos levantarse. Veo toda clase de enfermedades que son sanadas. Veo hospitales enteros vacíos….. Me dijo que iban a haber incontables y numerosísimas multitudes siendo salvas. Ninguna persona va a poder decir son tantos los que se convirtieron porque nadie va a poder contarlos dada la gran cantidad que representarán. Ninguna enfermedad va a poder hacer frente al pueblo de Dios. Este será un avivamiento mundial, no local, me dijo, una explosión del poder de Dios y de la unción de Dios sobre toda la humanidad. Entonces abrió sus ojos, y mirándome, dijo: Yo no lo veré, pero tú si lo verás. El Señor dice que yo debo ir a recibir mi recompensa, pero que tú verás la poderosa obra que Él hará sobre la tierra en los últimos días.”


Smith Wigglesworth murió el 12 de Marzo de 1947, a la edad de 87 años, sin sufrir enfermedad alguna a pesar de su avanzada edad y su fuerte trabajo. El fruto de su vida y su ministerio aún nos desafía; pero su mayor legado fue el ejemplo de su fe en el Dios de los imposibles, su amor por las almas y insaciable búsqueda y comunión con el Espíritu Santo.
En nosotros aún resuenan sus palabras de exhortación para que nos entreguemos a una genuina adoración a Dios:
“Algunas personas se quedan satisfechas con algo bueno; otras quieren algo mejor. Para mí lo único suficiente es lo mejor de todo, mejorado.”
“Quiero llevarlos a un lugar de insatisfacción; un lugar donde ya nunca volverán a estar satisfechos,
solo satisfechos con una satisfacción que no puede ser satisfecha.”