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Carta a un misionero mormón


Mucho le agradezco su visita para dialogar conmigo acerca del mormonismo. Aprecio su interés en compartir conmigo sus creencias. Hoy en día, cuando la mayoría de la gente vive sólo para sí y se olvida de Dios, es muy loable que Ud. Y muchos más de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se preocupen del bienestar espiritual de otros.
Me interesa estar seguro de lo que creo en cuanto a Dios y mi relación con El. Puesto que Ud. también tiene el mismo interés, creo conveniente poner por escrito algunas de mis observaciones concernientes al mormonismo. De esta manera, Ud. puede tener mi comentario en forma permanente para su estudio y consideración.
1- Según la enseñanza mormónica, el Libro de Mormón fue trascrito de unas escrituras en placas de oro. Se dice que el idioma que se empleó fue el “egipcio reformado”. Sin embargo, ¿no le parece raro que ningún lingüista de talla, ni ningún egiptólogo haya hecho referencia a un idioma “egipcio reformado”?
Basado en el testimonio de Joseph Smith, los caracteres de la siguiente ilustración fueron tomados de las placas de oro y son del idioma “egipcio reformado”. Permítame una pregunta: ¿Ha examinado Ud. detenidamente estas “letras”? ¿No ha notado Ud. que algunas de estas presuntas letras se parecen al número 2, otras al 4 y otras a una H dibujada con fantasía? Estos caracteres no tienen apariencia de ser del estilo egipcio. Son completamente distintos de todo escrito egipcio, incluyendo los escritos jeroglíficos, demóticos y hieráticos. Si estos caracteres fueran del “egipcio reformado”, entonces los maestros lingüistas, que conocen el egipcio, seguramente podrían traducirlos. Sin embargo, ningún lingüista ni egiptólogo los ha traducido. ¿Por qué? ¡Sencillamente, porque no son egipcios! Y la verdad es que no pertenecen a ningún idioma.

No hay evidencia alguna de que posean los elementos más básicos de algún idioma conocido por el hombre, sea antiguo o moderno. Si no hubiera más que considerar en cuanto al Libro de Mormón, está sola circunstancia sería suficiente para crear dudas serias en cuanto a su veracidad. “Sin embargo, dirá Ud. , Martín Harris, uno de los tres testigos del Libro de Mormón, llevó copias de lo escrito en las placas de oro al señor Charles Anthon, profesor de idiomas de la Universidad de Columbia, para saber si el idioma de las placas de oro era egipcio. El profesor Anthon respondió que eran egipcio, caldeo, sirio y árabe. Esta es prueba positiva de que una autoridad lingüística, no mormónica, reconoció la validez de los caracteres tomados de las placas de oro”.
Permítame mencionar dos cosas importantes en relación con la conversación de Martín Harris y el profesor Anthon. Primero, si es cierta la declaración mormónica de que sólo Dios sabe el idioma “egipcio reformado”, ¿cómo pudo reconocerlo el profesor  Anthon? Segundo, ¿sabe Ud. que después de la presunta visita del señor Harris al profesor Anthon, éste escribió:
“La declaración de que yo había dicho que la inscripción mormónica era jeroglíficos de egipcio reformado es completamente falsa”
En otras palabras, tenemos un conflicto entre el testimonio de una persona no educada, no especialista (el señor Harris era campesino), y el testimonio de uno que es lingüista y profesor universitario. ¿Cuál aceptaría Ud.? Yo encuentro más lógico aceptar el testimonio del profesor, en cuanto a lo que él mismo dijo, en vez de aceptar el testimonio del señor Harris sobre lo que él entendió que había dichoel profesor.
2- Según el mormonismo, se consideran divinos 4 libros: la Biblia, el Libro de Mormón. Doctrinas y pactos y La perla de gran precio. Si estos cuatro son de Dios, no pueden contradecirse. ¡Pero hay contradicciones grandes! Citaré algunos ejemplos.
La Biblia declara que Jesucristo nació en Belén (Mateo 2:1); pero el Libro de Mormón declara que Cristo nació en Jerusalén (Alma 7:9-10). Puesto que es imposible que Cristo naciera en ambos lugares, o se equivocó la Biblia o se equivocó el Libro de Mormón. Los dos no pueden tener razón.
Puede ser que Ud. responda que Jerusalén era el nombre de la zona que incluye a Belén, pero esta respuesta carece de validez, porque Jerusalén, a lo largo de su historia, siempre ha sido una ciudad y nunca el nombre de una zona más grande que la ciudad. Belén se encuentra a 8 kilómetros directamente al sur de Jerusalén, pero mucho más lejos por el camino sinuoso que conduce a él. Es imposible confundir los dos lugares.
El cristianismo siempre ha mantenido que el lugar del nacimiento de Cristo fue Belén. Aun en el Antiguo Testamento, el profeta Miqueas predijo el nacimiento en Belén (Miqueas 5:2). Por lo tanto, hay mucha duda sobre la veracidad del Libro de Mormón en este punto.
El Libro de Mormón declara que cuando Cristo murió, la oscuridad cubrió toda la tierra durante tres días (Helaman 14:20-29); pero la Biblia declara que la oscuridad duró sólo tres horas (Lucas 23:44).
Otro conflicto entre La perla de gran precio y la Biblia es la enseñanza de que Joseph Smith recibió el sacerdocio de Melquisedec de las manos de Pedro, Santiago y Juan, y el sacerdocio de Aarón, de Juan el Bautista. Hay varios problemas en esta declaración que quiero someter a su consideración. Primero, la Biblia indica claramente que el sacerdocio de Aarón fue únicamente para los judíos que eran hijos de Aarón, o sea de la tribu de Leví (Números 3:5-10). Entonces la declaración de Joseph Smith, de que él recibió este sacerdocio, queda en tela de juicio, puesto que él no fue judío ni de la tribu de Leví.
Segundo, se entiende que el sacerdocio de Aarón, juntamente con todo el sistema de ordenanzas, sacrificios y sacerdotes fue abolido por la muerte de Cristo (Gálatas 3:13; Colosenses 2:14; Hebreos 7:18,19; 10:9). Por lo tanto, es anti bíblico pretender que alguien tiene este sacerdocio hoy.
Tercero, con la excepción del mismo Melquisedec, sólo Cristo fue poseedor de este sacerdocio. Pedro, Santiago y Juan nunca lo poseyeron y, por tanto, no tenían autoridad de otorgárselo a Joseph Smith. Cuarto, el sacerdocio de Melquisedec,  que tuvo Cristo, era intransferible (vea Hebreos 7:24). El hecho de que este sacerdocio no podía transferirse a ninguna otra persona significa que Cristo lo tiene todavía. El es nuestro sumo Sacerdote y, por tanto, nadie más puede reclamarlo.
Otra contradicción tiene que ver con la doctrina mormónica sobre la poligamia. El Libro de Mormón denuncia la poligamia en Jacob 2:24,27; sin embargo, el libro Doctrinas y pactos la proclama. Tales contradicciones levantan dudas en cuanto a la veracidad de estos libros mormónicos y, como resultado, dudas sobre el mismo mormonismo.
3.- Según el Libro de Mormón, los indios de la América del Norte son descendientes de los israelitas que emigraron a Occidente. Es interesante notar que esta teoría era común en la década que comenzó en 1820, cuando Joseph Smith vivía en Nueva York.
¿Sabe Ud. que la Oficina de Antropología del Instituto Smithsonian de Washington, D.C. declara que los indios de América del Norte son “más parecido a la gente de Asia central y oriental que a la del Medio Oriente? El tipo físico del indio norteamericano es básicamente mongoloide”, no mediterráneo ni caucásico. Si los antepasados de los indios hubieran sido israelitas, como pretende el Libro de Mormón, ¿cómo pudieron cambiar su semblante físico para que se parezcan a los mongoloides y no a los semitas? ¿No le parece posible que los indios no eran israelitas sino asiáticos que vinieron por el puente terrestre que se encuentra entre Alaska y Rusia? ¿No le parece que este es un asunto de aceptar la evidencia antropológica o el Libro de Mormón ?
Por supuesto, autores mormones han escrito varios artículos en los cuales anuncian descubrimientos arqueológicos en México y en América Central que, según ellos, demuestran evidencias sobre escrituras egipcias y hebreas. Ellos emplean estos anuncios para sostener su teoría de que los indios de estos países son descendientes de los judíos. Pero es muy raro que NINGÚN lingüista honrado encuentre relación alguna entre estos idiomas y el idioma de los egipcios o de los hebreos.
4.- Ud. hace mucho alarde del testimonio de los tres testigos: Oliver Cowdery, David Whitmer y Martín Harris; y de los ocho testigos de la autenticidad del Libro de Mormón. Ellos declararon que vieron las placas de las cuales fue traducido el Libro de Mormón. El señor John Alonzo Clark, residetite de Palmyra, Nueva York, le preguntó al señor Martín Harris, uno de los tres testigos, si él había visto las placas con sus ojos naturales, “tal como Ud. ve esta pluma en mi mano”. El señor Harris respondió: “Bueno, no las vi como veo la pluma, pero las vi con los ojos de la fe”. ¿No es presunción, entonces, que los mormones declaren que Martín Harris realmente vio las placas, cuando él dijo con sus propias palabras que no las vio? Y aunque las hubieran visto, él y los demás, ¿prueba eso que son de Dios?
Además de estos asuntos sobre el Libro de Mormón, permítame llamarle la atención a otro asunto que debe considerar seriamente. Cuando el señor Joseph Smith y cinco hombres más organizaron la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el 6 de abril de 1830, en Fayette, Nueva York, Joseph Smith declaró que él era “vidente, profeta y apóstol de Jesucristo”. Personalmente me parece muy difícil creer eso,
Seguramente Ud. sabe que Joseph Smith era bien conocido entre sus vecinos por su costumbre de buscar tesoros escondidos y por su pretensión de localizar cosas perdidas, dinero escondido, agua para pozos y otros tesoros, por medio de una piedra mágica llamada peepstone (piedra de atisbo). Un adivino llamado Walters, que también utilizaba piedras y palos para localizar objetos perdidos, estaba en contacto con Smith. La participación de Smith en estas prácticas ocultas es condenada por Dios (Deuteronomio 18:10). La historia de 2 Reyes 17 claramente demuestra que Dios se airó contra Israel precisamente por la práctica de la adivinación (versículos 17,18). El uso de piedras mágicas por parte de Smith, para traducir las placas de oro, contrasta con el método por el cual los profetas de Dios fueron guiados por el Espíritu Santo para escribir los libros de la Biblia. El uso de amuletos no es solamente indigno de la gloria y de la soberanía de Dios, sino una forma de adivinación que Dios prohíbe. El punto más importante que debemos considerar es el relativo al camino de la salvación. Nuestro destino es de suma importancia por cuanto es para toda la eternidad. Usted enseña que la salvación individual del pecador se obtiene por “obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio”. ¿Se ha dado cuenta Ud. De que esta enseñanza se opone a la Biblia? Note los siguientes versículos bíblicos en los cuales se declara que la salvación no se obtiene por medio de “leyes y ordenanzas”.
Romanos 3:20“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él”. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Romanos 3:24: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Romanos 4:6“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras”.
Romanos 4:5“Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”.
Gálatas 2:16“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Efesios 2:8,9“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
Juan 1:12“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Juan -3:16
: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Le ruego meditar en esta pregunta: ¿Sabe Ud. si sus pecados han sido perdonados? ¿Se acuerda Ud. de algún momento cuando Ud. oró a Dios para pedirle el perdón de sus pecados y para invitar a Cristo a que entrara en su corazón y vida y para que le diera vida eterna? Si Ud. no ha hecho eso antes, ¿por qué no lo hace ahora? Este es el mensaje central de la Biblia. Por esto vino el Señor Jesús y murió en la cruz como Sustituto suyo (Romanos 5:8; Gálatas 1:4); para que usted tenga vida eterna y seguridad del cielo.
Gracias por permitirme compartir con Ud. estas inquietudes. Espero que no las tenga en poco, sino que, con oración, considere lo que le he dicho. Lo que Ud. Crea en cuanto a la Biblia y al Señor Jesucristo es de suma importancia, porque determina su destino eterno. Pido a Dios que El le dé sabiduría y entendimiento en su Palabra y para que llegue a la verdad en Cristo Jesús.
Me suscribo sinceramente como siervo de Cristo,
Roy B. Zuck

Ni Iglesia, ni Santos, ni de Jesucristo, ni de los Últimos Dias


No son iglesia
Aunque se anuncien a su puerta como representantes de “La Iglesia de los Santos de los Últimos Días” (SUD), los mormones no son una iglesia en el sentido en que usted y yo conocemos la palabra. Son más bien una organización religiosa concebida originalmente, y cotejada después, en el cerebro irredento del hombre. La iglesia auténtica, en contraste, es un organismo viviente salido del costado herido de Jesucristo para instrumentar bendición a la humanidad.
El mormonismo es una filosofía religiosa elaborada en la fragua artificiosa de mentes fuertes, tenaces, determinadas, y actualmente hostiles a la iglesia genuina de Jesucristo. En la formulación de la filosofía mormona se incluye la confesa intención de “restaurar” la verdadera iglesia de Jesucristo, la cual los “profetas” mormones consideran una abominación.
Económicamente, el mormonismo es una corporación multimillonaria con definidas actividades e intereses mercantiles. En los Estados Unidos constituye una estructura monolítica de capital que ocupa un sitial entre las cincuenta corporaciones mayores de la nación. La corporación mormona hace inversiones de millones de dólares en las grandes compañías de seguro, en lugares turísticos y de recreo, hoteles, periódicos importantes y otros negocios de ese país. En contraste, la iglesia verdadera es sencillamente un compañerismo espiritual que abarca a todos los que han alcanzado fe preciosa.
Las creencias y prácticas de la mal llamada “iglesia” mormona, están en oposición a las de la legítima iglesia del Señor Jesucristo. Tienen más bien afinidad con las del espiritismo. Muestran un sutil alineamiento con el paganismo clásico. Se ven salpicadas de misterios y reforzadas por ceremonias secretas propias de la masonería.
La genuina iglesia cristiana no tuvo templos suntuosos diseñados interiormente para celebrar ritos secretos y practicar doctrinas tapadas. Pero esto es característico tanto de la institución mormona como de la institución masónica. Los únicos dos ritos que practica la verdadera iglesia son públicos: el Bautismo y la Santa Cena (Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23-34). Sus enseñanzas también están abiertas al examen de todos (Hechos 17:11). Como su Señor y Maestro, los cristianos no tienen nada que ocultar (Juan 18:20). No se bautizan por los muertos como hacían los paganos del tiempo de San Pablo (1 Corintios 15:29). No celebran “matrimonios celestiales”
Los SUD practican lo antes mencionado convirtiéndose en una nota discordante con respecto a la iglesia fidedigna. Por tanto, ¿cómo pretenden apropiarse el nombre de “iglesia” si son tan diferentes a ella? Si no son iglesia, entonces, ¿qué son? Siga leyendo y juzgue usted mismo.
No son santos
En el Nuevo Testamento la palabra ‘iglesia’ significa “llamados fuera”, y la palabra ‘santos’ significa “apartados”. Ambos significados se exhiben en el carácter separado de los cristianos verdaderos. Incluye una obra de higiene moral que entre otras cosas sanea las actitudes, asea los afectos, y limpia la mente (vida pensante) de aberraciones sexuales. El auténtico cristiano rehúsa alimentar los deseos naturales del cuerpo y de la mente (1 Juan 1 Juan 2:15-17 Romanos 12:1-2, Santiago 4:7), y mejor, “huye” de ellos (2 Timoteo 2:22).
Creer y enseñar que Dios Padre tuviera relaciones maritales con la virgen María no son pensamientos que se generan en una mente santificada por el Espíritu de Dios o que se satura de la savia bienhechora de la Biblia. El sexo es una función del cuerpo con referencia a esta tierra únicamente (Marcos 12:25). El Padre Celestial es Espíritu, perfecto, distanciado de las pasiones y de los deseos naturales del hombre. La Biblia enseña que “Dios no puede ser tentado, ni El tienta a nadie” (Santiago 1:13). Lea además Filipenses 4:8 y compare esta Escritura con el blasfemo sexismo que incendia la teología mormona perennemente. Si los mormones no son santos, entonces, ¿qué son? Siga leyendo y juzgue usted mismo.
No son de Jesucristo
Pues no “permanecen” en la Palabra de Cristo sino que se extravían de ella. Están de veras bajo el yugo degradante de un insidioso espíritu de error. Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31).
Los SUD creen, practican, y difunden la palabra de sus propios “profetas” u “oráculos vivientes” como si lo que éstos dicen tuviera el peso y la autoridad de lo que dice Cristo. Por ejemplo, Cristo dijo: “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). El espíritu no tiene cuerpo, ni color, ni peso, ni dimensión. En cambio, los profetas mormones dicen que Dios fue un hombre de carne y hueso quien mediante la “ley de progresión” llegó a sublimarse. A través de este proceso imaginario, Dios eventualmente ascendió de categoría volviéndose divino y trajo a su nuevo estado el cuerpo humano que tenía.
Jesucristo, por su parte, enseñó todo lo opuesto. Después de resucitar, apareció a sus discípulos. Al pensar ellos “que veían espíritu”, Cristo les dijo: “Palpad y ved porque an espíritu no tiene carne ni hueso, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39). Esta declaración establece la incorporeidad del’ espíritu y la corporeidad del Hijo de Dios. En consecuencia, si Dios el Padre es Espíritu, inmortal, eterno, invisible, intangible y trascendente, resulta absurdo afirmar que tiene cuerpo. Contradecir lo que tan claramente enseñara Cristo es no permanecer en su palabra, y por tanto, equivale a no ser su discípulo.
Enlodando todavía más la imagen sacrosanta del Cristo que proyecta el Nuevo Testamento, los mormones propagan que éste tuvo varias esposas con las que procreó hijos. Dicen que Jesús es hermano del diablo. Estas extrañezas son foráneas al Testamento inspirado, y por ende, estuvieron por siempre ausentes del cuerpo de creencias históricas sustentadas por los auténticos discípulos de Cristo durante los últimos dos mil años. Si los SUD no son discípulos de Cristo, entonces, ¿quién es su maestro? Siga leyendo y juzgue usted mismo.

No son de los últimos días

Son más bien otro eslabón en la cadena de la rebelión que se inició en los primeros días. Los mormones creen y propagan el Gran Fraude introducido por el diablo desde los primeros días del hombre sobre la tierra. En el Jardín del Edén, Eva creyó la Gran Mentira que inyectó en su corazón la serpiente antigua, Satanás o diablo. “Seréis como Dios”, le dijo el padre de mentiras (Génesis 3:5).
La Gran Mentira de que el mormón puede llegar a ser un dios es creída y difundida solícitamente por esta religión estrambótica. Tan torcido credo fue expresado por uno de sus profetas más distinguidos con palabras que creyó inspiradas: “Como es el hombre, Dios fue una vez; como Dios es, el hombre también será”. ¿Se habrá emitido un eco que haya reproducido mejor el “Seréis como Dios” que tan mentirosamente prometiera la serpiente a la primera mujer?
Los SUD dicen que creen en la Biblia, la Palabra de Dios, “siempre y que ésta esté bien traducida”. Usan este pretexto para darse a la tarea de revisar las declaraciones del Libro Santo y tomarse la libertad de acomodarlas a sus fantásticos intereses. En realidad, todo lo que logran es tergiversarla. Esto es afín con la obra del diablo. Satanás fue el primer ‘tergiversador’ y ‘contradictor’ de la Palabra de Dios. En el Huerto del Edén, con el más mal intencionado sarcasmo capaz de engendrar la peor duda, éste preguntó a la primera mujer: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Pero el caso es que ¡Dios había dicho todo lo contrario! “De todo árbol del huerto podrás comer” (Génesis 2:16).
Consecuentemente, lo que tenemos por delante aquí no es una simple tergiversación sino una mayúscula contradicción de lo que Dios en realidad había dicho. ¡Satanás es un maestro del engaño y un experto en contradicción!
Los SUD afirman que el Libro de Mormón es el libro “más correcto sobre la tierra y la piedra clave” de su religión. Enseñan que un hombre “se acerca más a Dios si vive de acuerdo con sus preceptos, que siguiendo otro libro”. La inferencia lógica es que la Biblia queda corta frente a este libro espurio.
Irónicamente, el Libro de Mormón no apoya sino que más bien contradice algunas de las más preciadas doctrinas de los SUD. No obstante la denuncia del mormonismo que hace el propio Libro de Mormón, éste, a la par con Doctrina y Convenios y Perla de Gran Precio, constituye la “revelación” que de veras nutre la fe mormona.
La iglesia verdadera, por su parte, alimenta su fe sólo en la Biblia, su manual exclusivo en materia de fe y práctica.
En consecuencia, desde el Jardín del Edén mismo, allá en los primeros días, tanto Satanás como el primer hombre han estado haciendo lo mismísimo que hacen hoy los así llamados “Santos de los Últimos Días”. Esto es, dudando la auténtica Palabra de Dios, contradiciendo sus claras enseñanzas, y tergiversando sus doctrinas. Por tanto, a los “Santos de los Últimos Días” no les cabe el nombre que se dan, puesto que en realidad sus creencias no son nuevas. Simplemente continúan aquellas de los primeros días. Los “Santos de los Últimos Días” son mormones y nada más. Juzgue usted mismo y manténgase alerta sobre este dañino error.
Para ayudarle a estudiar seriamente esta religión exótica, hemos editado el librito MORMONIDADES. El mismo contiene trece lecciones introductivas al mormonismo. Lo enviaremos gratis pero solamente a aquellos que tengan intenciones firmes de internarse en el laberinto de estas creencias estrafalarias con la determinación de combatirlas enérgicamente.
Por favor, no solicite, repito, no solicite el librito MORMONIDADES sólo porque es gratis. Disponemos de copias limitadas que queremos conservar sólo para los que tengan la determinación arriba mencionada.
Ministerios Audiolit

Del mormonismo a Jesucristo (testimonio


07:38

Hago público mi testimonio con deseos en el corazón de llegar al alma de toda persona con las buenas noticias de salvación eterna por medio de Jesucristo. Quiero acercarme con amor sincero especialmente a quienes se denominan “Santos de los Últimos Días”, o Mormones.
Me llamo Brendan Terry. Nací y me crié en Virginia, Estados Unidos, dentro de una familia mormona creyente, diligente, fiel en sus obligaciones con la iglesia, y sincera en sus deseos de alcanzar las metas espirituales inculcadas por la misma. Mis padres me amaban (y me siguen amando) y siempre querían para mí una vida estable y feliz, obediente a la religión en que creíamos.
Durante los cuatro años de escuela secundaria, todas las madrugadas, asistía sin falta a una hora de clases en el “seminario” mormón. Tanto en el “seminario” como en los cultos regulares de la iglesia, recibí una sólida preparación en los principios de la religión mormona. Procuraba vivir estos principios de forma constante, aunque me sentía oprimido bajo una carga de “pecadillos” e “imperfecciones”. Al graduarme en la escuela secundaria fui becado para estudiar en la Universidad Brigham Young, la cual pertenece a la iglesia mormona. Acabado mi primer año allí, y tal como lo hacían muchos jóvenes, acepté con entusiasmo el llamado de la iglesia para predicar sus doctrinas y ganar conversos en el sudoeste de mi país. En esa región viven muchas personas de origen Latinoamericano.
Aproveché esos dos años de trabajo misionero para profundizar mis propias creencias. Buscaba res-puestas a las preguntas sinceras y vitales que la gente “investigadora” me hacía, recurriendo tanto a la Biblia como a los libros canónicos mormones: el LIBRO DE MORMON, DOCTRINAS Y CONVENIOS, y LA PERLA DE GRAN PRECIO. Consulté también otros escritos de los profetas y líderes mormones acerca de cuya autoridad jamás había tenido dudas serias.
Tocando diariamente de puerta en puerta en las ciudades de El Paso, Texas y Albuquerque, Nuevo México, llegué a conocer individuos de todas las razas
y proveniencias. Entre ellas había las que me hablaban sinceramente de su relación personal con Dios a través de Jesús. Describían una nueva vida que El les había dado, y afirmaban gozar de una certeza en cuanto a su propio destino eterno. Estas personas sabían que tenían vida eterna, no como posibilidad teórica, sino como realidad actual. “Jesús”, me decían con rostros llenos de seguridad y paz, “me ha salvado y me ha rescatado de la condenación v de la oscuridad”. Utilizando textos bíblicos, me explicaban lo que era para ellos una experiencia tangible y continua. Tanto sus acciones como sus actitudes hacían patente una cosa: el amor del Dios vivo que, comenzando un día con el “nuevo nacimiento”, entró en sus vidas y comenzó a obrar milagros de curación espiritual en lo más profundo de su ser. Estas personas se llamaban simplemente “cristianos” y pertenecían a varias denominaciones.
Poco a poco, a medida que intentaba entender las grandes diferencias entre sus creencias y las mías (al principio con intención de convertirlos), me di cuenta que algo andaba mal con mi religión. Desde el punto de vista intelectual, ésta no concordaba con muchas doctrinas clave de la Biblia, enseñadas por Jesús y sus discípulos. Además, simple y llanamente fracasaba en presentar un cuadro convincente del mundo real. Desde el punto de vista espiritual, el mormonismo no me había conducido a una relación íntima con el Dios vivo a quien estos amigos cristianos parecían conocer tan bien. Mis necesidades espirituales quedaban sin satisfacer. Tuve que admitirme a mí mismo que aunque exteriormente mi vida religiosa lucía controlada, en realidad se caracterizaba más bien por el cansancio espiritual, la incertidumbre ante el porvenir, la duda, y la incapacidad para cambiar patrones negativos de pensamiento y de conducta. Vine a ser más consciente aún del vacío enorme que había dentro de mí.

Aunque ese vacío había existido siempre, ahora se hacía intolerable. Por mucho tiempo después anduve frustrado y confundido. Buscaba respuestas pero no las hallaba en mi propia religión, ni en los libros ni en los consejos de líderes respetados. A través de ninguno de ellos pude percibir la voz de ese Dios que ahora anhelaba conocer. Regresé de esa experiencia misionera habiendo servido honorablemente, sí, pero confuso y lleno de serias dudas que me colocaron por rumbo incierto. “Si las respuestas mormonas a la vida no eran ciertas, entonces ¿qué? ¿Quién era yo? ¿Cómo encontrar la verdad? ¿Cómo ser libre de mis pecados v de mi tristeza? ¿Dónde hallar la vida eterna y la paz de Dios?” Estas interrogantes quemaban mi mente de continuo.
Tras otros dos años de estudios universitarios, y de haber profundizado más el cristianismo bíblico, abandone temporalmente la universidad dejando atrás amigos muy queridos para buscar el camino de seguridad y de verdad. En esta etapa de mi vida, ya mis estudios y convicciones espirituales me habían llevado inevitablemente a ciertas conclusiones en cuanto a la verdad. Estas contradecían al mormonismo ortodoxo en lo más esencial:
1.- La Biblia es un documento fidedigno transmitido con precisión a través de muchos siglos, y exhibe unidad interna y suficiencia doctrinal.
2.- En verdad, sólo hay un Dios que siempre ha sido Dios. Es un ser infinito, perfecto en amor, en justicia, en misericordia, en sabiduría.
3. - Jesucristo era, y es, ese Dios hecho carne venido a la tierra en forma de hombre para llevar a cabo la redención del hombre, y ahora está exaltado a una posición de poder y autoridad supremos en el cielo.
4.- El hombre es un ser creado por Dios, no “co-eterno” con Dios. Dicho de otro modo, hubo un tiempo en que ni tú ni yo existíamos. Dios nos creó por su poder y sabiduría y lo hizo con propósito de que tuviésemos una relación de amor con EL.
5.- Cualquier ser humano que desobedece a Dios demuestra su enemistad hacia El. La raza humana toda está bajo la ira de Dios y merece el castigo eterno; todos necesitamos ser salvos, y volver a una relación de amistad con Dios.
6.- La salvación es posible sólo por medio de la obra acabada de Cristo y por la gracia divina, sin agregar obras humanas de cualquier tipo. Lo que facilita al hombre su entrada al cielo es el poder de la sangre redentora del Hijo de Dios. Es necesario que el hombre pecador se valga de la obra hecha por Jesús sobre la cruz del Calvario. Allí Cristo derramó su sangre cuando murió en nuestro lugar. Sólo el orgullo del hombre lo hace pensar que sus obras y observancias le podrán calificar para tener ciudadanía en el reino de Dios. Dios no da lugar para que alguno se jacte en el postrer día.
Cuando la confianza en mis propios esfuerzos religiosos y el efecto cegador de las creencias, erradas se habían desprendido de mis ojos como la cascara de una cebolla, advertí que yo también necesitaba ser salvo de la ira de Dios, de la justa condenación a causa de mis pecados, entre otros, el egoísmo, la lujuria, el rencor, y la envidia. El disfraz de rectitud y pureza que yo llevaba bien podía convencer a todo el mundo pero nunca al Dios vivo. Necesitaba experimentar una vida nueva y una renovación interior.
Al poco tiempo de estar estudiando la Biblia con unos cristianos universitarios en Sevilla, España, acepté como regalo esta vida nueva que Dios me ofrecía. Fui verdaderamente salvo al poner mi fe en la obra que Jesús hizo a favor mío en la cruz. Sentí que su sangre redentora me había limpiado de todo pecado. Sobre el tosco madero El sufrió una muerte ignominiosa y la separación de Su Padre Eterno, fuente de toda vida y bendición, para pagar el precio de mis pecados. Yo merecía la muerte, pero El murió en mi lugar.
Hoy puedo decir que Dios ha obrado un cambio milagroso en mi vida que comenzó en el mismo momento de mi nacimiento espiritual. El ha llenado mi ser de un gozo constante que no varía con las circunstancias externas de la vida. ¡Ya no hay aquél vacío! Ha quitado de los hombros el sentido de culpabilidad, el dolor de mi vida pasada y de mis muchos fracasos. ¡Ya no hay cansancio espiritual! Me ha dado propósito y dirección en la vida. Me ha asegurado de tener siempre, como experiencia diaria, su amor, su perdón y su consuelo divinos. Como garantía, ha enviado su propio Espíritu para morar literalmente en mi ser.

Por medio del Espíritu Santo, Dios ha comenzado en mí una obra de santificación, transformándome poco a poco a la imagen de su Hijo, y enseñándome a vivir de acuerdo con la rectitud que le es inherente. Me ha hecho miembro de su familia eterna, el pueblo cristiano auténtico. Ciertamente me ha hecho pasar de la muerte a la vida eterna, y ahora mi único deseo es poder compartir con todo el mundo esta riqueza incomparable e indescriptible.
Muy estimado lector, ya sea usted mormón o de cualquier otra religión o filosofía, le ruego que confiese su pecado y su necesidad espiritual delante del Dios vivo, el que habita en la eternidad y que hace del cielo su morada. Le ruego que acepte con manos vacías el regalo de vida y el gozo que Jesús ofrece.

Reciba a Cristo como el que manda en todos los aspectos de su vida, tanto internos como externos. Confíe en que El le dotará de la fuerza y de la sabiduría sobrenatural  para poder obedecer la voluntad divina del Creador. No tarde en clamar a Dios a favor de su alma. De seguro El le oirá y le responderá con amor y gracia imposible de describir e imposible de apagar.

Profecías falsas de los Testigos de Jehová


Los Testigos de Jehová tienen por qué sentirse completamente frustrados, aun abochornados.   ¡Tantas profecías fracasadas; tantas palabras caídas a tierra! ¡Tanto esperar en vano lo anunciado por los dirigentes de la Sociedad en Brooklyn (E.U.)!  No obstante, siguen predicando con ahínco su mensaje del reino y  vendiendo “La Atalaya” y “Despertad” como si no hubiera pasado nada.
Debieran enfrentarse valiente y honestamente los hechos irrefutables.  Su organización ha fallado repetidas veces al pronunciar profecías sobre el reino, el tiempo del fin, Armagedón y el Milenio.  Para ellos, el tiempo ya lo ha dicho todo.  Con presunción hablaron los Testigos, pues no aconteció lo que profetizaron.  “Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliera lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Deuteronomio 18:22).

“OTOÑO de 1975”
Escribió algún dirigente de los Testigos.  (¿Knorr?  ¿Franz?  No se sabe cuál de ellos pues no firman sus escritos.) : “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarían en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzaría en el otoño de 1975” (“Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios”, Pág. 29, publicado en 1966 por la Sociedad Watch Tower Bible and  Tract).
En la tabla de fechas presentada en las páginas 31-35 del mismo libro se señala el año 1975 con la explicación siguiente: “Fin del sexto día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  La próxima fecha que aparece en la tabla es el año 2975 y de ella se dice: “Fin del séptimo día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  Para otras declaraciones proféticas sobre 1975 véase la “Despertad” del 8 de Oct. de 1966 y “La Atalaya” del 1 de mayo de 1968.
La doctrina actual  de la Sociedad de los Testigos es que el séptimo período de 1,000 años es el milenio, o sea, la época de mil años a la cual se alude en Apocalipsis 20:1-10.  También ha enseñado que la batalla de Armagedón se daría en los días previos al comienzo del milenio.  En el referido conflicto global la Iglesia Católica quedaría destruida junto con todas las demás sectas de la cristiandad y los poderes políticos.
Según sus profecías, a lo menos cuatro acontecimientos estremecedores debieran de haber tomado lugar en 1975, son a saber:
1. La batalla de Armagedón.
2. La aniquilación de la Iglesia Católica Romana y de las demás iglesias opuestas a la obra de los Testigos.
3. La destrucción de los poderes políticos.
4. El comienzo del milenio en la tierra.

¡Ninguno de estos acontecimientos ocurrió!  ¡Ni siquiera uno!  ¡Nada en 1975 para los Testigos!  Sus ancianos, vice-presidentes y presidente quedan una vez más desacreditados.  La Iglesia Católica sigue en pie; también las demás iglesias.  Los poderes políticos permanecen.  Y, ¿los Testigos?  Pues, ¡helos ahí en las calles aun vendiendo “La Atalaya” y “Despertad”!  Dicen que son esclavos y se lo creemos.  Sí, son esclavos, esclavos de la junta dictatorial que desde Brooklyn gobierna la Sociedad.  Es más: son víctimas de un buen lavado de cerebro administrado hábilmente por dicha junta.

Hundiéndose, se agarran de una cuerda roto.  Dicen que Adán fue creado en septiembre del 4026 antes de Cristo.  Después Eva fue creada, pero no se sabe cuanto tiempo después.  Si fue seis meses después, entonces el milenio comenzaría en marzo de 1976; si un año después, el milenio comenzaría en el otoño de 1976,  Así razonan.  Sin embargo, antes de encontrarse en el impasse creado por sus profecías en cuanto a 1975, habían afirmado que Eva también había sido creada en el 4026 (“La Atalaya”, 1 de mayo de 1968; “Despertad”, 8 de oct. de 1968; “El propósito de Dios”, Pág. 51, 1974).  Además, si el milenio terminaría, como se señala en la tabla de fechas dada en el libro “Vida eterna”, en el otoño del 2975 tendría que haber empezado en el otoño de 1975.  De otro modo, no se completarían los mil años en 2975.  Quiere decir que, según la cronología de los Testigos, Armagedón debiera haber pasado ya y el milenio debiera haber empezado.  No hay escapatoria para ellos.  El laberinto de sus propias doctrinas los enreda y los traiciona.

¡A los Testigos se les acabó el tiempo!  Dígaselo usted, lector.  ¡Que sean humildes y honestos!  ¡Que lo admitan!  Que no pueden tapar el cielo con un dedo ni pueden ocultar sus fracasos con más subterfugios, negaciones y nuevas profecías.

HISTORIA de PROFECÍAS  FRACASADAS
Los que estamos al tanto de la historia de los Testigos sabemos que la secta se originó con la promulgación de un sistema de doctrinas basadas principalmente en fechas, tiempos y profecías.  La vida de la secta, como también su impulso evangelístico, se deriva de sus creencias sobre el cumplimiento de los tiempos y las profecías.  Cabe preguntar cuánto tiempo más podrá sobrevivir la Sociedad  de los Testigos ya que su alimentación a través de los años ha sido, de continuo, la de profecías muertas y esperanzas frustradas.  Si usted, estimado lector, considera las siguientes profecías y declaraciones de los Testigos no le asombrará el que sus predicciones sobre 1975 no se cumplieran.  Su historia es una de numerosas profecías fracasadas.
1877   “El fin del mundo, es decir, el fin de la época del evangelio y el comienzo de la edad milenial, es más cercano de lo que suponen la mayoría de los hombres.  De hecho, ya hemos entrado en el período de transición el cual será  ‘tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces’ (Daniel 12:1)”.  (Russell, “Tres mundos, y La cosecha de este mundo”, Pág. 17).
1889  Pues, no se sorprendan cuando, en    capítulos subsiguientes, presentemos pruebas de que ya ha comenzado el establecimiento del reino de Dios el cual, según señala la profecía, empezaría a ejercer   poder en 1878, y de que ‘la batalla de aquel   gran día del Dios Todopoderoso’, la cual  terminaría en 1914 cuando hayan sido derribados los gobiernos actuales de la tierra, ya ha comenzado” (“El tiempo se acerca”, Pág. 101).

Errores y contradicciones
1. El reino de Dios no fue establecido en 1878 sino en el año 33.  Marcos 9:1; Mateo 16:28; Colosenses 1:13.
2. Charles Taze Russell, el fundador de los Testigos, profetizó que Armagedón terminaría en 1914.  Cuando no aconteció, los Testigos cambiaron la fecha, su última predicción siendo para el otoño de 1975.
3. Los gobiernos no fueron derribados en 1914, ¡ni tampoco en 1975!
1894 “No vemos por qué cambiar las fechas.  No podríamos cambiarlas aunque quisiéramos.  Creemos que son las fechas de Dios, no las nuestras.  Tenga presente el que 1914 no es el principio sino el fin del tiempo de angustia” (Russell, “La Atalaya de Sión”, 15 de julio de 1894).
Comentarios: Nótese la confianza con que escribe Russell sobre “las fechas de Dios” y el énfasis sobre la terminación de todo en 1914.  Dice Cristo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).  “En su sola potestad”, no en la de Russell y los Testigos.
1904  “Según nuestras expectaciones,           pronto, entre 1910-1912, nos sobrevendrán las tensiones del gran tiempo de angustia, culminando al finalizarse los ‘tiempos de los gentiles’ en octubre de 1914” (Russell, “La Creación Nueva”, 1904).
1914  “Aunque es posible que comience        Armagedón en la primavera del añoentrante decir exactamente cuándo, sería mera especulación” (Russell, Reimpresiones de“La Atalaya, VI, 1 de Sept. De 1914, Pág.5527).
Comentarios: ¿Comenzó Armagedón en 1915?  ¡De modo alguno!  ¡Ni tampoco en 1975!  Cabe preguntar por qué rechazaron los Testigos la cronología de Russell.  El dijo que las fechas eran de Dios.
1915  “La batalla de Armagedón, para la cual está abriendo paso esta guerra. . .  significará  la derrota total y eterna del mal y el establecimiento del reino justo del Mesías. . .”  (Russell, Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5659).
Comentarios: La guerra a la cual se alude Russell era la primera guerra mundial.  Esta no abrió paso a Armagedón ni fue establecido el reino milenial después de la guerra.  ¡No hay tal cosa como el reino milenial!  Si quiere leer una exposición sobre lo que es el milenio escríbanos y le enviaremos gratis el folleto “El milenio y el rapto de la iglesia”.
1916  Dentro de pocos años veremos el colapso total (del tiempo de los  gentiles) y el establecimiento completo del reino de Dios en manos del Mesías” (Russell,    Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5950).
Comentarios: ¡Otra profecía fracasada!  En vano esperaron los Testigos el establecimiento del reino milenial después de la primera guerra mundial.  Nótese la contradicción sobre el tiempo de los gentiles.  Russell había dicho que el referido período terminaría en octubre de 1914.  En el 1916 hablaba de que, en efecto, seguía.
1917  “La gran guerra en Europa es el comienzo del Armagedón de las Escrituras” (Sermones del pastor Russell, Pág. 676).
Comentario: ¡Y los Testigos de hoy día aun esperan el Armagedón!
1918  El día 24 de febrero de 1918 el Sr. Rutherford, sucesor de Russell, pronunció por primera vez la conferencia “Millones ahora vivos nunca morirán”.
1920  “Basándonos en el argumento ya expuesto de que el sistema viejo de cosas, el mundo viejo, está feneciendo . . . y que se está acercando el sistema nuevo, y de que en 1925 resucitarán los fieles ilustres del pasado y comenzará la reconstrucción (o sea, el milenio, DS) es razonable concluir que millones de personas que ahora viven en la tierra estarán aun vivas en 1925.  Pues, de acuerdo con las promesas dadas en la Palabra divina, tenemos que llegar a la conclusión positiva e indisputable de que millones ahora vivos nunca morirán” (Rutherford, Pág. 97, “Millones ahora vivos”).
Comentarios: ¿Qué pasó en 1925?  ¡Nada sino el fracaso de las descaradas profecías de Rutherford!
¿Resucitaron los fieles de los tiempos pasados? ¡NO!
¿Se inició el milenio?  ¡NO!
Y, ¿aquellos millones que nunca morirían?  Pues, ¡ya han muerto!  Aquella generación de 1918, efectivamente, ha pasado De cierto, a los Testigos se les acabó el tiempo.
1929  Fue construida “Beth Sarím” (o sea, “Casa de los Príncipes”) en San Diego, California (E.U.).  Según se creía, antes del fin vendrían a morar en “Beth Sarim” Abraham, Isaac, Jacob y otros de épocas pasadas.  La casa fue vendida después de la muerte de Rutherford en 1942.

¿POR QUÉ, Testigos?
¿Por qué la vendieron?
1940  “Tal parece que el trabajo de testimoniar a favor de la Teocracia está para terminar en la mayoría de los países de la cristiandad” (Rutherford, “La Atalaya”, 1 de Sept. De 1940, Pág. 265).
Comentarios: ¡Esto fue dicho 36 años atrás!  Y, todavía siguen testimoniando los Testigos.  Dada la conglomeración de teorías que promueven, su trabajo es uno que nunca debiera haberse comenzado.  ¿Terminará ahora ya que sus profecías para 1975 cayeron a tierra?  Lo dudamos.  Tremenda organización mundial de esclavos tienen los dirigentes Brooklyn, y una imprenta enorme.  ¿Cómo podrían permitir que todo se esfumara?  ¿Qué el trabajo de décadas quedara en nada?  Astutamente buscarán cómo justificar la continuación de su obra nefaria.
1941  En el libro “Hijos” (Rutherford, Pág. 366)  Juan, uno de los personajes del libro dice a su novia: “Sin duda, se acerca Armagedón . . . Desde ahora en adelante le daremos toda la devoción de nuestros corazones a la Teocracia (Término más acertado hubiera sido “La Sociedad Watch Tower”, DS), sabiendo que pronto viajaremos juntos por la eternidad en la tierra.  Nuestra esperanza es que dentro de pocos años sea consumado nuestro matrimonio y . . . que tengamos hijos buenos que al Señor le traigan honor.  Bien podemos posponer nuestro matrimonio hasta que haya paz duradera en la tierra”.
Comentarios: Si Juan y su novia Eunice hubieran sido personas reales, ¡Todavía estarían esperando la consumación de su matrimonio!  El tendría 55 años de edad; ella, 53.  Y, ¿esos hijos buenos que querrían tener?  Pues, ¡no los tendrían jamás!  Cruel es el sistema religioso que, por medio de profecías falsas y alarmas huecas, desoriente a los hombres engañados llevándolos a rechazar el matrimonio, evitar tener hijos cuando su deseo sería procrearlos, suprimir su preparación académica, renunciar sus empleos y vender sus propiedades.  ¡Tal sistema es el de los Testigos!
1942  “El nuevo mundo está a las puertas . . . el tiempo es corto” ) ”El nuevo mundo”, Pág. 10).
1944  “Se acerca el fin del sistema mundano” (“Se acerca el reino”, Pág. 342).
“El desastre de Armagedón, más grande que el que cayó sobre Sodoma y Gomorra, está a la puerta” (“Sea Dios veraz”, Pág. 194).
1950  “El tiempo de Jehová ha llegado cuando, de manera definitiva, será    decidida la cuestión de la soberanía universal”.
1966  “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarán en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzará en el otoñ{o de 1975” (“Vida eterna”, Pág. 29).
Y AHORA, ¿QUÉ?
Testigos, sinceramente a ustedes se les acabó el tiempo.
El tiempo de la generación de 1914 ya pasó.  Si no, favor de decirnos ¿cuánto dura una generación?
Pasó el año 1975 sin que fuesen cumplidas sus profecías.
Los dirigentes en Brooklyn los culpan a ustedes por haber esperado que vinieran Armagedón y el establecimiento del reino milenial en 1975. Pero, ellos, no ustedes, son los que escriben “La Atalaya” y “Despertad”.
Ellos, no ustedes, son los autores de esas profecías que fallaron.  De ellos aprendieron ustedes una doctrina errónea y los alentaron con vanas esperanzas.
Y ahora, ¿qué harán?  ¿Dejarán que los grandes de la Sociedad en Brooklyn sigan usándolos como a esclavos?  ¡Dios los libre!  Han tenido convicciones muy fuertes.  Por tanto, no les será fácil ver los temas de la Biblia desde otro punto de vista.  Sin embargo, desechando prejuicios y fanatismo, debieran hacer el esfuerzo.  Pueden ser cristianos, ni más ni menos, y pueden pertenecer al verdadero reino de Dios, es decir a la iglesia de Jesucristo.
Plan de la Salvación:
“Porque la paga del pecado es muerte” (Ro 6:23)

¿Quién puede salvarme?
“Cristo murió por nuestros pecados” (1 Co 15:3)

¿Qué debo hacer?
“A todos los que le recibieron los hizo hijos de Dios” (Juan 1:12).

¿Cuánto me ha de costar?
“El regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús” (Ro 6:23)

El mormonismo examinado


Tengo muchos amigos mormones. Trabajé con algunos por un año. Rechazaban el tabaco, el alcohol, el té, y las bebidas cafeinadas. Eran amables, hospitalarios, y dedicados a sus familias. Vivían económicamente. Los jóvenes planeaban servir como misioneros, pagando los gastos ellos mismos.
Por lo general, admiro las vidas de los mormones. Y casi me asombro de su celo religioso. Pero yo quisiera que conocieran el fondo de su religión.
Tal vez tú preguntas: ¿El fondo de su religión? ¿Por qué dices esto?
Lo digo porque son mis amigos. Y me parece que sus líderes no les han dicho la verdad acerca de su religión. Por eso, yo quiero decírsela a todos en este tratado. En una obra tan pequeña voy a poder tratar sólo unos pocos puntos del mormonismo. Trataré de escoger los puntos que descubren ese fondo tan bien oculto a los ojos del mormón ordinario.
La historia de los mormones
José Smith, según cuenta en sus escritos, recibió su llamamiento en 1823 por medio de una visión. En ella él entendió que Dios Padre y Dios Hijo no se complacían de la iglesia cristiana de aquel entonces. Entendió que Dios lo había escogido para restaurar el verdadero cristianismo.
En sus escritos Smith también cuenta como recibió de un mensajero celestial llamado Moroni unas fabulosas planchas de oro en el año 1827. Según él dice, Moroni también le dio el “Urim y Tumim”. Esas dos piedras, aseguradas a un pectoral, de alguna manera las usó Smith para traducir al inglés “el egipcio reformado” escrito en las planchas. Supuestamente Smith devolvió las planchas de oro a Moroni. De esta manera nadie puede verificar su traducción. Además, hasta hoy nadie ha podido encontrar ninguna evidencia de que existiera el egipcio reformado, y todos los expertos de buena reputación lo han rechazado como mitológico.
La traducción fue publicada primeramente en 1830 como El libro de Mormón. El 6 de abril de ese mismo año se fundó el movimiento que por fin fue llamado La iglesia de Jesucristo de los santos de los últimas días.
Poco después, el núcleo de esta iglesia se trasladó del estado de Nueva York al de Ohio (EE.UU.). ¿La razón principal? La extrema impopularidad de Smith y sus revelaciones entre los que lo conocían bien y consideraban su nueva religión un engaño.
En Ohio también surgió oposición y hubo hasta violencia y matanzas. Después Smith se estableció en el estado de Illinois, edificando allí una nueva ciudad poblada por mormones.
En 1844 José Smith y su hermano Hyrum fueron encarcelados en Carthage, estado de Illinois, para esperar su juicio por la destrucción de una publicación antimormónica. Pero el 27 de junio de este año, unas doscientas personas atacaron la prisión y brutalmente asesinaron a los dos hermanos Smith, forzando sobre su cabeza la corona indeseada de martirio. De allí la mayo¬ría de los mormones aceptaron el liderazgo de Brigham Young. (No todos aceptaron a Young, y los mormones se dividieron en varios grupos, los cuales existen hasta hoy. En este tratado veremos sólo el grupo que siguió a Young, ya que es el grupo más grande e influencial.)
Enfrentando una creciente oposición, especialmente a la práctica de la poligamia, en 1847 Young llevó la primera banda de mormones al valle del Gran Lago Salado, en el futuro estado de Utah (EE.UU.). Allí sirvió como el segundo presidente de la iglesia hasta su muerte en 1877. Un administrador capaz, Young contribuyó grandemente al crecimiento de la nueva iglesia.
“La Biblia” de los mormones
Los mormones aceptan la Santa Biblia como parte de la palabra de Dios “en cuanto sea correctamente traducida”.1 A ella han añadido otros tres libros: Doctrina y convenios. La perla de gran precio, y El libro de Mormón. Estos tres, con la Biblia, forman lo que ellos llaman la escritura autorizada. Los mormones llaman El libro de Mormón “otro testamento de Jesucristo”. (Es decir, otro además del Nuevo Testamento de la Santa Biblia.)
El libro de Mormón narra la supuesta historia de dos civilizaciones. Alrededor de 600 A.D., una de ellas viajó de Jerusalén a Sudamérica. Andando el tiempo, este grupo se dividió en dos campos guerreros —los nefitas y los lamanitas. A causa de sus hechos malvados, los lamanitas fueron malditos con pieles oscuras. Según El libro de Mormón, Cristo visitó el continente americano, se reveló a los nefitas, les predicó el evangelio, e instituyó el bautismo y la santa comunión.
¿Debemos aceptar los libros sagrados de los mormones?
¡No! No existe ningún respaldo histórico para las declaraciones fabulosas sobre los nefitas y los lamanitas. Además, estos libros, como vamos a ver, contradicen en muchos puntos la clara enseñanza de la Biblia. Y la Biblia dice:
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.2
Las escrituras sagradas de los mormones se contradicen
Aquí pudiéramos dar muchos ejemplos, pero basta con dar uno. Por un lado, El libro de Mormón prohíbe la poligamia (la costumbre de un hombre tener más de una esposa):
Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y ninguna concubina tendrá él; porque yo, el Señor Dios, me deleito en la castidad de las mujeres. Y las fornicaciones son una abominación para mí; así dice el Señor de los Ejércitos.3
Pero por otro lado, las escrituras mormónicas dan lugar a esa práctica pervertida:
Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio, porque le son dadas a él; pues no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más. Y si le son dadas diez, vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto, queda justificado. 4
La historia confirma ampliamente que los primeros mormones permitieron la poligamia. Muchos mormones, incluso José Smith, tuvieron más de una esposa. Y no sólo eso, el mismo José Smith afirmó que lo que él escribió era un convenio eterno, y que el que no lo cumplía sería condenado eternamente:
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.5
¿Cómo se puede cumplir lo que se contradice?
Además de esas contradicciones en su “revelación inspirada”, los mormones se enfrentaron con otro problema. En 1862 el congreso de los EE.UU. promulgó una ley que prohibía la poligamia. Pero los mormones en el territorio de Utah querían ser parte de los EE.UU. Así, al fin en el año 1890, se rindieron. En ese año el presidente mormón, Wilford Woodruff, publicó el famoso “manifiesto” que prohibía la poligamia. Decimos nosotros que ahora estaba en lo correcto, pero anulaba el convenio que, según José Smith, era sempiterno. Así caía bajo la condenación de las escrituras sagradas de la iglesia de la cual él era presidente. ¡Qué contradicción!
Eso debería ser suficiente para convencernos de que las escrituras sagradas de los mormones no son inspiradas por Dios. Pero además de eso, ellas muchas veces contradicen las más claras enseñanzas de la Santa Biblia, la verdadera palabra de Dios. Veamos unos pocos ejemplos.
Su doctrina de Dios
Vamos a ver qué dicen los mormones acerca de Dios:
Dios mismo una vez. Fue tal como lo somos nosotros ahora, y es un hombre exaltado.6
Tal como el hombre es, Dios una vez fue; tal como Dios es, el hombre podrá ser.7
En el cielo donde nacieron nuestros espíritus, hay muchos dioses, cada uno de los cuales tiene su propia esposa o esposas, las cuales les fueron dadas antes de su redención, mientras aún estaban en su estado mortal.”
Cuando nuestro padre Adán entró en el huerto de Edén, entró con un cuerpo celestial, y trajo a Eva, una de sus esposas, consigo. El ayudó a hacer y organizar a este mundo. El es MIGUEL, el arcángel, ¡el ANCIANO DE DÍAS! acerca de quién lumbres santos han escrito y hablado —EL es nuestro PADRE y nuestro DIOS, y el único Dios con quien tenemos que ver.”
También las escrituras de los mormones enseñan que distintos dioses habitan el universo. Estos dioses procrean hijos espirituales los cuales se visten con cuerpos físicos en los diferentes planetas.
Resumamos la enseñanza de estas citas:
1.            Dios era un hombre.
2.            El hombre podrá ser Dios.
3.            Hay muchos dioses.
4.            Los dioses tienen esposas.
5.            Adán es el arcángel Miguel.
6.            Adán también es el Anciano de días; es nuestro Padre y Dios.
¿Es esto lo que enseña la Biblia? ¿Será que hay muchos dioses? ¿Podremos nosotros ser dioses? ¿Qué dice la Biblia? Antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 10
Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” Dios es Espíritu.12
Los que  fueron tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.’3
Su doctrina de Jesucristo
Veamos otra vez lo que dicen los escritos mormónicos:
Cuando la Virgen María concibió al niño Jesús, el Padre le había engendrado en su propia semejanza. El no fue engendrado por el Espíritu Santo. ¿Y quién es el Padre? El es el primero de la familia humana: y cuando él tomó un tabernáculo [cuerpo], ese tabernáculo fue engendrado por su Padre en el cielo, de la misma manera como los tabernáculos de Caín, Abel, y los demás hijos e hijas de Adán y Eva…. Jesús, nuestro hermano mayor, fue engendrado en la carne por el mismo individuo que estaba en el huerto de Edén, el cual es nuestro Padre en el cielo.14
Así tuercen la revelación bíblica para apoyar su dogma erróneo de un dios de carne y hueso.
Ellos opinan que Adán fue padre de Jesús, y que lo engendró por medio de relaciones sexuales con María. Y no sólo eso. Además dicen que Adán es nuestro Padre en el cielo. De esta manera los mormones rechazan la declaración bíblica:
He aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 15
5u doctrina de la redención
Según la enseñanza mormónica. Jesús es el hermano mayor de Lucero (el diablo).16 También dicen ellos que Jesús se casó con las dos hermanas de Lázaro, María y Marta, como también con la otra María a quien amó. Ellos afirman que por medio de estas mujeres pudo ver simiente antes de que fuera crucificado.17
Brigham Young declaró que el sacrificio de Jesucristo fue ineficaz para la limpieza de algunos pecados. Young inventó la doctrina de redención de sangre, diciendo en efecto que lo que la sangre de Cristo no pudo limpiar, la sangre del hombre mismo sí puede:
No hay hombre o mujer, que viola los pactos hechos con su Dios, que no tendrá que pagar la deuda. La sangre de Cristo jamás borrará eso, tu propia sangre tiene que expiar por ello…. Yo les pudiera referir a bastantes ocasiones donde hombres han sido matados justamente, a fin de expiar por sus pecados…. Esto es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; si él necesita ayuda, ayúdele; y si desea la salvación y es necesario derramar su sangre en la tierra a fin de que él sea salvo, derrámela.18
En una de sus publicaciones oficiales, los mormones dicen:
Los cristianos hablan mucho de la sangre de Cristo y de su poder para limpiar. Sin embargo, mucho de lo que se cree y se enseña sobre este tema es una tontería y tan palpablemente falso que el creerlo es perder la salvación.19
La verdad es que el Señor Jesús, el Salvador del cristiano genuino, es una persona enteramente distinta. El se ofreció en sacrificio eterno por todo pecado. El ofrece salvación a todos los hombres, no por ninguna obra humana sino solamente por gracia por medio de la fe. El Salvador del Nuevo Testamento existe eternamente, pues es Dios.
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, … por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.2″
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.21
Su doctrina de salvación universal
Los mormones atrevidamente enseñan la salvación universal:
Todos los hombres serán salvos, pero cada uno en su orden propio.22
Sin embargo, la Biblia enseña que no todos los hombres serán salvos. Al fin de los siglos los incrédulos y desobedientes irán “al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.23
** *
Estimado amigo lector, las religiones falsas y erróneas abundan. El mormonismo es sólo una de ellas. En el nombre de Cristo, te ofrezco más que una religión; te presento a Cristo. El cristianismo bíblico:
•             Pone su fe en el único Dios.
•             Tiene un Líder vivo que jamás cambia —Jesucristo.
•             No tiene nada que esconder —ni error, ni contradicción.
•             No es una invención religiosa humana; vino por la revelación de Dios como hombre en Jesucristo.
•             Acepta el sacrificio de Cristo para el perdón de todos los pecados menos la blasfemia contra el Espíritu Santo.
•             Exige que se abandonen los pecados, incluso los engaños y la deshonradez.
•             Deliberadamente se somete al señorío completo de Jesucristo.
La decisión es tuya. ¿En qué pondrás tu fe? ¿Cuál camino tomarás? Pon tu fe en Cristo, el cual dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 24
—Mark Roth
NOTAS:
1.            Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 6, p. 4 (Traducido).
2.            La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Calatas 1.8.
3.            El libro de Mormón, Jacob, capítulo 2, versículos 27 y 28.
4.            Doctrina y convenios, sección 132, versículos 61 y 62.
5.            Doctrina y convenios, sección 132, versículo 4.
6.            Teachings of the Prophet Joseph Smith, p. 345 (Traducido).
7.            Profeta Lorenzo Snow, citado por Milton R. Hunter, The Gospel Through the Ages, pp. 105-106 (Traducido).
8.            Apóstol Orson Pratt, The Seer, p. 37 (Traducido).
9.            Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. I, p. 50 (Traducido).
10.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Isaías 43.10-1 1.
11.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Isaías 45.21-22.
12.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Juan 4.24.
13.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Lucas 20.35.
14.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 1, pp. 50-51 (Traducido).
15.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Mateo 1.20.
16.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 13, p. 282 .
17.          Orson Hyde, Journal of Discourses, Vol. 4, pp. 259-260 (Traducido).
18.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 3, p. 247, y Vol. 4, p. 220 (Traducido).
19.          What the Mormons Think of Christ, pp. 27-33 (Traducido).
20.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Calatas 2.16.
21.         La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Efesios 2.8-9.
22.          Apóstol Evans en la revista Look, Oct. 5, 1954 (Traducido).
23.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Mateo 25.46.

¿Era Pedro un Papa?


En la doctrina del catolicismo romano, Pedro “ha sido designado como representante de Jesucristo sobre la tierra y como fundamento de su Iglesia”. Pedro también es “el pastor universal de todos en el nombre de Cristo”. Pedro es mencionado como el primer Papa de la Iglesia católico romana.
El dogma católico se define como sigue: “La silla apostólica y el pontificado romano sostiene una primacía sobre el mundo entero”. El pontífice romano es sucesor del apóstol Pedro, el príncipe de los apóstoles, y el verdadero vicario de Cristo sobre la tierra, la cabeza de la iglesia… y que él es “padre y profesor” de todos los cristianos. Le ha sido dado un pleno poder por Pedro, por nuestro Señor Jesucristo. Así la de voz de Roma.
Toda la idea doctrinal del catolicismo depende en la relación que tienen con Pedro. El que rechaza la doctrina de la iglesia católica sobre el papado, es anatema. He aquí unos argumentos católicos para confirmar la idea del papado:
Dicen que Pedro es la roca sobre la cual es edificada la iglesia. Jesús, al decirlo el texto (Mateo 16.18) no se refirió a Pedro, sino a él mismo. El nombre de Pedro significa “piedra”, pero contestó a Cristo diciendo “Tú eres el Cristo” (Marcos 8.29; Lucas 9.20).
El nombre griego de Pedro significa “petros, una piedra”. Jesús no ha dicho que él edificaría su iglesia sobre “petra”, “una gran piedra”. Lo que Jesús decía es que él edificaría su iglesia sobre sí mismo, el Cristo – la roca. Mateo 16.18 menciona ambos términos “petros” y “petra”. Entonces, ¿qué es la roca sobre la cual Cristo edificaría su iglesia? (Mateo 16.18). Es la gran verdad expresada en la respuesta de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16.16). Dice la Escritura: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3.11).
“Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Corintios 10.4). “Petros” en idioma griego significa el nombre de Pedro y quiere decir “una pequeña piedra” mientras que “petra” es “una roca”. El fundamento verdadero es Cristo: “petra” y no “petros”, Pedro. “Piedra” es superior en dignidad. “Jehová es mi roca” (2 Samuel 22.2). “Dios es mi roca” o ¿quién es una roca excepto Dios”? (2 Samuel 22.32). Lo que entendemos de ese texto es la “dignidad divina de nuestro Señor”. Lo que Pedro le decía: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Pedro habla de Jesús como “la piedra del ángulo” (1 Pedro 2.5-7). “La principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2.19-22). Sobre la piedra del ángulo, Jesucristo, se edifica toda la iglesia en el mundo. Es importante también anotar que en los textos aquí no hay diferencia alguna entre el apóstol Pedro y los otros apóstoles. Todos los demás apóstoles mantienen la misma relación con la iglesia que Pedro posee. La iglesia ha sido edificada sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, pero Cristo es el fundamento principal. No hay diferencia entre Pedro y los otros apóstoles.
¿Cuál es la opinión de los tal llamados “padres de la iglesia”? Diecisiete padres designaron a Pedro como la roca sobre la cual la iglesia ha sido construida. Ocho padres, incluyendo a Origenes, Cipriano y Jerónimo, enseñaron que el colegio total de los apóstoles es la roca. Cuarenta y cuatro padres, inclusivamente Gregorio de Nisea, Crisóstomo, Hilario y Ambrosio, designaron la confesión de Pedro que Cristo es el Hijo de Dios como a “roca”. Dieciséis padres enseñaron que el mismo Cristo era, y es, la roca.
La iglesia católica descansa sobre la enseñanza de los padres citados, y estos no estaban de acuerdo unánimento. El papado queda en tela del juicio con respecto al papado, según los tal llamados padres.
La Iglesia católica romana enseña que Pedro no ha recibido las llaves del reino de los cielos como una persona privada, sino como el “Pastor Supremo” y para el beneficio de la iglesia. Conway dice “Cristo”, el que posee las llaves, ha prometido de hacer de Pedro el que lleva las llaves en su reino, teniendo así el poder absoluto y la jurisdicción en la iglesia.
Jesús así prometió de dar las llaves a Pedro simbolizando el poder de perder o ganar almas para su reino; y esto se encuentra indicado en Mateo 16.19, pero nada se dice que Pedro fue hecho el “Pastor Supremo” de la iglesia. El apóstol Pedro tampoco es superior a los demás apóstoles.
Las condiciones de entrada al reino de Dios, la iglesia, recibió Pedro al igual que los otros apóstoles. La única ventaja que Pedro recibió de Jesucristo es la apertura de las puertas al reino de Dios en el día de Pentecostés (Hechos 2). Toda vez que los apóstoles predicaban el evangelio a gentiles o judíos, los hacían con la misma autoridad como el apóstol Pedro.
Jesucristo es la única cabeza (Efesios 5.23) y Salvador de la iglesia (Colosenses 1.18). El dogma de la soberanidad de Pedro no tiene fundamento en la palabra de Dios. Los que desean agradar a Dios, no han de tener miedo ante las afirmaciones de la Iglesia católica romana. “Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4.6).
- Hans J. Dederscheck

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Carta a un misionero mormón


Mucho le agradezco su visita para dialogar conmigo acerca del mormonismo. Aprecio su interés en compartir conmigo sus creencias. Hoy en día, cuando la mayoría de la gente vive sólo para sí y se olvida de Dios, es muy loable que Ud. Y muchos más de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se preocupen del bienestar espiritual de otros.
Me interesa estar seguro de lo que creo en cuanto a Dios y mi relación con El. Puesto que Ud. también tiene el mismo interés, creo conveniente poner por escrito algunas de mis observaciones concernientes al mormonismo. De esta manera, Ud. puede tener mi comentario en forma permanente para su estudio y consideración.
1- Según la enseñanza mormónica, el Libro de Mormón fue trascrito de unas escrituras en placas de oro. Se dice que el idioma que se empleó fue el “egipcio reformado”. Sin embargo, ¿no le parece raro que ningún lingüista de talla, ni ningún egiptólogo haya hecho referencia a un idioma “egipcio reformado”?
Basado en el testimonio de Joseph Smith, los caracteres de la siguiente ilustración fueron tomados de las placas de oro y son del idioma “egipcio reformado”. Permítame una pregunta: ¿Ha examinado Ud. detenidamente estas “letras”? ¿No ha notado Ud. que algunas de estas presuntas letras se parecen al número 2, otras al 4 y otras a una H dibujada con fantasía? Estos caracteres no tienen apariencia de ser del estilo egipcio. Son completamente distintos de todo escrito egipcio, incluyendo los escritos jeroglíficos, demóticos y hieráticos. Si estos caracteres fueran del “egipcio reformado”, entonces los maestros lingüistas, que conocen el egipcio, seguramente podrían traducirlos. Sin embargo, ningún lingüista ni egiptólogo los ha traducido. ¿Por qué? ¡Sencillamente, porque no son egipcios! Y la verdad es que no pertenecen a ningún idioma.

No hay evidencia alguna de que posean los elementos más básicos de algún idioma conocido por el hombre, sea antiguo o moderno. Si no hubiera más que considerar en cuanto al Libro de Mormón, está sola circunstancia sería suficiente para crear dudas serias en cuanto a su veracidad. “Sin embargo, dirá Ud. , Martín Harris, uno de los tres testigos del Libro de Mormón, llevó copias de lo escrito en las placas de oro al señor Charles Anthon, profesor de idiomas de la Universidad de Columbia, para saber si el idioma de las placas de oro era egipcio. El profesor Anthon respondió que eran egipcio, caldeo, sirio y árabe. Esta es prueba positiva de que una autoridad lingüística, no mormónica, reconoció la validez de los caracteres tomados de las placas de oro”.
Permítame mencionar dos cosas importantes en relación con la conversación de Martín Harris y el profesor Anthon. Primero, si es cierta la declaración mormónica de que sólo Dios sabe el idioma “egipcio reformado”, ¿cómo pudo reconocerlo el profesor  Anthon? Segundo, ¿sabe Ud. que después de la presunta visita del señor Harris al profesor Anthon, éste escribió:
“La declaración de que yo había dicho que la inscripción mormónica era jeroglíficos de egipcio reformado es completamente falsa”
En otras palabras, tenemos un conflicto entre el testimonio de una persona no educada, no especialista (el señor Harris era campesino), y el testimonio de uno que es lingüista y profesor universitario. ¿Cuál aceptaría Ud.? Yo encuentro más lógico aceptar el testimonio del profesor, en cuanto a lo que él mismo dijo, en vez de aceptar el testimonio del señor Harris sobre lo que él entendió que había dichoel profesor.
2- Según el mormonismo, se consideran divinos 4 libros: la Biblia, el Libro de Mormón. Doctrinas y pactos y La perla de gran precio. Si estos cuatro son de Dios, no pueden contradecirse. ¡Pero hay contradicciones grandes! Citaré algunos ejemplos.
La Biblia declara que Jesucristo nació en Belén (Mateo 2:1); pero el Libro de Mormón declara que Cristo nació en Jerusalén (Alma 7:9-10). Puesto que es imposible que Cristo naciera en ambos lugares, o se equivocó la Biblia o se equivocó el Libro de Mormón. Los dos no pueden tener razón.
Puede ser que Ud. responda que Jerusalén era el nombre de la zona que incluye a Belén, pero esta respuesta carece de validez, porque Jerusalén, a lo largo de su historia, siempre ha sido una ciudad y nunca el nombre de una zona más grande que la ciudad. Belén se encuentra a 8 kilómetros directamente al sur de Jerusalén, pero mucho más lejos por el camino sinuoso que conduce a él. Es imposible confundir los dos lugares.
El cristianismo siempre ha mantenido que el lugar del nacimiento de Cristo fue Belén. Aun en el Antiguo Testamento, el profeta Miqueas predijo el nacimiento en Belén (Miqueas 5:2). Por lo tanto, hay mucha duda sobre la veracidad del Libro de Mormón en este punto.
El Libro de Mormón declara que cuando Cristo murió, la oscuridad cubrió toda la tierra durante tres días (Helaman 14:20-29); pero la Biblia declara que la oscuridad duró sólo tres horas (Lucas 23:44).
Otro conflicto entre La perla de gran precio y la Biblia es la enseñanza de que Joseph Smith recibió el sacerdocio de Melquisedec de las manos de Pedro, Santiago y Juan, y el sacerdocio de Aarón, de Juan el Bautista. Hay varios problemas en esta declaración que quiero someter a su consideración. Primero, la Biblia indica claramente que el sacerdocio de Aarón fue únicamente para los judíos que eran hijos de Aarón, o sea de la tribu de Leví (Números 3:5-10). Entonces la declaración de Joseph Smith, de que él recibió este sacerdocio, queda en tela de juicio, puesto que él no fue judío ni de la tribu de Leví.
Segundo, se entiende que el sacerdocio de Aarón, juntamente con todo el sistema de ordenanzas, sacrificios y sacerdotes fue abolido por la muerte de Cristo (Gálatas 3:13; Colosenses 2:14; Hebreos 7:18,19; 10:9). Por lo tanto, es anti bíblico pretender que alguien tiene este sacerdocio hoy.
Tercero, con la excepción del mismo Melquisedec, sólo Cristo fue poseedor de este sacerdocio. Pedro, Santiago y Juan nunca lo poseyeron y, por tanto, no tenían autoridad de otorgárselo a Joseph Smith. Cuarto, el sacerdocio de Melquisedec,  que tuvo Cristo, era intransferible (vea Hebreos 7:24). El hecho de que este sacerdocio no podía transferirse a ninguna otra persona significa que Cristo lo tiene todavía. El es nuestro sumo Sacerdote y, por tanto, nadie más puede reclamarlo.
Otra contradicción tiene que ver con la doctrina mormónica sobre la poligamia. El Libro de Mormón denuncia la poligamia en Jacob 2:24,27; sin embargo, el libro Doctrinas y pactos la proclama. Tales contradicciones levantan dudas en cuanto a la veracidad de estos libros mormónicos y, como resultado, dudas sobre el mismo mormonismo.
3.- Según el Libro de Mormón, los indios de la América del Norte son descendientes de los israelitas que emigraron a Occidente. Es interesante notar que esta teoría era común en la década que comenzó en 1820, cuando Joseph Smith vivía en Nueva York.
¿Sabe Ud. que la Oficina de Antropología del Instituto Smithsonian de Washington, D.C. declara que los indios de América del Norte son “más parecido a la gente de Asia central y oriental que a la del Medio Oriente? El tipo físico del indio norteamericano es básicamente mongoloide”, no mediterráneo ni caucásico. Si los antepasados de los indios hubieran sido israelitas, como pretende el Libro de Mormón, ¿cómo pudieron cambiar su semblante físico para que se parezcan a los mongoloides y no a los semitas? ¿No le parece posible que los indios no eran israelitas sino asiáticos que vinieron por el puente terrestre que se encuentra entre Alaska y Rusia? ¿No le parece que este es un asunto de aceptar la evidencia antropológica o el Libro de Mormón ?
Por supuesto, autores mormones han escrito varios artículos en los cuales anuncian descubrimientos arqueológicos en México y en América Central que, según ellos, demuestran evidencias sobre escrituras egipcias y hebreas. Ellos emplean estos anuncios para sostener su teoría de que los indios de estos países son descendientes de los judíos. Pero es muy raro que NINGÚN lingüista honrado encuentre relación alguna entre estos idiomas y el idioma de los egipcios o de los hebreos.
4.- Ud. hace mucho alarde del testimonio de los tres testigos: Oliver Cowdery, David Whitmer y Martín Harris; y de los ocho testigos de la autenticidad del Libro de Mormón. Ellos declararon que vieron las placas de las cuales fue traducido el Libro de Mormón. El señor John Alonzo Clark, residetite de Palmyra, Nueva York, le preguntó al señor Martín Harris, uno de los tres testigos, si él había visto las placas con sus ojos naturales, “tal como Ud. ve esta pluma en mi mano”. El señor Harris respondió: “Bueno, no las vi como veo la pluma, pero las vi con los ojos de la fe”. ¿No es presunción, entonces, que los mormones declaren que Martín Harris realmente vio las placas, cuando él dijo con sus propias palabras que no las vio? Y aunque las hubieran visto, él y los demás, ¿prueba eso que son de Dios?
Además de estos asuntos sobre el Libro de Mormón, permítame llamarle la atención a otro asunto que debe considerar seriamente. Cuando el señor Joseph Smith y cinco hombres más organizaron la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el 6 de abril de 1830, en Fayette, Nueva York, Joseph Smith declaró que él era “vidente, profeta y apóstol de Jesucristo”. Personalmente me parece muy difícil creer eso,
Seguramente Ud. sabe que Joseph Smith era bien conocido entre sus vecinos por su costumbre de buscar tesoros escondidos y por su pretensión de localizar cosas perdidas, dinero escondido, agua para pozos y otros tesoros, por medio de una piedra mágica llamada peepstone (piedra de atisbo). Un adivino llamado Walters, que también utilizaba piedras y palos para localizar objetos perdidos, estaba en contacto con Smith. La participación de Smith en estas prácticas ocultas es condenada por Dios (Deuteronomio 18:10). La historia de 2 Reyes 17 claramente demuestra que Dios se airó contra Israel precisamente por la práctica de la adivinación (versículos 17,18). El uso de piedras mágicas por parte de Smith, para traducir las placas de oro, contrasta con el método por el cual los profetas de Dios fueron guiados por el Espíritu Santo para escribir los libros de la Biblia. El uso de amuletos no es solamente indigno de la gloria y de la soberanía de Dios, sino una forma de adivinación que Dios prohíbe. El punto más importante que debemos considerar es el relativo al camino de la salvación. Nuestro destino es de suma importancia por cuanto es para toda la eternidad. Usted enseña que la salvación individual del pecador se obtiene por “obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio”. ¿Se ha dado cuenta Ud. De que esta enseñanza se opone a la Biblia? Note los siguientes versículos bíblicos en los cuales se declara que la salvación no se obtiene por medio de “leyes y ordenanzas”.
Romanos 3:20“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él”. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Romanos 3:24: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Romanos 4:6“Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras”.
Romanos 4:5“Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia”.
Gálatas 2:16“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Efesios 2:8,9“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
Juan 1:12“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Juan -3:16
: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Le ruego meditar en esta pregunta: ¿Sabe Ud. si sus pecados han sido perdonados? ¿Se acuerda Ud. de algún momento cuando Ud. oró a Dios para pedirle el perdón de sus pecados y para invitar a Cristo a que entrara en su corazón y vida y para que le diera vida eterna? Si Ud. no ha hecho eso antes, ¿por qué no lo hace ahora? Este es el mensaje central de la Biblia. Por esto vino el Señor Jesús y murió en la cruz como Sustituto suyo (Romanos 5:8; Gálatas 1:4); para que usted tenga vida eterna y seguridad del cielo.
Gracias por permitirme compartir con Ud. estas inquietudes. Espero que no las tenga en poco, sino que, con oración, considere lo que le he dicho. Lo que Ud. Crea en cuanto a la Biblia y al Señor Jesucristo es de suma importancia, porque determina su destino eterno. Pido a Dios que El le dé sabiduría y entendimiento en su Palabra y para que llegue a la verdad en Cristo Jesús.
Me suscribo sinceramente como siervo de Cristo,
Roy B. Zuck

Ni Iglesia, ni Santos, ni de Jesucristo, ni de los Últimos Dias


No son iglesia
Aunque se anuncien a su puerta como representantes de “La Iglesia de los Santos de los Últimos Días” (SUD), los mormones no son una iglesia en el sentido en que usted y yo conocemos la palabra. Son más bien una organización religiosa concebida originalmente, y cotejada después, en el cerebro irredento del hombre. La iglesia auténtica, en contraste, es un organismo viviente salido del costado herido de Jesucristo para instrumentar bendición a la humanidad.
El mormonismo es una filosofía religiosa elaborada en la fragua artificiosa de mentes fuertes, tenaces, determinadas, y actualmente hostiles a la iglesia genuina de Jesucristo. En la formulación de la filosofía mormona se incluye la confesa intención de “restaurar” la verdadera iglesia de Jesucristo, la cual los “profetas” mormones consideran una abominación.
Económicamente, el mormonismo es una corporación multimillonaria con definidas actividades e intereses mercantiles. En los Estados Unidos constituye una estructura monolítica de capital que ocupa un sitial entre las cincuenta corporaciones mayores de la nación. La corporación mormona hace inversiones de millones de dólares en las grandes compañías de seguro, en lugares turísticos y de recreo, hoteles, periódicos importantes y otros negocios de ese país. En contraste, la iglesia verdadera es sencillamente un compañerismo espiritual que abarca a todos los que han alcanzado fe preciosa.
Las creencias y prácticas de la mal llamada “iglesia” mormona, están en oposición a las de la legítima iglesia del Señor Jesucristo. Tienen más bien afinidad con las del espiritismo. Muestran un sutil alineamiento con el paganismo clásico. Se ven salpicadas de misterios y reforzadas por ceremonias secretas propias de la masonería.
La genuina iglesia cristiana no tuvo templos suntuosos diseñados interiormente para celebrar ritos secretos y practicar doctrinas tapadas. Pero esto es característico tanto de la institución mormona como de la institución masónica. Los únicos dos ritos que practica la verdadera iglesia son públicos: el Bautismo y la Santa Cena (Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23-34). Sus enseñanzas también están abiertas al examen de todos (Hechos 17:11). Como su Señor y Maestro, los cristianos no tienen nada que ocultar (Juan 18:20). No se bautizan por los muertos como hacían los paganos del tiempo de San Pablo (1 Corintios 15:29). No celebran “matrimonios celestiales”
Los SUD practican lo antes mencionado convirtiéndose en una nota discordante con respecto a la iglesia fidedigna. Por tanto, ¿cómo pretenden apropiarse el nombre de “iglesia” si son tan diferentes a ella? Si no son iglesia, entonces, ¿qué son? Siga leyendo y juzgue usted mismo.
No son santos
En el Nuevo Testamento la palabra ‘iglesia’ significa “llamados fuera”, y la palabra ‘santos’ significa “apartados”. Ambos significados se exhiben en el carácter separado de los cristianos verdaderos. Incluye una obra de higiene moral que entre otras cosas sanea las actitudes, asea los afectos, y limpia la mente (vida pensante) de aberraciones sexuales. El auténtico cristiano rehúsa alimentar los deseos naturales del cuerpo y de la mente (1 Juan 1 Juan 2:15-17 Romanos 12:1-2, Santiago 4:7), y mejor, “huye” de ellos (2 Timoteo 2:22).
Creer y enseñar que Dios Padre tuviera relaciones maritales con la virgen María no son pensamientos que se generan en una mente santificada por el Espíritu de Dios o que se satura de la savia bienhechora de la Biblia. El sexo es una función del cuerpo con referencia a esta tierra únicamente (Marcos 12:25). El Padre Celestial es Espíritu, perfecto, distanciado de las pasiones y de los deseos naturales del hombre. La Biblia enseña que “Dios no puede ser tentado, ni El tienta a nadie” (Santiago 1:13). Lea además Filipenses 4:8 y compare esta Escritura con el blasfemo sexismo que incendia la teología mormona perennemente. Si los mormones no son santos, entonces, ¿qué son? Siga leyendo y juzgue usted mismo.
No son de Jesucristo
Pues no “permanecen” en la Palabra de Cristo sino que se extravían de ella. Están de veras bajo el yugo degradante de un insidioso espíritu de error. Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31).
Los SUD creen, practican, y difunden la palabra de sus propios “profetas” u “oráculos vivientes” como si lo que éstos dicen tuviera el peso y la autoridad de lo que dice Cristo. Por ejemplo, Cristo dijo: “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). El espíritu no tiene cuerpo, ni color, ni peso, ni dimensión. En cambio, los profetas mormones dicen que Dios fue un hombre de carne y hueso quien mediante la “ley de progresión” llegó a sublimarse. A través de este proceso imaginario, Dios eventualmente ascendió de categoría volviéndose divino y trajo a su nuevo estado el cuerpo humano que tenía.
Jesucristo, por su parte, enseñó todo lo opuesto. Después de resucitar, apareció a sus discípulos. Al pensar ellos “que veían espíritu”, Cristo les dijo: “Palpad y ved porque an espíritu no tiene carne ni hueso, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39). Esta declaración establece la incorporeidad del’ espíritu y la corporeidad del Hijo de Dios. En consecuencia, si Dios el Padre es Espíritu, inmortal, eterno, invisible, intangible y trascendente, resulta absurdo afirmar que tiene cuerpo. Contradecir lo que tan claramente enseñara Cristo es no permanecer en su palabra, y por tanto, equivale a no ser su discípulo.
Enlodando todavía más la imagen sacrosanta del Cristo que proyecta el Nuevo Testamento, los mormones propagan que éste tuvo varias esposas con las que procreó hijos. Dicen que Jesús es hermano del diablo. Estas extrañezas son foráneas al Testamento inspirado, y por ende, estuvieron por siempre ausentes del cuerpo de creencias históricas sustentadas por los auténticos discípulos de Cristo durante los últimos dos mil años. Si los SUD no son discípulos de Cristo, entonces, ¿quién es su maestro? Siga leyendo y juzgue usted mismo.

No son de los últimos días

Son más bien otro eslabón en la cadena de la rebelión que se inició en los primeros días. Los mormones creen y propagan el Gran Fraude introducido por el diablo desde los primeros días del hombre sobre la tierra. En el Jardín del Edén, Eva creyó la Gran Mentira que inyectó en su corazón la serpiente antigua, Satanás o diablo. “Seréis como Dios”, le dijo el padre de mentiras (Génesis 3:5).
La Gran Mentira de que el mormón puede llegar a ser un dios es creída y difundida solícitamente por esta religión estrambótica. Tan torcido credo fue expresado por uno de sus profetas más distinguidos con palabras que creyó inspiradas: “Como es el hombre, Dios fue una vez; como Dios es, el hombre también será”. ¿Se habrá emitido un eco que haya reproducido mejor el “Seréis como Dios” que tan mentirosamente prometiera la serpiente a la primera mujer?
Los SUD dicen que creen en la Biblia, la Palabra de Dios, “siempre y que ésta esté bien traducida”. Usan este pretexto para darse a la tarea de revisar las declaraciones del Libro Santo y tomarse la libertad de acomodarlas a sus fantásticos intereses. En realidad, todo lo que logran es tergiversarla. Esto es afín con la obra del diablo. Satanás fue el primer ‘tergiversador’ y ‘contradictor’ de la Palabra de Dios. En el Huerto del Edén, con el más mal intencionado sarcasmo capaz de engendrar la peor duda, éste preguntó a la primera mujer: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Pero el caso es que ¡Dios había dicho todo lo contrario! “De todo árbol del huerto podrás comer” (Génesis 2:16).
Consecuentemente, lo que tenemos por delante aquí no es una simple tergiversación sino una mayúscula contradicción de lo que Dios en realidad había dicho. ¡Satanás es un maestro del engaño y un experto en contradicción!
Los SUD afirman que el Libro de Mormón es el libro “más correcto sobre la tierra y la piedra clave” de su religión. Enseñan que un hombre “se acerca más a Dios si vive de acuerdo con sus preceptos, que siguiendo otro libro”. La inferencia lógica es que la Biblia queda corta frente a este libro espurio.
Irónicamente, el Libro de Mormón no apoya sino que más bien contradice algunas de las más preciadas doctrinas de los SUD. No obstante la denuncia del mormonismo que hace el propio Libro de Mormón, éste, a la par con Doctrina y Convenios y Perla de Gran Precio, constituye la “revelación” que de veras nutre la fe mormona.
La iglesia verdadera, por su parte, alimenta su fe sólo en la Biblia, su manual exclusivo en materia de fe y práctica.
En consecuencia, desde el Jardín del Edén mismo, allá en los primeros días, tanto Satanás como el primer hombre han estado haciendo lo mismísimo que hacen hoy los así llamados “Santos de los Últimos Días”. Esto es, dudando la auténtica Palabra de Dios, contradiciendo sus claras enseñanzas, y tergiversando sus doctrinas. Por tanto, a los “Santos de los Últimos Días” no les cabe el nombre que se dan, puesto que en realidad sus creencias no son nuevas. Simplemente continúan aquellas de los primeros días. Los “Santos de los Últimos Días” son mormones y nada más. Juzgue usted mismo y manténgase alerta sobre este dañino error.
Para ayudarle a estudiar seriamente esta religión exótica, hemos editado el librito MORMONIDADES. El mismo contiene trece lecciones introductivas al mormonismo. Lo enviaremos gratis pero solamente a aquellos que tengan intenciones firmes de internarse en el laberinto de estas creencias estrafalarias con la determinación de combatirlas enérgicamente.
Por favor, no solicite, repito, no solicite el librito MORMONIDADES sólo porque es gratis. Disponemos de copias limitadas que queremos conservar sólo para los que tengan la determinación arriba mencionada.
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Del mormonismo a Jesucristo (testimonio


07:38

Hago público mi testimonio con deseos en el corazón de llegar al alma de toda persona con las buenas noticias de salvación eterna por medio de Jesucristo. Quiero acercarme con amor sincero especialmente a quienes se denominan “Santos de los Últimos Días”, o Mormones.
Me llamo Brendan Terry. Nací y me crié en Virginia, Estados Unidos, dentro de una familia mormona creyente, diligente, fiel en sus obligaciones con la iglesia, y sincera en sus deseos de alcanzar las metas espirituales inculcadas por la misma. Mis padres me amaban (y me siguen amando) y siempre querían para mí una vida estable y feliz, obediente a la religión en que creíamos.
Durante los cuatro años de escuela secundaria, todas las madrugadas, asistía sin falta a una hora de clases en el “seminario” mormón. Tanto en el “seminario” como en los cultos regulares de la iglesia, recibí una sólida preparación en los principios de la religión mormona. Procuraba vivir estos principios de forma constante, aunque me sentía oprimido bajo una carga de “pecadillos” e “imperfecciones”. Al graduarme en la escuela secundaria fui becado para estudiar en la Universidad Brigham Young, la cual pertenece a la iglesia mormona. Acabado mi primer año allí, y tal como lo hacían muchos jóvenes, acepté con entusiasmo el llamado de la iglesia para predicar sus doctrinas y ganar conversos en el sudoeste de mi país. En esa región viven muchas personas de origen Latinoamericano.
Aproveché esos dos años de trabajo misionero para profundizar mis propias creencias. Buscaba res-puestas a las preguntas sinceras y vitales que la gente “investigadora” me hacía, recurriendo tanto a la Biblia como a los libros canónicos mormones: el LIBRO DE MORMON, DOCTRINAS Y CONVENIOS, y LA PERLA DE GRAN PRECIO. Consulté también otros escritos de los profetas y líderes mormones acerca de cuya autoridad jamás había tenido dudas serias.
Tocando diariamente de puerta en puerta en las ciudades de El Paso, Texas y Albuquerque, Nuevo México, llegué a conocer individuos de todas las razas
y proveniencias. Entre ellas había las que me hablaban sinceramente de su relación personal con Dios a través de Jesús. Describían una nueva vida que El les había dado, y afirmaban gozar de una certeza en cuanto a su propio destino eterno. Estas personas sabían que tenían vida eterna, no como posibilidad teórica, sino como realidad actual. “Jesús”, me decían con rostros llenos de seguridad y paz, “me ha salvado y me ha rescatado de la condenación v de la oscuridad”. Utilizando textos bíblicos, me explicaban lo que era para ellos una experiencia tangible y continua. Tanto sus acciones como sus actitudes hacían patente una cosa: el amor del Dios vivo que, comenzando un día con el “nuevo nacimiento”, entró en sus vidas y comenzó a obrar milagros de curación espiritual en lo más profundo de su ser. Estas personas se llamaban simplemente “cristianos” y pertenecían a varias denominaciones.
Poco a poco, a medida que intentaba entender las grandes diferencias entre sus creencias y las mías (al principio con intención de convertirlos), me di cuenta que algo andaba mal con mi religión. Desde el punto de vista intelectual, ésta no concordaba con muchas doctrinas clave de la Biblia, enseñadas por Jesús y sus discípulos. Además, simple y llanamente fracasaba en presentar un cuadro convincente del mundo real. Desde el punto de vista espiritual, el mormonismo no me había conducido a una relación íntima con el Dios vivo a quien estos amigos cristianos parecían conocer tan bien. Mis necesidades espirituales quedaban sin satisfacer. Tuve que admitirme a mí mismo que aunque exteriormente mi vida religiosa lucía controlada, en realidad se caracterizaba más bien por el cansancio espiritual, la incertidumbre ante el porvenir, la duda, y la incapacidad para cambiar patrones negativos de pensamiento y de conducta. Vine a ser más consciente aún del vacío enorme que había dentro de mí.

Aunque ese vacío había existido siempre, ahora se hacía intolerable. Por mucho tiempo después anduve frustrado y confundido. Buscaba respuestas pero no las hallaba en mi propia religión, ni en los libros ni en los consejos de líderes respetados. A través de ninguno de ellos pude percibir la voz de ese Dios que ahora anhelaba conocer. Regresé de esa experiencia misionera habiendo servido honorablemente, sí, pero confuso y lleno de serias dudas que me colocaron por rumbo incierto. “Si las respuestas mormonas a la vida no eran ciertas, entonces ¿qué? ¿Quién era yo? ¿Cómo encontrar la verdad? ¿Cómo ser libre de mis pecados v de mi tristeza? ¿Dónde hallar la vida eterna y la paz de Dios?” Estas interrogantes quemaban mi mente de continuo.
Tras otros dos años de estudios universitarios, y de haber profundizado más el cristianismo bíblico, abandone temporalmente la universidad dejando atrás amigos muy queridos para buscar el camino de seguridad y de verdad. En esta etapa de mi vida, ya mis estudios y convicciones espirituales me habían llevado inevitablemente a ciertas conclusiones en cuanto a la verdad. Estas contradecían al mormonismo ortodoxo en lo más esencial:
1.- La Biblia es un documento fidedigno transmitido con precisión a través de muchos siglos, y exhibe unidad interna y suficiencia doctrinal.
2.- En verdad, sólo hay un Dios que siempre ha sido Dios. Es un ser infinito, perfecto en amor, en justicia, en misericordia, en sabiduría.
3. - Jesucristo era, y es, ese Dios hecho carne venido a la tierra en forma de hombre para llevar a cabo la redención del hombre, y ahora está exaltado a una posición de poder y autoridad supremos en el cielo.
4.- El hombre es un ser creado por Dios, no “co-eterno” con Dios. Dicho de otro modo, hubo un tiempo en que ni tú ni yo existíamos. Dios nos creó por su poder y sabiduría y lo hizo con propósito de que tuviésemos una relación de amor con EL.
5.- Cualquier ser humano que desobedece a Dios demuestra su enemistad hacia El. La raza humana toda está bajo la ira de Dios y merece el castigo eterno; todos necesitamos ser salvos, y volver a una relación de amistad con Dios.
6.- La salvación es posible sólo por medio de la obra acabada de Cristo y por la gracia divina, sin agregar obras humanas de cualquier tipo. Lo que facilita al hombre su entrada al cielo es el poder de la sangre redentora del Hijo de Dios. Es necesario que el hombre pecador se valga de la obra hecha por Jesús sobre la cruz del Calvario. Allí Cristo derramó su sangre cuando murió en nuestro lugar. Sólo el orgullo del hombre lo hace pensar que sus obras y observancias le podrán calificar para tener ciudadanía en el reino de Dios. Dios no da lugar para que alguno se jacte en el postrer día.
Cuando la confianza en mis propios esfuerzos religiosos y el efecto cegador de las creencias, erradas se habían desprendido de mis ojos como la cascara de una cebolla, advertí que yo también necesitaba ser salvo de la ira de Dios, de la justa condenación a causa de mis pecados, entre otros, el egoísmo, la lujuria, el rencor, y la envidia. El disfraz de rectitud y pureza que yo llevaba bien podía convencer a todo el mundo pero nunca al Dios vivo. Necesitaba experimentar una vida nueva y una renovación interior.
Al poco tiempo de estar estudiando la Biblia con unos cristianos universitarios en Sevilla, España, acepté como regalo esta vida nueva que Dios me ofrecía. Fui verdaderamente salvo al poner mi fe en la obra que Jesús hizo a favor mío en la cruz. Sentí que su sangre redentora me había limpiado de todo pecado. Sobre el tosco madero El sufrió una muerte ignominiosa y la separación de Su Padre Eterno, fuente de toda vida y bendición, para pagar el precio de mis pecados. Yo merecía la muerte, pero El murió en mi lugar.
Hoy puedo decir que Dios ha obrado un cambio milagroso en mi vida que comenzó en el mismo momento de mi nacimiento espiritual. El ha llenado mi ser de un gozo constante que no varía con las circunstancias externas de la vida. ¡Ya no hay aquél vacío! Ha quitado de los hombros el sentido de culpabilidad, el dolor de mi vida pasada y de mis muchos fracasos. ¡Ya no hay cansancio espiritual! Me ha dado propósito y dirección en la vida. Me ha asegurado de tener siempre, como experiencia diaria, su amor, su perdón y su consuelo divinos. Como garantía, ha enviado su propio Espíritu para morar literalmente en mi ser.

Por medio del Espíritu Santo, Dios ha comenzado en mí una obra de santificación, transformándome poco a poco a la imagen de su Hijo, y enseñándome a vivir de acuerdo con la rectitud que le es inherente. Me ha hecho miembro de su familia eterna, el pueblo cristiano auténtico. Ciertamente me ha hecho pasar de la muerte a la vida eterna, y ahora mi único deseo es poder compartir con todo el mundo esta riqueza incomparable e indescriptible.
Muy estimado lector, ya sea usted mormón o de cualquier otra religión o filosofía, le ruego que confiese su pecado y su necesidad espiritual delante del Dios vivo, el que habita en la eternidad y que hace del cielo su morada. Le ruego que acepte con manos vacías el regalo de vida y el gozo que Jesús ofrece.

Reciba a Cristo como el que manda en todos los aspectos de su vida, tanto internos como externos. Confíe en que El le dotará de la fuerza y de la sabiduría sobrenatural  para poder obedecer la voluntad divina del Creador. No tarde en clamar a Dios a favor de su alma. De seguro El le oirá y le responderá con amor y gracia imposible de describir e imposible de apagar.

Profecías falsas de los Testigos de Jehová


Los Testigos de Jehová tienen por qué sentirse completamente frustrados, aun abochornados.   ¡Tantas profecías fracasadas; tantas palabras caídas a tierra! ¡Tanto esperar en vano lo anunciado por los dirigentes de la Sociedad en Brooklyn (E.U.)!  No obstante, siguen predicando con ahínco su mensaje del reino y  vendiendo “La Atalaya” y “Despertad” como si no hubiera pasado nada.
Debieran enfrentarse valiente y honestamente los hechos irrefutables.  Su organización ha fallado repetidas veces al pronunciar profecías sobre el reino, el tiempo del fin, Armagedón y el Milenio.  Para ellos, el tiempo ya lo ha dicho todo.  Con presunción hablaron los Testigos, pues no aconteció lo que profetizaron.  “Si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliera lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Deuteronomio 18:22).

“OTOÑO de 1975”
Escribió algún dirigente de los Testigos.  (¿Knorr?  ¿Franz?  No se sabe cuál de ellos pues no firman sus escritos.) : “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarían en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzaría en el otoño de 1975” (“Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios”, Pág. 29, publicado en 1966 por la Sociedad Watch Tower Bible and  Tract).
En la tabla de fechas presentada en las páginas 31-35 del mismo libro se señala el año 1975 con la explicación siguiente: “Fin del sexto día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  La próxima fecha que aparece en la tabla es el año 2975 y de ella se dice: “Fin del séptimo día de 1,000 años de la existencia del hombre (temprano en el otoño)”.  Para otras declaraciones proféticas sobre 1975 véase la “Despertad” del 8 de Oct. de 1966 y “La Atalaya” del 1 de mayo de 1968.
La doctrina actual  de la Sociedad de los Testigos es que el séptimo período de 1,000 años es el milenio, o sea, la época de mil años a la cual se alude en Apocalipsis 20:1-10.  También ha enseñado que la batalla de Armagedón se daría en los días previos al comienzo del milenio.  En el referido conflicto global la Iglesia Católica quedaría destruida junto con todas las demás sectas de la cristiandad y los poderes políticos.
Según sus profecías, a lo menos cuatro acontecimientos estremecedores debieran de haber tomado lugar en 1975, son a saber:
1. La batalla de Armagedón.
2. La aniquilación de la Iglesia Católica Romana y de las demás iglesias opuestas a la obra de los Testigos.
3. La destrucción de los poderes políticos.
4. El comienzo del milenio en la tierra.

¡Ninguno de estos acontecimientos ocurrió!  ¡Ni siquiera uno!  ¡Nada en 1975 para los Testigos!  Sus ancianos, vice-presidentes y presidente quedan una vez más desacreditados.  La Iglesia Católica sigue en pie; también las demás iglesias.  Los poderes políticos permanecen.  Y, ¿los Testigos?  Pues, ¡helos ahí en las calles aun vendiendo “La Atalaya” y “Despertad”!  Dicen que son esclavos y se lo creemos.  Sí, son esclavos, esclavos de la junta dictatorial que desde Brooklyn gobierna la Sociedad.  Es más: son víctimas de un buen lavado de cerebro administrado hábilmente por dicha junta.

Hundiéndose, se agarran de una cuerda roto.  Dicen que Adán fue creado en septiembre del 4026 antes de Cristo.  Después Eva fue creada, pero no se sabe cuanto tiempo después.  Si fue seis meses después, entonces el milenio comenzaría en marzo de 1976; si un año después, el milenio comenzaría en el otoño de 1976,  Así razonan.  Sin embargo, antes de encontrarse en el impasse creado por sus profecías en cuanto a 1975, habían afirmado que Eva también había sido creada en el 4026 (“La Atalaya”, 1 de mayo de 1968; “Despertad”, 8 de oct. de 1968; “El propósito de Dios”, Pág. 51, 1974).  Además, si el milenio terminaría, como se señala en la tabla de fechas dada en el libro “Vida eterna”, en el otoño del 2975 tendría que haber empezado en el otoño de 1975.  De otro modo, no se completarían los mil años en 2975.  Quiere decir que, según la cronología de los Testigos, Armagedón debiera haber pasado ya y el milenio debiera haber empezado.  No hay escapatoria para ellos.  El laberinto de sus propias doctrinas los enreda y los traiciona.

¡A los Testigos se les acabó el tiempo!  Dígaselo usted, lector.  ¡Que sean humildes y honestos!  ¡Que lo admitan!  Que no pueden tapar el cielo con un dedo ni pueden ocultar sus fracasos con más subterfugios, negaciones y nuevas profecías.

HISTORIA de PROFECÍAS  FRACASADAS
Los que estamos al tanto de la historia de los Testigos sabemos que la secta se originó con la promulgación de un sistema de doctrinas basadas principalmente en fechas, tiempos y profecías.  La vida de la secta, como también su impulso evangelístico, se deriva de sus creencias sobre el cumplimiento de los tiempos y las profecías.  Cabe preguntar cuánto tiempo más podrá sobrevivir la Sociedad  de los Testigos ya que su alimentación a través de los años ha sido, de continuo, la de profecías muertas y esperanzas frustradas.  Si usted, estimado lector, considera las siguientes profecías y declaraciones de los Testigos no le asombrará el que sus predicciones sobre 1975 no se cumplieran.  Su historia es una de numerosas profecías fracasadas.
1877   “El fin del mundo, es decir, el fin de la época del evangelio y el comienzo de la edad milenial, es más cercano de lo que suponen la mayoría de los hombres.  De hecho, ya hemos entrado en el período de transición el cual será  ‘tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces’ (Daniel 12:1)”.  (Russell, “Tres mundos, y La cosecha de este mundo”, Pág. 17).
1889  Pues, no se sorprendan cuando, en    capítulos subsiguientes, presentemos pruebas de que ya ha comenzado el establecimiento del reino de Dios el cual, según señala la profecía, empezaría a ejercer   poder en 1878, y de que ‘la batalla de aquel   gran día del Dios Todopoderoso’, la cual  terminaría en 1914 cuando hayan sido derribados los gobiernos actuales de la tierra, ya ha comenzado” (“El tiempo se acerca”, Pág. 101).

Errores y contradicciones
1. El reino de Dios no fue establecido en 1878 sino en el año 33.  Marcos 9:1; Mateo 16:28; Colosenses 1:13.
2. Charles Taze Russell, el fundador de los Testigos, profetizó que Armagedón terminaría en 1914.  Cuando no aconteció, los Testigos cambiaron la fecha, su última predicción siendo para el otoño de 1975.
3. Los gobiernos no fueron derribados en 1914, ¡ni tampoco en 1975!
1894 “No vemos por qué cambiar las fechas.  No podríamos cambiarlas aunque quisiéramos.  Creemos que son las fechas de Dios, no las nuestras.  Tenga presente el que 1914 no es el principio sino el fin del tiempo de angustia” (Russell, “La Atalaya de Sión”, 15 de julio de 1894).
Comentarios: Nótese la confianza con que escribe Russell sobre “las fechas de Dios” y el énfasis sobre la terminación de todo en 1914.  Dice Cristo: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).  “En su sola potestad”, no en la de Russell y los Testigos.
1904  “Según nuestras expectaciones,           pronto, entre 1910-1912, nos sobrevendrán las tensiones del gran tiempo de angustia, culminando al finalizarse los ‘tiempos de los gentiles’ en octubre de 1914” (Russell, “La Creación Nueva”, 1904).
1914  “Aunque es posible que comience        Armagedón en la primavera del añoentrante decir exactamente cuándo, sería mera especulación” (Russell, Reimpresiones de“La Atalaya, VI, 1 de Sept. De 1914, Pág.5527).
Comentarios: ¿Comenzó Armagedón en 1915?  ¡De modo alguno!  ¡Ni tampoco en 1975!  Cabe preguntar por qué rechazaron los Testigos la cronología de Russell.  El dijo que las fechas eran de Dios.
1915  “La batalla de Armagedón, para la cual está abriendo paso esta guerra. . .  significará  la derrota total y eterna del mal y el establecimiento del reino justo del Mesías. . .”  (Russell, Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5659).
Comentarios: La guerra a la cual se alude Russell era la primera guerra mundial.  Esta no abrió paso a Armagedón ni fue establecido el reino milenial después de la guerra.  ¡No hay tal cosa como el reino milenial!  Si quiere leer una exposición sobre lo que es el milenio escríbanos y le enviaremos gratis el folleto “El milenio y el rapto de la iglesia”.
1916  Dentro de pocos años veremos el colapso total (del tiempo de los  gentiles) y el establecimiento completo del reino de Dios en manos del Mesías” (Russell,    Reimpresiones de “La Atalaya”, VI, Pág. 5950).
Comentarios: ¡Otra profecía fracasada!  En vano esperaron los Testigos el establecimiento del reino milenial después de la primera guerra mundial.  Nótese la contradicción sobre el tiempo de los gentiles.  Russell había dicho que el referido período terminaría en octubre de 1914.  En el 1916 hablaba de que, en efecto, seguía.
1917  “La gran guerra en Europa es el comienzo del Armagedón de las Escrituras” (Sermones del pastor Russell, Pág. 676).
Comentario: ¡Y los Testigos de hoy día aun esperan el Armagedón!
1918  El día 24 de febrero de 1918 el Sr. Rutherford, sucesor de Russell, pronunció por primera vez la conferencia “Millones ahora vivos nunca morirán”.
1920  “Basándonos en el argumento ya expuesto de que el sistema viejo de cosas, el mundo viejo, está feneciendo . . . y que se está acercando el sistema nuevo, y de que en 1925 resucitarán los fieles ilustres del pasado y comenzará la reconstrucción (o sea, el milenio, DS) es razonable concluir que millones de personas que ahora viven en la tierra estarán aun vivas en 1925.  Pues, de acuerdo con las promesas dadas en la Palabra divina, tenemos que llegar a la conclusión positiva e indisputable de que millones ahora vivos nunca morirán” (Rutherford, Pág. 97, “Millones ahora vivos”).
Comentarios: ¿Qué pasó en 1925?  ¡Nada sino el fracaso de las descaradas profecías de Rutherford!
¿Resucitaron los fieles de los tiempos pasados? ¡NO!
¿Se inició el milenio?  ¡NO!
Y, ¿aquellos millones que nunca morirían?  Pues, ¡ya han muerto!  Aquella generación de 1918, efectivamente, ha pasado De cierto, a los Testigos se les acabó el tiempo.
1929  Fue construida “Beth Sarím” (o sea, “Casa de los Príncipes”) en San Diego, California (E.U.).  Según se creía, antes del fin vendrían a morar en “Beth Sarim” Abraham, Isaac, Jacob y otros de épocas pasadas.  La casa fue vendida después de la muerte de Rutherford en 1942.

¿POR QUÉ, Testigos?
¿Por qué la vendieron?
1940  “Tal parece que el trabajo de testimoniar a favor de la Teocracia está para terminar en la mayoría de los países de la cristiandad” (Rutherford, “La Atalaya”, 1 de Sept. De 1940, Pág. 265).
Comentarios: ¡Esto fue dicho 36 años atrás!  Y, todavía siguen testimoniando los Testigos.  Dada la conglomeración de teorías que promueven, su trabajo es uno que nunca debiera haberse comenzado.  ¿Terminará ahora ya que sus profecías para 1975 cayeron a tierra?  Lo dudamos.  Tremenda organización mundial de esclavos tienen los dirigentes Brooklyn, y una imprenta enorme.  ¿Cómo podrían permitir que todo se esfumara?  ¿Qué el trabajo de décadas quedara en nada?  Astutamente buscarán cómo justificar la continuación de su obra nefaria.
1941  En el libro “Hijos” (Rutherford, Pág. 366)  Juan, uno de los personajes del libro dice a su novia: “Sin duda, se acerca Armagedón . . . Desde ahora en adelante le daremos toda la devoción de nuestros corazones a la Teocracia (Término más acertado hubiera sido “La Sociedad Watch Tower”, DS), sabiendo que pronto viajaremos juntos por la eternidad en la tierra.  Nuestra esperanza es que dentro de pocos años sea consumado nuestro matrimonio y . . . que tengamos hijos buenos que al Señor le traigan honor.  Bien podemos posponer nuestro matrimonio hasta que haya paz duradera en la tierra”.
Comentarios: Si Juan y su novia Eunice hubieran sido personas reales, ¡Todavía estarían esperando la consumación de su matrimonio!  El tendría 55 años de edad; ella, 53.  Y, ¿esos hijos buenos que querrían tener?  Pues, ¡no los tendrían jamás!  Cruel es el sistema religioso que, por medio de profecías falsas y alarmas huecas, desoriente a los hombres engañados llevándolos a rechazar el matrimonio, evitar tener hijos cuando su deseo sería procrearlos, suprimir su preparación académica, renunciar sus empleos y vender sus propiedades.  ¡Tal sistema es el de los Testigos!
1942  “El nuevo mundo está a las puertas . . . el tiempo es corto” ) ”El nuevo mundo”, Pág. 10).
1944  “Se acerca el fin del sistema mundano” (“Se acerca el reino”, Pág. 342).
“El desastre de Armagedón, más grande que el que cayó sobre Sodoma y Gomorra, está a la puerta” (“Sea Dios veraz”, Pág. 194).
1950  “El tiempo de Jehová ha llegado cuando, de manera definitiva, será    decidida la cuestión de la soberanía universal”.
1966  “Según esta cronología bíblica fidedigna seis mil años desde la creación del hombre terminarán en 1975, y el séptimo período de mil años de la historia humana comenzará en el otoñ{o de 1975” (“Vida eterna”, Pág. 29).
Y AHORA, ¿QUÉ?
Testigos, sinceramente a ustedes se les acabó el tiempo.
El tiempo de la generación de 1914 ya pasó.  Si no, favor de decirnos ¿cuánto dura una generación?
Pasó el año 1975 sin que fuesen cumplidas sus profecías.
Los dirigentes en Brooklyn los culpan a ustedes por haber esperado que vinieran Armagedón y el establecimiento del reino milenial en 1975. Pero, ellos, no ustedes, son los que escriben “La Atalaya” y “Despertad”.
Ellos, no ustedes, son los autores de esas profecías que fallaron.  De ellos aprendieron ustedes una doctrina errónea y los alentaron con vanas esperanzas.
Y ahora, ¿qué harán?  ¿Dejarán que los grandes de la Sociedad en Brooklyn sigan usándolos como a esclavos?  ¡Dios los libre!  Han tenido convicciones muy fuertes.  Por tanto, no les será fácil ver los temas de la Biblia desde otro punto de vista.  Sin embargo, desechando prejuicios y fanatismo, debieran hacer el esfuerzo.  Pueden ser cristianos, ni más ni menos, y pueden pertenecer al verdadero reino de Dios, es decir a la iglesia de Jesucristo.
Plan de la Salvación:
“Porque la paga del pecado es muerte” (Ro 6:23)

¿Quién puede salvarme?
“Cristo murió por nuestros pecados” (1 Co 15:3)

¿Qué debo hacer?
“A todos los que le recibieron los hizo hijos de Dios” (Juan 1:12).

¿Cuánto me ha de costar?
“El regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús” (Ro 6:23)

El mormonismo examinado


Tengo muchos amigos mormones. Trabajé con algunos por un año. Rechazaban el tabaco, el alcohol, el té, y las bebidas cafeinadas. Eran amables, hospitalarios, y dedicados a sus familias. Vivían económicamente. Los jóvenes planeaban servir como misioneros, pagando los gastos ellos mismos.
Por lo general, admiro las vidas de los mormones. Y casi me asombro de su celo religioso. Pero yo quisiera que conocieran el fondo de su religión.
Tal vez tú preguntas: ¿El fondo de su religión? ¿Por qué dices esto?
Lo digo porque son mis amigos. Y me parece que sus líderes no les han dicho la verdad acerca de su religión. Por eso, yo quiero decírsela a todos en este tratado. En una obra tan pequeña voy a poder tratar sólo unos pocos puntos del mormonismo. Trataré de escoger los puntos que descubren ese fondo tan bien oculto a los ojos del mormón ordinario.
La historia de los mormones
José Smith, según cuenta en sus escritos, recibió su llamamiento en 1823 por medio de una visión. En ella él entendió que Dios Padre y Dios Hijo no se complacían de la iglesia cristiana de aquel entonces. Entendió que Dios lo había escogido para restaurar el verdadero cristianismo.
En sus escritos Smith también cuenta como recibió de un mensajero celestial llamado Moroni unas fabulosas planchas de oro en el año 1827. Según él dice, Moroni también le dio el “Urim y Tumim”. Esas dos piedras, aseguradas a un pectoral, de alguna manera las usó Smith para traducir al inglés “el egipcio reformado” escrito en las planchas. Supuestamente Smith devolvió las planchas de oro a Moroni. De esta manera nadie puede verificar su traducción. Además, hasta hoy nadie ha podido encontrar ninguna evidencia de que existiera el egipcio reformado, y todos los expertos de buena reputación lo han rechazado como mitológico.
La traducción fue publicada primeramente en 1830 como El libro de Mormón. El 6 de abril de ese mismo año se fundó el movimiento que por fin fue llamado La iglesia de Jesucristo de los santos de los últimas días.
Poco después, el núcleo de esta iglesia se trasladó del estado de Nueva York al de Ohio (EE.UU.). ¿La razón principal? La extrema impopularidad de Smith y sus revelaciones entre los que lo conocían bien y consideraban su nueva religión un engaño.
En Ohio también surgió oposición y hubo hasta violencia y matanzas. Después Smith se estableció en el estado de Illinois, edificando allí una nueva ciudad poblada por mormones.
En 1844 José Smith y su hermano Hyrum fueron encarcelados en Carthage, estado de Illinois, para esperar su juicio por la destrucción de una publicación antimormónica. Pero el 27 de junio de este año, unas doscientas personas atacaron la prisión y brutalmente asesinaron a los dos hermanos Smith, forzando sobre su cabeza la corona indeseada de martirio. De allí la mayo¬ría de los mormones aceptaron el liderazgo de Brigham Young. (No todos aceptaron a Young, y los mormones se dividieron en varios grupos, los cuales existen hasta hoy. En este tratado veremos sólo el grupo que siguió a Young, ya que es el grupo más grande e influencial.)
Enfrentando una creciente oposición, especialmente a la práctica de la poligamia, en 1847 Young llevó la primera banda de mormones al valle del Gran Lago Salado, en el futuro estado de Utah (EE.UU.). Allí sirvió como el segundo presidente de la iglesia hasta su muerte en 1877. Un administrador capaz, Young contribuyó grandemente al crecimiento de la nueva iglesia.
“La Biblia” de los mormones
Los mormones aceptan la Santa Biblia como parte de la palabra de Dios “en cuanto sea correctamente traducida”.1 A ella han añadido otros tres libros: Doctrina y convenios. La perla de gran precio, y El libro de Mormón. Estos tres, con la Biblia, forman lo que ellos llaman la escritura autorizada. Los mormones llaman El libro de Mormón “otro testamento de Jesucristo”. (Es decir, otro además del Nuevo Testamento de la Santa Biblia.)
El libro de Mormón narra la supuesta historia de dos civilizaciones. Alrededor de 600 A.D., una de ellas viajó de Jerusalén a Sudamérica. Andando el tiempo, este grupo se dividió en dos campos guerreros —los nefitas y los lamanitas. A causa de sus hechos malvados, los lamanitas fueron malditos con pieles oscuras. Según El libro de Mormón, Cristo visitó el continente americano, se reveló a los nefitas, les predicó el evangelio, e instituyó el bautismo y la santa comunión.
¿Debemos aceptar los libros sagrados de los mormones?
¡No! No existe ningún respaldo histórico para las declaraciones fabulosas sobre los nefitas y los lamanitas. Además, estos libros, como vamos a ver, contradicen en muchos puntos la clara enseñanza de la Biblia. Y la Biblia dice:
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.2
Las escrituras sagradas de los mormones se contradicen
Aquí pudiéramos dar muchos ejemplos, pero basta con dar uno. Por un lado, El libro de Mormón prohíbe la poligamia (la costumbre de un hombre tener más de una esposa):
Por tanto, hermanos míos, oídme y escuchad la palabra del Señor: Pues entre vosotros ningún hombre tendrá sino una esposa; y ninguna concubina tendrá él; porque yo, el Señor Dios, me deleito en la castidad de las mujeres. Y las fornicaciones son una abominación para mí; así dice el Señor de los Ejércitos.3
Pero por otro lado, las escrituras mormónicas dan lugar a esa práctica pervertida:
Y además, tocante a la ley del sacerdocio: Si un hombre se casa con una virgen y desea desposarse con otra, y la primera consiente, y él se casa con la segunda, y son vírgenes, y no han dado su palabra a ningún otro, entonces queda justificado; no puede cometer adulterio, porque le son dadas a él; pues no puede cometer adulterio con lo que le pertenece a él y a nadie más. Y si le son dadas diez, vírgenes por esta ley, no puede cometer adulterio, porque a él le pertenecen y le son dadas; por tanto, queda justificado. 4
La historia confirma ampliamente que los primeros mormones permitieron la poligamia. Muchos mormones, incluso José Smith, tuvieron más de una esposa. Y no sólo eso, el mismo José Smith afirmó que lo que él escribió era un convenio eterno, y que el que no lo cumplía sería condenado eternamente:
Porque he aquí, te revelo un nuevo y sempiterno convenio; y si no lo cumples, serás condenado, porque nadie puede rechazar este convenio y entrar en mi gloria.5
¿Cómo se puede cumplir lo que se contradice?
Además de esas contradicciones en su “revelación inspirada”, los mormones se enfrentaron con otro problema. En 1862 el congreso de los EE.UU. promulgó una ley que prohibía la poligamia. Pero los mormones en el territorio de Utah querían ser parte de los EE.UU. Así, al fin en el año 1890, se rindieron. En ese año el presidente mormón, Wilford Woodruff, publicó el famoso “manifiesto” que prohibía la poligamia. Decimos nosotros que ahora estaba en lo correcto, pero anulaba el convenio que, según José Smith, era sempiterno. Así caía bajo la condenación de las escrituras sagradas de la iglesia de la cual él era presidente. ¡Qué contradicción!
Eso debería ser suficiente para convencernos de que las escrituras sagradas de los mormones no son inspiradas por Dios. Pero además de eso, ellas muchas veces contradicen las más claras enseñanzas de la Santa Biblia, la verdadera palabra de Dios. Veamos unos pocos ejemplos.
Su doctrina de Dios
Vamos a ver qué dicen los mormones acerca de Dios:
Dios mismo una vez. Fue tal como lo somos nosotros ahora, y es un hombre exaltado.6
Tal como el hombre es, Dios una vez fue; tal como Dios es, el hombre podrá ser.7
En el cielo donde nacieron nuestros espíritus, hay muchos dioses, cada uno de los cuales tiene su propia esposa o esposas, las cuales les fueron dadas antes de su redención, mientras aún estaban en su estado mortal.”
Cuando nuestro padre Adán entró en el huerto de Edén, entró con un cuerpo celestial, y trajo a Eva, una de sus esposas, consigo. El ayudó a hacer y organizar a este mundo. El es MIGUEL, el arcángel, ¡el ANCIANO DE DÍAS! acerca de quién lumbres santos han escrito y hablado —EL es nuestro PADRE y nuestro DIOS, y el único Dios con quien tenemos que ver.”
También las escrituras de los mormones enseñan que distintos dioses habitan el universo. Estos dioses procrean hijos espirituales los cuales se visten con cuerpos físicos en los diferentes planetas.
Resumamos la enseñanza de estas citas:
1.            Dios era un hombre.
2.            El hombre podrá ser Dios.
3.            Hay muchos dioses.
4.            Los dioses tienen esposas.
5.            Adán es el arcángel Miguel.
6.            Adán también es el Anciano de días; es nuestro Padre y Dios.
¿Es esto lo que enseña la Biblia? ¿Será que hay muchos dioses? ¿Podremos nosotros ser dioses? ¿Qué dice la Biblia? Antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. 10
Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” Dios es Espíritu.12
Los que  fueron tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento.’3
Su doctrina de Jesucristo
Veamos otra vez lo que dicen los escritos mormónicos:
Cuando la Virgen María concibió al niño Jesús, el Padre le había engendrado en su propia semejanza. El no fue engendrado por el Espíritu Santo. ¿Y quién es el Padre? El es el primero de la familia humana: y cuando él tomó un tabernáculo [cuerpo], ese tabernáculo fue engendrado por su Padre en el cielo, de la misma manera como los tabernáculos de Caín, Abel, y los demás hijos e hijas de Adán y Eva…. Jesús, nuestro hermano mayor, fue engendrado en la carne por el mismo individuo que estaba en el huerto de Edén, el cual es nuestro Padre en el cielo.14
Así tuercen la revelación bíblica para apoyar su dogma erróneo de un dios de carne y hueso.
Ellos opinan que Adán fue padre de Jesús, y que lo engendró por medio de relaciones sexuales con María. Y no sólo eso. Además dicen que Adán es nuestro Padre en el cielo. De esta manera los mormones rechazan la declaración bíblica:
He aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 15
5u doctrina de la redención
Según la enseñanza mormónica. Jesús es el hermano mayor de Lucero (el diablo).16 También dicen ellos que Jesús se casó con las dos hermanas de Lázaro, María y Marta, como también con la otra María a quien amó. Ellos afirman que por medio de estas mujeres pudo ver simiente antes de que fuera crucificado.17
Brigham Young declaró que el sacrificio de Jesucristo fue ineficaz para la limpieza de algunos pecados. Young inventó la doctrina de redención de sangre, diciendo en efecto que lo que la sangre de Cristo no pudo limpiar, la sangre del hombre mismo sí puede:
No hay hombre o mujer, que viola los pactos hechos con su Dios, que no tendrá que pagar la deuda. La sangre de Cristo jamás borrará eso, tu propia sangre tiene que expiar por ello…. Yo les pudiera referir a bastantes ocasiones donde hombres han sido matados justamente, a fin de expiar por sus pecados…. Esto es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; si él necesita ayuda, ayúdele; y si desea la salvación y es necesario derramar su sangre en la tierra a fin de que él sea salvo, derrámela.18
En una de sus publicaciones oficiales, los mormones dicen:
Los cristianos hablan mucho de la sangre de Cristo y de su poder para limpiar. Sin embargo, mucho de lo que se cree y se enseña sobre este tema es una tontería y tan palpablemente falso que el creerlo es perder la salvación.19
La verdad es que el Señor Jesús, el Salvador del cristiano genuino, es una persona enteramente distinta. El se ofreció en sacrificio eterno por todo pecado. El ofrece salvación a todos los hombres, no por ninguna obra humana sino solamente por gracia por medio de la fe. El Salvador del Nuevo Testamento existe eternamente, pues es Dios.
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, … por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.2″
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.21
Su doctrina de salvación universal
Los mormones atrevidamente enseñan la salvación universal:
Todos los hombres serán salvos, pero cada uno en su orden propio.22
Sin embargo, la Biblia enseña que no todos los hombres serán salvos. Al fin de los siglos los incrédulos y desobedientes irán “al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.23
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Estimado amigo lector, las religiones falsas y erróneas abundan. El mormonismo es sólo una de ellas. En el nombre de Cristo, te ofrezco más que una religión; te presento a Cristo. El cristianismo bíblico:
•             Pone su fe en el único Dios.
•             Tiene un Líder vivo que jamás cambia —Jesucristo.
•             No tiene nada que esconder —ni error, ni contradicción.
•             No es una invención religiosa humana; vino por la revelación de Dios como hombre en Jesucristo.
•             Acepta el sacrificio de Cristo para el perdón de todos los pecados menos la blasfemia contra el Espíritu Santo.
•             Exige que se abandonen los pecados, incluso los engaños y la deshonradez.
•             Deliberadamente se somete al señorío completo de Jesucristo.
La decisión es tuya. ¿En qué pondrás tu fe? ¿Cuál camino tomarás? Pon tu fe en Cristo, el cual dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 24
—Mark Roth
NOTAS:
1.            Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 6, p. 4 (Traducido).
2.            La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Calatas 1.8.
3.            El libro de Mormón, Jacob, capítulo 2, versículos 27 y 28.
4.            Doctrina y convenios, sección 132, versículos 61 y 62.
5.            Doctrina y convenios, sección 132, versículo 4.
6.            Teachings of the Prophet Joseph Smith, p. 345 (Traducido).
7.            Profeta Lorenzo Snow, citado por Milton R. Hunter, The Gospel Through the Ages, pp. 105-106 (Traducido).
8.            Apóstol Orson Pratt, The Seer, p. 37 (Traducido).
9.            Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. I, p. 50 (Traducido).
10.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Isaías 43.10-1 1.
11.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Isaías 45.21-22.
12.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Juan 4.24.
13.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Lucas 20.35.
14.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 1, pp. 50-51 (Traducido).
15.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Mateo 1.20.
16.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 13, p. 282 .
17.          Orson Hyde, Journal of Discourses, Vol. 4, pp. 259-260 (Traducido).
18.          Brigham Young, Journal of Discourses, Vol. 3, p. 247, y Vol. 4, p. 220 (Traducido).
19.          What the Mormons Think of Christ, pp. 27-33 (Traducido).
20.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Calatas 2.16.
21.         La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Efesios 2.8-9.
22.          Apóstol Evans en la revista Look, Oct. 5, 1954 (Traducido).
23.          La Santa Biblia, Versión Reina Valera, 1960, Mateo 25.46.

¿Era Pedro un Papa?


En la doctrina del catolicismo romano, Pedro “ha sido designado como representante de Jesucristo sobre la tierra y como fundamento de su Iglesia”. Pedro también es “el pastor universal de todos en el nombre de Cristo”. Pedro es mencionado como el primer Papa de la Iglesia católico romana.
El dogma católico se define como sigue: “La silla apostólica y el pontificado romano sostiene una primacía sobre el mundo entero”. El pontífice romano es sucesor del apóstol Pedro, el príncipe de los apóstoles, y el verdadero vicario de Cristo sobre la tierra, la cabeza de la iglesia… y que él es “padre y profesor” de todos los cristianos. Le ha sido dado un pleno poder por Pedro, por nuestro Señor Jesucristo. Así la de voz de Roma.
Toda la idea doctrinal del catolicismo depende en la relación que tienen con Pedro. El que rechaza la doctrina de la iglesia católica sobre el papado, es anatema. He aquí unos argumentos católicos para confirmar la idea del papado:
Dicen que Pedro es la roca sobre la cual es edificada la iglesia. Jesús, al decirlo el texto (Mateo 16.18) no se refirió a Pedro, sino a él mismo. El nombre de Pedro significa “piedra”, pero contestó a Cristo diciendo “Tú eres el Cristo” (Marcos 8.29; Lucas 9.20).
El nombre griego de Pedro significa “petros, una piedra”. Jesús no ha dicho que él edificaría su iglesia sobre “petra”, “una gran piedra”. Lo que Jesús decía es que él edificaría su iglesia sobre sí mismo, el Cristo – la roca. Mateo 16.18 menciona ambos términos “petros” y “petra”. Entonces, ¿qué es la roca sobre la cual Cristo edificaría su iglesia? (Mateo 16.18). Es la gran verdad expresada en la respuesta de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16.16). Dice la Escritura: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3.11).
“Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo” (1 Corintios 10.4). “Petros” en idioma griego significa el nombre de Pedro y quiere decir “una pequeña piedra” mientras que “petra” es “una roca”. El fundamento verdadero es Cristo: “petra” y no “petros”, Pedro. “Piedra” es superior en dignidad. “Jehová es mi roca” (2 Samuel 22.2). “Dios es mi roca” o ¿quién es una roca excepto Dios”? (2 Samuel 22.32). Lo que entendemos de ese texto es la “dignidad divina de nuestro Señor”. Lo que Pedro le decía: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
Pedro habla de Jesús como “la piedra del ángulo” (1 Pedro 2.5-7). “La principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2.19-22). Sobre la piedra del ángulo, Jesucristo, se edifica toda la iglesia en el mundo. Es importante también anotar que en los textos aquí no hay diferencia alguna entre el apóstol Pedro y los otros apóstoles. Todos los demás apóstoles mantienen la misma relación con la iglesia que Pedro posee. La iglesia ha sido edificada sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, pero Cristo es el fundamento principal. No hay diferencia entre Pedro y los otros apóstoles.
¿Cuál es la opinión de los tal llamados “padres de la iglesia”? Diecisiete padres designaron a Pedro como la roca sobre la cual la iglesia ha sido construida. Ocho padres, incluyendo a Origenes, Cipriano y Jerónimo, enseñaron que el colegio total de los apóstoles es la roca. Cuarenta y cuatro padres, inclusivamente Gregorio de Nisea, Crisóstomo, Hilario y Ambrosio, designaron la confesión de Pedro que Cristo es el Hijo de Dios como a “roca”. Dieciséis padres enseñaron que el mismo Cristo era, y es, la roca.
La iglesia católica descansa sobre la enseñanza de los padres citados, y estos no estaban de acuerdo unánimento. El papado queda en tela del juicio con respecto al papado, según los tal llamados padres.
La Iglesia católica romana enseña que Pedro no ha recibido las llaves del reino de los cielos como una persona privada, sino como el “Pastor Supremo” y para el beneficio de la iglesia. Conway dice “Cristo”, el que posee las llaves, ha prometido de hacer de Pedro el que lleva las llaves en su reino, teniendo así el poder absoluto y la jurisdicción en la iglesia.
Jesús así prometió de dar las llaves a Pedro simbolizando el poder de perder o ganar almas para su reino; y esto se encuentra indicado en Mateo 16.19, pero nada se dice que Pedro fue hecho el “Pastor Supremo” de la iglesia. El apóstol Pedro tampoco es superior a los demás apóstoles.
Las condiciones de entrada al reino de Dios, la iglesia, recibió Pedro al igual que los otros apóstoles. La única ventaja que Pedro recibió de Jesucristo es la apertura de las puertas al reino de Dios en el día de Pentecostés (Hechos 2). Toda vez que los apóstoles predicaban el evangelio a gentiles o judíos, los hacían con la misma autoridad como el apóstol Pedro.
Jesucristo es la única cabeza (Efesios 5.23) y Salvador de la iglesia (Colosenses 1.18). El dogma de la soberanidad de Pedro no tiene fundamento en la palabra de Dios. Los que desean agradar a Dios, no han de tener miedo ante las afirmaciones de la Iglesia católica romana. “Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4.6).
- Hans J. Dederscheck