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El shofar, se convierte en un icono judío impulsado por el cristianismo





 El shofar, se convierte en un icono judío impulsado por el cristianismo                            
"Se trataba de un instrumento utilizado principalmente para eventos seculares y se convierte en instrumento religioso sólo con el comienzo del destierro (en el siglo I)", indicó la historiadora
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.- El “shofar”, se ha convertido en un icono judío impulsado ahora por las iglesias evangélicas pentecostales las cuales les han dado mayor, de tal manera que uso cada día se está volviendo más común su utilización.
Este es un instrumento de viento creado a base de un cuerno de animal donde aparece “setenta y dos veces la palabra shofar en la Biblia (Antiguo Testamento)”, Phillip Vukosavovic, comisario de una muestra sobre este instrumento inaugurada en el Museo de los Pueblos de la Biblia.





Sin embargo, el “shofar”, aparece en contextos seculares como batallas, coronaciones, ocasiones especiales y desastres”, dijo agrega Vukosavovic y que solo en una ocasión “se le puede atribuir una connotación religiosa y es en el año Jubilar (Yovel, cada cincuenta)”.
En las traducciones realizadas de la Biblia hebrea, al “shofar”, se le conoce como una “trompeta”, pero es todo lo contrario o siquiera parecerlo, y su uso, en cualquier caso, es muy anterior.
“Shofar” es en realidad el nombre que los israelitas daban exclusivamente al cuerno hueco de un animal, es decir, que su masa ósea interna podía ser extraída fácilmente de su capa externa queratinosa. El cuerno era común en el campo de batalla de los pueblos del Levante Mediterráneo y Mesopotamia, aunque sólo el judío ha seguido utilizándolo desde entonces de forma ininterrumpida.
La subcomisaria de la muestra, Noa Kremer, explica que existen dos aspectos “el origen histórico y animal del cuerno ritual y su proceso de producción”. Contrariamente a las creencias, este cuerno ritual no tiene por qué provenir de un animal puro según las leyes judías (comúnmente, “kosher”), sino únicamente de un tipo particular de cuerno hueco.
“El segundo aspecto de la muestra es la faceta histórica, es decir, el shofar como testigo de la historia y de todos los acontecimientos importantes para el pueblo judío, alegres y tristes por igual”, explicó Kremer.
Si en la actualidad el “shofar” es visto en cualquier tienda de recuerdos del moderno Estado de Israel y es tocado en importantes ocasiones festivas nacionales -como la elección de un nuevo presidente-, históricamente el uso del “shofar” estaba restringido a las sinagogas en sólo las dos jornadas más sagradas del calendario judío: Año Nuevo y el Día del Perdón.
En la naturaleza existe más de cien animales de los que se puede extraer un “shofar” y su origen dependerá de los que estén más al alcance: los judíos marroquíes suelen hacerlo de un carnero, pero los de Yemen lo tienen de hasta de un antílope africano.
Pero no todos los shofar, son aptos para el uso religioso, porque las exigencias para este fin son más rigurosas y los artesanos que lo hacen se inspiran en detallista tradiciones centenarias que no han revelado ni a los expertos del museo.
“Se trataba de un instrumento utilizado principalmente para eventos seculares y se convierte en instrumento religioso sólo con el comienzo del destierro (en el siglo I)”, indicó la historiadora, que atribuye su nuevo uso al desarrollo del cristianismo como religión en el Imperio Romano.
“Cuando el cristianismo adoptó todo tipo de símbolos para definirse como religión, el judaísmo hizo lo mismo”. Sólo con la creación del Estado de Israel en 1948 este instrumento volvió a recuperar, en parte, su uso secular en ceremonias de estado, una práctica casi regularizada desde que en 1967 el entonces rabino militar Shlomo Goren lo tocara frente al Muro de las Lamentaciones, al finalizar la Guerra de los Seis Días.

Estudio revela que 73 % de españoles se declara católico, pero un 57 % no va a misa


                   Estudio revela que 73 %  de españoles se declara católico, pero un 57 % no va a misa

De dicho estudio se extrae que este porcentaje de católicos declarados supone un descenso de dos puntos con respecto a los datos de 2010, cuando un 75 por ciento de los encuestados se definía como católico, lo que indica que en España hay un 2,2 por ciento de creyentes de otras religiones.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), reveló que el 73,3 % de los españoles afirman ser católicos, pero un 57,1 % reconoce que no va “casi nunca” a misa, concluye el barómetro de septiembre realizado por CIS.
De dicho estudio se extrae que este porcentaje de católicos declarados supone un descenso de dos puntos con respecto a los datos de 2010, cuando un 75 por ciento de los encuestados se definía como católico, lo que indica que en España hay un 2,2 por ciento de creyentes de otras religiones.

Otro resultado de que encontró CIS es que el 14,9% de los encuestados se define “no creyente”, un porcentaje que crece de forma paralela al descenso de los que se declaran católicos. A esto se suma un 7,4 % de españoles que aseguran ser ateos.
El CIS preguntó sobre la frecuencia con la que los católicos acuden a misa u otros oficios religiosos. La mayoría (57,1%) respondió que “casi nunca”, un porcentaje que se situaba en el 47% en el año 2005 y que apenas superaba el 40% hace una década. Mientras que el 15,9 % señala que acude a un oficio religioso casi todos los domingos y festivos, cifra que ha ido también progresivamente bajando en la última década, publica la agencia de noticias Terra.

Evangélicos critican Álvaro Colom por apoyar la creación de un Estado palestino



                                Evangélicos critican Álvaro Colom por apoyar la creación de un Estado palestino
“El Estado de Israel, es el pueblo elegido de Dios y todo aquel que esté en contra de eso será un pueblo maldito", declaró Marroquín

Unos 300 evangélicos guatemaltecos marcharon pacíficamente por las calles de la capital guatemalteca para protestar en contra del presidente Álvaro Colom, quien está de acuerdo con la creación de un Estado palestino, publica la AFP.
“Las declaraciones del presidente Colom, son una vergüenza y por eso organizamos esta marcha pacífica para expresar nuestro repudio a las declaraciones del presidente”, afirmó Felipe Marroquín, uno de los organizadores de la protesta.
El presidente guatemalteco abogó por la creación de un Estado palestino, durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el pasado 21 de setiembre, aunque dijo que el tema debía ser resuelto en una negociación entre los israelíes y los palestinos.
“El Estado de Israel, es el pueblo elegido de Dios y todo aquel que esté en contra de eso será un pueblo maldito”, declaró Marroquín. La marcha salió del llamado Obelisco, en la periferia sur, para recorrer unos cinco km hacia el centro histórico donde concluyó frente al Palacio Nacional de la Cultura, antigua sede de gobierno.
Los líderes de la marcha entregaron un pronunciamiento en la embajada de Israel y también una copia para que sea enviada al Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Marroquín, resaltó que el pedido de adhesión del Estado de Palestina a la ONU está siendo presionado por varios países como Venezuela e Irán.

Granjero cristiano dice que Rihanna debería darle cuenta a Dios por su conducta impropia



                                           Granjero cristiano dice que Rihanna debería darle cuenta a Dios por su conducta impropia
La esposa de Graham ahondó sobre el incidente y dijo que Rihanna se había quedado desnuda de la cintura para arriba. “No era el tipo de cosas que Alan querría que la gente joven (los que estaban observando) vieran en su terreno. Somos cristianos”, dijo la señora Graham, que se rehúso a dar su primer nombre.
BELFAST, Irlanda del Norte .— Alan Graham un granjero cristiano le ordenó, a la cantante del pop Rihanna, cubrirse, porque lo que estaba mostrando era una “conducta impropia”, durante la filmación de un video musical en su terreno, publica CCN México.
Rihanna, tenía el permiso de filmar un video clip para la canción We found love en un campo de cebada propiedad del agricultor Alan Graham, a las afueras de Bangor, a unos 10 kilómetros de Belfast, Irlanda del Norte.

Sin embargo, Graham, no sabía quién era el artista que iba a llegar, “Si el nombre de Rihanna hubiera sido mencionado, bueno, sin faltar el respeto, no habría significado nada”.
Sin embargo, Graham, nunca pensó que Rihanna filmaría un video semi desnuda, porque cuando el granjero fue a buscar su tractor vio a la cantante desnudarse hasta quedar sólo con la parte superior del bikini, por lo que él intervino para poner fin a la sesión.
Graham, resaltó que “no hay resentimientos. Tuve una conversación con Rihanna; nos dimos la mano; nos separamos en buenos términos. La encontré muy gentil, y espero que entienda de dónde provengo. Le deseo lo mejor…”.
La esposa de Graham ahondó sobre el incidente y dijo que Rihanna se había quedado desnuda de la cintura para arriba. “No era el tipo de cosas que Alan querría que la gente joven (los que estaban observando) vieran en su terreno. Somos cristianos”, dijo la señora Graham, que se rehúso a dar su primer nombre.
El granjero Alan Graham, indicó que Rihanna y sus amigos “deberían darle cuentas a Dios por sus actos”, según informó el diario “Daily Mail”. “Si presto mi campo a alguien y la situación se torna inapropiada, entonces digo: ‘Esto es suficiente. No tiene derecho a hacer eso’”, había dicho antes el irlandés, quien no firmó contrato alguno por el préstamo de su terreno y no sabe si se le pagará por ello.

Historias de los Grandes Genocidios La Masacre de los Albigenses


Herencia Cristiana

Historias de los Grandes Genocidios

La Masacre de los Albigenses

Por historia moderna entendemos el registro de acontecimientos del pasado basado en el más amplio conocimiento que alcanzó a tener el mundo y, sobre todo, en el uso crítico de los documentos originales. Es una ciencia, y es tan drásticamente opuesta a la religión como lo es la ciencia de la evolución. Elimina enteramente lo sobrenatural de las crónicas de la evolución del hombre; muestra que en los sucesos en los cuales debiéramos esperar confiadamente la intervención de Dios, si es que hubiera un Dios --en los acontecimientos humanos-- no se halla el más mínimo vestigio de otra cosa que las virtudes y las miserias propias del hombre: y esto completamente demuele la versión de la épica humana que el cristianismo ha impuesto en el mundo.
Sin embargo, la historia moderna no ha despertado en los teólogos el rencor y la hostilidad que les produjo la ciencia moderna. La razón es simple, y no es enteramente meritorio de los historiadores. Aquellos acontecimientos humanos que el historiador estudia son en su mayor parte religiosos. El científico puede ignorar el estudio religioso cuando describe sus nebulosas y sus dinosaurios, sus orquídeas y sus diatomeas. Pero las religiones e iglesias y todos los fenómenos que se produjeron en sus cinco o seis mil años de vida son una parte, y una parte muy importante, del material de la historia. Y sólo ha sido evitado un conflicto mortal mediante el ardid de distinguir entre historia sagrada e historia profana.
Los historiadores ahora, por supuesto no observan esta distinción tan rigurosamente como eran obligados a hacerlo en los días de Bossuet. Voltaire y Gibbon no han vivido en vano. Tenemos, de hecho, una rama especial que combina a la ciencia con la historia --historología, o la ciencia de la comparación de las religiones-- que parece ignorar la distinción; y los maestros de historia antigua nos hablan acerca de la religión de los egipcios y los babilonios con la libertad con la que discuten la vestimenta y las costumbres de las antiguas civilizaciones.
¡Pero observad cuán cautelosos, cuán diplomáticos, son cuando han de aseverar algo que contradice al Antiguo Testamento o la versión cristiana actual de la historia! En cuanto a Cristo y los sucesos cardinales de la historia europea que dependen vitalmente de la religión, ¿cuántos historiadores se atreven más no sea a tratarlos? Son “historia sagrada.” A lo sumo existe un reconocimiento formal de la convención de que Cristo fue “el moralista más sublime” que haya aparecido; que el fluir de la historia cambió de alguna manera su rumbo luego de la “aceptación” (nunca se lee acerca del acatamiento obligatorio) del cristianismo; y que todo lo siniestro que sucedió durante los años de fe debe ser generosamente interpretado como lo más natural en la conducta de un pueblo bastante diferente de nosotros.
Estas páginas están protestando contra las tímidas convenciones de la historia cada vez que la religión está involucrada. Muestran que la creencia general de que las civilizaciones eran viciosas y estúpidas y crueles antes de Cristo, está basada en una mentira. Prueban que la imposición del cristianismo fue seguida de un coagulado y sórdido cúmulo de brusquedad y brutalidad nunca vistas antes en la historia civilizada. No es menos mítico suponer que Europa se aferró al cristianismo hasta la modernidad; aun estos desenfrenados ancestros nuestros, cuando pudieron consolidarse en civilizaciones más o menos ordenadas, se rebelaron contra las doctrinas de la Iglesia y la autoridad usurpada de su clero corrupto y fueron reprimidos hasta su sometimiento.
El año 1000 dio un verdadero vuelco a la historia de Europa. Mi amigo, el Profesor Robinson, historiador muy capaz de la Universidad de Columbia, no está de acuerdo conmigo en que hubiera una expectativa generalizada de que llegaría el fin del mundo en el año 1000, sin embargo yo hice en una oportunidad una investigación en las crónicas de aquél momento y encontré vasta evidencia de dicha expectativa. En todo caso, la Edad de Hierro, el siglo X, el punto bajo de la civilización estaba llegando a su fin. Es cierto que Roma y el Papado continuaron con su escuálida degradación durante otros cincuenta años; pero Roma nunca más, después de haber dejado de ser pagana, volvió a ser considerada como el centro de luz en Europa por nadie que supiera de historia. No olvido su distinción artística durante el Renacimiento ya que entonces fue nuevamente pagana durante la temporada.
La Ilustración llegó a Europa a lo largo de dos senderos que estaban muy alejados de Roma. Uno fue el camino recorrido desde el este siguiendo el valle del Danubio. El otro fue una ruta extrañamente tortuosa, que, comenzando en el este, cruzó completamente el norte de África y el Estrecho de Gibraltar, ingresando en la Europa cristiana por los Pirineos y el sur de Francia.
Es suficiente decir aquí que durante los años más oscuros de la cristiandad, el siglo X, existía en España una civilización mahometana brillante y tolerante, y que los rayos de su maravillosa cultura estaban atravesando los Pirineos para iluminar a los bárbaros de Europa. El mayor erudito del siglo X, el Papa Silvestre II (Gerbert), pertenecía al sur de Francia y aprendió su ciencia en España; y fue Papa cuatro años y murió bajo el olor del sulfuro. Fue naturalmente en el sur de Francia que los moros tuvieron mayor influencia. Incluso hasta la ocuparon por un tiempo.
Mientras tanto, la segunda corriente estaba cruzando Europa y alcanzando el sur de Francia y el norte de Italia. La herejía --rebelión contra la religión cristiana-- había echado profundas y fuertes raíces en el distrito armenio del Imperio Griego en tanto que el mundo latino estaba demasiado brutalizado como para pensar. Esta herejía era el Paulianismo, una mezcla de gnóstico ideas maniqueas y cristianas primitivas. A pesar de que una emperatriz del siglo IX convertida en sacerdotisa, como todos los historiadores admiten, había masacrado a no menos de cien mil de estos rebeldes, un emperador del siglo X encontró que era necesario transplantar a doscientos mil de ellos a la desolada frontera de su imperio, en la frontera con Bulgaria.
La herejía pronto reapareció en Bulgaria en la secta de los Bogomiles (“Amigos de Dios”), que habrían ganado la nación entera y se habrían extendido hacia toda Europa si la Iglesia no hubiese hecho uso de su arma espiritual de costumbre: la persecución sangrienta. Como fue, los Bogomiles, la secta más seria y asceta, envió misioneros hacia toda Europa, y desde los primeros años del siglo XI en adelante observamos que en varias partes de Europa van surgiendo diversos matices de esta religión semi-maniquea (la verdadera base de la brujería --en cuanto al andamiaje, por supuesto).
Sería de utilidad señalar la fascinación por las ideas maniqueas, que reaparecieron en la mayoría de las herejías europeas. La idea fundamental era, como dije, que había dos grandes poderes creativos: uno que creó todo lo que es bueno y otro que fue responsable del mal. Se dice usualmente que los persas creían en dos principios supremos, pero que el principio del mal (el creador de la materia, la oscuridad, la carne, el pecado, etc.) no era exactamente igual a, aunque en el presente en conflicto mortal con, Ahura Mazda, el verdadero Dios; porque al final Ahura Mazda destruiría el mundo material y juzgaría a todos los hombres. Sin embargo era una explicación atractiva del origen y poder del mal, y no responsabilizaba a Dios, el espíritu santo, por la materia y la carne. Era más razonable que el cristianismo. Rechazaba el Antiguo Testamento y toda su crudeza moral, consideró a Cristo como a un espíritu maravilloso (pero no a Dios), despreció el sistema de sacramentos creado por los sacerdotes y toda la jerarquía, y aborreció la consagrada inmortalidad de la mayoría de los sacerdotes, los monjes, y monjas de la cristiandad.
Fue, en todos sus matices, una religión antagónica al cristianismo, y puedo decir con seguridad que de alguna manera habría relevado al cristianismo si no hubiera sido aniquilada tan brutal y salvajemente. ¿No habéis siquiera oído acerca de esto? Pues bien, esto demuestra el valor que tiene estas cosas para la historia escrita como se la escribe usualmente. Pocos de los nuevos escritores os hablarán con conocimiento de la herejía de los Priscilian (también semi-maniquea) en España, y de la herejía aria (o unitaria) que fue ampliamente adoptada por los bárbaros. Pero los priscilianos habían desaparecido --fueron asesinados, por supuesto-- hacia el siglo XVII, y una astuta negociación política había llevado a la princesa de los teutones a adoptar la Trinidad (y con ella a extensas porciones de Europa) y con ella, sus pueblos fueron obligados a hacer lo mismo.
La historia comienza en el siglo XI. La cristiandad en general, o sus Papas y obispos, estaban en calma, por lo general, demasiado interesados en el vino y las mujeres como para ocuparse de las fórmulas, y demasiado ignorantes como para entenderlas. Pero obtenemos de las crónicas pedazos significantes. En 1012 varios “maniqueanos” son perseguidos en Alemania. En 1017 trece cánones y sacerdotes de la diócesis de Orléans son condenados por maniqueismo y quemados vivos. En 1022 se producen casos como estos en Liege. En 1030 reaparecieron (y desaparecieron) en Italia y Alemania; en 1043 cerca de Chálons en Francia; en 1052 nuevamente en Alemania. A principios del siglo XII algunos “Pobres Hombres de Cristo” son quemados en Alemania.
En suma, hacia mediados del siglo XII Europa rebosaba de herejía. El nombre general que se le daba a la secta herética más importante, la de los Cátaros, cuyo nombre proviene dees un vocablo griego que significa “los Puros”; e indica las características prácticas en las que todas concuerdan. Consideraban a la Iglesia como a una institución humana corrupta, en general menospreciaban sus sacramentos, rituales, y jerarquía, despreciaban a sus monjes y monjas disolutas, e intentaban retomar las enseñanzas puras de Cristo: pobreza voluntaria, castidad estricta, amor fraternal, y vida asceta.
Estos eran los Beguines y los Beghards quienes, fundados por un sacerdote belga en el siglo XIII, desplegaron una red de comunidades ascetas, más parecidos a los antiguos esenios y terapeutas que a los monjes cristianos de toda Europa. Fueron severamente perseguidos, aunque su única herejía fue haber hecho lo que Cristo les ordenó a los hombres hacer. Los valdenses, seguidores de Peter Waldo, fueron esencialmente lo mismo, en los mismos siglos XIII y XIV. Se hicieron llamar los “Pobres de Espíritu,” y obedecieron literalmente cada mandato de Cristo: y así fueron tildaron de heréticos y los quemaron en grupos, sesenta por vez, siendo condenados a las llamas en Alemania en 1211, y algunos siendo quemados en España aún antes. Los famosos flagelantes de los siglos XIII y XIV recibieron no arbitrariamente el mismo título. Los psicólogos modernos desperdician su ingenuidad en ellos. El mundo y la Iglesia estaban tan corrompidos que esperaban un súbito final del mundo y estaban en penitencia por los pecados suyos y por los de otros. El Fraticelli, un desprendimiento de la Orden franciscana, al cual la corrupción del clero lo empujó a la herejía, perteneció al mismo periodo, y fue ferozmente perseguido.
De mayor importancia fueron los Lollards, los seguidores de J. Wyclif en Inglaterra, y los Husitas de Bohemia. La herejía de Wyclif --fue en un principio apoyado por su Universidad y los nobles-- hizo realmente un retorno al cristianismo primitivo; se arraigó tan profundamente en Inglaterra que a mediados del siglo XIV un décimo de la nación, estiman algunos historiadores, eran Lollards. Debieron pagar la pena habitual por ser leales a Cristo.
Mientras tanto, como el rey de Bohemia contraía matrimonio con una princesa inglesa, sus ideas pasaban a este país, en ese entonces uno de los más ilustrados en Europa, y, en manos la prédica de John Hus, una extensa porción de la nación las abrasó y desarrollo. Los husitas despreciaron a los sacerdotes, monjes y, monjas corruptos, atacaron el celibato del clero, la confesión, la eucarística, y el ritual --en suma, estaban más cerca de Cristo que cualquiera de los que he mencionado hasta ahora, y por lo tanto eran los más excesivamente heréticos. Eliminarlos llevó doscientos años de guerra y persecución salvaje. En un tiempo la mayoría de los nobles de Bohemia eran husitas.
Pero el nombre Cátaros, o Puritanos, era particularmente aplicado haciendo referencia a varias sectas que unificaban el entusiasmo por la moral cristiana primitiva con un tinte de filosofía maniquea. Eran conocidos por el nombre de Patarenes en Italia, Publicanos en Francia y Bélgica, y por otros nombres en otros países. Su número era prodigioso en el siglo que es precisamente elegido como “el gran siglo Católico,” el siglo XIII. El propio Dante nos cuenta en qué medida prevalecía la herejía, incluso el escepticismo radical, en Italia en sus días. Europa de manera justa habría de abandonar al cristianismo romano, y probablemente lo habría hecho mucho tiempo antes sin no hubiese sido por esa espantosa arma de defensa ahora diseñada por la Iglesia, la Inquisición.
Apenas necesitamos una mirada a la historia de los albigenenses para darnos cuenta de esto. Albi, de donde toman su nombre, era un pueblo importante de una de estas encantadoras provincias sureñas de Francia, las cuales eran al país lo que las sureñas California y Florida son a los Estados Unidos. En estas provincias del sur el ejemplo brillante de los Moros españoles era muy conocido, y durante el siglo XI la herejía de los bogomiles les fue importada por los misioneros de Bulgaria o Bosnia.
En el distrito albigense, la población en su gran mayoría se convirtió a la nueva religión. San Bernardo de Clairvaux, el predicador más famoso en aquél momento, hizo una campaña allí en 1147. Encontró las iglesias desiertas y fue incapaz de provocar ninguna impresión. La herejía se extendió por Francia, Bélgica, Alemania occidental, España, y el norte de Italia, y el Papado se hallaba completamente alarmado. Basta con leer los informes enviados a Roma, como los dados en las “Crónicas” del Cardenal Baronius. Pero la secuela mostrará que los cátaros llegaban a sumar por lo menos cientos en Francia solamente.
Papa tras Papa furiosamente urgía a los poderes seculares a perseguirlos. Alejandro III, en el Consulado Laterano de 1179, exigió el uso de la fuerza contra ellos. A los príncipes les dio el derecho a encarcelar a los ofensores y a confiscar su propiedad --una horrorosa apelación a la codicia de la que Roma estaba comenzando a hacer uso--. A todo aquél que “tomara las armas” contra ellos, según dijo, les prometía dos años de perdón de penas y aún otros privilegios. En suma, los Cátaros fueron quemados o encarcelados en muchos lugares, pero en el sur de Francia príncipes y nobles los favorecieron y estuvieron orgullosos de su industria e integridad en un mundo corrupto. En 1167 el jefe de la secta Pauliciana (la madre de la secta de los bogomiles, que fue a su vez la madre de la secta de los albigenses) se dirigió a Albi, reunió un numeroso sínodo, consagró cinco nuevos obispos, y le otorgó a la religión un triunfo público espléndido.
Esta era la situación cuando, en 1198, Inocencio III, el más grande de los Papas, se colocó la tiara. Algunos de mis amigos me critican gentilmente por no hablar, como lo hacen generalmente los historiadores, afablemente de Papas tan profundamente religiosos como Gregorio I, Gregorio VII, e Inocencio III por lo menos. Los católicos harían bien al entender que, cuando los historiadores no católicos agregan una palabra complementaria al dirigirse a dichos Papas, fuerzan la evidencia para conciliar con los lectores religiosos. Pues son justamente estos hombres los que más mortalmente hirieron a la civilización europea, y, consiguientemente, a la civilización americana que esperaba su desarrollo.
Durante nueve años Inocencio tuvo monjes predicadores en las provincias heréticas, urgiendo a los obispos y a los príncipes a perseguir a los herejes, sin embargo no eran muy eficientes. Su legado principal, Pierre de Castelnau, recibió instrucciones en 1207 de organizar una campaña bélica de los príncipes, y la mayor parte de los nobles más pequeños aceptaron. Es necesario para el lector tener en cuenta que en el siglo XIII la guerra significaba un saqueo ilimitado, y los pueblos albigenses eran de los más prósperos en Europa. Fue creado un espíritu corrosivo, y el Legado fue asesinado. Proclamando ferozmente que el responsable era Raymond, Conde de Tolosa --Inocencio tiempo después admitiría que no había evidencia; en efecto, lo más improbable es que lo hubiera hecho-- el “gran” Papa llamó a las armas, y amenazó fuertemente a los príncipes y caballeros cristianos que no obedecían al llamado.
No había necesidad de amenazas. Imaginad al presidente de los Estados Unidos informándoles a los pistoleros de Chicago --los caballeros cristianos de esos días no eran mucho más éticos-- que les permitía invadir y saquear Los Ángeles, Hollywood, y Pasadena, y obtendréis algo así como un símil. Lo dice un poeta contemporáneo, veinte mil hombres a caballo y doscientos mil a pie convergieron contra los Albigenses. Guiados por el Abad de Citeaux --un sacerdote tan sangriento como Torquemada-- y un sórdido aventurero anglo-francés, Simon de Montfort, cuyos bolsillos estaban vacíos. El Rey de Francia se mantuvo al margen --en un principio, sólo porque sus términos con el Papa eran exorbitantes.
La magnitud de la “herejía” puede adivinarse cuando conocemos que dos años después de la más brutal carnicería eran todavía tan fuertes que, cuando el Papa renovó la “cruzada” en 1214, cien mil “peregrinos” debieron ser convocados. Los inocentes fanfarronean que ocuparon quinientos pueblos y castillos heréticos, y que masacraron a cada hombre, mujer y niño de cada pueblo que ocuparon. Las damas de la nobleza con sus hijas fueron arrojadas a posos de agua, y enormes piedras les fueron lanzadas. Los caballeros fueron ahorcados en grupos de ochenta. Cuando, en el primer pueblo numeroso, los soldados preguntaron cómo distinguir entre heréticos y ortodoxos, el abad cisterciense rugió: “Matadlos a todos, Dios sabrá lo suyo,” y asesinaron a los cuarenta mil hombres, mujeres y niños sobrevivientes. Los escritores católicos modernos meramente se evaden cuando disputan estos teman. Son los católicos de la época los que nos lo cuentan.
El comportamiento del Papa durante estos años nefastos fue repugnante. He descripto sus idas y venidas en mi Crisis en la Historia del Papado (basado en las cartas del propio Papa), y debo ser breve. Raymond de Tolosa, a fin de no perder a su gente, se rindió antes de que la cruzada comenzara, a pesar de lo cual el Papa expresamente les ordenó a sus legados (Cartas, xi, 232) que lo “traicionaran y que prosiguieran con la erradicación de los demás herejes.” Su tratamiento brutal hacia Raymond, sin juicio alguno, se ganó la censura aun del rey de Francia. Detuvo la cruzada después de dos años de incomparable carnicería, y luego cedió ante el fanatismo de los monjes y la codicia de los soldados, y la reanudó. Estaba claramente enfermo por el exterminio y las pasiones viles de sus instrumentos, pero extrajo del monumental crimen un vasto material para provecho del Papado, y le dejó al mundo, que pronto abandonó, la piedra fundacional de la Inquisición, un obsequio tan mortal y repugnante como su masacre.
Nota Historica ...

Los Albigenses


Autor: D. Riazanov - Nota explicatoria de las Guerras Campesinas en Alemania, 1847 de F. Engels
Traducido por: Miguel Gómez Jr.
- Secta religiosa del sur de Francia, extendida entre los siglos XI y XII. Su nombre se derivaba de la ciudad de Albi en Languedoc, uno de los centros más importantes del movimiento. Los Albigenses predicaban la Cristiandad Apostólica y la vida simple según el evangelio. Se llamaban los “buenos hombres". El Papa y los concilios de la iglesia decían que negaban la doctrina de la Trinidad, la Sagrada Comunión y el Matrimonio, así como también la doctrina de la muerte y la Resurrección de Jesucristo. En el Concilio de Toulouse (1119), El Papa Calixto II, y a continuación en 1139 el Papa Inocencio II, les excomulgaron. Finalmente, en 1209, el Papa Inocencio III ordenó una cruzada contra ellos. La guerra duró veinte años.
La obstinación de la cruenta lucha contra los Albigenses está aclarada en parte por el hecho de que los Albigenses fueron ayudados en su guerra contra el Papa por los señores feudales locales del sur de Francia. Cuando un legado papal e inquisidor fue asesinado en el territorio del Conde Raymond VI de Toulouse, el Papa Inocencio III resolvió usar este suceso como la ocasión para la tomar las tierras del Conde Raimundo, quien mantenía una actitud tolerante hacia los herejes. Sucedió una lucha entre los señores del sur de Francia y el Papa, quien fue sustentado por los señores del norte. Francia del norte estaba en conflicto con el sur, que al ser económicamente más desarrollado, eran, por consiguiente, una amenaza para éstos. Los ejércitos del norte estaban bajo la dirección de Conde Simón de Montfort y los legados papales. Cuando los grandes ejércitos del norte tomaron la ciudad de Béziers, mataron a 20.000 Albigenses. En el transcurso de la lucha resultante centenares de miles cayeron. Las provincias de Provenza y Languedoc fueron devastadas. La paz no fue concluida hasta 1229. A consecuencia de las guerras en contra de los Albigenses el sur rico fue destruido y los territorios de la corona francesa extendidos.
Nota del Traductor. Los cátaros Albigenses tenían una forma de religión maniquea, es decir, el bien y el mal como polos diferenciados y creían que aparte de éstos no había más. Las cosas eran buenas o malas. Denuncian a los sacerdotes corrompidos y esto hace temblar los cimientos de la Iglesia. La herejía comienza en el norte de Francia y la región del Rin alemán. Aquí se logró contenerla, pero se extiende incontenible por el sur de Francia y el Norte de Italia. En cuanto a la política y a la sociedad creían que cuando viniera Jesús ( la 2ª venida ) desaparecería la propiedad, el dinero, el clero, los reyes, los ricos y los pobres, las guerras, las naciones, etc. Esto recibe el nombre demilenarismo. Creían que todos los hombres eran iguales y que que no se necesitaban ni los ritos ni los diezmos y que esto sólo servían para mantener a una clase corrupta que no tenía nada que ver con el pueblo. Pero esto se quedaba en la teoría. Lo cierto es que el catarismo quiso ser una religión separada, teniendo sus obispos, nobles y estados.

EL ORIGEN DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA (MARIOLATRÍA


EL ORIGEN DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA (MARIOLATRÍA)

Mariolatría Católico-Romana(Extracto de “A las Fuentes del Cristianismo” Págs. 99-112, Edición Actualizada. Samuel Vila. Ed. CLIE. Terrassa, España, Noviembre de 1976)

"Es, indudablemente, la más bendita y santa de las mujeres, habiendo sido la madre del Hijo de Dios en su encarnación por tal motivo merece ser amada, honrada e imitada.

Es necesario, además, aceptar lo que declara el Evangelio respecto a su milagrosa concepción de la Persona de Nuestro Señor Jesucristo por obra del Espíritu Santo que hizo de esta santa doncella la Virgen Madre de las profecías del Antiguo Testamento.

Todo esto creen y reconocen por lo general los fieles de las iglesias evangélicas, salvo, naturalmente, aquellos que han caído bajo un exagerado modernismo teológico.

Sobre este asunto nos sentimos de una misma mente y corazón con los católicos más adictos al dogma básico de la Iglesia Cristiana en todos los siglos: El nacimiento virginal de Nuestro Señor Jesucristo por obra del Espirito Santo. Desafiamos a los teólogos modernistas, católicos o protestantes, a que nos prueben, con citas de la Biblia o de los primeros escritores cristianos, que no fue la concepción virginal de Jesucristo una doctrina creída y enseñada desde los mismos orígenes del Cristianismo. Ni los más disparatados sectarios de los primeros siglos de la Era cristiana se atrevieron a ponerlo en duda. Por tanta, estamos en este punto de perfecto acuerdo con la inmensa mayoría de los catódicos. Sin embargo,

La Iglesia católica Romana continúa enseñando:

  1. Que la misma Virgen María nació por Concepción milagrosa y sin pecado original, al igual que el propio Hijo de Dios.
  2. Que Dios la ha nombrado y hecho Reina de los Ángeles (Letanía de la Virgen).
  3. Últimamente el papa Pio XII decreto como dogma de fe, en el año 1950 la Asunción de la Virgen, o sea, la doctrina de que ella fue resucitada y ascendió al Cielo, igualándola así con las prerrogativas del santo y eterno Hijo de Dios.
El libro de san Alfonso María de Ligorio titulado Las glorias de María obra sumamente popular entre los católicos romanos, declara que:

“Seremos a veces más presto oídos y salvos acudiendo a María e invocando su santo nombre que el de Jesús nuestro Salvador. Más pronto hallamos la salud acudiendo a la madre que al Hijo” (página 82).
“Muchas cosas se piden a Dios y no se alcanzan: se piden a María y se consiguen. No porque María sea más poderosa que Dios sino porque Jesucristo decretó honrar así a su madre”.

No rehusamos ampliar esta frase de San Alfonso Ligorio con la segunda sentencia, que nuestros críticos echaron a perder en nuestra anterior edición. Nos gusta ciertamente, en un autor tan mariano como es Alfonso Ligorio el reconocimiento de que María no es superior a Dios como podría mal interpretarse de su anterior declaración. Pero la última parte de la frase empeora el caso para los mismos católicos, pues ¿donde consta que Jesucristo decretó honrar así a su madre? Que nos presenten el famoso decreto y lo cumpliremos enseguida. Si no pueden presentarlo sométanse nuestros amigos católicos a la Palabra Divina recordando el texto de Proverbios: “Toda palabra de Dios es limpia. Es escudo a los que en Él esperan. No añadas a sus palabras porque no te reprendan y seas hallado mentiroso” (Proverbios, cap. 30:5-6)

“María se llama puerta del Cielo porque ninguno puede entrar en está dichosa mansión si no pasa por ella” (Página 99).
“Todos obedecen los preceptos de María, aun Dios” (Página 115). (He aquí el latín del original para que no digan que la sentencia esta mal traducida: “Imperio Virginis omnia famulantur, etiam Deus”)
"Jesucristo dijo: “Nadie viene a mí si mi madre no le atrae primero por sus ruegos”
(La ampliación de esta otra frase que nos ofrece el autor de Santa María, Madre de Dios no cambia tampoco su sentido ni la hace más justificable. Es copia de San Alfonso Ligorio:
“Dice Jesucristo: "Nadie puede venir a mí si no lo trajera el Padre Celestial"; e igual dice de su madre, como se expresa Ricardo de san Lorenzo: “Nadie puede venir a mí si mi madre no lo trajere con sus ruegos “)
En efecto las palabras atribuidas falsamente al Salvador quedan en pie, solamente que ha responsabilidad acerca de las mismas paso de san Alfonso Ligorio a Ricardo de San Lorenzo. Por lo tanto podemos continuar preguntándonos: ¿de dónde sacó Ricardo de San Lorenzo y la iglesia Romana que la consiente semejante afirmación? ¿De los Santos Evangelios? ¡No!, Al contrario: Jamás habló Cristo de su humana madre en tal sentido. No se trata aquí de una hipérbole o exageración propia del siglo en que se escribió el libro ya que falta en los evangelios cualquier clase de base para tal exageración o mala interpretación. Nosotros reconocemos que existe alguna base hiperbólica en los evangelios para las interpretaciones y exageraciones que con el tiempo dieron lugar a los dogmas de la Eucaristía y la confesión auricular: pero no hay una sola frase en los evangelios que reforzándola o exagerándola pueda dar lugar a una creencia en la mediación de María. Por otra parte la excusa con que el autor de Santa María, Madre de Dios trata de justificar las frases de san Alfonso Ligorio no sirve en ese caso ni puede convencer a nadie Dice: “Todos sabemos cómo gustaban los predicadores de los siglos pasados de esas “acomodaciones” de textos de la Escritura. Pero este gusto del tiempo que nosotros podemos muy honradamente abandonar era perfectamente inocuo en ellos No pretendan que Jesucristo hubiese dicho en su vida mortal las cosas que ellos le atribuían, ni que tuvieran, por tanto la autoridad de Él, sino solo afirmaban que ellos “creían” que Jesucristo las “pudo decir”. ¿Será eso una “blasfemia” muy grande?”

Pero el caso es que el pueblo católico, que por lo general lee poco los evangelios da como cierto todo lo que ve escrito en letras de molde en un libro con censura eclesiástica, sin preguntarse si es verdad o no: si es un hecho literal o una exageración del autor: por consiguiente el censor y el obispo que autorizan el libro se hacen tan responsables de la exageración o falsedad como el escritor de la Edad Media que la concibió.

Dice María “El que acude a mí y oye lo que le digo, no se perderá (página 140)
Otra frase gratuita y atrevidísima que el referido autor pone falsamente en la boca de María, la cual no se halla en los santos evangelios.

Aunque existe una saludable tendencia de reforma en la iglesia Católico Romana a este respecto, como hacíamos notar en el capitulo dedicado al culto de los santos en general, todavía hay muchos católicos que pretenden que la bienaventurada Virgen se complace en verse reverenciada y honrada por medio de Imágenes, en muchos casos más que el mismo Redentor, y que no desaprueba el que se dediquen inmensas fortunas para vestir y coronar a las tales figuras de su persona con un lujo que ella jamás ostentó, mientras millones de pobres carecen de lo más necesario y millones de paganos mueren en la ignorancia del amor de Dios por no haber suficientes misioneros que les prediquen las buenas nuevas.

Pero el Santo Evangelio dice:


Que la Virgen María, a pesar de su inigualable perfección moral, necesitó, como todos los mortales, un Salvador:
“Engrandece mí alma al Señor —declara ella misma—; y mí espíritu se alegró en Dios mi Salvador“ (S. Lucas 1: 43 47).
Que el Omnisciente Hijo de Dios no quiere ser advertido o rogado por su misma madre, según la carne, porque Él conoce mejor lo que conviene hacer (Véase el caso de Caná, en el Evang. de S. Juan 2:4)

Que nadie debe tributar expresiones de extremada alabanza a la bendita Virgen, por el mero hecho de haber sido el instrumento escogido por Dios para la Encarnación del Verbo.

Así lo declara en aquella ocasión cuando una mujer, entusiasmada por las palabras de inigualable sabiduría que salían de la boca de Cristo, exclamaba: “Bienaventurado el vientre que te trajo y los pechos de que mamaste.” Jesús en lugar de seguir las inclinaciones de esta primera “Devota de la Virgen”, llenando de elogios a su bendita madre, o profetizando sus glorias declara en tajante réplica: “Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la guardan” (S. Lucas 11:27-28)

¡Qué chasqueada debería quedar la interpelante devota y la misma madre de Jesús, si tuvo ocasión de escuchar tal respuesta de labios de su divino Hijo, si no hubiera sido tan humilde de corazón como nos consta que fue!

Otra expresión no menos extraordinaria, pero muy natural si se considera que el Omnisciente Hijo de Dios conocía el abuso idolátrico que se haría en siglos posteriores del recuerdo bendito de la Virgen María, es aquella declaración de Cristo cuando su madre y sus hermanos estaban buscándole.

En lugar de introducir a su santa madre en la asamblea y aprovechar la ocasión para llenarla de merecidas alabanzas, que vendrían de perlas a los futuros veneradores de María, el divino Señor responde enfáticamente:
“¿Quién es mi madre y mis hermanos? y mirando a los que estaban sentados alrededor de El, dijo: “he aquí mí madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano y mi hermana y mí madre” (S. Marcos 3:33-35)
Los apóstoles declaran acerca de Cristo:
“Y en ningún otro hay salud, porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombros, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Si los santos apóstoles hubiesen mirado a la madre del Señor como muchos católicos de hoy día, ¿no habían hecho una salvedad en favor del bendito nombre en quien, según dicen, se alcanzan todos los favores y, sobre todo, el de la salvación?

Testimonio de los santos padres de la Iglesia Primitiva


Ninguno de los siguientes y bien notables escritores de los tres primeros siglos, san Bernabé, san Hermas, san Clemente de Roma, san Policarpo, Tatiano, Atenágoras, Teófilo, san Hipólito, san Firmiliano, san Dionisio, Arnobio, etc. mencionan en todos sus escritos a la Virgen María ni una sola vez.

Justino Mártir la menciona dos veces hablando del nacimiento de Cristo: pero tal como la haría un escritor evangélico de nuestros días: sin ninguna expresión especial de veneración o culto. Tertuliano la menciona cuatro veces en la misma forma.

Orígenes, san Basilio y san Juan Crisóstomo hablan de sus defectos, Crisóstomo dice que:
“fue movida por ambición y arrogancia excesiva cuando envió un mensaje a Cristo para demostrar la influencia que tenía sobre Él” (Homilía de San Mateo 12:48)
Sin duda es ésta una opinión exagerada que los evangélicos no compartimos; pero el haberla propuesto este gran padre de la Iglesia, demuestra que en su tiempo no existía el culto a la Virgen.

Eusebio, célebre autor de la Historia Eclesiástica dice:
“Ninguno está exceptuado de la mancha del pecado original, ni aun la madre del Redentor del mundo; solo Jesús quedo exento de la Ley del pecado, aún cuando haya nacido de una mujer sujeta a pecados (Emiss. In Horat. 2 de Nativ.)
San Agustín dice:
“María murió por causa del pecado Original, transmitido desde Adán a todos sus descendientes” (salmo 34, sermón III)
San Anselmo declara:
“Si bien la concepción de Cristo ha sido inmaculada, no obstante, la misma Virgen de la cual nació, ha Sido concebida en la iniquidad, y nació con el pecado original; porque ella pecó en Adán, así como por él todos pecaron” (Op. Pág. 9)
Santo Tomás de Aquino, sumo doctor da la Iglesia Romana en s. XII, luchó valientemente en contra de la que él consideraba herejía de la inmaculada concepción, y dice:
“La bienaventurada Virgen María, habiendo sido concebida por la unión de sus padres, ha contraído el pecado original'' (Summa teológica, part. 3 pág. 65)
Los franciscanos, capitaneados por Duns Scott, defendieron la concepción Inmaculada de María y surgió de esto, entre ellos y los dominicanos secuaces de santo Tomas de Aquino, una áspera e interminable polémica.

Opinión de algunos papas


León I dice:
“Entre los hombres Cristo solamente fue inocente, porque Él solo ha sido concebido sin la suciedad y la concupiscencia de la carne" (Op. T., pág. 78)
No estamos de acuerdo con la opinión de estos escritores de la Edad Media de que la unión sexual dentro del santo lazo del matrimonio signifique suciedad o pecado (Hebreos 13:4))

Inocencio III declara:
“Eva fue formada sin la culpa, y engendró en la culpa; María fue formada en la culpa y engendró sin la culpa” (Sermón Assumpt.)
Sixto IV. Solicitado para decidir el litigio entre tomistas y scottistas, emitió un decreto prohibiendo que se pronunciaran ni en favor ni en contra de la inmaculada concepción de María." (Decret. Pont. Publicado en el año 1488)

Origen Pagano del culto a María


¿De donde sacó la Iglesia Católica la idea de que doblan tributarse a María hombres casi divinos? Si no fue del ejemplo y autoridad apostólica, debía ser y fue únicamente del paganismo.

El paganismo tenía sus diosas, que apelaban a tos sentimientos femeninos. Era halagador para las matronas y doncellas grecorromanas poder decir a una de su sexo:

”oh hija de Saturno señora venerable
Que moras el gran fuego en la llama eternal,
Los dioses han puesto en ti morada estable,
Perenne fundamento de la raza mortal”
(Los himnos de Orfeo. Himno a Vesta. Taylor, las dos Babilonias)
Era costumbre muy arraigada entre las matronas romanas dirigirse a Juno (Diana) llamándola “Romana Reina del Cielo”; las vestales consagraban su virginidad a la diosa del fuego; y a la diosa Ceres se le llevaban ofrendas simbólicas de trigo de los campos (Jeremías 44:17-19 y 25); pero el cristianismo no tenía diosas de ninguna clase porque como dice san Pablo, en el reino de Dios “no hay varón ni hembra” Por esto los neófitos medio convertidos del paganismo, hallaron en falta una persona femenina que adorar: y existiendo entre los recuerdos venerabas de aquella breve Edad de Oro, en que el cielo  se comunicó con la tierra, una grata memoria de aquella santa mujer que fue madre del Salvador, la idolatría tan arraigada en sus corazones empezó a manifestarse tributando a ella honores similares a los que hablan estado rindiendo a las diosas de su religión pagana. Era la misma actitud, el mismo lenguaje y a veces, hasta los mismos ídolos, a los que se cambiaba simplemente el nombre

Oposición al culto de María


Pero tal tendencia no pasó sin protestas peor parte de tos grandes escritores cristianos de los primeros siglos.

Epifanio (año 403) arguye contra una herejía llamada de los corilidianos; así llamados porque, echando de menos la práctica idolátrica pagana que Jeremías denuncia (capitulo 7:18), empezaron a tributar ese culto a la Virgen María, y dice:
“Ella fue una virgen honrada por Dios: pero no nos fue dada para ser adorada, sino que ella misma adoró a Aquel que fue nacido de ella según la carne” Cita Juan 2:4, y añade: “Esto dijo Jesús para que el pueblo entendiese que la Virgen era humana, y nada más. Porque si Cristo no quiere que los ángeles sean adorados, menos quiere que se rinda culto a esa que fue nacida de Ana... Dejad que María tenga honra y que solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo sea adorado. Que nadie de culto a María” (Contra las Herejías, LXXIV)
Aunque a partir del tercer siglo hallamos que algunos padres tienen palabras de elogio para ella, no se exceden generalmente de lo que un Evangélico da nuestros días reconoce y diría de la bienaventurada de las mujeres. San Ambrosio (año 370), que escribió numerosas expresiones de reverencia para la Virgen, no tiene en sus numerosas obras una sola frase que ni remotamente pueda sugerir una rogativa a ella.

La veneración cultual a la Virgen María no se encuentra antes del año 699 Desde entonces muchas protestas fueron formuladas por tal motivo por los mejores cristianos. Es interesante observar que ninguna de las sectas evangélicas de la Edad Antigua y de la Edad Media anteriores a Lutero (Montanistas, Novacianos, Donatistas, Valdenses, Hussistas, Anabaptistas, etc.) transigieron nunca con el culto idolátrico a la Virgen María como dejamos demostrado en el libro “El Cristianismo Evangélico o través de los siglos” Todas declaraban que la bendita Virgen seria la primera en rechazar tales honores.

Ciertamente, la verdadera Virgen María, la humilde de doncella de Nazaret: la que recibió con dulzura, sin mostrarse jamás ofendida, los aparentes reproches de su divino hijo: la que se llamaba a sí misma “la criada del Señor", no podemos imaginarnos que aceptara complacida la pomposa veneración de la que ha sido hecha objeto, de un modo tan general dentro de la iglesia Católica Romana, ni que se sustituya el nombre de Dios y el de su Divino Verbo por su humildísimo nombre de criatura humana.

Por esto, los cristianos evangélicos preferimos seguir el ejemplo apostólico y el de los primeros cristianos, por más que la práctica católica parezca más honorable para la bendita y santa madre del Señor: pues comprendemos, por la sencillez y humildad con que aparece en los Santos Evangelios, que ella seria la primera en rechazar ese culto fastuoso que se le rinde, a pesar de todas las imaginarias historias de apariciones que se le atribuyen, con las cuales se ha pretendido en vano demostrar lo contrario.

Dónde termina la Revelación


Una confesión extraordinaria y chocante, sin duda, para muchos católicos es la que encontramos en la página 122 del ya citado opúsculo Santa María, Madre de Dios, donde leemos:

”La Iglesia Católica no se ha pronunciado sobre la naturaleza de los fenómenos de Lourdes, como ni sobre la de los similares de Fátima en nuestro siglo. La canonización de Bernardo Soubiron mira sus virtudes heroicas. La “aprobación” del culto de Lourdes y Fátima sólo nos dice que nada hay en él contrario a la fe y moral cristianas, y que es provechoso a los fieles. El católico solo cree lo revelado por Dios en lo única Revelación pública y oficial que se cerró con la muerte del último apóstol, y como tal, propuesto por Magisterio Eclesiástico”

No podemos por menos que aplaudir al autor católico de este excelente párrafo: pues esto creemos también los cristianos evangélicos: “que la única revelación pública y oficial de Dios en Cristo se cerró con la muerte del apóstol san Juan”, como parece demostrarlo el último capitulo del Apocalipsis, y particularmente los versículos 18 y 19, enfatizando la condenación que recaerá sobre el que añadiere o quitare a las palabras de Dios en la referida revelación.

Pero el católico que cree a pies juntillas en la realidad de las apariciones de vírgenes y santos, no podrá menos que sorprenderse de que sus propias autoridades religiosas duden de ellas, y solamente “aprueben” el culto, pero sin definirse acerca de si hubo verdadera revelación sobrenatural o no.

¿Apariciones o sugestiones mentales?


Esta duda queda aún más patentemente demostrada en el párrafo siguiente. donde el mismo autor y opositor nuestro continúa diciendo:

”podemos dar 1a interpretación que queramos a las mismas apariciones. Serán, posiblemente, representaciones mentales de los videntes. Pero las condiciones de impreparación subjetiva en que se produjeron, muestran una iniciativa no reducible o estados psicológicos, aunque luego el fenómeno se desarrolle —¿cómo iba a ser?— según leyes de la psicología humana. Dios está allí: por encima de todo queda flotando ineludible la intervención providencial atestiguada por el sello del milagro físico o moral”

Esto significa que, según el autor católico, las supuestas apariciones de la Virgen en Lourdes y Fátima pueden ser simples ilusiones subjetivas de la mente de los protagonistas, permitidas por Dios para dar lugar a las consiguientes manifestaciones de devoción religiosa. En tal caso. ¿qué valor tienen las palabras y mensajes de la Virgen y de los santos que los “videntes” suponen haber recibido?

¿Para qué llevan tantos católicos el escapulario de la Virgen del Carmen, para ser librados del purgatorio el sábado siguiente después de su muerte, si lo que vio María del Monte Carmelo no fue realmente la Virgen sino una representación mental suya? Bien sabemos que las representaciones mentales, ya sea en vigilia o en sueños, suelen expresarse según la propia mente y pensamientos del sujeto que concibe la visión. Es pues, de comprender que María de Alacoque, impresionada por la idea obsesionante —sobre todo en aquellos tiempos— de los sufrimientos del purgatorio, concibiera la visión y el mensaje del escapulario: y que preocupada por los comentarios de su día acerca de Rusia, concibiera la niña Lucia o 1e fuera sugerido por otros el mensaje de Fátima.

En cuando a los milagros físicos y morales que se dicen realizados en tales santuarios, remitimos al lector a lo que dejamos dicho al final del capitulo anterior, repitiendo que los tales milagros no son monopolio exclusivo del catolicismo, sino que pueden observarse también entre los cristianos más allegados a la Sagrada Escritura; los que hacen mas énfasis ea la conversión y en la relación personal del alma con Dios que en las ceremonias externas. Con la sola diferencia de que las respuestas a la oración de fe que tienen lugar entre los cristianos evangélicos suelen realizarse con menos aparato de propaganda exterior."

Todo ello nos afirma en repetir lo que declamas en nuestra anterior edición: Que entre la virgen de imaginaciones histéricas, y la humilde sencilla y obediente doncella de Nazaret, compañera -y jamás señora- de los apóstoles y primeros discípulos de Jerusalén, nos volvemos a ésta y no a aquella".

Algunas consideraciones finales del autor de esta web, tomando extractos de e-mails que hace años envié a un católico-romano fanático:

Hace unos años un tal José Miguel Arráiz (de apologeticacatolica.org) me escribió en un tono un tanto insolente diciendo que las citas de algunos textos que usamos en nuestras webs para defender la Inescrituralidad y antibiblicidad de doctrinas tales como la Inmaculada Concepción de María o el Primado del Obispo de Roma (copiados literalmente del libro: “A las Fuentes del Cristianismo” Págs. 99-112, Edición Actualizada. Samuel Vila. Ed. CLIE. Terrassa, España, Noviembre de 1976) son falsas o espurias.

Tras decirle que hace años que no actualizo esta web e intercambiar al respecto con él una serie de e-mails por cortesía -pese a su tono "perdonavidas" y sus insultos hacia mi persona- descubrí que sin mi permiso y sin avisarme en un acto de tremenda falta de nobleza publicó de manera sesgada algunos, no todos, de mis e-mails de carácter privado intercambiados con él en varios sitios webs (
solo lo que a él le interesó publicar). Creo que gente así es la que nos enviaba hace unos siglos a la hoguera.

Tras consultar (yo) sobre dos de las citas -un poco al tún-tún- a un amigo sacerdote católico-romano francés, éste me confirmó que ambas -pese al falso testimonio vertido a los 4 vientos por el señor Arráiz- son ciertas (en el caso que le pregunté son sobre Eusebio de Cesarea y San Agustín).

Se hace mención a ellas siendo la de Eusebio de Cesarea de un ¡¡discípulo suyo!! llamado Eusebio Emiseno (¡menudo error!) lo cual es una simple errata en el libro, y la de San Agustín que el citado Sr. Arráiz dice ser falsa resulta ser más que cierta; y como dije al Sr. Arráiz en todo caso le corresponde escribir al autor del libro que yo solo me limito a copiar aquí. Imagino que indagando con el resto de las citas pasará lo mismo (hay que tener en cuenta que muchas traducciones de textos patrísticos hechas por autores romanistas son bastante tendenciosas, a nada que uno sepa algo de griego)
"

"Una errata no es una mala intención. Con esto me refiero a la cita de Eusebio atribuída a un discípulo suyo llamado también Eusebio (lo cual es más que justificable ¿no le parece?).

Respecto a Agustín en el link que Ud. me da (http://www.ccel.org/ccel/schaff/npnf106.html ) yo no veo por ningún lado el comentario al salmo 34 (le recuerdo que sobre ese Salmo hay varias partes, creo que la que Ud. me da ahí no contiene ni la segunda homilía sobre el mismo ni la segunda parte de dicha homilía donde está la cita y que uede leer Udl. en este sitio romanista:

http://www.abbaye-saint-benoit.ch/sa...#_Toc516287779).


Le agradeceré que me diga exactamente dónde está ese comentario y los otros links que menciona sobre el mismo. Dese cuenta además que Agustín es ya un Padre de la Iglesia, del siglo IV-V. El valor que le doy a Agustín (que sale ya del contenido de mi web que finaliza en Nicea) es como si hoy un hombre hablase de temas de hace más de 350 años (como si hablase con autoridad de cosas sucedidas en 1.650!!! y piense en aquella época donde ni de lejos había los medios de hoy). Los Padres apostólicos no menciona el tema porque en su tiempo pensar en la "Inmaculada concepción de María" era algo que no se daba, sabe Ud. que es muy posterior. Si hoy usan citas de los mismos sacadas de contexto para justificar herejias de varios siglos después eso es cosa suya."

"...la cita de Agustín en latín (de un sitio Romanista) para que la publique Ud bien en grande en su sitio web:

"Maria ex Adam mortua propter peccatum, Adam mortuus propter peccatum"

http://www.augustinus.it/latino/espo...lmi/index2.htm"

Tras esta cita el moderno e innoble Talibán "mordió el polvo", y borró su falso tesimonio de su sitio web durante un tiempo, aunque después... años después, ha seguido en lo suyo diciendo que el latín no dice lo que dice. Así son algunos.

Nuestros opositores más virulentos entre los católico-romanos tienen mucho, mucho dinero; hay entre ellos personas muy preparadas; y manejan muchos, muchos recursos haciendo mucho, mucho ruido. Pero la verdad del Evangeliono se puede callar.


Dios le bendiga,

LA FORMACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO


LA FORMACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

Codex VaticanusUnos de los argumentos más peregrinos que usa cierta religión tradicional y mayoritaria hoy en día (el catolicismo romano) para tratar de convencer a los cristianos evangélicos de la importancia de la tradición es el presentar la supuesta contradicción del "Sola Escritura" protestante con el hecho de que precisamente el Canon del Nuevo Testamento fue aprobado en diversos Concilios de dicha religión.

Sin embargo ya desde el siglo I la historia y los propios escritos neotestamentarios nos dan indicios más que suficientes para mostrarnos que no se necesitó el concurso de ningún concilio de los romanos para ratificar o canonizar nada que no hubiese sido ya ratificado y acordado por la mayoría de las iglesias y congregaciones ortodoxas desde el comienzo mismo del cristianismo. La definición y aceptación del Canon es un proceso histórico ayudado con el concurso del Espíritu Santo actuando en las Iglesias paleocristianas.

Así Jesús y sus seguidores, como buenos judíos que fueron, poseerían una colección de escritos del Antiguo Testamento que el mismo Señor cita con profusión en los textos Evangélicos (haciendo notar aquí que nunca cita ningún libro "deuterocanónico" y que cristianos evangélicos y judíos estamos de acuerdo con los libros que lo componen sin añadir dichos textos "deuterocanónicos" al Canon del Antiguo Testamento).

Posteriormente, en su misión evangelizadora por el mundo antiguo, los Apóstoles o sus ayudantes redactaron los textos Evangelicos en letra escrita como sustitutos de sus propias palabras, así como diversas cartas pastorales tratando un sinfín de asuntos y problemas que surgían en las diversas congregaciones que iban fundando.

Los propios Apóstoles dan categoría de "Escrituras" a dichos textos en lugares como 1ª de Timoteo 5:18 donde el apóstol, Pablo cita como escritura tanto un texto del Antiguo Testamento como una cita del Evangelio:

"Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla (Deuteronomio 25:4) y: Digno es el obrero de su salario (Lucas 10:7)"
...y en 2ª de Pedro 3: 15-16 donde el Apóstol Pedro nos dice de las cartas del Apóstol Pablo:

"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición".
Vemos pues que este apóstol al decir "como también las otras Escrituras" pone a los textos de Pablo a la misma altura que los textos del Antiguo Testamento.

Es así que las diversas iglesias del siglo I estarían muy interesadas en sustituír la deseada presencia de los apóstoles por copias de esas Cartas y Evangelios redactados por ellos o por sus ayudantes. Más aún, era preferible, frente a movimientos que ponían el acento en manifestaciones carismáticas ciertamente descontroladas como los Montanistas, o frente a herejías que sostenían sus torcidas doctrinas basandose en una supuesta "tradición apostólica" conservada por ellos, el tener algo sólido, seguro y firme como era la misma doctrina Apostólica en textos que eran copiados y conservados con celo. Así frente a una profecía o una visión fluctuante de unos carismáticos montanistas, o frente a una supuesta "tradición apostólica" de unos herejes, era preferible consultar qué es lo que dice éste o aquél apóstol, depositario de las Palabras del Mismo Jesús.

Cuando leemos los textos más antiguos del cristianismo aparte del propio Nuevo testamento, como laDidaké, la Carta de Clemente a los Corintios o las Epístolas de Ignacio a las siete iglesias, vemos que están trufadas de citas tanto del Antiguo Testamento como de las Epistolas y Evangelios que nos han llegado hasta hoy como inspiradas poniendo ambas en el mismo nivel de canonicidad.

Afirma Ireneo de Lyón en el siglo II en su libro III del tratado "Contra las Herejías" (En latín Adversus Aereses) que los herejes acusan a las Escrituras con el siguiente argumento:

"Porque dicen ellos (los herejes)  que la verdad no ha sido trasnmitida por medio de las Escrituras, sino de viva voz".
Esto es, los herejes ponían sus propias tradiciones por encima de la Escritura, o bien como sucedió conMarción, crearon su propio Canon a la medida de sus ideas. Es por este tipo de argumentos que la Iglesia primitiva tuvo mucho celo en definir desde ya el siglo I y como vemos en el II, cuál eran las escrituras que debían ser aceptadas como inspiradas y norma de fe, y cuales no.

De este modo encontramos ya en el propio Ireneo un protocanon en su libro III del citado "Adversus Aereses" diciendo:

Codex Sinaiticus 1ª Jn. 5:7-8"Pues una vez resucitado de entre los muertos los revistió con la virtud del Espíritu Santo que vino de lo alto; ellos quedaron llenos de todo y recibieron «el perfecto conocimiento». Luego partieron hasta los confines de la tierra, a fin de llevar como Buena Nueva todos los bienes que Dios nos da, y para anunciar a todos los hombres la paz del cielo; tenían todos y cada uno el Evangelio de Dios. Mateo, que predicó a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que éstos murieron, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo, consignó en un libro «el Evangelio que éste predicaba». Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho», redactó el Evangelio cuando residía en Efeso".
Como vemos la iglesia primitiva ya en el siglo II definía como Evangelios los 4 que nos han llegado: Ireneo cita aquí a Mateo, Marcos, Lucas y Juan, Evangelios de los cuales su autenticidad y antiguedad ya solo los muy malintencionados o muy ignorantes dudan (al respecto, y para el lector no iniciado, recomiendo las obras al respecto del escritor, teólogo e historiador evangélico César Vidal) y no solo eso, el propio Ireneo rechaza a los que solo usan uno de ellos como por ejemplo los Ebionitas, que solo usaban Mateo y en su primera redacción en hebreo (posiblemente el famoso y misterioso "Evangelio de los Hebreos").

Las iglesias primitivas usaron como criterios de canonicidad los siguientes elementos:

1º Antiguedad: Los escritos debian haber sido escritos en tiempos cercanos a la época de Jesús y sus Apóstoles.
2º Apostólico: Los escritos deban haber sido escritos por un Apóstol (por ejemplo Pablo) o un compañero de los apóstoles (Por ejemplo Lucas, Marcos).
3º Católico: La palabra griega quiere decir "Universal", y se refiere aquí a que debía ser un texto de uso generalizado (universalmente aceptado) entre las iglesias.
4º Ortodoxo: El libro debía estar en armonía con el resto de textos Neotestamentarios.

A todo esto yo añado el obrar del Espíritu Santo en la Iglesia.

Es necesario decir así que no todos los textos que hoy tomamos como inspirados fueron aceptados inmediatamente por las diversas iglesias. Pensemos en las distancias y los medios de comunicación en el Imperio Romano. Una carta que era conocida en un extremo del mundo y leída durante decenios como de un apóstol, no era siquiera conocida por los cristianos e iglesias del otro lado del mediterraneo, que antes de tomarla como inspirada usaban de una gran prudencia. Por ello las listas de libros canónicos de los primeros siglos se escriben con grandísimas dosis de cuidado y tras no pocas discusiones.

El Canon Muratori:

La lista de textos canónicos más antigua que se conoce es de un autor anónimo y fue rescatada como un fragmento de papiro de una Biblioteca de Milán en 1740 por un estudioso llamado Ludovico Antonio Muratori. Se trata de una copia del siglo VIII en un latín malísimo de un texto original griego, que posiblemente data (y en esto hay discusión desde ya la época del sabio Muratori) del siglo II. La lista de libros que menciona es:

Los cuatro Evangelios
Hechos de los Apóstoles
Epístolas de Pablo (rechazando la apócrifa a los "Laodicenses")
Judas
Las dos cartas de Juan (no menciona cuales de las tres que nos han llegado).
Sabiduría de Salomón (que después sería descartado)
Apocalipsis de Juan
Apocalispsis de Pedro (Aquí menciona que este libro es rechazado en alguna de las iglesias -luego no cumple el precepto de universalidad- y después sería descartado)
El Pastor de Hermas (Como de lectura recomendada pero no inspirado al no cumplir el precepto de antiguedad).

Vemos pues que de los 27 libros del Nuevo Testamento solo deja fuera Hebreos (que por ejemplo sí es citado por Tertuliano en este mismo siglo II), Santiago, las dos epístolas de Pedro y una de las 3 epístolas de Juan. Como decimos esto probablemente fuera debido a que en la zona del Imperio donde se escribió la citada lista (probablemente Roma) no habían llegado o no se conocían aún esas cartas que si eran aceptadas por iglesias de otras regiones del Imperio.

El Canon en Tertuliano (s. III):

Los escritos de este gran escritor y teólogo de finales del s.II y principios del s.III (no admitido por Roma como "Santo" al haberse pasado al Montanismo) sí citan como Escrituras además de las ya citadas como hemos dicho arriba Hebreos (de quien dice que Bernabé fue el autor), 1ª de Pedro, 1ª de Juan, Judas y Apocalipsis.

El Canon en Eusebio (s.IV)

Al comienzo del s. IV había práctica unanimidad sobre qué libros debían ser aceptados como inspirados y de uso en las iglesias. Así no había ya problemas sobre los 4 Evangelios, Hechos, las 13 epístolas Paulinas, 1ª de Pedro y 1ª de Juan. Sobre las epístolas llamadas "Católicas" o "Universales" tampoco había muchos problemas; pero donde sí los hubo fue en la aceptación de Hebreos y el Apocalipsis de Juan.

Eusebio de Caserea declara en su Historia Eclesiástica que hay 4 categorías de libros:

1ª Libros "Reconocidos": Los 4 Evangelios. Hechos de los Apóstoles. Las 13 cartas de Pablo a la que él añade Hebreos que considera obra de Pablo. 1ª de Juan. 1ª de Pedro y como él mismo afirma "si en verdad parece correcto" el Apocalispsis de Juan, sobre el que afirma hay dudas en algunas iglesias.
2ª Libros "Disputados": Aquí introduce los que son aceptados como inspirados y canónicos por unos en unas regiones del Imperio y no por otros en otras regiones del imperio siempre dentro de las iglesias ortodoxas y apostólicas: Santiago. Judas. 2ª de Pedro y 2ª y 3ª de Juan.
3ª Libros "Espurios": Aquí introduce libros que se consideran no inspirados aunque pueden ser ortodoxos en su doctrina: Hechos de Pablo. El Pastor de Hermas. Apocalipsis de Pedro. Cartas de Bernabé. Didaché y el Evangelio de los Hebreos. Curiosamente vuelve a introducir aquí otra vez el Apocalipsis de Juan, que también ha metido entre los "disputados".
4ª Libros "Heréticos": Que él considera por la tradición y el uso entre las iglesias como no dignos de atención y alejados del uso apostólico, y que son falsificaciones heréticas: Evangelio de Pedro. Evangelio de Tomás. Evangelio de Matías. Hechos de Andrés y Hechos de Juan.

El Canon a finales del siglo IV

Tras muchas décadas de debates entre las diferentes iglesias y congregaciones paleocristianas, no será hasta el 367d.C. cuando Atanasio, obispo de Alejandría, escriba una carta donde menciona los 27 libros que hoy componen el Nuevo Testamento como definitivamente canónicos. En su carta cita los libros del Antiguo Testamento tal y como hoy componen el Canon Judío y Protestante. Y como hizo Lutero más de 1.000 años después, los "deuterocanónicos" los recomienda como literatura "devota" pero "no como autoridades canónicas". Inmediatamente refiere la lista de los 27 libros del Nuevo Testamento indicando que los tales son los "únicos donde las enseñanzas divinas son proclamadas. No añadáis ninguno a éstos; no prescindáis de ninguno".

Debemos decir pese a esto que durante un tiempo hubo iglesias netamente ortodoxas en doctrina que consideraron aún 2ª de Pedro como una falsificación y que siguieron considerando como apostólicas laCarta de Bernabé o "El Pastor de Hermas", u otras como las Cartas de Clemente y rechazando algunas aceptadas por otras iglesias como la ya mentada 2ª de Pedro o 2ª y 3ª de Juan.

Insisto en el hecho de la inmensidad del Imperio Romano y la rápida extensión del cristianismo, que hizo que unas cartas o libros que se conocían por ejemplo en la zona dominada por el Latín (Roma, Hispania, etc.) no se conociesen por ejemplo entre las congregaciones del norte de África. O que el estilo del griego usado en 1ª de Pedro fuese tan diferente al de 2ª de Pedro lo que llevó a confusión a algunas iglesias sin pensar en la posibilidad de dos secretarios del Apóstol Pedro escribiendo a sus órdenes en dos zonas del Imperio, en dos momentos diferentes, con estilos diferentes (imaginemos a un mismo apostol hoy en día pidiendo que le escriba una carta en español primero un argentino en Argentina y años después otra carta a un vasco en España: Los estilos resultantes serían tan diferentes que podrían hacer dudar a un catedrático de la lengua española un siglo después de que ambas fuesen del mismo apóstol).

Aún hoy en día iglesias como la Etíope añaden al Canon de 27 libros otros como la 1ª cartas de Clemente y la Didascalia.

Biblia
Lo que sí podemos decir sin riesgo alguno a equivocarnos, es que el Canon del Nuevo Testamento no es resultado de ninguna proclamación oficial o de ningún concilio romano de siglos posteriores, sino el resultado de un amplio consenso, inspirado por el Espíritu Santo en la Iglesia, a lo largo de los 4 primeros siglos de la era cristiana entre las diversas congregaciones que componían la cristiandad, y que pretender usar este proceso como prueba de la infabilidad de los concilios romanos es un argumento muy peregrino.

Dios te bendiga,
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El shofar, se convierte en un icono judío impulsado por el cristianismo





 El shofar, se convierte en un icono judío impulsado por el cristianismo                            
"Se trataba de un instrumento utilizado principalmente para eventos seculares y se convierte en instrumento religioso sólo con el comienzo del destierro (en el siglo I)", indicó la historiadora
.
.- El “shofar”, se ha convertido en un icono judío impulsado ahora por las iglesias evangélicas pentecostales las cuales les han dado mayor, de tal manera que uso cada día se está volviendo más común su utilización.
Este es un instrumento de viento creado a base de un cuerno de animal donde aparece “setenta y dos veces la palabra shofar en la Biblia (Antiguo Testamento)”, Phillip Vukosavovic, comisario de una muestra sobre este instrumento inaugurada en el Museo de los Pueblos de la Biblia.





Sin embargo, el “shofar”, aparece en contextos seculares como batallas, coronaciones, ocasiones especiales y desastres”, dijo agrega Vukosavovic y que solo en una ocasión “se le puede atribuir una connotación religiosa y es en el año Jubilar (Yovel, cada cincuenta)”.
En las traducciones realizadas de la Biblia hebrea, al “shofar”, se le conoce como una “trompeta”, pero es todo lo contrario o siquiera parecerlo, y su uso, en cualquier caso, es muy anterior.
“Shofar” es en realidad el nombre que los israelitas daban exclusivamente al cuerno hueco de un animal, es decir, que su masa ósea interna podía ser extraída fácilmente de su capa externa queratinosa. El cuerno era común en el campo de batalla de los pueblos del Levante Mediterráneo y Mesopotamia, aunque sólo el judío ha seguido utilizándolo desde entonces de forma ininterrumpida.
La subcomisaria de la muestra, Noa Kremer, explica que existen dos aspectos “el origen histórico y animal del cuerno ritual y su proceso de producción”. Contrariamente a las creencias, este cuerno ritual no tiene por qué provenir de un animal puro según las leyes judías (comúnmente, “kosher”), sino únicamente de un tipo particular de cuerno hueco.
“El segundo aspecto de la muestra es la faceta histórica, es decir, el shofar como testigo de la historia y de todos los acontecimientos importantes para el pueblo judío, alegres y tristes por igual”, explicó Kremer.
Si en la actualidad el “shofar” es visto en cualquier tienda de recuerdos del moderno Estado de Israel y es tocado en importantes ocasiones festivas nacionales -como la elección de un nuevo presidente-, históricamente el uso del “shofar” estaba restringido a las sinagogas en sólo las dos jornadas más sagradas del calendario judío: Año Nuevo y el Día del Perdón.
En la naturaleza existe más de cien animales de los que se puede extraer un “shofar” y su origen dependerá de los que estén más al alcance: los judíos marroquíes suelen hacerlo de un carnero, pero los de Yemen lo tienen de hasta de un antílope africano.
Pero no todos los shofar, son aptos para el uso religioso, porque las exigencias para este fin son más rigurosas y los artesanos que lo hacen se inspiran en detallista tradiciones centenarias que no han revelado ni a los expertos del museo.
“Se trataba de un instrumento utilizado principalmente para eventos seculares y se convierte en instrumento religioso sólo con el comienzo del destierro (en el siglo I)”, indicó la historiadora, que atribuye su nuevo uso al desarrollo del cristianismo como religión en el Imperio Romano.
“Cuando el cristianismo adoptó todo tipo de símbolos para definirse como religión, el judaísmo hizo lo mismo”. Sólo con la creación del Estado de Israel en 1948 este instrumento volvió a recuperar, en parte, su uso secular en ceremonias de estado, una práctica casi regularizada desde que en 1967 el entonces rabino militar Shlomo Goren lo tocara frente al Muro de las Lamentaciones, al finalizar la Guerra de los Seis Días.

Estudio revela que 73 % de españoles se declara católico, pero un 57 % no va a misa


                   Estudio revela que 73 %  de españoles se declara católico, pero un 57 % no va a misa

De dicho estudio se extrae que este porcentaje de católicos declarados supone un descenso de dos puntos con respecto a los datos de 2010, cuando un 75 por ciento de los encuestados se definía como católico, lo que indica que en España hay un 2,2 por ciento de creyentes de otras religiones.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), reveló que el 73,3 % de los españoles afirman ser católicos, pero un 57,1 % reconoce que no va “casi nunca” a misa, concluye el barómetro de septiembre realizado por CIS.
De dicho estudio se extrae que este porcentaje de católicos declarados supone un descenso de dos puntos con respecto a los datos de 2010, cuando un 75 por ciento de los encuestados se definía como católico, lo que indica que en España hay un 2,2 por ciento de creyentes de otras religiones.

Otro resultado de que encontró CIS es que el 14,9% de los encuestados se define “no creyente”, un porcentaje que crece de forma paralela al descenso de los que se declaran católicos. A esto se suma un 7,4 % de españoles que aseguran ser ateos.
El CIS preguntó sobre la frecuencia con la que los católicos acuden a misa u otros oficios religiosos. La mayoría (57,1%) respondió que “casi nunca”, un porcentaje que se situaba en el 47% en el año 2005 y que apenas superaba el 40% hace una década. Mientras que el 15,9 % señala que acude a un oficio religioso casi todos los domingos y festivos, cifra que ha ido también progresivamente bajando en la última década, publica la agencia de noticias Terra.

Evangélicos critican Álvaro Colom por apoyar la creación de un Estado palestino



                                Evangélicos critican Álvaro Colom por apoyar la creación de un Estado palestino
“El Estado de Israel, es el pueblo elegido de Dios y todo aquel que esté en contra de eso será un pueblo maldito", declaró Marroquín

Unos 300 evangélicos guatemaltecos marcharon pacíficamente por las calles de la capital guatemalteca para protestar en contra del presidente Álvaro Colom, quien está de acuerdo con la creación de un Estado palestino, publica la AFP.
“Las declaraciones del presidente Colom, son una vergüenza y por eso organizamos esta marcha pacífica para expresar nuestro repudio a las declaraciones del presidente”, afirmó Felipe Marroquín, uno de los organizadores de la protesta.
El presidente guatemalteco abogó por la creación de un Estado palestino, durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el pasado 21 de setiembre, aunque dijo que el tema debía ser resuelto en una negociación entre los israelíes y los palestinos.
“El Estado de Israel, es el pueblo elegido de Dios y todo aquel que esté en contra de eso será un pueblo maldito”, declaró Marroquín. La marcha salió del llamado Obelisco, en la periferia sur, para recorrer unos cinco km hacia el centro histórico donde concluyó frente al Palacio Nacional de la Cultura, antigua sede de gobierno.
Los líderes de la marcha entregaron un pronunciamiento en la embajada de Israel y también una copia para que sea enviada al Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Marroquín, resaltó que el pedido de adhesión del Estado de Palestina a la ONU está siendo presionado por varios países como Venezuela e Irán.

Granjero cristiano dice que Rihanna debería darle cuenta a Dios por su conducta impropia



                                           Granjero cristiano dice que Rihanna debería darle cuenta a Dios por su conducta impropia
La esposa de Graham ahondó sobre el incidente y dijo que Rihanna se había quedado desnuda de la cintura para arriba. “No era el tipo de cosas que Alan querría que la gente joven (los que estaban observando) vieran en su terreno. Somos cristianos”, dijo la señora Graham, que se rehúso a dar su primer nombre.
BELFAST, Irlanda del Norte .— Alan Graham un granjero cristiano le ordenó, a la cantante del pop Rihanna, cubrirse, porque lo que estaba mostrando era una “conducta impropia”, durante la filmación de un video musical en su terreno, publica CCN México.
Rihanna, tenía el permiso de filmar un video clip para la canción We found love en un campo de cebada propiedad del agricultor Alan Graham, a las afueras de Bangor, a unos 10 kilómetros de Belfast, Irlanda del Norte.

Sin embargo, Graham, no sabía quién era el artista que iba a llegar, “Si el nombre de Rihanna hubiera sido mencionado, bueno, sin faltar el respeto, no habría significado nada”.
Sin embargo, Graham, nunca pensó que Rihanna filmaría un video semi desnuda, porque cuando el granjero fue a buscar su tractor vio a la cantante desnudarse hasta quedar sólo con la parte superior del bikini, por lo que él intervino para poner fin a la sesión.
Graham, resaltó que “no hay resentimientos. Tuve una conversación con Rihanna; nos dimos la mano; nos separamos en buenos términos. La encontré muy gentil, y espero que entienda de dónde provengo. Le deseo lo mejor…”.
La esposa de Graham ahondó sobre el incidente y dijo que Rihanna se había quedado desnuda de la cintura para arriba. “No era el tipo de cosas que Alan querría que la gente joven (los que estaban observando) vieran en su terreno. Somos cristianos”, dijo la señora Graham, que se rehúso a dar su primer nombre.
El granjero Alan Graham, indicó que Rihanna y sus amigos “deberían darle cuentas a Dios por sus actos”, según informó el diario “Daily Mail”. “Si presto mi campo a alguien y la situación se torna inapropiada, entonces digo: ‘Esto es suficiente. No tiene derecho a hacer eso’”, había dicho antes el irlandés, quien no firmó contrato alguno por el préstamo de su terreno y no sabe si se le pagará por ello.

Historias de los Grandes Genocidios La Masacre de los Albigenses


Herencia Cristiana

Historias de los Grandes Genocidios

La Masacre de los Albigenses

Por historia moderna entendemos el registro de acontecimientos del pasado basado en el más amplio conocimiento que alcanzó a tener el mundo y, sobre todo, en el uso crítico de los documentos originales. Es una ciencia, y es tan drásticamente opuesta a la religión como lo es la ciencia de la evolución. Elimina enteramente lo sobrenatural de las crónicas de la evolución del hombre; muestra que en los sucesos en los cuales debiéramos esperar confiadamente la intervención de Dios, si es que hubiera un Dios --en los acontecimientos humanos-- no se halla el más mínimo vestigio de otra cosa que las virtudes y las miserias propias del hombre: y esto completamente demuele la versión de la épica humana que el cristianismo ha impuesto en el mundo.
Sin embargo, la historia moderna no ha despertado en los teólogos el rencor y la hostilidad que les produjo la ciencia moderna. La razón es simple, y no es enteramente meritorio de los historiadores. Aquellos acontecimientos humanos que el historiador estudia son en su mayor parte religiosos. El científico puede ignorar el estudio religioso cuando describe sus nebulosas y sus dinosaurios, sus orquídeas y sus diatomeas. Pero las religiones e iglesias y todos los fenómenos que se produjeron en sus cinco o seis mil años de vida son una parte, y una parte muy importante, del material de la historia. Y sólo ha sido evitado un conflicto mortal mediante el ardid de distinguir entre historia sagrada e historia profana.
Los historiadores ahora, por supuesto no observan esta distinción tan rigurosamente como eran obligados a hacerlo en los días de Bossuet. Voltaire y Gibbon no han vivido en vano. Tenemos, de hecho, una rama especial que combina a la ciencia con la historia --historología, o la ciencia de la comparación de las religiones-- que parece ignorar la distinción; y los maestros de historia antigua nos hablan acerca de la religión de los egipcios y los babilonios con la libertad con la que discuten la vestimenta y las costumbres de las antiguas civilizaciones.
¡Pero observad cuán cautelosos, cuán diplomáticos, son cuando han de aseverar algo que contradice al Antiguo Testamento o la versión cristiana actual de la historia! En cuanto a Cristo y los sucesos cardinales de la historia europea que dependen vitalmente de la religión, ¿cuántos historiadores se atreven más no sea a tratarlos? Son “historia sagrada.” A lo sumo existe un reconocimiento formal de la convención de que Cristo fue “el moralista más sublime” que haya aparecido; que el fluir de la historia cambió de alguna manera su rumbo luego de la “aceptación” (nunca se lee acerca del acatamiento obligatorio) del cristianismo; y que todo lo siniestro que sucedió durante los años de fe debe ser generosamente interpretado como lo más natural en la conducta de un pueblo bastante diferente de nosotros.
Estas páginas están protestando contra las tímidas convenciones de la historia cada vez que la religión está involucrada. Muestran que la creencia general de que las civilizaciones eran viciosas y estúpidas y crueles antes de Cristo, está basada en una mentira. Prueban que la imposición del cristianismo fue seguida de un coagulado y sórdido cúmulo de brusquedad y brutalidad nunca vistas antes en la historia civilizada. No es menos mítico suponer que Europa se aferró al cristianismo hasta la modernidad; aun estos desenfrenados ancestros nuestros, cuando pudieron consolidarse en civilizaciones más o menos ordenadas, se rebelaron contra las doctrinas de la Iglesia y la autoridad usurpada de su clero corrupto y fueron reprimidos hasta su sometimiento.
El año 1000 dio un verdadero vuelco a la historia de Europa. Mi amigo, el Profesor Robinson, historiador muy capaz de la Universidad de Columbia, no está de acuerdo conmigo en que hubiera una expectativa generalizada de que llegaría el fin del mundo en el año 1000, sin embargo yo hice en una oportunidad una investigación en las crónicas de aquél momento y encontré vasta evidencia de dicha expectativa. En todo caso, la Edad de Hierro, el siglo X, el punto bajo de la civilización estaba llegando a su fin. Es cierto que Roma y el Papado continuaron con su escuálida degradación durante otros cincuenta años; pero Roma nunca más, después de haber dejado de ser pagana, volvió a ser considerada como el centro de luz en Europa por nadie que supiera de historia. No olvido su distinción artística durante el Renacimiento ya que entonces fue nuevamente pagana durante la temporada.
La Ilustración llegó a Europa a lo largo de dos senderos que estaban muy alejados de Roma. Uno fue el camino recorrido desde el este siguiendo el valle del Danubio. El otro fue una ruta extrañamente tortuosa, que, comenzando en el este, cruzó completamente el norte de África y el Estrecho de Gibraltar, ingresando en la Europa cristiana por los Pirineos y el sur de Francia.
Es suficiente decir aquí que durante los años más oscuros de la cristiandad, el siglo X, existía en España una civilización mahometana brillante y tolerante, y que los rayos de su maravillosa cultura estaban atravesando los Pirineos para iluminar a los bárbaros de Europa. El mayor erudito del siglo X, el Papa Silvestre II (Gerbert), pertenecía al sur de Francia y aprendió su ciencia en España; y fue Papa cuatro años y murió bajo el olor del sulfuro. Fue naturalmente en el sur de Francia que los moros tuvieron mayor influencia. Incluso hasta la ocuparon por un tiempo.
Mientras tanto, la segunda corriente estaba cruzando Europa y alcanzando el sur de Francia y el norte de Italia. La herejía --rebelión contra la religión cristiana-- había echado profundas y fuertes raíces en el distrito armenio del Imperio Griego en tanto que el mundo latino estaba demasiado brutalizado como para pensar. Esta herejía era el Paulianismo, una mezcla de gnóstico ideas maniqueas y cristianas primitivas. A pesar de que una emperatriz del siglo IX convertida en sacerdotisa, como todos los historiadores admiten, había masacrado a no menos de cien mil de estos rebeldes, un emperador del siglo X encontró que era necesario transplantar a doscientos mil de ellos a la desolada frontera de su imperio, en la frontera con Bulgaria.
La herejía pronto reapareció en Bulgaria en la secta de los Bogomiles (“Amigos de Dios”), que habrían ganado la nación entera y se habrían extendido hacia toda Europa si la Iglesia no hubiese hecho uso de su arma espiritual de costumbre: la persecución sangrienta. Como fue, los Bogomiles, la secta más seria y asceta, envió misioneros hacia toda Europa, y desde los primeros años del siglo XI en adelante observamos que en varias partes de Europa van surgiendo diversos matices de esta religión semi-maniquea (la verdadera base de la brujería --en cuanto al andamiaje, por supuesto).
Sería de utilidad señalar la fascinación por las ideas maniqueas, que reaparecieron en la mayoría de las herejías europeas. La idea fundamental era, como dije, que había dos grandes poderes creativos: uno que creó todo lo que es bueno y otro que fue responsable del mal. Se dice usualmente que los persas creían en dos principios supremos, pero que el principio del mal (el creador de la materia, la oscuridad, la carne, el pecado, etc.) no era exactamente igual a, aunque en el presente en conflicto mortal con, Ahura Mazda, el verdadero Dios; porque al final Ahura Mazda destruiría el mundo material y juzgaría a todos los hombres. Sin embargo era una explicación atractiva del origen y poder del mal, y no responsabilizaba a Dios, el espíritu santo, por la materia y la carne. Era más razonable que el cristianismo. Rechazaba el Antiguo Testamento y toda su crudeza moral, consideró a Cristo como a un espíritu maravilloso (pero no a Dios), despreció el sistema de sacramentos creado por los sacerdotes y toda la jerarquía, y aborreció la consagrada inmortalidad de la mayoría de los sacerdotes, los monjes, y monjas de la cristiandad.
Fue, en todos sus matices, una religión antagónica al cristianismo, y puedo decir con seguridad que de alguna manera habría relevado al cristianismo si no hubiera sido aniquilada tan brutal y salvajemente. ¿No habéis siquiera oído acerca de esto? Pues bien, esto demuestra el valor que tiene estas cosas para la historia escrita como se la escribe usualmente. Pocos de los nuevos escritores os hablarán con conocimiento de la herejía de los Priscilian (también semi-maniquea) en España, y de la herejía aria (o unitaria) que fue ampliamente adoptada por los bárbaros. Pero los priscilianos habían desaparecido --fueron asesinados, por supuesto-- hacia el siglo XVII, y una astuta negociación política había llevado a la princesa de los teutones a adoptar la Trinidad (y con ella a extensas porciones de Europa) y con ella, sus pueblos fueron obligados a hacer lo mismo.
La historia comienza en el siglo XI. La cristiandad en general, o sus Papas y obispos, estaban en calma, por lo general, demasiado interesados en el vino y las mujeres como para ocuparse de las fórmulas, y demasiado ignorantes como para entenderlas. Pero obtenemos de las crónicas pedazos significantes. En 1012 varios “maniqueanos” son perseguidos en Alemania. En 1017 trece cánones y sacerdotes de la diócesis de Orléans son condenados por maniqueismo y quemados vivos. En 1022 se producen casos como estos en Liege. En 1030 reaparecieron (y desaparecieron) en Italia y Alemania; en 1043 cerca de Chálons en Francia; en 1052 nuevamente en Alemania. A principios del siglo XII algunos “Pobres Hombres de Cristo” son quemados en Alemania.
En suma, hacia mediados del siglo XII Europa rebosaba de herejía. El nombre general que se le daba a la secta herética más importante, la de los Cátaros, cuyo nombre proviene dees un vocablo griego que significa “los Puros”; e indica las características prácticas en las que todas concuerdan. Consideraban a la Iglesia como a una institución humana corrupta, en general menospreciaban sus sacramentos, rituales, y jerarquía, despreciaban a sus monjes y monjas disolutas, e intentaban retomar las enseñanzas puras de Cristo: pobreza voluntaria, castidad estricta, amor fraternal, y vida asceta.
Estos eran los Beguines y los Beghards quienes, fundados por un sacerdote belga en el siglo XIII, desplegaron una red de comunidades ascetas, más parecidos a los antiguos esenios y terapeutas que a los monjes cristianos de toda Europa. Fueron severamente perseguidos, aunque su única herejía fue haber hecho lo que Cristo les ordenó a los hombres hacer. Los valdenses, seguidores de Peter Waldo, fueron esencialmente lo mismo, en los mismos siglos XIII y XIV. Se hicieron llamar los “Pobres de Espíritu,” y obedecieron literalmente cada mandato de Cristo: y así fueron tildaron de heréticos y los quemaron en grupos, sesenta por vez, siendo condenados a las llamas en Alemania en 1211, y algunos siendo quemados en España aún antes. Los famosos flagelantes de los siglos XIII y XIV recibieron no arbitrariamente el mismo título. Los psicólogos modernos desperdician su ingenuidad en ellos. El mundo y la Iglesia estaban tan corrompidos que esperaban un súbito final del mundo y estaban en penitencia por los pecados suyos y por los de otros. El Fraticelli, un desprendimiento de la Orden franciscana, al cual la corrupción del clero lo empujó a la herejía, perteneció al mismo periodo, y fue ferozmente perseguido.
De mayor importancia fueron los Lollards, los seguidores de J. Wyclif en Inglaterra, y los Husitas de Bohemia. La herejía de Wyclif --fue en un principio apoyado por su Universidad y los nobles-- hizo realmente un retorno al cristianismo primitivo; se arraigó tan profundamente en Inglaterra que a mediados del siglo XIV un décimo de la nación, estiman algunos historiadores, eran Lollards. Debieron pagar la pena habitual por ser leales a Cristo.
Mientras tanto, como el rey de Bohemia contraía matrimonio con una princesa inglesa, sus ideas pasaban a este país, en ese entonces uno de los más ilustrados en Europa, y, en manos la prédica de John Hus, una extensa porción de la nación las abrasó y desarrollo. Los husitas despreciaron a los sacerdotes, monjes y, monjas corruptos, atacaron el celibato del clero, la confesión, la eucarística, y el ritual --en suma, estaban más cerca de Cristo que cualquiera de los que he mencionado hasta ahora, y por lo tanto eran los más excesivamente heréticos. Eliminarlos llevó doscientos años de guerra y persecución salvaje. En un tiempo la mayoría de los nobles de Bohemia eran husitas.
Pero el nombre Cátaros, o Puritanos, era particularmente aplicado haciendo referencia a varias sectas que unificaban el entusiasmo por la moral cristiana primitiva con un tinte de filosofía maniquea. Eran conocidos por el nombre de Patarenes en Italia, Publicanos en Francia y Bélgica, y por otros nombres en otros países. Su número era prodigioso en el siglo que es precisamente elegido como “el gran siglo Católico,” el siglo XIII. El propio Dante nos cuenta en qué medida prevalecía la herejía, incluso el escepticismo radical, en Italia en sus días. Europa de manera justa habría de abandonar al cristianismo romano, y probablemente lo habría hecho mucho tiempo antes sin no hubiese sido por esa espantosa arma de defensa ahora diseñada por la Iglesia, la Inquisición.
Apenas necesitamos una mirada a la historia de los albigenenses para darnos cuenta de esto. Albi, de donde toman su nombre, era un pueblo importante de una de estas encantadoras provincias sureñas de Francia, las cuales eran al país lo que las sureñas California y Florida son a los Estados Unidos. En estas provincias del sur el ejemplo brillante de los Moros españoles era muy conocido, y durante el siglo XI la herejía de los bogomiles les fue importada por los misioneros de Bulgaria o Bosnia.
En el distrito albigense, la población en su gran mayoría se convirtió a la nueva religión. San Bernardo de Clairvaux, el predicador más famoso en aquél momento, hizo una campaña allí en 1147. Encontró las iglesias desiertas y fue incapaz de provocar ninguna impresión. La herejía se extendió por Francia, Bélgica, Alemania occidental, España, y el norte de Italia, y el Papado se hallaba completamente alarmado. Basta con leer los informes enviados a Roma, como los dados en las “Crónicas” del Cardenal Baronius. Pero la secuela mostrará que los cátaros llegaban a sumar por lo menos cientos en Francia solamente.
Papa tras Papa furiosamente urgía a los poderes seculares a perseguirlos. Alejandro III, en el Consulado Laterano de 1179, exigió el uso de la fuerza contra ellos. A los príncipes les dio el derecho a encarcelar a los ofensores y a confiscar su propiedad --una horrorosa apelación a la codicia de la que Roma estaba comenzando a hacer uso--. A todo aquél que “tomara las armas” contra ellos, según dijo, les prometía dos años de perdón de penas y aún otros privilegios. En suma, los Cátaros fueron quemados o encarcelados en muchos lugares, pero en el sur de Francia príncipes y nobles los favorecieron y estuvieron orgullosos de su industria e integridad en un mundo corrupto. En 1167 el jefe de la secta Pauliciana (la madre de la secta de los bogomiles, que fue a su vez la madre de la secta de los albigenses) se dirigió a Albi, reunió un numeroso sínodo, consagró cinco nuevos obispos, y le otorgó a la religión un triunfo público espléndido.
Esta era la situación cuando, en 1198, Inocencio III, el más grande de los Papas, se colocó la tiara. Algunos de mis amigos me critican gentilmente por no hablar, como lo hacen generalmente los historiadores, afablemente de Papas tan profundamente religiosos como Gregorio I, Gregorio VII, e Inocencio III por lo menos. Los católicos harían bien al entender que, cuando los historiadores no católicos agregan una palabra complementaria al dirigirse a dichos Papas, fuerzan la evidencia para conciliar con los lectores religiosos. Pues son justamente estos hombres los que más mortalmente hirieron a la civilización europea, y, consiguientemente, a la civilización americana que esperaba su desarrollo.
Durante nueve años Inocencio tuvo monjes predicadores en las provincias heréticas, urgiendo a los obispos y a los príncipes a perseguir a los herejes, sin embargo no eran muy eficientes. Su legado principal, Pierre de Castelnau, recibió instrucciones en 1207 de organizar una campaña bélica de los príncipes, y la mayor parte de los nobles más pequeños aceptaron. Es necesario para el lector tener en cuenta que en el siglo XIII la guerra significaba un saqueo ilimitado, y los pueblos albigenses eran de los más prósperos en Europa. Fue creado un espíritu corrosivo, y el Legado fue asesinado. Proclamando ferozmente que el responsable era Raymond, Conde de Tolosa --Inocencio tiempo después admitiría que no había evidencia; en efecto, lo más improbable es que lo hubiera hecho-- el “gran” Papa llamó a las armas, y amenazó fuertemente a los príncipes y caballeros cristianos que no obedecían al llamado.
No había necesidad de amenazas. Imaginad al presidente de los Estados Unidos informándoles a los pistoleros de Chicago --los caballeros cristianos de esos días no eran mucho más éticos-- que les permitía invadir y saquear Los Ángeles, Hollywood, y Pasadena, y obtendréis algo así como un símil. Lo dice un poeta contemporáneo, veinte mil hombres a caballo y doscientos mil a pie convergieron contra los Albigenses. Guiados por el Abad de Citeaux --un sacerdote tan sangriento como Torquemada-- y un sórdido aventurero anglo-francés, Simon de Montfort, cuyos bolsillos estaban vacíos. El Rey de Francia se mantuvo al margen --en un principio, sólo porque sus términos con el Papa eran exorbitantes.
La magnitud de la “herejía” puede adivinarse cuando conocemos que dos años después de la más brutal carnicería eran todavía tan fuertes que, cuando el Papa renovó la “cruzada” en 1214, cien mil “peregrinos” debieron ser convocados. Los inocentes fanfarronean que ocuparon quinientos pueblos y castillos heréticos, y que masacraron a cada hombre, mujer y niño de cada pueblo que ocuparon. Las damas de la nobleza con sus hijas fueron arrojadas a posos de agua, y enormes piedras les fueron lanzadas. Los caballeros fueron ahorcados en grupos de ochenta. Cuando, en el primer pueblo numeroso, los soldados preguntaron cómo distinguir entre heréticos y ortodoxos, el abad cisterciense rugió: “Matadlos a todos, Dios sabrá lo suyo,” y asesinaron a los cuarenta mil hombres, mujeres y niños sobrevivientes. Los escritores católicos modernos meramente se evaden cuando disputan estos teman. Son los católicos de la época los que nos lo cuentan.
El comportamiento del Papa durante estos años nefastos fue repugnante. He descripto sus idas y venidas en mi Crisis en la Historia del Papado (basado en las cartas del propio Papa), y debo ser breve. Raymond de Tolosa, a fin de no perder a su gente, se rindió antes de que la cruzada comenzara, a pesar de lo cual el Papa expresamente les ordenó a sus legados (Cartas, xi, 232) que lo “traicionaran y que prosiguieran con la erradicación de los demás herejes.” Su tratamiento brutal hacia Raymond, sin juicio alguno, se ganó la censura aun del rey de Francia. Detuvo la cruzada después de dos años de incomparable carnicería, y luego cedió ante el fanatismo de los monjes y la codicia de los soldados, y la reanudó. Estaba claramente enfermo por el exterminio y las pasiones viles de sus instrumentos, pero extrajo del monumental crimen un vasto material para provecho del Papado, y le dejó al mundo, que pronto abandonó, la piedra fundacional de la Inquisición, un obsequio tan mortal y repugnante como su masacre.
Nota Historica ...

Los Albigenses


Autor: D. Riazanov - Nota explicatoria de las Guerras Campesinas en Alemania, 1847 de F. Engels
Traducido por: Miguel Gómez Jr.
- Secta religiosa del sur de Francia, extendida entre los siglos XI y XII. Su nombre se derivaba de la ciudad de Albi en Languedoc, uno de los centros más importantes del movimiento. Los Albigenses predicaban la Cristiandad Apostólica y la vida simple según el evangelio. Se llamaban los “buenos hombres". El Papa y los concilios de la iglesia decían que negaban la doctrina de la Trinidad, la Sagrada Comunión y el Matrimonio, así como también la doctrina de la muerte y la Resurrección de Jesucristo. En el Concilio de Toulouse (1119), El Papa Calixto II, y a continuación en 1139 el Papa Inocencio II, les excomulgaron. Finalmente, en 1209, el Papa Inocencio III ordenó una cruzada contra ellos. La guerra duró veinte años.
La obstinación de la cruenta lucha contra los Albigenses está aclarada en parte por el hecho de que los Albigenses fueron ayudados en su guerra contra el Papa por los señores feudales locales del sur de Francia. Cuando un legado papal e inquisidor fue asesinado en el territorio del Conde Raymond VI de Toulouse, el Papa Inocencio III resolvió usar este suceso como la ocasión para la tomar las tierras del Conde Raimundo, quien mantenía una actitud tolerante hacia los herejes. Sucedió una lucha entre los señores del sur de Francia y el Papa, quien fue sustentado por los señores del norte. Francia del norte estaba en conflicto con el sur, que al ser económicamente más desarrollado, eran, por consiguiente, una amenaza para éstos. Los ejércitos del norte estaban bajo la dirección de Conde Simón de Montfort y los legados papales. Cuando los grandes ejércitos del norte tomaron la ciudad de Béziers, mataron a 20.000 Albigenses. En el transcurso de la lucha resultante centenares de miles cayeron. Las provincias de Provenza y Languedoc fueron devastadas. La paz no fue concluida hasta 1229. A consecuencia de las guerras en contra de los Albigenses el sur rico fue destruido y los territorios de la corona francesa extendidos.
Nota del Traductor. Los cátaros Albigenses tenían una forma de religión maniquea, es decir, el bien y el mal como polos diferenciados y creían que aparte de éstos no había más. Las cosas eran buenas o malas. Denuncian a los sacerdotes corrompidos y esto hace temblar los cimientos de la Iglesia. La herejía comienza en el norte de Francia y la región del Rin alemán. Aquí se logró contenerla, pero se extiende incontenible por el sur de Francia y el Norte de Italia. En cuanto a la política y a la sociedad creían que cuando viniera Jesús ( la 2ª venida ) desaparecería la propiedad, el dinero, el clero, los reyes, los ricos y los pobres, las guerras, las naciones, etc. Esto recibe el nombre demilenarismo. Creían que todos los hombres eran iguales y que que no se necesitaban ni los ritos ni los diezmos y que esto sólo servían para mantener a una clase corrupta que no tenía nada que ver con el pueblo. Pero esto se quedaba en la teoría. Lo cierto es que el catarismo quiso ser una religión separada, teniendo sus obispos, nobles y estados.

EL ORIGEN DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA (MARIOLATRÍA


EL ORIGEN DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA (MARIOLATRÍA)

Mariolatría Católico-Romana(Extracto de “A las Fuentes del Cristianismo” Págs. 99-112, Edición Actualizada. Samuel Vila. Ed. CLIE. Terrassa, España, Noviembre de 1976)

"Es, indudablemente, la más bendita y santa de las mujeres, habiendo sido la madre del Hijo de Dios en su encarnación por tal motivo merece ser amada, honrada e imitada.

Es necesario, además, aceptar lo que declara el Evangelio respecto a su milagrosa concepción de la Persona de Nuestro Señor Jesucristo por obra del Espíritu Santo que hizo de esta santa doncella la Virgen Madre de las profecías del Antiguo Testamento.

Todo esto creen y reconocen por lo general los fieles de las iglesias evangélicas, salvo, naturalmente, aquellos que han caído bajo un exagerado modernismo teológico.

Sobre este asunto nos sentimos de una misma mente y corazón con los católicos más adictos al dogma básico de la Iglesia Cristiana en todos los siglos: El nacimiento virginal de Nuestro Señor Jesucristo por obra del Espirito Santo. Desafiamos a los teólogos modernistas, católicos o protestantes, a que nos prueben, con citas de la Biblia o de los primeros escritores cristianos, que no fue la concepción virginal de Jesucristo una doctrina creída y enseñada desde los mismos orígenes del Cristianismo. Ni los más disparatados sectarios de los primeros siglos de la Era cristiana se atrevieron a ponerlo en duda. Por tanta, estamos en este punto de perfecto acuerdo con la inmensa mayoría de los catódicos. Sin embargo,

La Iglesia católica Romana continúa enseñando:

  1. Que la misma Virgen María nació por Concepción milagrosa y sin pecado original, al igual que el propio Hijo de Dios.
  2. Que Dios la ha nombrado y hecho Reina de los Ángeles (Letanía de la Virgen).
  3. Últimamente el papa Pio XII decreto como dogma de fe, en el año 1950 la Asunción de la Virgen, o sea, la doctrina de que ella fue resucitada y ascendió al Cielo, igualándola así con las prerrogativas del santo y eterno Hijo de Dios.
El libro de san Alfonso María de Ligorio titulado Las glorias de María obra sumamente popular entre los católicos romanos, declara que:

“Seremos a veces más presto oídos y salvos acudiendo a María e invocando su santo nombre que el de Jesús nuestro Salvador. Más pronto hallamos la salud acudiendo a la madre que al Hijo” (página 82).
“Muchas cosas se piden a Dios y no se alcanzan: se piden a María y se consiguen. No porque María sea más poderosa que Dios sino porque Jesucristo decretó honrar así a su madre”.

No rehusamos ampliar esta frase de San Alfonso Ligorio con la segunda sentencia, que nuestros críticos echaron a perder en nuestra anterior edición. Nos gusta ciertamente, en un autor tan mariano como es Alfonso Ligorio el reconocimiento de que María no es superior a Dios como podría mal interpretarse de su anterior declaración. Pero la última parte de la frase empeora el caso para los mismos católicos, pues ¿donde consta que Jesucristo decretó honrar así a su madre? Que nos presenten el famoso decreto y lo cumpliremos enseguida. Si no pueden presentarlo sométanse nuestros amigos católicos a la Palabra Divina recordando el texto de Proverbios: “Toda palabra de Dios es limpia. Es escudo a los que en Él esperan. No añadas a sus palabras porque no te reprendan y seas hallado mentiroso” (Proverbios, cap. 30:5-6)

“María se llama puerta del Cielo porque ninguno puede entrar en está dichosa mansión si no pasa por ella” (Página 99).
“Todos obedecen los preceptos de María, aun Dios” (Página 115). (He aquí el latín del original para que no digan que la sentencia esta mal traducida: “Imperio Virginis omnia famulantur, etiam Deus”)
"Jesucristo dijo: “Nadie viene a mí si mi madre no le atrae primero por sus ruegos”
(La ampliación de esta otra frase que nos ofrece el autor de Santa María, Madre de Dios no cambia tampoco su sentido ni la hace más justificable. Es copia de San Alfonso Ligorio:
“Dice Jesucristo: "Nadie puede venir a mí si no lo trajera el Padre Celestial"; e igual dice de su madre, como se expresa Ricardo de san Lorenzo: “Nadie puede venir a mí si mi madre no lo trajere con sus ruegos “)
En efecto las palabras atribuidas falsamente al Salvador quedan en pie, solamente que ha responsabilidad acerca de las mismas paso de san Alfonso Ligorio a Ricardo de San Lorenzo. Por lo tanto podemos continuar preguntándonos: ¿de dónde sacó Ricardo de San Lorenzo y la iglesia Romana que la consiente semejante afirmación? ¿De los Santos Evangelios? ¡No!, Al contrario: Jamás habló Cristo de su humana madre en tal sentido. No se trata aquí de una hipérbole o exageración propia del siglo en que se escribió el libro ya que falta en los evangelios cualquier clase de base para tal exageración o mala interpretación. Nosotros reconocemos que existe alguna base hiperbólica en los evangelios para las interpretaciones y exageraciones que con el tiempo dieron lugar a los dogmas de la Eucaristía y la confesión auricular: pero no hay una sola frase en los evangelios que reforzándola o exagerándola pueda dar lugar a una creencia en la mediación de María. Por otra parte la excusa con que el autor de Santa María, Madre de Dios trata de justificar las frases de san Alfonso Ligorio no sirve en ese caso ni puede convencer a nadie Dice: “Todos sabemos cómo gustaban los predicadores de los siglos pasados de esas “acomodaciones” de textos de la Escritura. Pero este gusto del tiempo que nosotros podemos muy honradamente abandonar era perfectamente inocuo en ellos No pretendan que Jesucristo hubiese dicho en su vida mortal las cosas que ellos le atribuían, ni que tuvieran, por tanto la autoridad de Él, sino solo afirmaban que ellos “creían” que Jesucristo las “pudo decir”. ¿Será eso una “blasfemia” muy grande?”

Pero el caso es que el pueblo católico, que por lo general lee poco los evangelios da como cierto todo lo que ve escrito en letras de molde en un libro con censura eclesiástica, sin preguntarse si es verdad o no: si es un hecho literal o una exageración del autor: por consiguiente el censor y el obispo que autorizan el libro se hacen tan responsables de la exageración o falsedad como el escritor de la Edad Media que la concibió.

Dice María “El que acude a mí y oye lo que le digo, no se perderá (página 140)
Otra frase gratuita y atrevidísima que el referido autor pone falsamente en la boca de María, la cual no se halla en los santos evangelios.

Aunque existe una saludable tendencia de reforma en la iglesia Católico Romana a este respecto, como hacíamos notar en el capitulo dedicado al culto de los santos en general, todavía hay muchos católicos que pretenden que la bienaventurada Virgen se complace en verse reverenciada y honrada por medio de Imágenes, en muchos casos más que el mismo Redentor, y que no desaprueba el que se dediquen inmensas fortunas para vestir y coronar a las tales figuras de su persona con un lujo que ella jamás ostentó, mientras millones de pobres carecen de lo más necesario y millones de paganos mueren en la ignorancia del amor de Dios por no haber suficientes misioneros que les prediquen las buenas nuevas.

Pero el Santo Evangelio dice:


Que la Virgen María, a pesar de su inigualable perfección moral, necesitó, como todos los mortales, un Salvador:
“Engrandece mí alma al Señor —declara ella misma—; y mí espíritu se alegró en Dios mi Salvador“ (S. Lucas 1: 43 47).
Que el Omnisciente Hijo de Dios no quiere ser advertido o rogado por su misma madre, según la carne, porque Él conoce mejor lo que conviene hacer (Véase el caso de Caná, en el Evang. de S. Juan 2:4)

Que nadie debe tributar expresiones de extremada alabanza a la bendita Virgen, por el mero hecho de haber sido el instrumento escogido por Dios para la Encarnación del Verbo.

Así lo declara en aquella ocasión cuando una mujer, entusiasmada por las palabras de inigualable sabiduría que salían de la boca de Cristo, exclamaba: “Bienaventurado el vientre que te trajo y los pechos de que mamaste.” Jesús en lugar de seguir las inclinaciones de esta primera “Devota de la Virgen”, llenando de elogios a su bendita madre, o profetizando sus glorias declara en tajante réplica: “Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios y la guardan” (S. Lucas 11:27-28)

¡Qué chasqueada debería quedar la interpelante devota y la misma madre de Jesús, si tuvo ocasión de escuchar tal respuesta de labios de su divino Hijo, si no hubiera sido tan humilde de corazón como nos consta que fue!

Otra expresión no menos extraordinaria, pero muy natural si se considera que el Omnisciente Hijo de Dios conocía el abuso idolátrico que se haría en siglos posteriores del recuerdo bendito de la Virgen María, es aquella declaración de Cristo cuando su madre y sus hermanos estaban buscándole.

En lugar de introducir a su santa madre en la asamblea y aprovechar la ocasión para llenarla de merecidas alabanzas, que vendrían de perlas a los futuros veneradores de María, el divino Señor responde enfáticamente:
“¿Quién es mi madre y mis hermanos? y mirando a los que estaban sentados alrededor de El, dijo: “he aquí mí madre y mis hermanos. Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano y mi hermana y mí madre” (S. Marcos 3:33-35)
Los apóstoles declaran acerca de Cristo:
“Y en ningún otro hay salud, porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombros, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Si los santos apóstoles hubiesen mirado a la madre del Señor como muchos católicos de hoy día, ¿no habían hecho una salvedad en favor del bendito nombre en quien, según dicen, se alcanzan todos los favores y, sobre todo, el de la salvación?

Testimonio de los santos padres de la Iglesia Primitiva


Ninguno de los siguientes y bien notables escritores de los tres primeros siglos, san Bernabé, san Hermas, san Clemente de Roma, san Policarpo, Tatiano, Atenágoras, Teófilo, san Hipólito, san Firmiliano, san Dionisio, Arnobio, etc. mencionan en todos sus escritos a la Virgen María ni una sola vez.

Justino Mártir la menciona dos veces hablando del nacimiento de Cristo: pero tal como la haría un escritor evangélico de nuestros días: sin ninguna expresión especial de veneración o culto. Tertuliano la menciona cuatro veces en la misma forma.

Orígenes, san Basilio y san Juan Crisóstomo hablan de sus defectos, Crisóstomo dice que:
“fue movida por ambición y arrogancia excesiva cuando envió un mensaje a Cristo para demostrar la influencia que tenía sobre Él” (Homilía de San Mateo 12:48)
Sin duda es ésta una opinión exagerada que los evangélicos no compartimos; pero el haberla propuesto este gran padre de la Iglesia, demuestra que en su tiempo no existía el culto a la Virgen.

Eusebio, célebre autor de la Historia Eclesiástica dice:
“Ninguno está exceptuado de la mancha del pecado original, ni aun la madre del Redentor del mundo; solo Jesús quedo exento de la Ley del pecado, aún cuando haya nacido de una mujer sujeta a pecados (Emiss. In Horat. 2 de Nativ.)
San Agustín dice:
“María murió por causa del pecado Original, transmitido desde Adán a todos sus descendientes” (salmo 34, sermón III)
San Anselmo declara:
“Si bien la concepción de Cristo ha sido inmaculada, no obstante, la misma Virgen de la cual nació, ha Sido concebida en la iniquidad, y nació con el pecado original; porque ella pecó en Adán, así como por él todos pecaron” (Op. Pág. 9)
Santo Tomás de Aquino, sumo doctor da la Iglesia Romana en s. XII, luchó valientemente en contra de la que él consideraba herejía de la inmaculada concepción, y dice:
“La bienaventurada Virgen María, habiendo sido concebida por la unión de sus padres, ha contraído el pecado original'' (Summa teológica, part. 3 pág. 65)
Los franciscanos, capitaneados por Duns Scott, defendieron la concepción Inmaculada de María y surgió de esto, entre ellos y los dominicanos secuaces de santo Tomas de Aquino, una áspera e interminable polémica.

Opinión de algunos papas


León I dice:
“Entre los hombres Cristo solamente fue inocente, porque Él solo ha sido concebido sin la suciedad y la concupiscencia de la carne" (Op. T., pág. 78)
No estamos de acuerdo con la opinión de estos escritores de la Edad Media de que la unión sexual dentro del santo lazo del matrimonio signifique suciedad o pecado (Hebreos 13:4))

Inocencio III declara:
“Eva fue formada sin la culpa, y engendró en la culpa; María fue formada en la culpa y engendró sin la culpa” (Sermón Assumpt.)
Sixto IV. Solicitado para decidir el litigio entre tomistas y scottistas, emitió un decreto prohibiendo que se pronunciaran ni en favor ni en contra de la inmaculada concepción de María." (Decret. Pont. Publicado en el año 1488)

Origen Pagano del culto a María


¿De donde sacó la Iglesia Católica la idea de que doblan tributarse a María hombres casi divinos? Si no fue del ejemplo y autoridad apostólica, debía ser y fue únicamente del paganismo.

El paganismo tenía sus diosas, que apelaban a tos sentimientos femeninos. Era halagador para las matronas y doncellas grecorromanas poder decir a una de su sexo:

”oh hija de Saturno señora venerable
Que moras el gran fuego en la llama eternal,
Los dioses han puesto en ti morada estable,
Perenne fundamento de la raza mortal”
(Los himnos de Orfeo. Himno a Vesta. Taylor, las dos Babilonias)
Era costumbre muy arraigada entre las matronas romanas dirigirse a Juno (Diana) llamándola “Romana Reina del Cielo”; las vestales consagraban su virginidad a la diosa del fuego; y a la diosa Ceres se le llevaban ofrendas simbólicas de trigo de los campos (Jeremías 44:17-19 y 25); pero el cristianismo no tenía diosas de ninguna clase porque como dice san Pablo, en el reino de Dios “no hay varón ni hembra” Por esto los neófitos medio convertidos del paganismo, hallaron en falta una persona femenina que adorar: y existiendo entre los recuerdos venerabas de aquella breve Edad de Oro, en que el cielo  se comunicó con la tierra, una grata memoria de aquella santa mujer que fue madre del Salvador, la idolatría tan arraigada en sus corazones empezó a manifestarse tributando a ella honores similares a los que hablan estado rindiendo a las diosas de su religión pagana. Era la misma actitud, el mismo lenguaje y a veces, hasta los mismos ídolos, a los que se cambiaba simplemente el nombre

Oposición al culto de María


Pero tal tendencia no pasó sin protestas peor parte de tos grandes escritores cristianos de los primeros siglos.

Epifanio (año 403) arguye contra una herejía llamada de los corilidianos; así llamados porque, echando de menos la práctica idolátrica pagana que Jeremías denuncia (capitulo 7:18), empezaron a tributar ese culto a la Virgen María, y dice:
“Ella fue una virgen honrada por Dios: pero no nos fue dada para ser adorada, sino que ella misma adoró a Aquel que fue nacido de ella según la carne” Cita Juan 2:4, y añade: “Esto dijo Jesús para que el pueblo entendiese que la Virgen era humana, y nada más. Porque si Cristo no quiere que los ángeles sean adorados, menos quiere que se rinda culto a esa que fue nacida de Ana... Dejad que María tenga honra y que solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo sea adorado. Que nadie de culto a María” (Contra las Herejías, LXXIV)
Aunque a partir del tercer siglo hallamos que algunos padres tienen palabras de elogio para ella, no se exceden generalmente de lo que un Evangélico da nuestros días reconoce y diría de la bienaventurada de las mujeres. San Ambrosio (año 370), que escribió numerosas expresiones de reverencia para la Virgen, no tiene en sus numerosas obras una sola frase que ni remotamente pueda sugerir una rogativa a ella.

La veneración cultual a la Virgen María no se encuentra antes del año 699 Desde entonces muchas protestas fueron formuladas por tal motivo por los mejores cristianos. Es interesante observar que ninguna de las sectas evangélicas de la Edad Antigua y de la Edad Media anteriores a Lutero (Montanistas, Novacianos, Donatistas, Valdenses, Hussistas, Anabaptistas, etc.) transigieron nunca con el culto idolátrico a la Virgen María como dejamos demostrado en el libro “El Cristianismo Evangélico o través de los siglos” Todas declaraban que la bendita Virgen seria la primera en rechazar tales honores.

Ciertamente, la verdadera Virgen María, la humilde de doncella de Nazaret: la que recibió con dulzura, sin mostrarse jamás ofendida, los aparentes reproches de su divino hijo: la que se llamaba a sí misma “la criada del Señor", no podemos imaginarnos que aceptara complacida la pomposa veneración de la que ha sido hecha objeto, de un modo tan general dentro de la iglesia Católica Romana, ni que se sustituya el nombre de Dios y el de su Divino Verbo por su humildísimo nombre de criatura humana.

Por esto, los cristianos evangélicos preferimos seguir el ejemplo apostólico y el de los primeros cristianos, por más que la práctica católica parezca más honorable para la bendita y santa madre del Señor: pues comprendemos, por la sencillez y humildad con que aparece en los Santos Evangelios, que ella seria la primera en rechazar ese culto fastuoso que se le rinde, a pesar de todas las imaginarias historias de apariciones que se le atribuyen, con las cuales se ha pretendido en vano demostrar lo contrario.

Dónde termina la Revelación


Una confesión extraordinaria y chocante, sin duda, para muchos católicos es la que encontramos en la página 122 del ya citado opúsculo Santa María, Madre de Dios, donde leemos:

”La Iglesia Católica no se ha pronunciado sobre la naturaleza de los fenómenos de Lourdes, como ni sobre la de los similares de Fátima en nuestro siglo. La canonización de Bernardo Soubiron mira sus virtudes heroicas. La “aprobación” del culto de Lourdes y Fátima sólo nos dice que nada hay en él contrario a la fe y moral cristianas, y que es provechoso a los fieles. El católico solo cree lo revelado por Dios en lo única Revelación pública y oficial que se cerró con la muerte del último apóstol, y como tal, propuesto por Magisterio Eclesiástico”

No podemos por menos que aplaudir al autor católico de este excelente párrafo: pues esto creemos también los cristianos evangélicos: “que la única revelación pública y oficial de Dios en Cristo se cerró con la muerte del apóstol san Juan”, como parece demostrarlo el último capitulo del Apocalipsis, y particularmente los versículos 18 y 19, enfatizando la condenación que recaerá sobre el que añadiere o quitare a las palabras de Dios en la referida revelación.

Pero el católico que cree a pies juntillas en la realidad de las apariciones de vírgenes y santos, no podrá menos que sorprenderse de que sus propias autoridades religiosas duden de ellas, y solamente “aprueben” el culto, pero sin definirse acerca de si hubo verdadera revelación sobrenatural o no.

¿Apariciones o sugestiones mentales?


Esta duda queda aún más patentemente demostrada en el párrafo siguiente. donde el mismo autor y opositor nuestro continúa diciendo:

”podemos dar 1a interpretación que queramos a las mismas apariciones. Serán, posiblemente, representaciones mentales de los videntes. Pero las condiciones de impreparación subjetiva en que se produjeron, muestran una iniciativa no reducible o estados psicológicos, aunque luego el fenómeno se desarrolle —¿cómo iba a ser?— según leyes de la psicología humana. Dios está allí: por encima de todo queda flotando ineludible la intervención providencial atestiguada por el sello del milagro físico o moral”

Esto significa que, según el autor católico, las supuestas apariciones de la Virgen en Lourdes y Fátima pueden ser simples ilusiones subjetivas de la mente de los protagonistas, permitidas por Dios para dar lugar a las consiguientes manifestaciones de devoción religiosa. En tal caso. ¿qué valor tienen las palabras y mensajes de la Virgen y de los santos que los “videntes” suponen haber recibido?

¿Para qué llevan tantos católicos el escapulario de la Virgen del Carmen, para ser librados del purgatorio el sábado siguiente después de su muerte, si lo que vio María del Monte Carmelo no fue realmente la Virgen sino una representación mental suya? Bien sabemos que las representaciones mentales, ya sea en vigilia o en sueños, suelen expresarse según la propia mente y pensamientos del sujeto que concibe la visión. Es pues, de comprender que María de Alacoque, impresionada por la idea obsesionante —sobre todo en aquellos tiempos— de los sufrimientos del purgatorio, concibiera la visión y el mensaje del escapulario: y que preocupada por los comentarios de su día acerca de Rusia, concibiera la niña Lucia o 1e fuera sugerido por otros el mensaje de Fátima.

En cuando a los milagros físicos y morales que se dicen realizados en tales santuarios, remitimos al lector a lo que dejamos dicho al final del capitulo anterior, repitiendo que los tales milagros no son monopolio exclusivo del catolicismo, sino que pueden observarse también entre los cristianos más allegados a la Sagrada Escritura; los que hacen mas énfasis ea la conversión y en la relación personal del alma con Dios que en las ceremonias externas. Con la sola diferencia de que las respuestas a la oración de fe que tienen lugar entre los cristianos evangélicos suelen realizarse con menos aparato de propaganda exterior."

Todo ello nos afirma en repetir lo que declamas en nuestra anterior edición: Que entre la virgen de imaginaciones histéricas, y la humilde sencilla y obediente doncella de Nazaret, compañera -y jamás señora- de los apóstoles y primeros discípulos de Jerusalén, nos volvemos a ésta y no a aquella".

Algunas consideraciones finales del autor de esta web, tomando extractos de e-mails que hace años envié a un católico-romano fanático:

Hace unos años un tal José Miguel Arráiz (de apologeticacatolica.org) me escribió en un tono un tanto insolente diciendo que las citas de algunos textos que usamos en nuestras webs para defender la Inescrituralidad y antibiblicidad de doctrinas tales como la Inmaculada Concepción de María o el Primado del Obispo de Roma (copiados literalmente del libro: “A las Fuentes del Cristianismo” Págs. 99-112, Edición Actualizada. Samuel Vila. Ed. CLIE. Terrassa, España, Noviembre de 1976) son falsas o espurias.

Tras decirle que hace años que no actualizo esta web e intercambiar al respecto con él una serie de e-mails por cortesía -pese a su tono "perdonavidas" y sus insultos hacia mi persona- descubrí que sin mi permiso y sin avisarme en un acto de tremenda falta de nobleza publicó de manera sesgada algunos, no todos, de mis e-mails de carácter privado intercambiados con él en varios sitios webs (
solo lo que a él le interesó publicar). Creo que gente así es la que nos enviaba hace unos siglos a la hoguera.

Tras consultar (yo) sobre dos de las citas -un poco al tún-tún- a un amigo sacerdote católico-romano francés, éste me confirmó que ambas -pese al falso testimonio vertido a los 4 vientos por el señor Arráiz- son ciertas (en el caso que le pregunté son sobre Eusebio de Cesarea y San Agustín).

Se hace mención a ellas siendo la de Eusebio de Cesarea de un ¡¡discípulo suyo!! llamado Eusebio Emiseno (¡menudo error!) lo cual es una simple errata en el libro, y la de San Agustín que el citado Sr. Arráiz dice ser falsa resulta ser más que cierta; y como dije al Sr. Arráiz en todo caso le corresponde escribir al autor del libro que yo solo me limito a copiar aquí. Imagino que indagando con el resto de las citas pasará lo mismo (hay que tener en cuenta que muchas traducciones de textos patrísticos hechas por autores romanistas son bastante tendenciosas, a nada que uno sepa algo de griego)
"

"Una errata no es una mala intención. Con esto me refiero a la cita de Eusebio atribuída a un discípulo suyo llamado también Eusebio (lo cual es más que justificable ¿no le parece?).

Respecto a Agustín en el link que Ud. me da (http://www.ccel.org/ccel/schaff/npnf106.html ) yo no veo por ningún lado el comentario al salmo 34 (le recuerdo que sobre ese Salmo hay varias partes, creo que la que Ud. me da ahí no contiene ni la segunda homilía sobre el mismo ni la segunda parte de dicha homilía donde está la cita y que uede leer Udl. en este sitio romanista:

http://www.abbaye-saint-benoit.ch/sa...#_Toc516287779).


Le agradeceré que me diga exactamente dónde está ese comentario y los otros links que menciona sobre el mismo. Dese cuenta además que Agustín es ya un Padre de la Iglesia, del siglo IV-V. El valor que le doy a Agustín (que sale ya del contenido de mi web que finaliza en Nicea) es como si hoy un hombre hablase de temas de hace más de 350 años (como si hablase con autoridad de cosas sucedidas en 1.650!!! y piense en aquella época donde ni de lejos había los medios de hoy). Los Padres apostólicos no menciona el tema porque en su tiempo pensar en la "Inmaculada concepción de María" era algo que no se daba, sabe Ud. que es muy posterior. Si hoy usan citas de los mismos sacadas de contexto para justificar herejias de varios siglos después eso es cosa suya."

"...la cita de Agustín en latín (de un sitio Romanista) para que la publique Ud bien en grande en su sitio web:

"Maria ex Adam mortua propter peccatum, Adam mortuus propter peccatum"

http://www.augustinus.it/latino/espo...lmi/index2.htm"

Tras esta cita el moderno e innoble Talibán "mordió el polvo", y borró su falso tesimonio de su sitio web durante un tiempo, aunque después... años después, ha seguido en lo suyo diciendo que el latín no dice lo que dice. Así son algunos.

Nuestros opositores más virulentos entre los católico-romanos tienen mucho, mucho dinero; hay entre ellos personas muy preparadas; y manejan muchos, muchos recursos haciendo mucho, mucho ruido. Pero la verdad del Evangeliono se puede callar.


Dios le bendiga,

LA FORMACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO


LA FORMACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

Codex VaticanusUnos de los argumentos más peregrinos que usa cierta religión tradicional y mayoritaria hoy en día (el catolicismo romano) para tratar de convencer a los cristianos evangélicos de la importancia de la tradición es el presentar la supuesta contradicción del "Sola Escritura" protestante con el hecho de que precisamente el Canon del Nuevo Testamento fue aprobado en diversos Concilios de dicha religión.

Sin embargo ya desde el siglo I la historia y los propios escritos neotestamentarios nos dan indicios más que suficientes para mostrarnos que no se necesitó el concurso de ningún concilio de los romanos para ratificar o canonizar nada que no hubiese sido ya ratificado y acordado por la mayoría de las iglesias y congregaciones ortodoxas desde el comienzo mismo del cristianismo. La definición y aceptación del Canon es un proceso histórico ayudado con el concurso del Espíritu Santo actuando en las Iglesias paleocristianas.

Así Jesús y sus seguidores, como buenos judíos que fueron, poseerían una colección de escritos del Antiguo Testamento que el mismo Señor cita con profusión en los textos Evangélicos (haciendo notar aquí que nunca cita ningún libro "deuterocanónico" y que cristianos evangélicos y judíos estamos de acuerdo con los libros que lo componen sin añadir dichos textos "deuterocanónicos" al Canon del Antiguo Testamento).

Posteriormente, en su misión evangelizadora por el mundo antiguo, los Apóstoles o sus ayudantes redactaron los textos Evangelicos en letra escrita como sustitutos de sus propias palabras, así como diversas cartas pastorales tratando un sinfín de asuntos y problemas que surgían en las diversas congregaciones que iban fundando.

Los propios Apóstoles dan categoría de "Escrituras" a dichos textos en lugares como 1ª de Timoteo 5:18 donde el apóstol, Pablo cita como escritura tanto un texto del Antiguo Testamento como una cita del Evangelio:

"Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla (Deuteronomio 25:4) y: Digno es el obrero de su salario (Lucas 10:7)"
...y en 2ª de Pedro 3: 15-16 donde el Apóstol Pedro nos dice de las cartas del Apóstol Pablo:

"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición".
Vemos pues que este apóstol al decir "como también las otras Escrituras" pone a los textos de Pablo a la misma altura que los textos del Antiguo Testamento.

Es así que las diversas iglesias del siglo I estarían muy interesadas en sustituír la deseada presencia de los apóstoles por copias de esas Cartas y Evangelios redactados por ellos o por sus ayudantes. Más aún, era preferible, frente a movimientos que ponían el acento en manifestaciones carismáticas ciertamente descontroladas como los Montanistas, o frente a herejías que sostenían sus torcidas doctrinas basandose en una supuesta "tradición apostólica" conservada por ellos, el tener algo sólido, seguro y firme como era la misma doctrina Apostólica en textos que eran copiados y conservados con celo. Así frente a una profecía o una visión fluctuante de unos carismáticos montanistas, o frente a una supuesta "tradición apostólica" de unos herejes, era preferible consultar qué es lo que dice éste o aquél apóstol, depositario de las Palabras del Mismo Jesús.

Cuando leemos los textos más antiguos del cristianismo aparte del propio Nuevo testamento, como laDidaké, la Carta de Clemente a los Corintios o las Epístolas de Ignacio a las siete iglesias, vemos que están trufadas de citas tanto del Antiguo Testamento como de las Epistolas y Evangelios que nos han llegado hasta hoy como inspiradas poniendo ambas en el mismo nivel de canonicidad.

Afirma Ireneo de Lyón en el siglo II en su libro III del tratado "Contra las Herejías" (En latín Adversus Aereses) que los herejes acusan a las Escrituras con el siguiente argumento:

"Porque dicen ellos (los herejes)  que la verdad no ha sido trasnmitida por medio de las Escrituras, sino de viva voz".
Esto es, los herejes ponían sus propias tradiciones por encima de la Escritura, o bien como sucedió conMarción, crearon su propio Canon a la medida de sus ideas. Es por este tipo de argumentos que la Iglesia primitiva tuvo mucho celo en definir desde ya el siglo I y como vemos en el II, cuál eran las escrituras que debían ser aceptadas como inspiradas y norma de fe, y cuales no.

De este modo encontramos ya en el propio Ireneo un protocanon en su libro III del citado "Adversus Aereses" diciendo:

Codex Sinaiticus 1ª Jn. 5:7-8"Pues una vez resucitado de entre los muertos los revistió con la virtud del Espíritu Santo que vino de lo alto; ellos quedaron llenos de todo y recibieron «el perfecto conocimiento». Luego partieron hasta los confines de la tierra, a fin de llevar como Buena Nueva todos los bienes que Dios nos da, y para anunciar a todos los hombres la paz del cielo; tenían todos y cada uno el Evangelio de Dios. Mateo, que predicó a los Hebreos en su propia lengua, también puso por escrito el Evangelio, cuando Pedro y Pablo evangelizaban y fundaban la Iglesia. Una vez que éstos murieron, Marcos, discípulo e intérprete de Pedro, también nos transmitió por escrito la predicación de Pedro. Igualmente Lucas, seguidor de Pablo, consignó en un libro «el Evangelio que éste predicaba». Por fin Juan, el discípulo del Señor «que se había recostado sobre su pecho», redactó el Evangelio cuando residía en Efeso".
Como vemos la iglesia primitiva ya en el siglo II definía como Evangelios los 4 que nos han llegado: Ireneo cita aquí a Mateo, Marcos, Lucas y Juan, Evangelios de los cuales su autenticidad y antiguedad ya solo los muy malintencionados o muy ignorantes dudan (al respecto, y para el lector no iniciado, recomiendo las obras al respecto del escritor, teólogo e historiador evangélico César Vidal) y no solo eso, el propio Ireneo rechaza a los que solo usan uno de ellos como por ejemplo los Ebionitas, que solo usaban Mateo y en su primera redacción en hebreo (posiblemente el famoso y misterioso "Evangelio de los Hebreos").

Las iglesias primitivas usaron como criterios de canonicidad los siguientes elementos:

1º Antiguedad: Los escritos debian haber sido escritos en tiempos cercanos a la época de Jesús y sus Apóstoles.
2º Apostólico: Los escritos deban haber sido escritos por un Apóstol (por ejemplo Pablo) o un compañero de los apóstoles (Por ejemplo Lucas, Marcos).
3º Católico: La palabra griega quiere decir "Universal", y se refiere aquí a que debía ser un texto de uso generalizado (universalmente aceptado) entre las iglesias.
4º Ortodoxo: El libro debía estar en armonía con el resto de textos Neotestamentarios.

A todo esto yo añado el obrar del Espíritu Santo en la Iglesia.

Es necesario decir así que no todos los textos que hoy tomamos como inspirados fueron aceptados inmediatamente por las diversas iglesias. Pensemos en las distancias y los medios de comunicación en el Imperio Romano. Una carta que era conocida en un extremo del mundo y leída durante decenios como de un apóstol, no era siquiera conocida por los cristianos e iglesias del otro lado del mediterraneo, que antes de tomarla como inspirada usaban de una gran prudencia. Por ello las listas de libros canónicos de los primeros siglos se escriben con grandísimas dosis de cuidado y tras no pocas discusiones.

El Canon Muratori:

La lista de textos canónicos más antigua que se conoce es de un autor anónimo y fue rescatada como un fragmento de papiro de una Biblioteca de Milán en 1740 por un estudioso llamado Ludovico Antonio Muratori. Se trata de una copia del siglo VIII en un latín malísimo de un texto original griego, que posiblemente data (y en esto hay discusión desde ya la época del sabio Muratori) del siglo II. La lista de libros que menciona es:

Los cuatro Evangelios
Hechos de los Apóstoles
Epístolas de Pablo (rechazando la apócrifa a los "Laodicenses")
Judas
Las dos cartas de Juan (no menciona cuales de las tres que nos han llegado).
Sabiduría de Salomón (que después sería descartado)
Apocalipsis de Juan
Apocalispsis de Pedro (Aquí menciona que este libro es rechazado en alguna de las iglesias -luego no cumple el precepto de universalidad- y después sería descartado)
El Pastor de Hermas (Como de lectura recomendada pero no inspirado al no cumplir el precepto de antiguedad).

Vemos pues que de los 27 libros del Nuevo Testamento solo deja fuera Hebreos (que por ejemplo sí es citado por Tertuliano en este mismo siglo II), Santiago, las dos epístolas de Pedro y una de las 3 epístolas de Juan. Como decimos esto probablemente fuera debido a que en la zona del Imperio donde se escribió la citada lista (probablemente Roma) no habían llegado o no se conocían aún esas cartas que si eran aceptadas por iglesias de otras regiones del Imperio.

El Canon en Tertuliano (s. III):

Los escritos de este gran escritor y teólogo de finales del s.II y principios del s.III (no admitido por Roma como "Santo" al haberse pasado al Montanismo) sí citan como Escrituras además de las ya citadas como hemos dicho arriba Hebreos (de quien dice que Bernabé fue el autor), 1ª de Pedro, 1ª de Juan, Judas y Apocalipsis.

El Canon en Eusebio (s.IV)

Al comienzo del s. IV había práctica unanimidad sobre qué libros debían ser aceptados como inspirados y de uso en las iglesias. Así no había ya problemas sobre los 4 Evangelios, Hechos, las 13 epístolas Paulinas, 1ª de Pedro y 1ª de Juan. Sobre las epístolas llamadas "Católicas" o "Universales" tampoco había muchos problemas; pero donde sí los hubo fue en la aceptación de Hebreos y el Apocalipsis de Juan.

Eusebio de Caserea declara en su Historia Eclesiástica que hay 4 categorías de libros:

1ª Libros "Reconocidos": Los 4 Evangelios. Hechos de los Apóstoles. Las 13 cartas de Pablo a la que él añade Hebreos que considera obra de Pablo. 1ª de Juan. 1ª de Pedro y como él mismo afirma "si en verdad parece correcto" el Apocalispsis de Juan, sobre el que afirma hay dudas en algunas iglesias.
2ª Libros "Disputados": Aquí introduce los que son aceptados como inspirados y canónicos por unos en unas regiones del Imperio y no por otros en otras regiones del imperio siempre dentro de las iglesias ortodoxas y apostólicas: Santiago. Judas. 2ª de Pedro y 2ª y 3ª de Juan.
3ª Libros "Espurios": Aquí introduce libros que se consideran no inspirados aunque pueden ser ortodoxos en su doctrina: Hechos de Pablo. El Pastor de Hermas. Apocalipsis de Pedro. Cartas de Bernabé. Didaché y el Evangelio de los Hebreos. Curiosamente vuelve a introducir aquí otra vez el Apocalipsis de Juan, que también ha metido entre los "disputados".
4ª Libros "Heréticos": Que él considera por la tradición y el uso entre las iglesias como no dignos de atención y alejados del uso apostólico, y que son falsificaciones heréticas: Evangelio de Pedro. Evangelio de Tomás. Evangelio de Matías. Hechos de Andrés y Hechos de Juan.

El Canon a finales del siglo IV

Tras muchas décadas de debates entre las diferentes iglesias y congregaciones paleocristianas, no será hasta el 367d.C. cuando Atanasio, obispo de Alejandría, escriba una carta donde menciona los 27 libros que hoy componen el Nuevo Testamento como definitivamente canónicos. En su carta cita los libros del Antiguo Testamento tal y como hoy componen el Canon Judío y Protestante. Y como hizo Lutero más de 1.000 años después, los "deuterocanónicos" los recomienda como literatura "devota" pero "no como autoridades canónicas". Inmediatamente refiere la lista de los 27 libros del Nuevo Testamento indicando que los tales son los "únicos donde las enseñanzas divinas son proclamadas. No añadáis ninguno a éstos; no prescindáis de ninguno".

Debemos decir pese a esto que durante un tiempo hubo iglesias netamente ortodoxas en doctrina que consideraron aún 2ª de Pedro como una falsificación y que siguieron considerando como apostólicas laCarta de Bernabé o "El Pastor de Hermas", u otras como las Cartas de Clemente y rechazando algunas aceptadas por otras iglesias como la ya mentada 2ª de Pedro o 2ª y 3ª de Juan.

Insisto en el hecho de la inmensidad del Imperio Romano y la rápida extensión del cristianismo, que hizo que unas cartas o libros que se conocían por ejemplo en la zona dominada por el Latín (Roma, Hispania, etc.) no se conociesen por ejemplo entre las congregaciones del norte de África. O que el estilo del griego usado en 1ª de Pedro fuese tan diferente al de 2ª de Pedro lo que llevó a confusión a algunas iglesias sin pensar en la posibilidad de dos secretarios del Apóstol Pedro escribiendo a sus órdenes en dos zonas del Imperio, en dos momentos diferentes, con estilos diferentes (imaginemos a un mismo apostol hoy en día pidiendo que le escriba una carta en español primero un argentino en Argentina y años después otra carta a un vasco en España: Los estilos resultantes serían tan diferentes que podrían hacer dudar a un catedrático de la lengua española un siglo después de que ambas fuesen del mismo apóstol).

Aún hoy en día iglesias como la Etíope añaden al Canon de 27 libros otros como la 1ª cartas de Clemente y la Didascalia.

Biblia
Lo que sí podemos decir sin riesgo alguno a equivocarnos, es que el Canon del Nuevo Testamento no es resultado de ninguna proclamación oficial o de ningún concilio romano de siglos posteriores, sino el resultado de un amplio consenso, inspirado por el Espíritu Santo en la Iglesia, a lo largo de los 4 primeros siglos de la era cristiana entre las diversas congregaciones que componían la cristiandad, y que pretender usar este proceso como prueba de la infabilidad de los concilios romanos es un argumento muy peregrino.

Dios te bendiga,
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