Consecuencias de una confesión
Marcia Facundo
BBC Mundo
"La carne es débil", dice la Biblia (Mateo 26:41). Algunos habrán pensado en esta cita tras la confesión este lunes del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, de ser el padre de un niño de dos años, concebido cuando aún vestía los hábitos y ocupaba el cargo de obispo en el departamento de San Pedro.
Lugo puso fin a una polémica sobre su paternidad.
Las declaraciones de Lugo disipan la polémica desatada desde la semana pasada, cuando los abogados de la madre del niño entablaron una demanda en contra del presidente por no asumir su paternidad.
Pero hay quienes creen que la admisión del mandatario de que aún siendo sacerdote sostuvo una relación sexual con una mujer de 27 años podría debilitar la fortaleza de Lugo como líder político.
Lugo, de 58 años, renunció al ministerio sacerdotal en diciembre de 2006 para dedicarse a la política. En ese momento era obispo emérito de la diócesis de San Pedro, la región más pobre del país, de donde es oriunda la madre del niño, Viviana Carrillo.
El Vaticano le concedió la reducción al estado laico en 2008, dos semanas antes de asumir la presidencia de Paraguay, tras ganar las elecciones por sus promesas de justicia social, combate contra la corrupción, profesionalización del Estado y reforma agraria, todas demandas de larga data en el país.
"Decepción"
Para el analista político Edwin Britez la confesión de este lunes del presidente paraguayo podría afectar el bienestar político del país.
"Hay un proceso de decepción del gobierno que se profundiza con este hecho porque el capital único de Lugo era la confiabilidad, la confianza que le tenía la gente", dijo Britez a BBC Mundo.
Hay un proceso de decepción del gobierno de Lugo que se profundiza con este hecho
Edwin Britez, analista político
Pero, consideró que ahora "Lugo se convierte, con todos sus errores, en un mal necesario para la estabilidad política".
"Paraguay está en una situación en que no se puede permitir un retroceso, cualquier situación que pueda afectar a Lugo políticamente podría significar un retroceso, porque todo el mundo sabe que su elección puso fin a 60 años de gobierno de un mismo partido que inclusive sostuvo la dictadura de (Alfredo) Stroesner durante casi 24 años".
Britez indicó que ahora, "lo que no tenemos garantizada es la gobernabilidad, porque (el de Lugo) es un gobierno débil en el respaldo parlamentario, débil en el aspecto político porque no cuenta con un partido propio".
Un pecado "venial"
Sin embargo, el analista paraguayo Alfredo Boccia, asegura que la confesión de Lugo, "lejos de debilitar la imagen pública del presidente, dejará de tener costo político y dejará de ser un tema de pasión periodística a partir de mañana"
Lugo confesó que tuvo relaciones sexuales con Carrillo cuando aún vestía los hábitos.
"No creo que sea una cuestión de Estado y que tenga mayores trascendencias más que el previsible desgaste de la imagen de Lugo de parte de la feligresía católica creyente, que es mayoritaria, pero no fanática", declaró a BBC Mundo.
Según Boccia, Lugo optó por la decisión más inteligente al confesar la paternidad del niño "y poner fin a los rumores de los últimos días".
"Por las características culturales de la sociedad paraguaya, de la población, hay todavía un concepto bastante machista de las responsabilidades de la paternidad que es muy probable que no sea en el futuro una carga demasiada pesada para Lugo", agregó.
Boccia explicó que Paraguay no es una sociedad con la cultura protestante como en Estados Unidos "donde este tipo de cosas como mentir empaña la condición eclesial, y la aparición de un hijo podría considerarse como un pecado venial dentro de la política".
Para el analista político, "en pocos días (la confesión de Lugo) será considerada como una cuestión menor".