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El Diluvio: LA POSIBILIDAD CIENTIFICA DE UN DILUVIO UNIVERSAL

El Diluvio

LA POSIBILIDAD CIENTIFICA DE UN DILUVIO UNIVERSAL

"Y las aguas aumentaron más y más sobre la tierra, y fueron cubiertos todos los altos montes que hay debajo de todos los cielos" (Génesis 7:19)
Una de las principales (y hasta cierto punto lógicas) objeciones que presentan aquellos que, desde postulados científicos, pretenden refutar o ridiculizar la idea de un Diluvio de dimensiones mundiales (presente en las leyendas y mitos de todas las culturas del mundo por todos los continentes) es que con toda el agua que actualmente hay en los polos, de fundirse ésta, no se podría alcanzar a cubrir la cima de las actuales montañas más altas.

Sin embargo, vamos a ver que esta idea es errónea al explicarnos la Biblia que el mundo previo al llamado "Diluvio Universal" no era como el mundo que actualmente conocemos con montañas altísimas y grandes continentes separados por mares.

La Biblia nos dice cosas tan sorprendentes sobre las condiciones de la Tierra anteriores al cataclismo del Diluvio como que por ejemplo ni siquiera llovía (¿Le sorprende? Verá más adelante que la Biblia lo dice) ni había estaciones (Primavera, verano...) como hay ahora. Si las analizamos desde este punto de vista  podemos postular un modelo científico que encajaría perfectamente con el relato Bíblico y con la posibilidad de un diluvio que cubrió la superficie de la Tierra de entonces.

Veamos algunas consideraciones al respecto.

EL MUNDO PREDILUVIANO ERA DIFERENTE AL ACTUAL

Sabemos -y no hace falta sino mirar un mapamundi o un modelo a escala del globo terraqueo, que la tierra no siempre ha sido como es ahora.

En una antiguedad indeterminada (desde el punto de vista científico más literal no hay forma de demostrar una antiguedad de millones de años) los continentes actuales formaban un único super continente que en un momento determinado, por algún motivo catastrófico comenzó a separarse. Los científicos evolucionistas, que creen en una antiguedad extrema -cifrada en millones de años- de la tierra, se refieren a este super continente como "Pangea". Nosotros lo llamaremos el mundo prediluviano.

La Biblia nos dice varias cosas muy interesantes a propósito de esta Tierra Antidiluviana que los excépticos y muchos cristianos no conocen, y que me servirán para explicar después la idea que quiero exponer:

1º La Biblia nos dice que antes del Diluvio no había llovido nunca (curioso ¿no?):

"...porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la tierra. Pero se levantaba de la tierra un vapor que regaba toda la superficie del suelo" (Génesis2: 5-6)

2º Solo tras el Diluvio el hombre conoce la lluvia como fenómeno meteorológico:

"...pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes..." (Génesis 9:13-14)
Solo tras el diluvio el hombre conoce el fenómeno del Arco Iris, que solo se puede producir en presencia de lluvia y sol. Esto concuerda con la afirmación anterior de la escritura de que no había llovido antes.

3º Antes del Diluvio no había estaciones (primavera, verano, etc.) en la tierra:

Es solo después de esta catástrofe que Dios dice al hombre:

"...mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calorel verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán" (Génesis 8:22)
Veremos después una explicación a esto. La ciencia y la observación de fenómenos catastróficos actuales lo pueden explicar.

4º Es después del Diluvio que la Escritura afirma que las altas montañas aparecieron (la tierra cambió de forma catastrófica):

"El estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida. La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes. A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron. Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos. (Salmo 104: 5-8).
¿Qué interés tiene la Biblia en decir esto? ¿Cómo un "pastor" -usando la idea de los que se burlan del Texto Divino- podría haber "imaginado" una cosa así hace 3.000 años?

Algunas consideraciones:

Recientemente, tras el terremoto de Indonesia de navidad de 2004 y el de Japón de marzo de 2011 hemos escuchado que la inclinación del eje de la tierra ha variado algunos centímetros (lean sobre ello AQUI).

Sabemos desde la escuela que las estaciones terrestres son el resultado precisamente de que el eje de la tierra esté inclinado poco más de 23 grados respecto a su plano de giro entorno al sol.

De este modo podríamos postular un modelo prediluviano donde las misteriosas "Aguas" de arriba que menciona Génesis 1:7 que cayeron en el Diluvio producían junto a una Tierra sin eje de inclinación respecto a su giro entorno al sol, un clima cálido y constante y un efecto invernadero tal y como nos relata el Génesis que sucedía antes de la catástrofe del Diluvio.

Cuando postulamos (o imaginamos) un modelo que encaja con los indicios, no hacemos ni más ni menos que lo que hacen los científicos evolucionistas. Ellos lo hacen a base de mucha (mucha) imaginación, descreimiento, ideas preconcebidas... Yo lo hago en base a la Palabra de Dios y a hechos científicamente posibles.

Sigamos: Junto a esas "Aguas de arriba" que cayeron (la Biblia insinua que fue algo más que simple "lluvia"), la Escritura nos dice que se abrieron "las fuentes del Gran abismo":
"...en ese mismo día se rompieron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo fueron abiertas..." (Génesis 7:11).
Vemos así que la Biblia nos habla de dos fuentes de agua en esta devastación: Una proviene del cielo, de esas extrañas "Aguas de arriba" de las que nos habla el primer capítulo del Génesis: Posiblemente una capa de agua (diferente a las actuales nubes -que NO son vapor, sino gotas minúsculas-) que rodeaba la tierra de alguna forma. Aquí se mencionan como "Las compuertas del Cielo".

¿Cuánta agua había allí arriba? Pensemos que una pequeña nube de tan solo 1Km3 pesa más de ¡un millón de toneladas! ¿No me cree? Mire esto.

La otra fuente de agua son "Las Fuentes del Gran abismo". Se nos habla que del manto de la tierra o del propio mar (¿Tsunamis gigantescos a causa de una conmociómn terrible en la corteza terrestre?) brotaron tremendas cantidades de agua que se unieron a la inundación del cielo.

Yo creo que no es atrevido postular que lo que ocurrio fue que por causa de este cataclismo, el super continente llamado "Pangea" o "Mundo antidiluviano" se partió en los actuales "trozos" que hoy forman los continentes, y enormes cantidades de agua, que dejarían al peor se los actuales Tsunamis en una broma, inundaron las tierras por dichas inmensas grietas, por gigantescas masas de agua marina desplazadas, o algo similar.

¿Sabe usted que un volcán antes de entrar en erupción puede estar meses e incluso años explusando ¡Vapor de agua!? Millones de toneladas de vapor de agua que estan en el subsuelo salen durante meses antes de que empiece a brotar lava u otros gases.

Como he dicho, la Biblia afirma que (ver el texto del salmo 104 mencionado arriba) es después de este cataclismo que los montes se hacen altísimos

Por esto las aguas pudieron cubrir todos los montes: porque la Biblia deja claro de manera implícita que no eran tan altos como son ahora
. Los montes y cordilleras actuales serían el resultado de la colisión de las placas que empezaron a derivar como resultado del cataclismo Diluviano.

Por ejemplo: el monte Everest se eleva 5mm. al año. Esto es: en diez años se eleva 5 cm. En 100 años 50cm. y en 1.000 años se habrá elevado ¡¡¡5 metros!!! Esto no quiere decir que siempre se haya elevado a esta velocidad. La Biblia como hemos visto nos habla de un cataclismo universal que hizo que estas montañas apareciesen ante los ojos asombrados de Noé y sus descendientes tras el Diluvio mostrándoles un mundo cambiado y diferente al que habían conocido antes.

Más ejemplos: Europa y América hoy en día se separan a una velocidad de 2cm. por año. Esto no quiere decir que siempre haya sido así. Posiblemente en el cataclismo Diluviano el cambio fuera producido de manera brusca, un terremoto o algo similar y de tales dimensiones que el eje de la tierra tomó el grado de inclinación actual: Si un terremoto a escala regional como el de Japón de marzo de 2011 ha movido 10cm. este eje imaginemos lo que el cataclismo que destruyó Pangea pudo haber hecho.

Una idea más: Sabemos que la luna se aleja aproximadamente unos 4cm al año de la Tierra. ¿No pudo suceder que antes del Diluvio este fenómeno mantuviese en equilibrio las "Aguas de arriba" por medio de una mayor atracción lunar al estar el satélite más cerca de lo que está ahora? En un momento dado esa distancia se hace mayor (como sigue sucediendo hoy en día) y este equilibrio queda roto: Se produce pues una bestial caída de esas aguas a la tierra y el cataclismo descrito en la Biblia como Diluvio cobra verosimilitud científica. Por supuesto que como creyente pienso que si esto hubiese sucedido así es porque el Señor lo permitió

No afirmo lo que digo como verdad inmutable. Simplemente digo que el cataclismo del Diluvio Universal puede encontrar explicaciones científicas que lo harían más que real para las personas que hoy en día dudan.

Las afirmaciones sorprendentes de la Biblia -ese "libro de pastores"- como lo llaman algunos, que acabamos de exponer aquí de manera brevísima (puede que alguno las encuentre ridículas, pero ahí estan), nos dan pistas para entender desde postulados tan científicos o más que la idea evolucionista, la realidad de un Diluvio Universal.

Saludos cordiales.

JPV

LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN

LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN

“TODAS las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado PRECIOSAS Y GRANDÍSIMAS PROMESAS, PARA QUE POR ELLAS LLEGASEIS A SER PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA” (2ª Pedro 1:3-4).

“Ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la Palabra de su Gracia, que tiene poder para SOBREEDIFICAROS Y DAROS HERENCIA con todos los santificados” (Hechos 20:32).
NOTA: La traducción de la Sagradas Escrituras que usaremos aquí es la revisión de 1960 de la Biblia “Reina-Valera”. Para el Nombre de Dios, en hebreo bíblico YHWH, usaremos la traducción Jehová, que en otras traducciones se lee como Yavé o Yahveh, o más llanamente como El Señor. No debemos dejarnos influenciar por el mal uso que de la forma “Jehová” ha hecho en los últimos años un conocido grupo religioso, sino que por el contrario los cristianos debemos reivindicar dicho Nombre como el Nombre de nuestro Dios, “El cual estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo”.

INTRODUCCIÓN

El centro y mensaje principal del Evangelio es este: Dios, por medio de su Único Hijo, nos ha justificado.

La palabra “Justificar”, en el hebreo del Antiguo Testamento “Tsadag”, y en el Griego del Nuevo Testamento “Dikaióo”, quieren decir en ambos casos “Declarar a alguien libre de culpa, declarar a alguien libre o inocente de sus cargos”. Esto es lo que Dios ha hecho con nosotros, por su gran Amor, a través de su Hijo Jesucristo.

CAPÍTULO I: LA CREACIÓN DEL HOMBRE

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre A NUESTRA IMAGEN, CONFORME A NUESTRA SEMEJANZA; y SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre A SU IMAGEN, A IMAGEN DE DIOS lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1: 26-27)
En un principio, tal y como nos refiere el libro del Génesis, Dios, en su infinito amor, creó al hombre con una personalidad (Alma) semejante a la suya propia “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (...) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”; de este modo no creó un robot perfectamente parecido a un “ser viviente” y programado para hacer exactamente su voluntad, sino que creó un ser libre dotado de vida propia, con capacidad y autonomía a la hora de tomar sus propias decisiones.

Dios dió al hombre libre albedrío, esto quiere decir que Dios puso en el alma del hombre una voluntad libre; esto es, dio al hombre la posibilidad de escoger lo que hacer o no hacer, la capacidad de formar sus opiniones sobre las cosas y tomar decisiones propias. El hecho de poseer una voluntad libre, implicaba que Dios daba al hombre autoridad sobre su propia vida.

La autoridad que el hombre recibió de Dios sobre su vida y sobre la creación hacía al hombre responsable ante Dios respecto de las decisiones que tomase. Dios era el dador de la autoridad y por tanto Aquel ante quien hay que rendir cuentas. Los hombres, desgraciadamente, queremos tener autoridad y libertad para hacer “lo que nos da la gana”, pero no queremos entender que toda autoridad recibida, conlleva también la aceptación de una responsabilidad.

Debido a que Dios puso al hombre como señor y gobernante de la tierra “SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, dotó además al hombre de un instrumento para diferenciar lo bueno de lo malo: La conciencia, ya que como gobernante y señor de la tierra, sus elecciones y acciones iban a tener una importante repercusión sobre la misma. La conciencia da al hombre la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, pero no es un instrumento para hacer lo bueno o lo malo.
CAPÍTULO II: EL PORQUÉ DEL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL EN EDÉN: El origen del mal en el Universo. ¿Porqué hay mal en el mundo si Dios es Bueno?:

“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el ÁRBOL DE VIDA EN MEDIO DEL HUERTO, y el ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL (...) Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De TODO ÁRBOL DEL HUERTO PODRÁS COMER; mas del ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL NO COMERÁS; porque el día que de él comieres, CIERTAMENTE MORIRÁS” (Génesis 2:8-9, 16-17)
Muchas veces nos preguntamos: “¿Porqué Dios, siendo amor, plantó en el huerto ese árbol que daba al hombre la posibilidad de desobedecerle y comer de su mortífero fruto...?” La respuesta es que Dios, siendo amor, es totalmente Justo y Verdadero. De algún modo Dios fue consecuente con su creación: tuvo que plantar dicho árbol cuyo fruto producía la muerte, ya que si había creado al hombre a su imagen, con CAPACIDAD de decisión y elección, debía, para ser consecuente con su decisión de dar al hombre plena libertad y libre albedrío, dotar al hombre de la POSIBILIDAD de ejercer la capacidad de elección. De otro modo, es como si Dios hubiera dicho al hombre: “Te creo como un ser libre, si, ¡Pero solo para hacer lo que yo quiera que hagas!”. Haciendo eso Dios hubiera ido contra su Justicia y su Verdad, y Dios no se puede negar a si mismo. Dios ordenó al hombre que no comiera de dicho árbol, advirtiéndole de sus terribles consecuencias, pero la decisión final de hacerlo o no hacerlo, pertenecía al hombre.

El primer capítulo del Génesis nos muestra que Dios creó una creación buena y perfecta, creó al hombre a su imagen y semejanza y dijo al contemplarlo que todo era bueno en gran manera. Si esto nos cuenta la Biblia, ¿De donde entonces procede el mal que vemos hoy a nuestro alrededor?

Es necesario decir aquí lo que la misma Palabra de Dios nos muestra acerca de la cuestión. Se nos dice que se produjo en un tiempo una rebelión contra la autoridad y la santidad de Dios: un ángel creado por Dios llamado Lucero (Lucifer), deseó ser como Dios, señor de su propio reino, y la única manera de conseguir esto era separarse totalmente de Dios y de su autoridad, escogiendo el único camino posible para ello, un camino perverso y terrible: La muerte.

La muerte no es dejar de existir, la "muerte" en su sentido bíblico es un estado de existencia totalmente separado de Dios, que es lo que escogemos para nosotros cuando pecamos. Si Dios es Amor, Justicia y Santidad absolutas, el diablo escogió para si mismo el odio, la injusticia y el pecado: un camino terrible de tinieblas y mentira, de angustia, robo, destrucción y rebeldía. Al diablo se le unieron un tercio de los ángeles; ellos también tenían capacidad de escoger su propio camino, y lo hicieron de ese modo. Es así como comenzó el mal, que es la negación de la naturaleza y principios de Dios, dicho ángel pasó de llamarse “Lucero” (Lit. Portador de luz) a llamarse “satanás” (Lit. “el enemigo”, “el adversario”), los ángeles que le siguieron perdieron su gloria junto con él y se convirtieron en demonios. Este es el testimonio de la Biblia.

A diferencia del común de las religiones del mundo, que nos presentan a un “dios” del cual procede todo, sea bueno o sea malo, la Biblia nos presenta a un Dios del cual procede todo lo bueno y perfecto, en El no hay cambios y su Amor permanece para siempre. Esto lo veremos en el capítulo siguiente:

CAPÍTULO III: LA NATURALEZA DE DIOS: Vemos la naturaleza de Dios por medio de su Ley (Su Palabra)

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; ESCOGE, PUES LA VIDA, PARA QUE VIVAS TU Y TU DESCENDENCIA; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a El; PORQUE EL ES VIDA PARA TI, Y PROLONGACIÓN DE TUS DIAS” (Deuteronomio 30: 19-20)

Dios es el Dios de la vida, su motivación para con nosotros es que vivamos y seamos bendecidos, porque como dice la Escritura, Dios es Amor.

Tanto en el huerto del Edén, como hemos visto, como cuando dio la Ley al pueblo judío, como hoy en día para cada uno de nosotros, Dios nos da la posibilidad de escoger entre la vida y la bendición o la muerte y la maldición; y como hemos visto su deseo más profundo, que El nos grita desde su Palabra, es que escojamos la vida, que le escojamos a Él, que escojamos a Jesucristo el Salvador.

Dios nos da la posibilidad de escoger nuestro futuro, Dios no es "fatalista". Una idea muy extendida a través de las diferentes religiones del mundo es hacer caer a las personas en un fatalismo (El Islam, el Hinduismo y Budismo con su ley del “Karma” y la reencarnación, el “cristianismo” de apariencias y religioso etc.), las personas que creen que su vida ya está escrita y predeterminada, sea buena o sea mala, se vuelven pasivas, derrotadas y sin iniciativa, se vuelven personas aparentemente religiosas, pero sin vida interior. Un pueblo pasivo es más fácil de someter y esclavizar. Dios nos muestra este principio en muchas ocasiones: El nos dice que cosechamos lo que sembramos, sea bueno o sea malo, la parábola del sembrador, etc.

Dios es un Buen Dios, su Palabra es buena y verdadera, su Palabra es un reflejo de su naturaleza, de su bondad, de su justicia, la Biblia nos declara que la misma Palabra es Dios, y que la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros: Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, hoy Dios nos habla por medio de su Unico Hijo:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días NOS HA HABLADO POR EL HIJO (...) EL CUAL, ES EL RESPLANDOR DE SU GLORIA, Y LA IMAGEN MISMA DE SU SUSTANCIA” (Hebreos 1:1-3)

CAPÍTULO IV: EL PECADO DEL HOMBRE: Qué es “pecar”, cuales son sus consecuencias y cual su castigo

“Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; PUES EL PECADO ES INFRACCION DE LA LEY” (1ª Juan 3:4)
Pecar es transgredir la Ley de Dios, es una elección contra su Naturaleza, que se revela en su Palabra. Pecar también es cometer un “acto criminal” contra la Palabra de Dios, es algo moralmente malo que Dios nunca haría y que va contra su Santidad y su Justicia. Dios se duele cuando pecamos, y se enoja contra el pecador.

El pecado nos pone en una situación de culpabilidad delante de Dios, de la cual nace un temo al castigo que nuestro acto merece (ya que cuando pecamos nuestra conciencia nos acusa, aún cuando no queramos oír sus dictados). Como Adán y Eva se escondieron de la presencia de Dios después de pecar, así el hecho de pecar es en si mismo un acto voluntario de separación de Dios:

“Pero vuestras iniquidades han hecho DIVISION entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2)
El pecado tiene unas consecuencias gravísimas y no debemos tomarlo a la ligera, EL PECADO HIZO QUE LA HUMANIDAD PERDIERA SU ESTADO DE INOCENCIA DELANTE DE DIOS (En otras palabras, perdieron su JUSTICIA). El que comete diferentes acciones criminales tendrá unos “antecedentes penales” donde se irá escribiendo todo lo que esa persona ha hecho de malo, y que servirán para acusarle y condenarle en el día del juicio. Con Dios la cosa funciona de la misma forma, en Apocalipsis cap. 20, versículos 12 al 15, se nos menciona el Juicio Universal y se mencionan dos libros: Uno el Libro de la Vida, y otro un libro donde están escritas todas las obras de cada ser humano que haya vivido sobre la tierra, y por las cuales ese día darán cuentas ante el trono de Dios de todo lo que hicieron con la autoridad sobre sus vidas que Dios les dio. Dios es un Justo Juez y hemos de entender que lo que juzga a un criminal es su crimen, si no hubiera cometido crímenes no tendría que ser juzgado. Lo que un juez hace es probar si el acusado es culpable o no, y si es culpable, toma el acto cometido (el delito), y comprueba qué es lo que la Ley dice sobre dicha acción. Así se ve que dicha acción delictiva es considerada culpable por la Ley y que hay un castigo debido a dicha culpabilidad. La Biblia dice:

“LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6:23)
No es Dios quien mata a nadie: Dios es un Dios de Vida, está por la vida y no desea la muerte del pecador. Es el pecado el que produce muerte, así, aunque un día Dios actuará como Juez y según se nos cuenta en Apocalipsis 20:12-15 y muchos otros lugares, habrá una parte de la humanidad que será arrojada a lo que la Biblia llama “Lago de fuego” o Infierno (Que la Palabra llama también segunda muerte), no será Dios quien arroje allí a nadie, sino que serán los pecados cometidos voluntariamente por las personas los que las arrojarán allí. Por muy paradójico que pueda parecer, nosotros decidimos en esta vida donde pasaremos una eternidad al morir. Si el hombre muere, es porque ha escogido vivir separado de la Vida, que es y está en Cristo.

“En los postreros días vendrán burladores (...) diciendo: ¿Donde está la promesa de su advenimiento? (...) Pero los cielos y la tierra que ahora existen, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: Que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, SINO QUE ES PACIENTE PARA CON NOSOTROS, NO QUERIENDO QUE NINGUNO PEREZCA, SINO QUE TODOS PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche...” (2ª Pedro 3:3-10)
Dios es bueno, y en su misericordia quiere que los hombres vivan, es un Dios lleno de longanimidad y paciencia. Dios es así, retrasa el momento del juicio aguardando a que el máximo posible de hombres se arrepientan antes (Dice la Biblia que El quiere que todos sean salvos). Sabemos que desde que cometemos el primer acto criminal contra Dios El podría juzgarnos y condenarnos, y sin embargo, por su misericordia, retiene su mano para darnos a lo largo de la vida una y otra vez la oportunidad de arrepentirnos.

A cada segundo, a cada momento, millones de pecados son cometidos ante El: Rebeldías; blasfemias y burlas contra Su Nombre; se cuestionan los valores cristianos sustituyéndolos por formas religiosas con apariencia de piedad; la pornografía se exhibe en TV, mientras que se prohibe a Dios; hemos hecho de la lujuria una cosa natural; se violan las mentes de los niños con la programación de TV; la droga, la prostitución y el tráfico de armas son los principales negocios en el mundo; se asesina a inocentes: se aborta despedazando a millones de niños en el vientre de sus madres; los hombres degradan la imagen de Dios a la cual están creados con la homosexualidad; las familias se desintegran; el ocultismo y la brujería se anuncian en TV como algo normal mientras que los programas o anuncios cristianos se prohiben etc.

Llegará el día en que cada hombre dará cuentas a Dios de lo que hizo o dijo, y mientras tanto Dios espera a que los hombres cambien, aunque en su mayoría, en vez de hacer esto, endurecen su corazón y pecan más, buscando nuevas y retorcidas formas de satisfacer sus pasiones, inventando nuevos y sofisticados pecados y añadiendo con ellos, gota a gota, hiel a la copa de la ira de Dios. Un día, trágicamente tarde para muchos, y terriblemente real, comprobarán que no hicieron sino ganar cólera e ira.

“Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley” (Santiago 2:10-11).
Como vemos no es necesario, al igual que con las leyes de los hombres, cometer muchos delitos para ser hallado culpable y merecedor del castigo. Un ladrón no necesita ser al mismo tiempo asesino, estafador, difamador u otra cosa para ser condenado por la ley, sino que un hombre que durante toda su vida se ha comportado como el más ejemplar de los ciudadanos, y que un buen día decide atracar un banco y es detenido, difícilmente podrá alegar en su defensa que durante años pagó sus impuestos, fue a trabajar y se comportó honradamente: un único delito le hará ser juzgado, condenado y castigado. Con la Ley de Dios, nos enseña Santiago en los versículos que acabamos de leer, pasa lo mismo. No necesitamos más que cometer una falta contra Dios para hacernos culpables ante su Ley.

Un único pecado de un único hombre, Adán, trajo terribles consecuencias: Muerte, tinieblas espirituales, un alma entenebrecida y sensible a múltiples sufrimientos (Angustia, temor, soledad, odio, maldad, etc.) y un cuerpo que entró en un proceso de corrupción que le termina llevando a la muerte física, sujeto a enfermedades y pasiones desordenadas etc.

“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción” (Romanos 8: 21-22)
“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; PORQUE A MI ME HA SIDO ENTREGADA, y a quien quiero se la doy” (Lucas 4:5-6)
Un único pecado de un único hombre, Adán, que era en quien Dios había delegado su autoridad sobre la tierra, como vimos al principio, hizo que dicha autoridad pasase al diablo, al reino de la muerte, donde reina la ley de la muerte, por ello es ahora satanás quien gobierna en este mundo (el mismo Jesús lo llamaba “el príncipe de este mundo”), por ello es que la misma creación está sujeta a corrupción, porque los hombres decidimos, con el pecado, sujetarla bajo los pies del diablo. Por ello vemos todos los desastres y calamidades que hoy vemos a nuestro alrededor: Terremotos, enfermedades, inundaciones, guerras, calamidades, etc. No fue Dios quien diseñó así la creación, Dios creó todas las cosas buenas en gran manera, fue el pecado lo que hizo que esta sublime creación se corrompiese.

Si un solo pecado pudo hacer esto, pensemos en el terrible efecto que producen todos nuestros pecados, que día tras día cometemos ante los mismos ojos de Dios, en este mundo ya caído y afectado por la corrupción a la cual el hombre y el diablo lo hemos sometido. Cada uno de los pecados que hayamos podido cometer en nuestras vidas es suficiente (Hubiera sido suficiente) para producir el mismo efecto que el pecado de Adán hecho en una creación perfecta. EL PECADO ES MUY SERIO, Y SUS CONSECUENCIAS TAMBIEN...

Hemos visto que con la caída una nueva ley comenzó a reinar sobre el hombre, el fruto del pecado, su salario, es la muerte, es el diablo quien se había situado como “autoridad” en el reino de la muerte. De este modo el hombre se puso bajo el dominio de alguien (satanás) y dejó de ser libre para hacer lo que quisiera. La naturaleza del hombre fue cambiada, como el mismo Jesús declara, ya no era más un “hijo de Dios”, sino un “hijo del diablo” (Lee Juan 8:39-47 y Efesios 2:1-3).

El apóstol Pablo describió esta terrible situación del hombre diciendo:

“Porque sabemos que la Ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (...) Y yo se que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. (...) Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mi. Porque según el hombre interior, me deleito en la Ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí!¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos7:14-15,18-19,21-24).
Pablo habla aquí de su trágica situación cuando vivía bajo la Ley de las obras (La Ley es el intentar hacer los mandamientos de Dios por nuestras fuerzas y ganar de ese modo el favor de Dios). Menciona de forma clara la situación de todos nosotros antes de comenzar a andar en la Ley de Vida en Cristo Jesús. Menciona como queriendo con todas sus fuerzas cumplir la Ley y hacer el bien, lo único que hallaba es que en su interior algo le empujaba a hacer el mal, como su voluntad no era libre al estar esclavo del pecado, que como hemos visto, trasladó a cada ser humano al reino de la muerte, donde es satanás quien ostenta la autoridad. Lo puedes entender observando como los hombres buscan hacer la paz con todas sus fuerzas, pero sin embargo la historia de las naciones está escrita con la sangre de múltiples guerras.

Lo que debemos entender con esto, es que la Ley de Dios escrita en mandamientos y ordenanzas, serviría si el hombre fuera libre. El pensar entonces que podemos salvarnos cumpliendo buenas acciones es necedad, ya que nuestra voluntad no es libre para hacer el bien, e incluso por muy buenos que seamos, con errar cometiendo un pecado contra uno solo de los mandamientos de Dios, ya nos hacemos merecedores de un terrible castigo.

“PORQUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6:23).
Por la Ley (Intentar ser buenos y cumplir los mandamientos de Dios en nuestras fuerzas y por ello ganarnos y merecernos la salvación) ningún hombre será salvo, porque es imposible de cumplir en todos sus puntos. El hombre es incapaz de salvarse a si mismo, el pecado lo controla, queramos o no. Somos totalmente incapaces de reconciliarnos con Dios por nuestras propias fuerzas, ya que la única posibilidad de hacerlo así sería cumplir a la perfección unos mandamientos y leyes de naturaleza divina imposibles de cumplir a causa de nuestra naturaleza caída. Cuanto más tratábamos de ser mejores, más veíamos nuestra condición de miserables pecadores.

El hombre por si solo está perdido, incapaz de ayudarse a si mismo, ninguna religión puede salvarlo, ya que todas se basan en la idea de “compensación” de las malas obras con buenas y piadosas acciones, lo cual es absurdo y contra la justicia de Dios, como vimos antes (p.ej. robo y mato a alguien y para compensarlo ayudo a las ancianitas a cruzar las calles y pago mis impuestos...).

EL HOMBRE EN SUS FUERZAS Y CAPACIDADES ESTÁ PERDIDO, MUERTO EN SUS PECADOS, ES CULPABLE DE MUERTE ANTE DIOS Y SU SANTIDAD, MERECEDOR DE PASAR UNA ETERNIDAD EN TORMENTOS EN EL INFIERNO, ESCLAVO DEL PECADO Y LA CORRUPCIÓN.

Querido lector: Lo visto hasta aquí es parte del mensaje del Evangelio, el hombre debe comprender su terrible situación y perspectiva de perdición eterna para darse cuenta de su necesidad imperiosa de UN SALVADOR:

“PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE HA DADO A SU HIJO UNIGENITO, PARA QUE TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. PORQUE NO ENVIO DIOS A SU HIJO AL MUNDO PARA CONDENAR AL MUNDO, SINO PARA QUE EL MUNDO SEA SALVO POR EL” (Juan 3:16-17)

CAPÍTULO V: COMO DIOS PUDO JUSTIFICARNOS: Qué es la justificación

Acabamos de ver como el hombre está, por naturaleza, en una situación que le impide salvarse a si mismo. Si miramos las noticias de todos los días nos encontramos que no son nada esperanzadoras: Malos pensamientos, adulterios, lujurias, chismes, medicencias, asesinatos y muertes, robos, egoísmo, maldad, engaño y fraude, lascivia, envidias, malas palabras, soberbia y orgullo y una larga lista de males que arraigados en el corazón del hombre destruyen y contaminan todo lo bueno que intentamos crear.

Pese a ello, el humanismo, un sistema de valores que no tiene nada que ver con el cristianismo, enseña que el hombre es bueno por naturaleza y que son las circunstancias las que le convierten en una víctima. Así se enseña y cree que si el hombre pudiera remontar dichas circunstancias las cosas cambiarían a su favor. Sin embargo una simple ojeada a la historia del hombre nos muestra que en los miles de años que llevamos sobre la tierra, no han sido las circunstancias lo malo, sino que el hombre ha sido el malo y el que ha hecho que las circunstancias y su entorno se volvieran malos.

Jesús mostró que el pecado y el mal vienen del corazón del hombre, de su naturaleza caída y pecadora. No es el diablo el único responsable del pecado: es el hombre el responsable y es el hombre el culpable de todas las maldades que se cometen a nuestro alrededor.

“Porque ¿Que aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).
La respuesta a esta pregunta de Jesús es nada. Justamente lo único que tenemos es eso: La vida. Todos los hombres estamos en el mismo barco. Incluso si un hombre común diera su vida y muriera por nosotros, eso no serviría de nada, ya que él cargaría con su propia culpa y responsabilidad (Sería como si un hombre arruinado y lleno de deudas quisiera pagar las nuestras en el mismo banco donde él es deudor). Ni Confucio, ni Buda, ni Mahoma ni ningún otro hombre sobre la tierra, aparte del Hijo de Dios hecho hombre, estuvieron libres de pecados, y ellos mismos estaban necesitados de un salvador.

“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR MUCHOS” (Mateo 20:28).
¡BUENAS NOTICIAS!, Jesús vino a dar su Vida por las nuestras. Jesús tenía algo que ofrecer: una vida sin pecado, limpia y santa.

Maravilloso Jesús, que no vino para que le sirviésemos, sino para servirnos.

El plan de Dios era este: Poner sobre su amado Hijo nuestra culpabilidad, nuestra condición de pecadores. Poner en Jesús todas y cada una de las malas acciones de la humanidad y hacer venir sobre El su justo juicio, redimiéndonos (Comprándonos) para Si con la preciosa sangre del Salvador Jesús.

Para hacerlo, Dios, que es perfecto en todas las cosas, tuvo que hacer que Aquel Verbo (Palabra) que le expresa totalmente, de tal manera que es la imagen misma de su Naturaleza y el resplandor de su Gloria, Aquella Palabra que era Dios desde el principio, tomara forma de hombre:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días NOS HA HABLADO POR EL HIJO, a quien constituyó heredero de todo, y por Quien asimismo hizo el universo; el Cual ES EL RESPLANDOR DE SU GLORIA, Y LA IMAGEN MISMA DE SU SUSTANCIA” (Hebreos 1:1-3).
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, Y EL VERBO ERA DIOS. (...) y Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.” (Juan 1:1, 14).
Jesús, el Hijo de Dios, que era Uno con Dios desde antes del principio de todas las cosas, que es Dios, se hizo un hombre como tú y como yo para presentarse a si mismo como representante de toda la humanidad; no pudo ser una nueva creación en el sentido de un nuevo Adán, porque entonces no hubiera pertenecido a esa primera humanidad (a la cual pertenecemos todos) que pecó (en Adán) y no hubiera tenido derecho a presentarse como nuestro representante ante el juicio de Dios. No hubiera pertenecido “biológicamente” (y excusa, querido lector, la terminología) a esta humanidad caída y no serviría como representante de ella.

Los profetas dijeron que el Hijo que NOS ha nacido se llamaría “Emanuel”, esto es, “Dios con nosotros”, pero observa que dice “NOS” ha nacido, a “nosotros”, de nuestra misma carne, de nuestra misma humanidad (Lee Isaías 7:14 y 9:6). Dios escogió a una joven virgen judía: María, y esta fue la verdadera madre de Jesús de la cual Este tomó su naturaleza humana. No tuvo padre humano para quedar limpio del pecado inscrito en la sangre de la humanidad desde el pecado de Adán, el primer padre. En este sentido si fue nacido como un acto soberano de Dios, por la obra del Espíritu Santo, de manera similar al primer Adán, y su sangre quedó limpia, pura y santa, preparada para ser derramada por nosotros.

Jesús pasó todos los aspectos del hombre: Niñez, adolescencia, madurez; siendo lo más interesante el hecho de que participó de nuestra capacidad y posibilidad de elección. Jesús fue tentado porque como hombre tenía una capacidad de elegir pecar, pero no escogió el pecar.

Jesús, el que la Biblia llama el “Segundo Adán”, escogió ante la tentación el no pecar, a diferencia del primer Adán que escogió pecar. Jesús fue tentado en todo: como niño fue tentado como los niños son tentados, como adolescente fue tentado como lo son los adolescentes, y como adulto de la manera en que los adultos son tentados, pero a diferencia del resto de los seres humanos, no cometió ni un solo pecado. Su vida fue un éxito y una victoria total cada día, a cada instante. Su triunfo sobre la cruz al derrotar a la muerte, fue el fruto de una vida de victoria en lo cotidiano. Nunca usó de sus atributos Divinos para esto, sino que el éxito estuvo en una vida de sumisión a la voluntad del Padre bajo la Santa Unción del Espíritu Santo. Puedes estar agradecido a Jesús que hizo esto en tu lugar, El si se comportó como un verdadero hombre, y no como ese “pelele” con aspecto enfermizo y afeminado que nos han querido pintar en los cuadros religiosos. Jesús es el verdadero modelo de humanidad y hombría.

“Porque hay un solo Dios, y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos.” (1ª Timoteo 2 :5-6).
No hay ningún otro mediador válido entre Dios y los hombres que nuestro Señor Jesucristo, y esto es una realidad enfática en la Escritura, que las diversas religiones del mundo han tratado de ocultar. Ni líderes religiosos, por muy buenos y santos que nos puedan parecer; ni gurús; ni santos; ni “vírgenes”; ni nadie más que Jesús de Nazaret. Se enfatiza en esta escritura la humanidad de Jesús y que es mediador como hombre en nombre de toda la raza humana ante Dios.

No era Dios quien debía reconciliarse con el hombre, sino el hombre quien debía reconciliarse con Dios. Era el hombre quien debía venir a justificarse ante Dios y arreglar cuentas con El; por ello la única forma de mediación era que Jesús se diera a si mismo como pago por todos nosotros.

EL ACTO DE LA JUSTIFICACION CONSISTE EN ESTO: Como vimos en Apocalipsis hay dos libros, uno de ellos contiene todas y cada una de las acciones cometidas por los hombres: Este libro es el que nos acusa; el otro libro es la Ley de Dios, que nos condena a muerte a causa de las cosas escritas en el primer libro: acusaciones y decretos contra nosotros que nos son desfavorables.

Lo que Jesús hizo al ir a la cruz del Gólgota a morir fue tomar el libro que nos acusaba donde estaban escritos todos nuestros pecados e inmundicias y se identificó totalmente con nuestros pecados, de manera que así, como nuestro representante, todos y cada uno de los pecados de cada ser humano que ha vivido, vive y vivirá sobre la faz de la tierra, fueron puestos sobre Jesús: El tomó nuestros pecados.

En esta condición, llevando nuestros pecados y transgresiones contra la Ley de Dios, se presentó ante el Trono del Juicio de Dios, donde a causa de estos pecados fue separado de la comunión con Dios (Ya hemos visto que son nuestros pecados los que nos separan de Dios, por eso Jesús gritó en la cruz: “¡Dios mío, Dios Mío! ¿Porqué me has desamparado ?”). Ante ese trono Dios le trató en función de nuestros pecados. ¡En Jesús Dios te estaba juzgando a ti, a mi y a toda la humanidad! Las acusaciones por cada uno de nuestros pecados fueron puestas contra Jesús, y por ello Jesús no respondió ni abrió su boca, porque no tenía ni podía alegar nada en su defensa (Isaías 53:7). Cada acusación tenía un único veredicto: ¡Culpable!, ¡culpable!, ¡culpable!... y una única y terrible condena ¡Digno de muerte!, ¡Digno de muerte!, ¡Digno de muerte!... (Recuerda que Dios dijo que la paga del pecado es la muerte, lee otra vez Génesis 2:17 y Romanos 6:23). Por ello Jesús murió (Recuerda que la muerte es separación de Dios, que es la Vida, y no “dejar de existir”). Jesús descendió al reino de la muerte, que es el reino de satanás, y allí estaba, esta vez sin nuestros pecados, que ya habían sido pagados y castigados.

En esa condición Jesús tenía algo que nadie más tenía y que solamente El podía dar: SU VIDA SANTA, JUSTA E INOCENTE. Así, al tercer día, Dios el Padre proclamó sobre ese representante de todos nosotros que es Jesús, a causa de su vida inocente, UN JUICIO DE JUSTIFICACION, DE INOCENCIA, y... ¡JESUCRISTO RESUCITO DE ENTRE LOS MUERTOS TAMBIEN COMO NUESTRO REPRESENTANTE!!! Jesús volvió a la vida.

Ese Glorioso y bondadoso Jesús, que nos recibió tal y como éramos, con nuestros pecados e iniquidades y que tomó nuestros pecados, vino a identificarse con lo que nosotros éramos, para que ahora, si lo recibimos a El, nosotros vengamos a ser lo que El es: JUSTOS DELANTE DE DIOS. Los libros de acusaciones quedan clavados en la cruz y nuestros nombres son escritos en el LIBRO DE LA VIDA. Podemos ir ante Dios sabiendo que aunque la Ley sigue ahí y no ha cambiado, el libro que nos acusaba ha sido borrado ya que hubo Uno que lo hizo posible derramando su propia sangre. Tú puedes ir ante Dios con la posición de NO CULPABLE.

Quien no recibe por medio de la fe este don gratuito de Dios, tendrá un día que dar cuentas y responder de si mismo ante el Trono del Juicio de Dios.

Si ahora habiendo aceptado a Jesús eres libre ante Dios, puedes ser libre ante los hombres y ante el diablo que te acusaba. Dios te ha dado su Palabra de que no tendrás que pasar más por el juicio. Su trono no será más un trono de condenación y juicio, sino Un Trono de Gracia y Misericordia.

Por ello los cristianos predicamos este Evangelio (Buena noticia):

“Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si CONFESARES CON TU BOCA QUE JESUS ES EL SEÑOR, Y CREYERES EN TU CORAZON QUE DIOS LO LEVANTO DE LOS MUERTOS, SERAS SALVO. PORQUE CON EL CORAZON SE CREE PARA JUSTICIA , PERO CON LA BOCA SE CONFIESA PARA SALVACION” (Romanos 10:8-9).
Para recibir este don gratuito no hay que hacer duros esfuerzos en nuestras propias fuerzas, ni penitencias ni procesiones, ni encender velas, leer mucho la Biblia, orar o rezar mucho ni nada similar; tan solo debes aceptar la salvación gratuita de Dios por medio de la fe, que no es sino poner tu confianza en El, hacer a Dios digno de crédito (la fe no es, como predican algunos herejes una “fuerza”), tomar el compromiso con Dios de hacer de Jesús tu Señor y tu Justicia. La salvación es un don inmerecido que recibimos por la gracia y la bondad de Dios. Es gracia sobre gracia ya que no solo recibimos algo que no merecíamos de una manera gratuita, sino que además recibimos algo que de ninguna forma nosotros hubiésemos podido ganar.

“Porque por GRACIA sois Salvos POR MEDIO DE LA FE; y esto no de vosotros, PUES ES DON DE DIOS; NO POR OBRAS, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10)
Es una gran ofensa a Dios y una herejía pensar y predicar que nosotros podemos añadir algo a la obra perfecta y consumada de Cristo en la cruz del Calvario: Pagar dinero para comprar la salvación, ser “religiosos”, castigar nuestro cuerpo con penitencias, hacer un montón de rezos o encender un montón de velitas o cosas similares. Los líderes de las religiones que niegan esto, y que impiden a las gentes del pueblo entrar en el Reino de los Cielos, se llamen como se llamen, o presenten la apariencia de piedad que presenten, bajo ropas especiales o actitudes religiosas, tendrán que dar cuenta por ello ante Dios en el día del Juicio Universal.

“Mirad que NADIE OS ENGAÑE por medio de filosofías y huecas sutilezas, SEGÚN LAS TRADICIONES DE LOS HOMBRES, conforme a los rudimentos del mundo, Y NO SEGÚN CRISTO. Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, Y VOSOTROS ESTÁIS COMPLETOS EN EL, que es la cabeza de todo principado y potestad. En El también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la circuncisión de Cristo; sepultados con El en el bautismo, en el cual FUISTEIS TAMBIÉN RESUCITADOS CON EL, MEDIANTE LA FE EN EL PODER DE DIOS QUE E LEVANTÓ DE LOS MUERTOS. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, OS DIÓ VIDA JUNTAMENTE CON EL, PERDONÁNDOOS TODOS LOS PECADOS. Anulando el ACTA DE LOS DECRETOS QUE HABÍA CONTRA NOSOTROS, QUE OS ERA CONTRARIA, QUITÁNDOLA DE EN MEDIO Y CLAVÁNDOLA EN LA CRUZ” (Colosenses 2:8-15)
Te animo a que leas los versículos siguientes a los escritos en esta fracción de la carta del apóstol Pablo a los Colosenses.

CAPÍTULO VI: EL NUEVO NACIMIENTO: Santificación y comentarios finales:

“Porque NO ME AVERGÜENZO del Evangelio, porque es PODER DE DIOS PARA SALVACION A TODO AQUEL QUE CREE: Al judío primeramente, y también al griego. Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito : MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA” (Romanos 1:16-17).
La justicia de Dios es revelada por el Evangelio, que es la capacidad y el poder de Dios para salvación, ya que al oír este anuncio, es a nosotros a los que nos toca hacer una elección. Dios no obliga a nadie a aceptar la vida, sino que la pone ante nosotros y nosotros somos los que cerramos o abrimos nuestro corazón a su ofrecimiento. Es una decisión personal. Nadie puede escoger por otra persona, por ello el haber sido bautizado de niño no salva a nadie ni significa nada en este aspecto, aunque fuese realizado con la mejor de las voluntades. Solo somos salvos si queremos serlo, y así lo decidimos personalmente.

Del mismo modo la vida cristiana es un compromiso constante con Jesús y su obra aquí en la tierra: La Iglesia. Es una elección diaria de estar sometido a El. Una decisión que únicamente nos toca y corresponde tomar a nosotros.

“De modo que si alguno está en Cristo, NUEVA CRIATURA ES; LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUI TODAS SON HECHAS NUEVAS. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió con sigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconcilias con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, PARA QUE NOSOTROS FUESEMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN EL” (2ª Corintios 5: 17.21).
Aquí se nos subrayan dos hechos fundamentales: Por un lado que Dios ha hecho de nosotros embajadores de Cristo para predicar y dar nuestros esfuerzos en el ministerio de la reconciliación por medio de la Iglesia. Por otro lado se menciona un hecho más profundo aún que el recibir perdón, es el hecho de que Dios ha cambiado nuestra vieja naturaleza por una nueva. Por ello el hombre para ser salvo y ver el Reino de Dios debe nacer de nuevo.

“Respondió Jesús y le dijo: DE CIERTO, DE CIERTO TE DIGO, QUE EL QUE NO NACIERE DE NUEVO, NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS” (Juan 3:3).
El hombre necesita recibir un nuevo corazón, no podemos estar en Cristo sin ser una nueva creación. Puedes ir a la iglesia regularmente, haber nacido en una familia cristiana, leer la Biblia u orar, pero sin nacer de nuevo, no puedes ver el Reino de Dios.

Cuando recibes a Cristo, por medio de su Espíritu Santo que viene a morar en ti, tú eres creado de nuevo, dejas de ser el “viejo” Pedro o Juan, o María ; y pasa a ser una nueva persona, pero no es un cambio externo en primer lugar, sino un cambio en tu espíritu, que de estar muerto y entenebrecido, recibe la vida de Dios que es Cristo. Cuando el corazón de la persona es cambiado, poco a poco ese cambio se irá reflejando en el exterior: Tu forma de hablar, tu forma de vestir, de pensar etc. comienzan a cambiar conforme a la nueva criatura que tú eres en tu interior. La religión y el fariseismo han pervertido esto diciendo a la gente que hay que vestirse de manera extraña o hablar con un tono de voz especial (de “santito”) y cumplir extraños rituales para ser “santo”. El Evangelio como ves, querido amigo, poco o nada tiene que ver con la religión, sino que habla más bien de una relación con Dios.

"Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre ! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” (Romanos 8 :15-16).
Has recibido una nueva identidad: Eres un Hijo de Dios. Ya no eres más un “Hijo de ira” como dice la Biblia que éramos antes (Lee Efesios 2:1-10), ni eres un hijo del diablo, como llamó Jesús a los fariseos que hacían las obras del diablo (el pecado). Ahora eres un digno hijo de Dios con la naturaleza de tu Padre morando en ti.

Del mismo modo que vimos que la Ley de Dios era un reflejo de su naturaleza santa, la nueva vida que Dios te ha dado por medio de la Nueva Alianza en Jesús, es la mismísima Naturaleza de Dios. Recuerda lo que nos decía el apóstol Pedro en su segunda epístola (Lo leímos al principio de este estudio en la introducción), que hemos sido hechos copartícipes de la Naturaleza Divina. La Vida de Dios y la Ley de Dios son una misma cosa, la Ley, reflejo de Dios, es escrita en tu corazón.

“TODAS las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado PRECIOSAS Y GRANDISIMAS PROMESAS, PARA QUE POR ELLAS LLEGASEIS A SER PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA” (2ª Pedro 1:3-4).
Cuando naces de nuevo, es tu espíritu (En el griego original “Pneuma”, literalmente: “Viento”, “Aliento”, esto es, la Vida de Dios) el que lo hace: es una obra que está consumada y acabada. Sin embargo Dios continua operando por medio de Cristo en tu alma (En el griego original “Psyké”, literalmente “Soplo”, “Ser Vivo”, esto es, Voluntad, Inteligencia y Emociones), es el proceso de la santificación por el cual tu vana manera de pensar y de actuar, conforme al hombre viejo es transformada por la Palabra y el Espíritu Santo. Por último esta obra será consumada en la redención final de tu cuerpo, cuando en la resurrección o en la venida de Cristo, recibas un cuerpo de gloria.

La obra de Jesús es completa y se desarrolla en el cristiano nacido de nuevo de este modo que acabamos de ver, por eso verás que aún siendo salvo y nacido de nuevo, podrás pecar en alguna ocasión -Ser cristiano no es ser “perfecto”-, o que malos hábitos del pasado te querrán volver a esclavizar. Tú debes entender que el proceso de santificación de tus pensamientos, hábitos, costumbres etc. requiere una consagración a Dios por medio del estudio de la Palabra, de la oración, de la vida de Iglesia en comunión con tus hermanos, todo ello sobre el fundamento de que ya eses salvo y santo por medio de Jesús, y de que Dios no te va a aceptar más o menos de lo que ya ha hecho por medio de Jesús.

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.” (Juan 2 :1).
En los primeros versículos de la primera epístola del apóstol Juan, se nos habla del Poder de la sangre de Jesús, un poder superior al terrible poder del pecado. Por medio de este poder podemos vivir una vida cristiana con una buena conciencia, sabiendo que en esta carrera hacia la meta habrá obstáculos que querrán ponerse en nuestro camino. En el proceso de santificación de nuestras vidas, podemos cometer errores y pecar, por ello el mismo Dios nos dice que si andamos en luz (esto es, somos honestos con Dios y reconocemos nuestros errores y pecados), La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado (lee el primer capítulo de 1ª de Juan). Nuestros cuerpos aún no han sido transformados, por ello aún están sujetos a deseos que si bien en principio son lícitos, han sido pervertidos y sacados de quicio por el diablo, la carne y el mundo, pero viviendo por el Espíritu y no por la carne, podemos llevar una vida victoriosa.

Confesar nuestros pecados no es una fórmula mágica o religiosa; hemos de ser guiados por nuestra conciencia iluminada por la convicción del Espíritu Santo. Una vez convencidos de nuestra falta entonces es cuando vamos a Dios y somos honestos con El. El conoce nuestras debilidades y nuestras motivaciones, podemos declararle con confianza lo que hemos hecho y porqué lo hemos hecho sin tratar de excusarnos. Dios nos perdona y olvida nuestro pecado al mirar a la obra de Jesús en nuestro lugar (recuerda que tu justicia delante de El es la que Cristo te ha dado). Puedes pedirle ayuda para cambiar y ser mejor con tus semejantes. Esto es andar en luz con Dios. El es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad.

Querido amigo o amiga, es mi deseo y oración que estas cosas que te he explicado aquí de forma básica y seguramente torpe, cobren vida y sentido en ti, con la ayuda del Espíritu Santo. Así sea con tu vida. Amen.

J. P. V. © cristianismo-primitivo.org/.net/.com

QUIENES ERAN LOS CISTIANOS PRIMITIVOS?

"¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido" (Eclesiastés 1:9-10)

Alexámeno adora a su Dios

Alexámeno adora a su dios...

Este "graffiti" burlesco contra un cristiano llamado Alexámeno, data del siglo II y se encontró en una pared de unas ruinas de Roma, una escuela de pajes anexa al palacio de Nerón.

Representa a un cristiano llamado Alexámeno adorando a un crucificado con cabeza de burro (Los paganos creían que judíos y cristianos adoraban a un dios con cabeza de asno).

Debajo de la imagen está escrito "Alexámeno adora a su Dios" y cerca alguien escribió -quizá el mismo Alexámeno del que se querían burlar:

"Alexámeno fiel".

"Hay una nueva raza de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero autoglorificándose con la común execreción: son los Cristianos." (Celso; "El Discurso Verdadero Contra los Cristianos" Pág.11 Alianza Editorial; Madrid 1988)

Así comienza, hacia el año 178 d.c., "El Discurso verdadero contra los Cristianos", una obra escrita por el filósofo griego de Alejandría Celso, que será el fundamento ideológico de algunas de las más duras persecuciones contra los creyentes en Jesús de Nazaret que se sucederán en los años siguientes.

¿Quiénes eran estos cristianos primitivos de los que tanto hablamos los "cristianos" del siglo XXI y de los que ignoramos casi todo?, ¿Cómo pensaban y cuál era su carácter, su forma de vivir la fe?, ¿Qué tipo de persona se dejaría despedazar por las fieras, o quemar viva, o cornear por un toro hasta la muerte, únicamente por no verter una pizca de incienso en un altar público, haciendo votos por la "salud del divino emperador"? ¿Con qué tipo de problemas se tuvieron enfrentar?

Esta pagina WEB trata de dar respuesta a estas y otras preguntas, tratando de obtener una enseñanza o moraleja para aquellos que en los umbrales del tercer milenio queremos seguir a Jesús, o nos llamamos cristianos.

El recorrido que haremos pasa por los cuatro primeros siglos de la historia del cristianismo. A este periodo se le llama también época o era Paleocristiana (básicamente la anterior al concilio de Nicea).

En el verano del año 325, convocados por un emperador romano: Constantino, los obispos de la cristiandad se reúnen en Nicea, para dilucidar sobre cuestiones de doctrina y acabar de una vez con las diferentes disputas teológicas y doctrinales que perturbaban en aquel tiempo a la Iglesia.

Como consecuencia de esta contemporización con un poder temporal que se permitía convocar concilios y que se valdrá del cristianismo como aglutinante para mantener la unidad del imperio unos siglos más, la iglesia comenzará un proceso de paganización y "romanización" que dará lugar pocos siglos después a la hoy conocida como Iglesia Católico-Romana.

A estas y otras interesantes cuestiones es a las que se trata de dar respuesta en estas paginas. No se trata de hacer una cronología del cristianismo primitivo, y si un sencillo estudio de ciertos temas de interés que a mi juicio son claves para entender el posterior desarrollo de la fe cristiana.

Prepárate para este interesante viaje.

Los Valdenses

Este artículo trata sobre estos tan ignorados cristianos evangélicos de la Edad Media, de más de 4 siglos antes de Lutero (contra las mentiras romanistas que afirman que el cristianismo evangélico nació de una escisión de Roma con este reformador), y de los cuales sus propios verdugos: los inquisidores de la iglesia católico Romana dijeron lo siguiente:

"Los herejes valdenses se distinguen por su comportamiento y el habla. Son impasibles y sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o indecorosos. No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven únicamente del trabajo artesano de sus manos. También sus maestros son tejedores y zapateros. No acumulan riquezas, sino que se contentan con lo necesario para vivir. Comen y beben con moderación, no frecuentan posadas ni van a bailes u otros lugares de mala reputación. Son lentos para la ira. Son trabajadores, se dedican a aprender y a enseñar. Les reconocerán por su manera de hablar: con cordura y veracidad. No difaman, no hablan con palabras vulgares o vacías. Evitan toda expresión que pueda ser mentirosa o de juramento. No dirán "sinceramente" o "de verdad", sino que se limitarán a decir "si" o "no". Según ellos hacen así porque Jesús lo ordenó en Mateo 5:37(Passauer Anonymus).
El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención." ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

A continuación una respuesta a afirmaciones hechas en los foros de discusión de religión en Internet por parte de una persona que se hacía llamar C.C. (Cristiano católico) donde llega a decir que si los Valdenses sufrieron tantas matanzas por parte de la ICAR (Iglesia católica) es casi porque se lo merecieron (por ser "enemigos de Roma"). Más abajo hay algunas preguntas y respuestas del citado C.C.
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@Lyonensis.com> escribió en el mensajenews:3f54f4c7$0$27053$626a54ce@news.free.fr...
Olvidados por los siglos, quizá a alguien le interese esta historia... (más abajo se habla de ellos en España)

(Con la esperanza de que C.C. al menos reflexione)
PEDRO WALDO Y LOS VALDENSES

El movimiento evangélico de la Edad Media recibió un valioso refuerzo con la conversión de Pedro Waldo debido,a la impresión que le produjo la muerte repentina de un amigo con el cual estaba conversando. Dicho incidente hizo que este rico comerciante, dejando sus negocios, pensara solo en la salvación de su alma.

Un sacerdote a quien preguntó sobre el asunto le respondió que había varias maneras de salvar el alma, pero que la más segura era poner en práctica las palabras de Jesús al joven rico: -Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Se cree que el cura lo dijo con ironía, por que Waldo era un hombre muy rico; pero éste, que estaba decidido a conseguir la salvación a todo coste, lo cumplió al pie de la letra. Su gran acierto fue que, en lugar de ir a profesar el voto de pobreza en un convento, resolvió deshacerse de sus bienes, empleándolos él mismo para beneficio de los pobres y la extensión del Reino de Dios.

Consideró que era una obra muy buena a los ojos de Dios el mandar traducir y poner en manos del pueblo las Sagradas Escrituras. Hizo escribir a mano muchas copias que eran llevadas por cristianos fieles de un pueblo a otro.

El clero empezó a mirar con recelo a aquellos hombres humildes que, de dos en dos, descalzos y pobremente vestidos, con el volumen sagrado en la mano, iban predicando la Palabra de Dios, y el arzobispo Guichard les prohibió predicar.

 Pedro Waldo apeló al papa esperando que su justa causa sería reconocida, y compadeció con uno de sus colaboradores ante el Concilio de Letrán en marzo del año 1179, El papa los trató amablemente pensando que los pobres de Lyon, como les llamaban, permanecerían dentro de la Iglesia Católica, quedando convertidos en una orden monástica y, según testimonios que tenemos de sus jueces, los hallaron muy piadosos y austeros en su modo de vivir, pero ignorantes -según ellos- e incapaces de predicar. Esto fue porque, en lugar de examinarlos sobre las Sagradas Escrituras y las doctrinas más claras y evidentes del Cristianismo, les interrogaron, en Lenguaje filosófico, sobre la Santísima Trinidad, las dos naturalezas de Cristo, y otras cosas que los Concilios habían tratado de resolver y establecer como dogmas, sin pensar que Dios tiene derecho a reservarse algunos misterios, sin revelárnoslos, hasta aquel día en el cual seremos capaces de comprender todas las cosas.

Vueltos a Lyon, resolvieron que debían predicar el Evangelio con sencillez, porque era menester obedecer a Dios antes que a los hombres, y se lanzaron a la obra, desafiando la persecución. Esto les unió a sus hermanos los antiguos paulicianos -descendientes de los cristianos primitivos-, a los pedrobrusianos y enriquistas, y todos juntos vinieron a formar la Iglesia Evangélica Valdense, que subsistió y se extendió por toda Europa durante varios siglos antes de que apareciese la Reforma.

El edicto de excomunión que se extendió contra ellos en el año 1181 les obligó a salir de Lyon, lo que fue tan beneficioso para la causa del Evangelio como lo había sido la primera persecución que vino a la iglesia cristiana de Jerusalén, la cual obligó a los primeros cristianos a extenderse por todo el mundo antiguo predicando el Evangelio.

Pedro Waldo  huyendo d  la intolerancia llegó hasta Bolonia (hoy Polonia) en la misma frontera de Rusia donde murió el año 1217 después de cincuenta y siete años de servicio para el Señor.

Los Valdenses en España

Animados por su celo misionero los valdenses recorrieron el sur de Alemania, Suiza y Francia llegando a España donde formaron grupos de cristianos disidentes de Roma en las provincias del Norte, y sobre todo en Cataluña.

El hecho de que dos concilios y tres  reyes se hayan  ocupado  de expulsarlos de nuestra patria  demuestra que su número tenía que ser considerable.

El clero impotente para detener el avance y, alarmado, pidió al papa Celestino III que tomase medidas en contra del movimiento. El papa mandó un delegado en el año 1194 que convocó la asamblea de prelados y nobles en Mérida asistiendo personalmente el mismo rey Alfonso II quien dictó el siguiente decreto:

"
Ordenamos a todo valdense que en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden cualquiera que desde hoy se permita recibir en su casa a los susodichos valdenses asistir a sus perniciosos discursos o proporcionarles alimentos atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del delito de lesa majestad; además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables sepa que si los ultraja los maltrata o los persigue no hará con esto nada que no nos sea agradable."
Desde entonces la persecución se hizo sentir con violencia, y en una sola ejecución 114 valdenses fueron quemados vivos y sus cenizas echadas al río Ter en Gerona. Sin embargo, muchos lograron esconderse y seguir secretamente la obra de Dios en el reino de León, en Vizcaya y en Cataluña, pues al contrario de lo que decretaba la orden real, les Veían con costumbres austeras y anunciando tan Claramente las Buenas Nuevas de salvación, bien afirmadas en textos de la Sagrada Escritura, que hasta Se menciona al obispo de Huesca, uno de los más notables prelados de Aragón como protector decidido de los perseguidos Valdenses.

Pero las persecuciones contra ellos no cesaron, llegando a su apogeo por el año 1237, cuando 45 de ellos fueron arrestados en Castellón y 15 de ellos quemados vivos en la hoguera.

En Alsacia y Lorena hubo desde el año 1200 tres grandes centros de actividad misionera. En Meta, el barba (pastor) Crespin y sus numerosos hermanos confundían al obispo Beltrán quien en Vano se esforzaba por suprimirlos. En Estrasburgo los inquisidores mantenían siempre el fuego de la intolerancia contra 1a propaganda activa que hacía el barba Juan y más de 500 hermanos que componían la iglesia perseguida de aquella ciudad.

En Bohemia, donde pedro Waldo terminó su gloriosa carera, 1os resultados de la obra Misionera valdense fueron fecundos. A mediados del Siglo XIII el inquisidor de passau nombraba 42 poblaciones donde los valdenses habían echado raíces; y en Austria, a principios del siglo xIv, el inquisidor Krens hacía quemar 130 valdenses. Se cree que el número de ellos en Austria no bajaba de 80.000.

En Italia 1os Valdenses estaban diseminados Y bien establecidos en todas partes de la península. Tenían propiedades en loS grandes Centros, Y un ministerio itinerante perfectamente organizado.  En Lombardía los discípulos de Arnaldo de Brescia gran opositor del papa a pesar de que nunca llegó a separarse de la Iglesia Católico-Romana y que fue quemado vivo en el año 1155- unían fácilmente a los valdenses cuando éstos les predicaban el Evangelio. En Milán poseían una escuela que era centro de una gran actividad misionera.

En Calabria se establecieron muchos valdenses del Piamonte  en el ano 1300 en Fuscaldo y Montecarlo. Habían conseguido cierta tolerancia y  les permitían celebrar secretamente sus cultos con tal de que pagaran los diezmos al clero.

 En tres de los valles del Piamonte  Lucerna Perusa y San Martín  los  Valdenses formaron  pueblos enteros en las primeras décadas del siglo XIII.

Estos datos históricos que poseemos de la abundante literatura producida por los Valdenses prueban de un modo irrefutable cuán  equivocada y absurda es la afirmación de la Iglesia Romana de  que el Protestantismo tuvo su origen en Lutero: Centenares de años antes de que se produjese el movimiento espiritual de la Reforma existían ya muchos miles de cristianos que no comulgaban con los dogmas de la Iglesia Católica Romana y eran tanto o más protestantes de los errores y abusos del Catolicismo que el famoso fraile sajón. (extracto de "Origen e Historia de las Denominaciones Cristianas" de Samuel Vila, Ed. CLIE, España)

"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com> escribió en el mensajenews:3f54c8f6$0$6192$626a54ce@news.free.fr...
Más gotas sobre los valdenses, para CC:

El abad de Citeaux, Arnaud Amalric, legado papal (de la "Iglesia de Cristo"  según C.C.), contestó la famosa frase: "Matadlos a todos; Dios reconocerá a  los suyos" al consultársele durante la toma de Béziers (Sudeste de Francia)  como distinguir a los "herejes" Valdenses del resto de la población.

Esta frase, bastante discutida por los historiadores revisionistas católicos  del siglo XXI, a mí me parece horriblemente probable: Puesto que de hecho no  hay duda histórica de que no dejó sobreviviente alguno -tampoco niños ni  mujeres- de una ciudad que tenía entonces 20.000 habitantes... no veo porqué  iba a tener escrúpulos por la brutalidad de una frase.

Ireneo

El siguiente comentario de "Cristiano Católico" da miedo 

"Cristiano Catolico" <santrinidad@xs4all.nl escribió en el mensajenews:3f536b90$0$58581$e4fe514c@dreader6.news.xs4all.nl...


 Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos...  En todos los tiempos de la historia la Iglesia ha tenido enemigos. los  Valdenses deben encontrarse entre ellos.  porque el que no esta con nosotros esta contra nosotros.


La respuesta vino así:
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com wrote in message
  news:3f5319f1$0$6215$626a54ce@news.free.fr...
  Hola C.C.
 
Amigo CC... ¿quien eres?

¿Merecían la muerte los Valdenses (Demuestras tu perfecta ignorancia al desconocer todo de ellos -estoy preparando algo para ilustrar a quien le interese-) por ser como tú dices "enemigos de la ICAR" -por predicar el Evangelio en el siglo XII-?

Te recuerdo lo algo que dijo Jesús:

"El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas.Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:35-37)

"Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, por nosotros está". (Marcos 9:38-40)

Te recuerdo que si tu "papa" Juan Pablo II les pidió perdón en Asís por todas las masacres cometidas por tu "verdadera iglesia de cristo" contra ellos, es porque el papa sabía la culpa de la ICAR (si no ¿a qué pedir perdón?).

Estás ciego, insultas el nombre de algunos de los mejores seguidores de Cristo de la historia, demuestras muy poca piedad y caridad... solo tu ignorancia te puede justificar.
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com escribió en el mensajenews:3f5319f1$0$6215$626a54ce@news.free.fr...
Hola C.C.

Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos (desde su aparcición en el siglo XII, aunque descienden de grupos anteriores que se remontan a la primitiva y verdadera Iglesia) por la llamada "Iglesia" Católico Romana. Tú los llamas rebeldes, pero ellos pagaron con su sangre -derramada por los verdugos de tu "iglesia"- su fidelidad a Cristo.

Juan Pablo II les pidió perdón en una reunión que tuvo con ellos.

Se unieron después a sus herm,anos protestantes ya que vieron que compartían la misma fe 8que es la única fe que siempre ha habido en el verdadero cristianismo).

Te dejo con la cita de uno de sus asesinos (el inquisidor de Passau):
El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en
todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención.
" ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

Dios te bendiga CC

<<

Más tarde este contertulio envió este otro artículo:

"Lito" <MiguelZZ@altg.net escribió en el mensaje
news:bj7i69$g3rq2$1@ID-196937.news.uni-berlin.de...
Aquí va otro artículo sobre los Valdenses

Saludos

Lito.

Los valdenses... ¿herejes, o buscadores de la verdad?

¿EL TIEMPO? El siglo doce de la era común... 200 años antes de la época de Wiclef y Hus y 300 años antes de Lutero. ¿El lugar? El sur de Francia y los valles alpinos de aquel país y del norte de Italia. ¿El marco de circunstancias? Una clase clerical rica y a menudo libertina mantiene en ignorancia, a propósito, a la gente común, la cual vive en la pobreza. Por toda Europa, la Iglesia Católica Romana ejerce la supremacía, pues es poderosa, opulenta y mundana.

En vivo contraste, hallamos un grupo de personas que se destacan en este fondo histórico. Creen que la Biblia es la Palabra de Dios y se esfuerzan por vivir en armonía con los principios justos de ella. Caminando en pares, estas personas suben las colinas y bajan los valles predicando y enseñando cualesquier verdades que hayan podido descubrir al leer las porciones de las Escrituras que están disponibles en el propio idioma de ellas. Debido a esto, se les persigue como a herejes, y muchas de ellas pierden la vida. ¿Quiénes son?

En Francia se les llegó a conocer por el nombre de Vaudois. Los que perseguían a estas personas las llamaban, en latín, valdenses, nombre que se mantiene así en español.

PRECURSORES

Los historiadores católicos y protestantes no concuerdan en cuanto a los orígenes de los valdenses. Los primeros quisieran convencernos de que lo que ellos llaman la "secta herética" de los valdenses era un fenómeno aislado que surgió repentinamente a fines del siglo doce bajo la dirección de un francés de Lyón llamado Valdès o Valdo. En cambio, muchos protestantes afirman que los valdenses constituyen un eslabón en la cadena continua de disidentes que surgieron entre la época del emperador Constantino (cuarto siglo de la E.C.) y los reformadores protestantes del siglo dieciséis. Estos protestantes opinan que el nombre valdenses se deriva de la palabra latina vallis, que significa "valle," y se refiere al hecho de que aquellos disidentes a quienes se perseguía con persistencia como herejes se vieron obligados a refugiarse en los valles alpinos de Francia e Italia.

Claro, los historiadores católicos rechazan esta explicación protestante, pues no la consideran histórica. Pero al afirmar que los valdenses aparecieron repentinamente en la escena de la historia medieval bajo la dirección de Valdès o Valdo la Iglesia Católica está minimizando el patente hecho histórico de que hubo muchos otros disidentes antes de que Valdo comenzara a predicar a fines de los años setenta del siglo doce. La verdad parece ser que Valdo y sus asociados llegaron a ser un punto de reunión para grupos similares de disidentes, algunos de los cuales habían estado en existencia por largo tiempo.

A la Iglesia Católica le gustaría que olvidáramos que había semillas de descontento entre los suyos muchos años antes de que apareciera Valdo. Por ejemplo, el obispo Agobard de Lyón, Francia (779-840 de la E.C.), atacó vigorosamente la adoración de imágenes, el dedicar iglesias a santos y la liturgia eclesiástica que no estaba en armonía con la Biblia.

Al otro lado de los Alpes, en Turín, Italia, un contemporáneo de Agobard, el obispo Claudio, adoptó una posición similar. Condenó las oraciones dirigidas a los santos, la veneración de reliquias y de la cruz y, en general, rechazó la tradición eclesiástica debido a que ésta iba en contra de las Escrituras. A Claudio de Turín se le ha llamado "el primer reformador protestante."

En el siglo once, el arcediano Bérenger, o Berengarius, de Tours, Francia, que, según se dice, era uno de los teólogos más influyentes de su tiempo, se opuso al dogma de la transubstanciación y sostuvo que el pan y el vino que se utilizan durante la conmemoración de la muerte de Cristo son emblemáticos y no se transforman milagrosamente en el cuerpo y la sangre de Cristo. También sostuvo que la Biblia era superior a la tradición. Bérenger fue excomulgado por herejía en 1050.

Al mismo principio del siglo doce, dos hombres se destacan en Francia como disidentes notables. Fueron ellos Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. El primero comenzó su vida adulta como sacerdote en los Alpes al sudeste de Francia. Al poco tiempo abandonó el sacerdocio porque no estaba de acuerdo con la Iglesia sobre doctrinas importantes como el bautismo de infantes, la transubstanciación, las oraciones para los muertos, la adoración de la cruz y la necesidad de tener edificios que sirvan de iglesias. Después de ser expulsado de la diócesis de los Alpes meridionales, predicó directamente a la gente por todo el sur de Francia e hizo muchos discípulos. Al fin fue quemado en la hoguera en St. Gilles en 1140.

Enrique de Lausana, a quien también se llama Enrique de Cluny, continuó la obra de Pedro de Bruys. Enrique era monje y ya en el año 1101 había empezado a hablar denodadamente en contra de la liturgia eclesiástica, el clero corrupto de aquel entonces y el sistema de una jerarquía religiosa. Sostenía que la Biblia era la única norma para la fe y la adoración. Empezó a predicar en Le Mans, y cuando se le expulsó de allí, continuó su obra misional por todo el sur de Francia y con el tiempo se encontró con Pedro de Bruys. En 1148 se le arrestó y se le puso en prisión, donde pasó el resto de su vida. Pero las ideas de estos hombres se propagaron como un reguero de pólvora desde el sur de los Alpes hasta el Mediterráneo y de un extremo al otro del sur de Francia hasta el Golfo de Vizcaya.

VALDO Y LOS "POBRES DE LYÓN"

Dentro de este ambiente histórico apareció un laico en la escena en Lyón, Francia. No se sabe nada en cuanto al nacimiento de este hombre, que según se dice ocurrió alrededor de 1140 de la E.C. Hasta cierto grado, aun su nombre es un misterio, pues se deletrea Valdès, Valdo o Waldo. El nombre Pierre, o Pedro, no aparece en ningún manuscrito que esté fechado antes de 1368. Se cree que en años posteriores sus discípulos le dieron el nombre, para indicar que él era un imitador más digno del apóstol Pedro que los papas de Roma, que afirman ser los sucesores de Pedro.

Valdo era un comerciante adinerado de Lyón. Estaba casado y tenía dos hijas. Siendo hombre devoto y católico practicante, pidió a un amigo teólogo que le diera consejo de las Escrituras en cuanto a lo que debía hacer para agradar a Dios. En respuesta, su amigo citó Mateo 19:21, donde Jesús dijo al joven rico: "Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor."

Valdo tomó a pecho este consejo. Después de proveer para el sustento de su esposa y colocar a sus dos hijas en un convento, comisionó a dos sacerdotes, Etienne d'Anse y Bernard Ydros, para que tradujeran los Evangelios y otros libros de la Biblia al idioma vernáculo que se hablaba en las provincias de Provenza y Dauphiné en el sudeste de Francia. Entonces distribuyó el resto de sus posesiones entre los pobres y se puso a estudiar la Palabra de Dios. Además, predicó en las calles de Lyón, invitando a los habitantes a que despertaran espiritualmente y regresaran al cristianismo bíblico.

Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores. Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces la iglesia había impedido que se tradujera la Biblia a otro idioma con la excepción del latín. Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el idioma de la gente común. Se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyón."

Esta predicación laica incitó la ira del clero. En 1179 el papa Alejandro III prohibió a Valdo y sus seguidores predicar sin el permiso del obispo local. Como era de esperar, el obispo Bellesmains de Lyón rehusó dar su consentimiento. Los registros históricos indican que, ante esta proscripción, Valdo respondió a la jerarquía usando las palabras de Hechos 5:29: "Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres."

Valdo y sus asociados continuaron predicando. Así, en 1184 el papa Lucio III los excomulgó, y el obispo de Lyón los expulsó de la diócesis. Resultó algo parecido a lo que ocurrió cuando los primeros cristianos fueron echados de Jerusalén. Acerca de ellos, la Biblia declara: "Los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra."-Hech. 8:1-4.

Estos disidentes del siglo doce se refugiaron en los Alpes y por todo el sur de Francia, y enseñaban la Biblia a medida que iban de un lugar a otro. Sin duda se toparon con otros grupos disidentes, como los seguidores de Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. Al cruzar los desfiladeros de los Alpes en dirección al norte de Italia, se encontraron con grupos de disidentes que ya existían en los valles del Piamonte y de Lombardía. Estos grupos de disidentes con orientación bíblica, que luego llegaron a conocerse por toda Europa como valdenses, deben distinguirse de grupos "herejes" contemporáneos, como los cátaros y los albigenses, cuyas doctrinas estaban basadas más en la filosofía persa que en la Biblia. Los registros históricos muestran que para principios del siglo trece podían hallarse valdenses no solo en el sur de Francia y el norte de Italia, sino también en el este y norte de Francia, en Flandes, en Alemania, en Austria y hasta en Bohemia, donde se dice que Valdo murió en 1217.

EN BUSCA DE LA VERDAD BÍBLICA

Sea que Valdo mismo haya sido el fundador de los valdenses o no, a él se le tiene que dar el crédito por haber tomado la iniciativa de hacer traducir la Biblia del latín a las lenguas vernáculas que en aquel entonces hablaba la gente común a quienes él y sus asociados predicaban. Además, debe recordarse que eso ocurrió unos 200 años antes de que Wiclef tradujera la Biblia para los disidentes que hablaban inglés.

La posición básica de los valdenses primitivos era que la Biblia es la única fuente de la verdad en lo que tiene que ver con la religión. En un mundo que estaba comenzando a salir de lo que se ha llamado la "Edad del Oscurantismo," ellos buscaron a tientas la verdad cristiana. Evidentemente hicieron lo mejor que pudieron con los cuantos libros de las Escrituras Hebreas y Griegas que poseían en un idioma que podían leer y comprender.

No obstante, los valdenses primitivos comprendieron la Biblia lo suficientemente bien como para rechazar la adoración de las imágenes, la transubstanciación, el bautismo de infantes, el purgatorio, el culto de María, las oraciones a los santos, la veneración de la cruz y de las reliquias, el arrepentimiento de última hora, la confesión a los sacerdotes, las misas para los muertos, las indulgencias papales, el celibato sacerdotal y el uso de armas carnales. También rechazaron el uso de imponentes y elegantes edificios religiosos y consideraban que "Babilonia la Grande, la madre de las rameras," era la Iglesia de Roma, e invitaban a sus oyentes a huir de ella. (Apoc. 17:5; 18:4) ¡Todo esto lo hicieron a fines del siglo doce y a principios del siglo trece!

En su obra de predicar, los valdenses primitivos enseñaban la Biblia y daban mucha importancia al Sermón del Monte y al padrenuestro, en los cuales se muestra que el reino de Dios es lo que se debe buscar primeramente y lo que se debe pedir en oración. (Mat. 6:10, 33) Sostenían que cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, que poseyera suficiente conocimiento de la Biblia estaba autorizado para predicar las "buenas nuevas." Además, consideraban a Jesús como el único mediador entre Dios y el hombre. Puesto que Jesús había muerto una vez para siempre, ellos sostenían que un sacerdote no podía reanudar este sacrificio por medio de celebrar una misa. Los valdenses primitivos conmemoraban la muerte de Cristo, utilizando pan y vino como símbolos.

LA PREDICACIÓN RESULTA EN PERSECUCIÓN

Los valdenses primitivos sostenían que no era necesario ir a una iglesia para adorar a Dios. Celebraban reuniones clandestinas en establos, hogares particulares y dondequiera que pudieran hacerlo. Durante estas reuniones estudiaban la Biblia y preparaban nuevos predicadores, los cuales acompañaban a los más experimentados. Viajaban en pares de granja en granja y, cuando estaban en los pueblos y aldeas, iban de casa en casa. El autoritativo libro de consulta intitulado Dictionnaire de Théologie Catholique (Tomo 15, columna 2591) en un artículo que, por lo demás, no favorece a los valdenses, declara: "Desde la más tierna edad, sus hijos empezaban a aprender los Evangelios y las Epístolas. La predicación de sus diáconos, sacerdotes y obispos consistía principalmente en citas de
la Biblia."

Otras obras nos informan que los valdenses tenían una excelente reputación de ser muy trabajadores, sumamente morales y honrados al pagar sus impuestos. Expulsaban a los pecadores que no se arrepentían.

Así eran estas personas temerosas de Dios a quienes perseguidores religiosos persiguieron hasta la muerte, pues a muchas de ellas las quemaron en la hoguera. Una gran cantidad de ellas fueron víctimas de la terrible cruzada que ordenó el papa Inocencio III en 1209 contra los cátaros y albigenses en el sur de Francia. Otros sufrieron tortura y se les dio muerte durante la temible Inquisición que empezó en el sur de Francia en 1229. Algunos de los valdenses lograron escapar a otros países, y muchos más se refugiaron en los elevados valles de los Alpes de Francia e Italia, donde por siglos sobrevivieron comunidades valdenses.

A principios del siglo dieciséis, los valdenses se unieron a sus hermanos protestantes y hoy en día son considerados una denominación protestante más.

Pero los valdenses primitivos, aunque se les acusó de ser "herejes," estaban de hecho sinceramente buscando la verdad y tomaron la delantera en traducir la Biblia, enseñarla y vivir conforme al modo sencillo que corresponde al cristianismo. Es cierto que no se libraron de todas las doctrinas erróneas de la religión babilónica falsa. Pero evidentemente vivieron conforme al conocimiento que habían obtenido de la Palabra de Dios. Muchos, según parece, estuvieron dispuestos a morir más bien que a renunciar a su fe. Claro, solo "El Señor conoce a los que le pertenecen." Por eso, con confianza podemos dejar en manos de Él el dar cualquier galardón de vida futura.-2 Tim. 2:19.

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El Diluvio: LA POSIBILIDAD CIENTIFICA DE UN DILUVIO UNIVERSAL

El Diluvio

LA POSIBILIDAD CIENTIFICA DE UN DILUVIO UNIVERSAL

"Y las aguas aumentaron más y más sobre la tierra, y fueron cubiertos todos los altos montes que hay debajo de todos los cielos" (Génesis 7:19)
Una de las principales (y hasta cierto punto lógicas) objeciones que presentan aquellos que, desde postulados científicos, pretenden refutar o ridiculizar la idea de un Diluvio de dimensiones mundiales (presente en las leyendas y mitos de todas las culturas del mundo por todos los continentes) es que con toda el agua que actualmente hay en los polos, de fundirse ésta, no se podría alcanzar a cubrir la cima de las actuales montañas más altas.

Sin embargo, vamos a ver que esta idea es errónea al explicarnos la Biblia que el mundo previo al llamado "Diluvio Universal" no era como el mundo que actualmente conocemos con montañas altísimas y grandes continentes separados por mares.

La Biblia nos dice cosas tan sorprendentes sobre las condiciones de la Tierra anteriores al cataclismo del Diluvio como que por ejemplo ni siquiera llovía (¿Le sorprende? Verá más adelante que la Biblia lo dice) ni había estaciones (Primavera, verano...) como hay ahora. Si las analizamos desde este punto de vista  podemos postular un modelo científico que encajaría perfectamente con el relato Bíblico y con la posibilidad de un diluvio que cubrió la superficie de la Tierra de entonces.

Veamos algunas consideraciones al respecto.

EL MUNDO PREDILUVIANO ERA DIFERENTE AL ACTUAL

Sabemos -y no hace falta sino mirar un mapamundi o un modelo a escala del globo terraqueo, que la tierra no siempre ha sido como es ahora.

En una antiguedad indeterminada (desde el punto de vista científico más literal no hay forma de demostrar una antiguedad de millones de años) los continentes actuales formaban un único super continente que en un momento determinado, por algún motivo catastrófico comenzó a separarse. Los científicos evolucionistas, que creen en una antiguedad extrema -cifrada en millones de años- de la tierra, se refieren a este super continente como "Pangea". Nosotros lo llamaremos el mundo prediluviano.

La Biblia nos dice varias cosas muy interesantes a propósito de esta Tierra Antidiluviana que los excépticos y muchos cristianos no conocen, y que me servirán para explicar después la idea que quiero exponer:

1º La Biblia nos dice que antes del Diluvio no había llovido nunca (curioso ¿no?):

"...porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar la tierra. Pero se levantaba de la tierra un vapor que regaba toda la superficie del suelo" (Génesis2: 5-6)

2º Solo tras el Diluvio el hombre conoce la lluvia como fenómeno meteorológico:

"...pongo mi arco en las nubes y será por señal del pacto entre yo y la tierra. Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes..." (Génesis 9:13-14)
Solo tras el diluvio el hombre conoce el fenómeno del Arco Iris, que solo se puede producir en presencia de lluvia y sol. Esto concuerda con la afirmación anterior de la escritura de que no había llovido antes.

3º Antes del Diluvio no había estaciones (primavera, verano, etc.) en la tierra:

Es solo después de esta catástrofe que Dios dice al hombre:

"...mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calorel verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán" (Génesis 8:22)
Veremos después una explicación a esto. La ciencia y la observación de fenómenos catastróficos actuales lo pueden explicar.

4º Es después del Diluvio que la Escritura afirma que las altas montañas aparecieron (la tierra cambió de forma catastrófica):

"El estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida. La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes. A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron. Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos. (Salmo 104: 5-8).
¿Qué interés tiene la Biblia en decir esto? ¿Cómo un "pastor" -usando la idea de los que se burlan del Texto Divino- podría haber "imaginado" una cosa así hace 3.000 años?

Algunas consideraciones:

Recientemente, tras el terremoto de Indonesia de navidad de 2004 y el de Japón de marzo de 2011 hemos escuchado que la inclinación del eje de la tierra ha variado algunos centímetros (lean sobre ello AQUI).

Sabemos desde la escuela que las estaciones terrestres son el resultado precisamente de que el eje de la tierra esté inclinado poco más de 23 grados respecto a su plano de giro entorno al sol.

De este modo podríamos postular un modelo prediluviano donde las misteriosas "Aguas" de arriba que menciona Génesis 1:7 que cayeron en el Diluvio producían junto a una Tierra sin eje de inclinación respecto a su giro entorno al sol, un clima cálido y constante y un efecto invernadero tal y como nos relata el Génesis que sucedía antes de la catástrofe del Diluvio.

Cuando postulamos (o imaginamos) un modelo que encaja con los indicios, no hacemos ni más ni menos que lo que hacen los científicos evolucionistas. Ellos lo hacen a base de mucha (mucha) imaginación, descreimiento, ideas preconcebidas... Yo lo hago en base a la Palabra de Dios y a hechos científicamente posibles.

Sigamos: Junto a esas "Aguas de arriba" que cayeron (la Biblia insinua que fue algo más que simple "lluvia"), la Escritura nos dice que se abrieron "las fuentes del Gran abismo":
"...en ese mismo día se rompieron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo fueron abiertas..." (Génesis 7:11).
Vemos así que la Biblia nos habla de dos fuentes de agua en esta devastación: Una proviene del cielo, de esas extrañas "Aguas de arriba" de las que nos habla el primer capítulo del Génesis: Posiblemente una capa de agua (diferente a las actuales nubes -que NO son vapor, sino gotas minúsculas-) que rodeaba la tierra de alguna forma. Aquí se mencionan como "Las compuertas del Cielo".

¿Cuánta agua había allí arriba? Pensemos que una pequeña nube de tan solo 1Km3 pesa más de ¡un millón de toneladas! ¿No me cree? Mire esto.

La otra fuente de agua son "Las Fuentes del Gran abismo". Se nos habla que del manto de la tierra o del propio mar (¿Tsunamis gigantescos a causa de una conmociómn terrible en la corteza terrestre?) brotaron tremendas cantidades de agua que se unieron a la inundación del cielo.

Yo creo que no es atrevido postular que lo que ocurrio fue que por causa de este cataclismo, el super continente llamado "Pangea" o "Mundo antidiluviano" se partió en los actuales "trozos" que hoy forman los continentes, y enormes cantidades de agua, que dejarían al peor se los actuales Tsunamis en una broma, inundaron las tierras por dichas inmensas grietas, por gigantescas masas de agua marina desplazadas, o algo similar.

¿Sabe usted que un volcán antes de entrar en erupción puede estar meses e incluso años explusando ¡Vapor de agua!? Millones de toneladas de vapor de agua que estan en el subsuelo salen durante meses antes de que empiece a brotar lava u otros gases.

Como he dicho, la Biblia afirma que (ver el texto del salmo 104 mencionado arriba) es después de este cataclismo que los montes se hacen altísimos

Por esto las aguas pudieron cubrir todos los montes: porque la Biblia deja claro de manera implícita que no eran tan altos como son ahora
. Los montes y cordilleras actuales serían el resultado de la colisión de las placas que empezaron a derivar como resultado del cataclismo Diluviano.

Por ejemplo: el monte Everest se eleva 5mm. al año. Esto es: en diez años se eleva 5 cm. En 100 años 50cm. y en 1.000 años se habrá elevado ¡¡¡5 metros!!! Esto no quiere decir que siempre se haya elevado a esta velocidad. La Biblia como hemos visto nos habla de un cataclismo universal que hizo que estas montañas apareciesen ante los ojos asombrados de Noé y sus descendientes tras el Diluvio mostrándoles un mundo cambiado y diferente al que habían conocido antes.

Más ejemplos: Europa y América hoy en día se separan a una velocidad de 2cm. por año. Esto no quiere decir que siempre haya sido así. Posiblemente en el cataclismo Diluviano el cambio fuera producido de manera brusca, un terremoto o algo similar y de tales dimensiones que el eje de la tierra tomó el grado de inclinación actual: Si un terremoto a escala regional como el de Japón de marzo de 2011 ha movido 10cm. este eje imaginemos lo que el cataclismo que destruyó Pangea pudo haber hecho.

Una idea más: Sabemos que la luna se aleja aproximadamente unos 4cm al año de la Tierra. ¿No pudo suceder que antes del Diluvio este fenómeno mantuviese en equilibrio las "Aguas de arriba" por medio de una mayor atracción lunar al estar el satélite más cerca de lo que está ahora? En un momento dado esa distancia se hace mayor (como sigue sucediendo hoy en día) y este equilibrio queda roto: Se produce pues una bestial caída de esas aguas a la tierra y el cataclismo descrito en la Biblia como Diluvio cobra verosimilitud científica. Por supuesto que como creyente pienso que si esto hubiese sucedido así es porque el Señor lo permitió

No afirmo lo que digo como verdad inmutable. Simplemente digo que el cataclismo del Diluvio Universal puede encontrar explicaciones científicas que lo harían más que real para las personas que hoy en día dudan.

Las afirmaciones sorprendentes de la Biblia -ese "libro de pastores"- como lo llaman algunos, que acabamos de exponer aquí de manera brevísima (puede que alguno las encuentre ridículas, pero ahí estan), nos dan pistas para entender desde postulados tan científicos o más que la idea evolucionista, la realidad de un Diluvio Universal.

Saludos cordiales.

JPV

LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN

LA DOCTRINA DE LA JUSTIFICACIÓN

“TODAS las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado PRECIOSAS Y GRANDÍSIMAS PROMESAS, PARA QUE POR ELLAS LLEGASEIS A SER PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA” (2ª Pedro 1:3-4).

“Ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la Palabra de su Gracia, que tiene poder para SOBREEDIFICAROS Y DAROS HERENCIA con todos los santificados” (Hechos 20:32).
NOTA: La traducción de la Sagradas Escrituras que usaremos aquí es la revisión de 1960 de la Biblia “Reina-Valera”. Para el Nombre de Dios, en hebreo bíblico YHWH, usaremos la traducción Jehová, que en otras traducciones se lee como Yavé o Yahveh, o más llanamente como El Señor. No debemos dejarnos influenciar por el mal uso que de la forma “Jehová” ha hecho en los últimos años un conocido grupo religioso, sino que por el contrario los cristianos debemos reivindicar dicho Nombre como el Nombre de nuestro Dios, “El cual estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo”.

INTRODUCCIÓN

El centro y mensaje principal del Evangelio es este: Dios, por medio de su Único Hijo, nos ha justificado.

La palabra “Justificar”, en el hebreo del Antiguo Testamento “Tsadag”, y en el Griego del Nuevo Testamento “Dikaióo”, quieren decir en ambos casos “Declarar a alguien libre de culpa, declarar a alguien libre o inocente de sus cargos”. Esto es lo que Dios ha hecho con nosotros, por su gran Amor, a través de su Hijo Jesucristo.

CAPÍTULO I: LA CREACIÓN DEL HOMBRE

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre A NUESTRA IMAGEN, CONFORME A NUESTRA SEMEJANZA; y SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre A SU IMAGEN, A IMAGEN DE DIOS lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1: 26-27)
En un principio, tal y como nos refiere el libro del Génesis, Dios, en su infinito amor, creó al hombre con una personalidad (Alma) semejante a la suya propia “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (...) Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”; de este modo no creó un robot perfectamente parecido a un “ser viviente” y programado para hacer exactamente su voluntad, sino que creó un ser libre dotado de vida propia, con capacidad y autonomía a la hora de tomar sus propias decisiones.

Dios dió al hombre libre albedrío, esto quiere decir que Dios puso en el alma del hombre una voluntad libre; esto es, dio al hombre la posibilidad de escoger lo que hacer o no hacer, la capacidad de formar sus opiniones sobre las cosas y tomar decisiones propias. El hecho de poseer una voluntad libre, implicaba que Dios daba al hombre autoridad sobre su propia vida.

La autoridad que el hombre recibió de Dios sobre su vida y sobre la creación hacía al hombre responsable ante Dios respecto de las decisiones que tomase. Dios era el dador de la autoridad y por tanto Aquel ante quien hay que rendir cuentas. Los hombres, desgraciadamente, queremos tener autoridad y libertad para hacer “lo que nos da la gana”, pero no queremos entender que toda autoridad recibida, conlleva también la aceptación de una responsabilidad.

Debido a que Dios puso al hombre como señor y gobernante de la tierra “SEÑOREE en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en TODA LA TIERRA, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, dotó además al hombre de un instrumento para diferenciar lo bueno de lo malo: La conciencia, ya que como gobernante y señor de la tierra, sus elecciones y acciones iban a tener una importante repercusión sobre la misma. La conciencia da al hombre la capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, pero no es un instrumento para hacer lo bueno o lo malo.
CAPÍTULO II: EL PORQUÉ DEL ÁRBOL DEL BIEN Y DEL MAL EN EDÉN: El origen del mal en el Universo. ¿Porqué hay mal en el mundo si Dios es Bueno?:

“Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el ÁRBOL DE VIDA EN MEDIO DEL HUERTO, y el ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL (...) Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De TODO ÁRBOL DEL HUERTO PODRÁS COMER; mas del ARBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL NO COMERÁS; porque el día que de él comieres, CIERTAMENTE MORIRÁS” (Génesis 2:8-9, 16-17)
Muchas veces nos preguntamos: “¿Porqué Dios, siendo amor, plantó en el huerto ese árbol que daba al hombre la posibilidad de desobedecerle y comer de su mortífero fruto...?” La respuesta es que Dios, siendo amor, es totalmente Justo y Verdadero. De algún modo Dios fue consecuente con su creación: tuvo que plantar dicho árbol cuyo fruto producía la muerte, ya que si había creado al hombre a su imagen, con CAPACIDAD de decisión y elección, debía, para ser consecuente con su decisión de dar al hombre plena libertad y libre albedrío, dotar al hombre de la POSIBILIDAD de ejercer la capacidad de elección. De otro modo, es como si Dios hubiera dicho al hombre: “Te creo como un ser libre, si, ¡Pero solo para hacer lo que yo quiera que hagas!”. Haciendo eso Dios hubiera ido contra su Justicia y su Verdad, y Dios no se puede negar a si mismo. Dios ordenó al hombre que no comiera de dicho árbol, advirtiéndole de sus terribles consecuencias, pero la decisión final de hacerlo o no hacerlo, pertenecía al hombre.

El primer capítulo del Génesis nos muestra que Dios creó una creación buena y perfecta, creó al hombre a su imagen y semejanza y dijo al contemplarlo que todo era bueno en gran manera. Si esto nos cuenta la Biblia, ¿De donde entonces procede el mal que vemos hoy a nuestro alrededor?

Es necesario decir aquí lo que la misma Palabra de Dios nos muestra acerca de la cuestión. Se nos dice que se produjo en un tiempo una rebelión contra la autoridad y la santidad de Dios: un ángel creado por Dios llamado Lucero (Lucifer), deseó ser como Dios, señor de su propio reino, y la única manera de conseguir esto era separarse totalmente de Dios y de su autoridad, escogiendo el único camino posible para ello, un camino perverso y terrible: La muerte.

La muerte no es dejar de existir, la "muerte" en su sentido bíblico es un estado de existencia totalmente separado de Dios, que es lo que escogemos para nosotros cuando pecamos. Si Dios es Amor, Justicia y Santidad absolutas, el diablo escogió para si mismo el odio, la injusticia y el pecado: un camino terrible de tinieblas y mentira, de angustia, robo, destrucción y rebeldía. Al diablo se le unieron un tercio de los ángeles; ellos también tenían capacidad de escoger su propio camino, y lo hicieron de ese modo. Es así como comenzó el mal, que es la negación de la naturaleza y principios de Dios, dicho ángel pasó de llamarse “Lucero” (Lit. Portador de luz) a llamarse “satanás” (Lit. “el enemigo”, “el adversario”), los ángeles que le siguieron perdieron su gloria junto con él y se convirtieron en demonios. Este es el testimonio de la Biblia.

A diferencia del común de las religiones del mundo, que nos presentan a un “dios” del cual procede todo, sea bueno o sea malo, la Biblia nos presenta a un Dios del cual procede todo lo bueno y perfecto, en El no hay cambios y su Amor permanece para siempre. Esto lo veremos en el capítulo siguiente:

CAPÍTULO III: LA NATURALEZA DE DIOS: Vemos la naturaleza de Dios por medio de su Ley (Su Palabra)

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; ESCOGE, PUES LA VIDA, PARA QUE VIVAS TU Y TU DESCENDENCIA; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a El; PORQUE EL ES VIDA PARA TI, Y PROLONGACIÓN DE TUS DIAS” (Deuteronomio 30: 19-20)

Dios es el Dios de la vida, su motivación para con nosotros es que vivamos y seamos bendecidos, porque como dice la Escritura, Dios es Amor.

Tanto en el huerto del Edén, como hemos visto, como cuando dio la Ley al pueblo judío, como hoy en día para cada uno de nosotros, Dios nos da la posibilidad de escoger entre la vida y la bendición o la muerte y la maldición; y como hemos visto su deseo más profundo, que El nos grita desde su Palabra, es que escojamos la vida, que le escojamos a Él, que escojamos a Jesucristo el Salvador.

Dios nos da la posibilidad de escoger nuestro futuro, Dios no es "fatalista". Una idea muy extendida a través de las diferentes religiones del mundo es hacer caer a las personas en un fatalismo (El Islam, el Hinduismo y Budismo con su ley del “Karma” y la reencarnación, el “cristianismo” de apariencias y religioso etc.), las personas que creen que su vida ya está escrita y predeterminada, sea buena o sea mala, se vuelven pasivas, derrotadas y sin iniciativa, se vuelven personas aparentemente religiosas, pero sin vida interior. Un pueblo pasivo es más fácil de someter y esclavizar. Dios nos muestra este principio en muchas ocasiones: El nos dice que cosechamos lo que sembramos, sea bueno o sea malo, la parábola del sembrador, etc.

Dios es un Buen Dios, su Palabra es buena y verdadera, su Palabra es un reflejo de su naturaleza, de su bondad, de su justicia, la Biblia nos declara que la misma Palabra es Dios, y que la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros: Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, hoy Dios nos habla por medio de su Unico Hijo:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días NOS HA HABLADO POR EL HIJO (...) EL CUAL, ES EL RESPLANDOR DE SU GLORIA, Y LA IMAGEN MISMA DE SU SUSTANCIA” (Hebreos 1:1-3)

CAPÍTULO IV: EL PECADO DEL HOMBRE: Qué es “pecar”, cuales son sus consecuencias y cual su castigo

“Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; PUES EL PECADO ES INFRACCION DE LA LEY” (1ª Juan 3:4)
Pecar es transgredir la Ley de Dios, es una elección contra su Naturaleza, que se revela en su Palabra. Pecar también es cometer un “acto criminal” contra la Palabra de Dios, es algo moralmente malo que Dios nunca haría y que va contra su Santidad y su Justicia. Dios se duele cuando pecamos, y se enoja contra el pecador.

El pecado nos pone en una situación de culpabilidad delante de Dios, de la cual nace un temo al castigo que nuestro acto merece (ya que cuando pecamos nuestra conciencia nos acusa, aún cuando no queramos oír sus dictados). Como Adán y Eva se escondieron de la presencia de Dios después de pecar, así el hecho de pecar es en si mismo un acto voluntario de separación de Dios:

“Pero vuestras iniquidades han hecho DIVISION entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías 59:2)
El pecado tiene unas consecuencias gravísimas y no debemos tomarlo a la ligera, EL PECADO HIZO QUE LA HUMANIDAD PERDIERA SU ESTADO DE INOCENCIA DELANTE DE DIOS (En otras palabras, perdieron su JUSTICIA). El que comete diferentes acciones criminales tendrá unos “antecedentes penales” donde se irá escribiendo todo lo que esa persona ha hecho de malo, y que servirán para acusarle y condenarle en el día del juicio. Con Dios la cosa funciona de la misma forma, en Apocalipsis cap. 20, versículos 12 al 15, se nos menciona el Juicio Universal y se mencionan dos libros: Uno el Libro de la Vida, y otro un libro donde están escritas todas las obras de cada ser humano que haya vivido sobre la tierra, y por las cuales ese día darán cuentas ante el trono de Dios de todo lo que hicieron con la autoridad sobre sus vidas que Dios les dio. Dios es un Justo Juez y hemos de entender que lo que juzga a un criminal es su crimen, si no hubiera cometido crímenes no tendría que ser juzgado. Lo que un juez hace es probar si el acusado es culpable o no, y si es culpable, toma el acto cometido (el delito), y comprueba qué es lo que la Ley dice sobre dicha acción. Así se ve que dicha acción delictiva es considerada culpable por la Ley y que hay un castigo debido a dicha culpabilidad. La Biblia dice:

“LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6:23)
No es Dios quien mata a nadie: Dios es un Dios de Vida, está por la vida y no desea la muerte del pecador. Es el pecado el que produce muerte, así, aunque un día Dios actuará como Juez y según se nos cuenta en Apocalipsis 20:12-15 y muchos otros lugares, habrá una parte de la humanidad que será arrojada a lo que la Biblia llama “Lago de fuego” o Infierno (Que la Palabra llama también segunda muerte), no será Dios quien arroje allí a nadie, sino que serán los pecados cometidos voluntariamente por las personas los que las arrojarán allí. Por muy paradójico que pueda parecer, nosotros decidimos en esta vida donde pasaremos una eternidad al morir. Si el hombre muere, es porque ha escogido vivir separado de la Vida, que es y está en Cristo.

“En los postreros días vendrán burladores (...) diciendo: ¿Donde está la promesa de su advenimiento? (...) Pero los cielos y la tierra que ahora existen, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: Que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, SINO QUE ES PACIENTE PARA CON NOSOTROS, NO QUERIENDO QUE NINGUNO PEREZCA, SINO QUE TODOS PROCEDAN AL ARREPENTIMIENTO. Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche...” (2ª Pedro 3:3-10)
Dios es bueno, y en su misericordia quiere que los hombres vivan, es un Dios lleno de longanimidad y paciencia. Dios es así, retrasa el momento del juicio aguardando a que el máximo posible de hombres se arrepientan antes (Dice la Biblia que El quiere que todos sean salvos). Sabemos que desde que cometemos el primer acto criminal contra Dios El podría juzgarnos y condenarnos, y sin embargo, por su misericordia, retiene su mano para darnos a lo largo de la vida una y otra vez la oportunidad de arrepentirnos.

A cada segundo, a cada momento, millones de pecados son cometidos ante El: Rebeldías; blasfemias y burlas contra Su Nombre; se cuestionan los valores cristianos sustituyéndolos por formas religiosas con apariencia de piedad; la pornografía se exhibe en TV, mientras que se prohibe a Dios; hemos hecho de la lujuria una cosa natural; se violan las mentes de los niños con la programación de TV; la droga, la prostitución y el tráfico de armas son los principales negocios en el mundo; se asesina a inocentes: se aborta despedazando a millones de niños en el vientre de sus madres; los hombres degradan la imagen de Dios a la cual están creados con la homosexualidad; las familias se desintegran; el ocultismo y la brujería se anuncian en TV como algo normal mientras que los programas o anuncios cristianos se prohiben etc.

Llegará el día en que cada hombre dará cuentas a Dios de lo que hizo o dijo, y mientras tanto Dios espera a que los hombres cambien, aunque en su mayoría, en vez de hacer esto, endurecen su corazón y pecan más, buscando nuevas y retorcidas formas de satisfacer sus pasiones, inventando nuevos y sofisticados pecados y añadiendo con ellos, gota a gota, hiel a la copa de la ira de Dios. Un día, trágicamente tarde para muchos, y terriblemente real, comprobarán que no hicieron sino ganar cólera e ira.

“Porque cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley” (Santiago 2:10-11).
Como vemos no es necesario, al igual que con las leyes de los hombres, cometer muchos delitos para ser hallado culpable y merecedor del castigo. Un ladrón no necesita ser al mismo tiempo asesino, estafador, difamador u otra cosa para ser condenado por la ley, sino que un hombre que durante toda su vida se ha comportado como el más ejemplar de los ciudadanos, y que un buen día decide atracar un banco y es detenido, difícilmente podrá alegar en su defensa que durante años pagó sus impuestos, fue a trabajar y se comportó honradamente: un único delito le hará ser juzgado, condenado y castigado. Con la Ley de Dios, nos enseña Santiago en los versículos que acabamos de leer, pasa lo mismo. No necesitamos más que cometer una falta contra Dios para hacernos culpables ante su Ley.

Un único pecado de un único hombre, Adán, trajo terribles consecuencias: Muerte, tinieblas espirituales, un alma entenebrecida y sensible a múltiples sufrimientos (Angustia, temor, soledad, odio, maldad, etc.) y un cuerpo que entró en un proceso de corrupción que le termina llevando a la muerte física, sujeto a enfermedades y pasiones desordenadas etc.

“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción” (Romanos 8: 21-22)
“Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; PORQUE A MI ME HA SIDO ENTREGADA, y a quien quiero se la doy” (Lucas 4:5-6)
Un único pecado de un único hombre, Adán, que era en quien Dios había delegado su autoridad sobre la tierra, como vimos al principio, hizo que dicha autoridad pasase al diablo, al reino de la muerte, donde reina la ley de la muerte, por ello es ahora satanás quien gobierna en este mundo (el mismo Jesús lo llamaba “el príncipe de este mundo”), por ello es que la misma creación está sujeta a corrupción, porque los hombres decidimos, con el pecado, sujetarla bajo los pies del diablo. Por ello vemos todos los desastres y calamidades que hoy vemos a nuestro alrededor: Terremotos, enfermedades, inundaciones, guerras, calamidades, etc. No fue Dios quien diseñó así la creación, Dios creó todas las cosas buenas en gran manera, fue el pecado lo que hizo que esta sublime creación se corrompiese.

Si un solo pecado pudo hacer esto, pensemos en el terrible efecto que producen todos nuestros pecados, que día tras día cometemos ante los mismos ojos de Dios, en este mundo ya caído y afectado por la corrupción a la cual el hombre y el diablo lo hemos sometido. Cada uno de los pecados que hayamos podido cometer en nuestras vidas es suficiente (Hubiera sido suficiente) para producir el mismo efecto que el pecado de Adán hecho en una creación perfecta. EL PECADO ES MUY SERIO, Y SUS CONSECUENCIAS TAMBIEN...

Hemos visto que con la caída una nueva ley comenzó a reinar sobre el hombre, el fruto del pecado, su salario, es la muerte, es el diablo quien se había situado como “autoridad” en el reino de la muerte. De este modo el hombre se puso bajo el dominio de alguien (satanás) y dejó de ser libre para hacer lo que quisiera. La naturaleza del hombre fue cambiada, como el mismo Jesús declara, ya no era más un “hijo de Dios”, sino un “hijo del diablo” (Lee Juan 8:39-47 y Efesios 2:1-3).

El apóstol Pablo describió esta terrible situación del hombre diciendo:

“Porque sabemos que la Ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (...) Y yo se que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. (...) Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mi. Porque según el hombre interior, me deleito en la Ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí!¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos7:14-15,18-19,21-24).
Pablo habla aquí de su trágica situación cuando vivía bajo la Ley de las obras (La Ley es el intentar hacer los mandamientos de Dios por nuestras fuerzas y ganar de ese modo el favor de Dios). Menciona de forma clara la situación de todos nosotros antes de comenzar a andar en la Ley de Vida en Cristo Jesús. Menciona como queriendo con todas sus fuerzas cumplir la Ley y hacer el bien, lo único que hallaba es que en su interior algo le empujaba a hacer el mal, como su voluntad no era libre al estar esclavo del pecado, que como hemos visto, trasladó a cada ser humano al reino de la muerte, donde es satanás quien ostenta la autoridad. Lo puedes entender observando como los hombres buscan hacer la paz con todas sus fuerzas, pero sin embargo la historia de las naciones está escrita con la sangre de múltiples guerras.

Lo que debemos entender con esto, es que la Ley de Dios escrita en mandamientos y ordenanzas, serviría si el hombre fuera libre. El pensar entonces que podemos salvarnos cumpliendo buenas acciones es necedad, ya que nuestra voluntad no es libre para hacer el bien, e incluso por muy buenos que seamos, con errar cometiendo un pecado contra uno solo de los mandamientos de Dios, ya nos hacemos merecedores de un terrible castigo.

“PORQUE LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE” (Romanos 6:23).
Por la Ley (Intentar ser buenos y cumplir los mandamientos de Dios en nuestras fuerzas y por ello ganarnos y merecernos la salvación) ningún hombre será salvo, porque es imposible de cumplir en todos sus puntos. El hombre es incapaz de salvarse a si mismo, el pecado lo controla, queramos o no. Somos totalmente incapaces de reconciliarnos con Dios por nuestras propias fuerzas, ya que la única posibilidad de hacerlo así sería cumplir a la perfección unos mandamientos y leyes de naturaleza divina imposibles de cumplir a causa de nuestra naturaleza caída. Cuanto más tratábamos de ser mejores, más veíamos nuestra condición de miserables pecadores.

El hombre por si solo está perdido, incapaz de ayudarse a si mismo, ninguna religión puede salvarlo, ya que todas se basan en la idea de “compensación” de las malas obras con buenas y piadosas acciones, lo cual es absurdo y contra la justicia de Dios, como vimos antes (p.ej. robo y mato a alguien y para compensarlo ayudo a las ancianitas a cruzar las calles y pago mis impuestos...).

EL HOMBRE EN SUS FUERZAS Y CAPACIDADES ESTÁ PERDIDO, MUERTO EN SUS PECADOS, ES CULPABLE DE MUERTE ANTE DIOS Y SU SANTIDAD, MERECEDOR DE PASAR UNA ETERNIDAD EN TORMENTOS EN EL INFIERNO, ESCLAVO DEL PECADO Y LA CORRUPCIÓN.

Querido lector: Lo visto hasta aquí es parte del mensaje del Evangelio, el hombre debe comprender su terrible situación y perspectiva de perdición eterna para darse cuenta de su necesidad imperiosa de UN SALVADOR:

“PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE HA DADO A SU HIJO UNIGENITO, PARA QUE TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA. PORQUE NO ENVIO DIOS A SU HIJO AL MUNDO PARA CONDENAR AL MUNDO, SINO PARA QUE EL MUNDO SEA SALVO POR EL” (Juan 3:16-17)

CAPÍTULO V: COMO DIOS PUDO JUSTIFICARNOS: Qué es la justificación

Acabamos de ver como el hombre está, por naturaleza, en una situación que le impide salvarse a si mismo. Si miramos las noticias de todos los días nos encontramos que no son nada esperanzadoras: Malos pensamientos, adulterios, lujurias, chismes, medicencias, asesinatos y muertes, robos, egoísmo, maldad, engaño y fraude, lascivia, envidias, malas palabras, soberbia y orgullo y una larga lista de males que arraigados en el corazón del hombre destruyen y contaminan todo lo bueno que intentamos crear.

Pese a ello, el humanismo, un sistema de valores que no tiene nada que ver con el cristianismo, enseña que el hombre es bueno por naturaleza y que son las circunstancias las que le convierten en una víctima. Así se enseña y cree que si el hombre pudiera remontar dichas circunstancias las cosas cambiarían a su favor. Sin embargo una simple ojeada a la historia del hombre nos muestra que en los miles de años que llevamos sobre la tierra, no han sido las circunstancias lo malo, sino que el hombre ha sido el malo y el que ha hecho que las circunstancias y su entorno se volvieran malos.

Jesús mostró que el pecado y el mal vienen del corazón del hombre, de su naturaleza caída y pecadora. No es el diablo el único responsable del pecado: es el hombre el responsable y es el hombre el culpable de todas las maldades que se cometen a nuestro alrededor.

“Porque ¿Que aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).
La respuesta a esta pregunta de Jesús es nada. Justamente lo único que tenemos es eso: La vida. Todos los hombres estamos en el mismo barco. Incluso si un hombre común diera su vida y muriera por nosotros, eso no serviría de nada, ya que él cargaría con su propia culpa y responsabilidad (Sería como si un hombre arruinado y lleno de deudas quisiera pagar las nuestras en el mismo banco donde él es deudor). Ni Confucio, ni Buda, ni Mahoma ni ningún otro hombre sobre la tierra, aparte del Hijo de Dios hecho hombre, estuvieron libres de pecados, y ellos mismos estaban necesitados de un salvador.

“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y PARA DAR SU VIDA EN RESCATE POR MUCHOS” (Mateo 20:28).
¡BUENAS NOTICIAS!, Jesús vino a dar su Vida por las nuestras. Jesús tenía algo que ofrecer: una vida sin pecado, limpia y santa.

Maravilloso Jesús, que no vino para que le sirviésemos, sino para servirnos.

El plan de Dios era este: Poner sobre su amado Hijo nuestra culpabilidad, nuestra condición de pecadores. Poner en Jesús todas y cada una de las malas acciones de la humanidad y hacer venir sobre El su justo juicio, redimiéndonos (Comprándonos) para Si con la preciosa sangre del Salvador Jesús.

Para hacerlo, Dios, que es perfecto en todas las cosas, tuvo que hacer que Aquel Verbo (Palabra) que le expresa totalmente, de tal manera que es la imagen misma de su Naturaleza y el resplandor de su Gloria, Aquella Palabra que era Dios desde el principio, tomara forma de hombre:

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días NOS HA HABLADO POR EL HIJO, a quien constituyó heredero de todo, y por Quien asimismo hizo el universo; el Cual ES EL RESPLANDOR DE SU GLORIA, Y LA IMAGEN MISMA DE SU SUSTANCIA” (Hebreos 1:1-3).
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, Y EL VERBO ERA DIOS. (...) y Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.” (Juan 1:1, 14).
Jesús, el Hijo de Dios, que era Uno con Dios desde antes del principio de todas las cosas, que es Dios, se hizo un hombre como tú y como yo para presentarse a si mismo como representante de toda la humanidad; no pudo ser una nueva creación en el sentido de un nuevo Adán, porque entonces no hubiera pertenecido a esa primera humanidad (a la cual pertenecemos todos) que pecó (en Adán) y no hubiera tenido derecho a presentarse como nuestro representante ante el juicio de Dios. No hubiera pertenecido “biológicamente” (y excusa, querido lector, la terminología) a esta humanidad caída y no serviría como representante de ella.

Los profetas dijeron que el Hijo que NOS ha nacido se llamaría “Emanuel”, esto es, “Dios con nosotros”, pero observa que dice “NOS” ha nacido, a “nosotros”, de nuestra misma carne, de nuestra misma humanidad (Lee Isaías 7:14 y 9:6). Dios escogió a una joven virgen judía: María, y esta fue la verdadera madre de Jesús de la cual Este tomó su naturaleza humana. No tuvo padre humano para quedar limpio del pecado inscrito en la sangre de la humanidad desde el pecado de Adán, el primer padre. En este sentido si fue nacido como un acto soberano de Dios, por la obra del Espíritu Santo, de manera similar al primer Adán, y su sangre quedó limpia, pura y santa, preparada para ser derramada por nosotros.

Jesús pasó todos los aspectos del hombre: Niñez, adolescencia, madurez; siendo lo más interesante el hecho de que participó de nuestra capacidad y posibilidad de elección. Jesús fue tentado porque como hombre tenía una capacidad de elegir pecar, pero no escogió el pecar.

Jesús, el que la Biblia llama el “Segundo Adán”, escogió ante la tentación el no pecar, a diferencia del primer Adán que escogió pecar. Jesús fue tentado en todo: como niño fue tentado como los niños son tentados, como adolescente fue tentado como lo son los adolescentes, y como adulto de la manera en que los adultos son tentados, pero a diferencia del resto de los seres humanos, no cometió ni un solo pecado. Su vida fue un éxito y una victoria total cada día, a cada instante. Su triunfo sobre la cruz al derrotar a la muerte, fue el fruto de una vida de victoria en lo cotidiano. Nunca usó de sus atributos Divinos para esto, sino que el éxito estuvo en una vida de sumisión a la voluntad del Padre bajo la Santa Unción del Espíritu Santo. Puedes estar agradecido a Jesús que hizo esto en tu lugar, El si se comportó como un verdadero hombre, y no como ese “pelele” con aspecto enfermizo y afeminado que nos han querido pintar en los cuadros religiosos. Jesús es el verdadero modelo de humanidad y hombría.

“Porque hay un solo Dios, y UN SOLO MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, JESUCRISTO HOMBRE, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos.” (1ª Timoteo 2 :5-6).
No hay ningún otro mediador válido entre Dios y los hombres que nuestro Señor Jesucristo, y esto es una realidad enfática en la Escritura, que las diversas religiones del mundo han tratado de ocultar. Ni líderes religiosos, por muy buenos y santos que nos puedan parecer; ni gurús; ni santos; ni “vírgenes”; ni nadie más que Jesús de Nazaret. Se enfatiza en esta escritura la humanidad de Jesús y que es mediador como hombre en nombre de toda la raza humana ante Dios.

No era Dios quien debía reconciliarse con el hombre, sino el hombre quien debía reconciliarse con Dios. Era el hombre quien debía venir a justificarse ante Dios y arreglar cuentas con El; por ello la única forma de mediación era que Jesús se diera a si mismo como pago por todos nosotros.

EL ACTO DE LA JUSTIFICACION CONSISTE EN ESTO: Como vimos en Apocalipsis hay dos libros, uno de ellos contiene todas y cada una de las acciones cometidas por los hombres: Este libro es el que nos acusa; el otro libro es la Ley de Dios, que nos condena a muerte a causa de las cosas escritas en el primer libro: acusaciones y decretos contra nosotros que nos son desfavorables.

Lo que Jesús hizo al ir a la cruz del Gólgota a morir fue tomar el libro que nos acusaba donde estaban escritos todos nuestros pecados e inmundicias y se identificó totalmente con nuestros pecados, de manera que así, como nuestro representante, todos y cada uno de los pecados de cada ser humano que ha vivido, vive y vivirá sobre la faz de la tierra, fueron puestos sobre Jesús: El tomó nuestros pecados.

En esta condición, llevando nuestros pecados y transgresiones contra la Ley de Dios, se presentó ante el Trono del Juicio de Dios, donde a causa de estos pecados fue separado de la comunión con Dios (Ya hemos visto que son nuestros pecados los que nos separan de Dios, por eso Jesús gritó en la cruz: “¡Dios mío, Dios Mío! ¿Porqué me has desamparado ?”). Ante ese trono Dios le trató en función de nuestros pecados. ¡En Jesús Dios te estaba juzgando a ti, a mi y a toda la humanidad! Las acusaciones por cada uno de nuestros pecados fueron puestas contra Jesús, y por ello Jesús no respondió ni abrió su boca, porque no tenía ni podía alegar nada en su defensa (Isaías 53:7). Cada acusación tenía un único veredicto: ¡Culpable!, ¡culpable!, ¡culpable!... y una única y terrible condena ¡Digno de muerte!, ¡Digno de muerte!, ¡Digno de muerte!... (Recuerda que Dios dijo que la paga del pecado es la muerte, lee otra vez Génesis 2:17 y Romanos 6:23). Por ello Jesús murió (Recuerda que la muerte es separación de Dios, que es la Vida, y no “dejar de existir”). Jesús descendió al reino de la muerte, que es el reino de satanás, y allí estaba, esta vez sin nuestros pecados, que ya habían sido pagados y castigados.

En esa condición Jesús tenía algo que nadie más tenía y que solamente El podía dar: SU VIDA SANTA, JUSTA E INOCENTE. Así, al tercer día, Dios el Padre proclamó sobre ese representante de todos nosotros que es Jesús, a causa de su vida inocente, UN JUICIO DE JUSTIFICACION, DE INOCENCIA, y... ¡JESUCRISTO RESUCITO DE ENTRE LOS MUERTOS TAMBIEN COMO NUESTRO REPRESENTANTE!!! Jesús volvió a la vida.

Ese Glorioso y bondadoso Jesús, que nos recibió tal y como éramos, con nuestros pecados e iniquidades y que tomó nuestros pecados, vino a identificarse con lo que nosotros éramos, para que ahora, si lo recibimos a El, nosotros vengamos a ser lo que El es: JUSTOS DELANTE DE DIOS. Los libros de acusaciones quedan clavados en la cruz y nuestros nombres son escritos en el LIBRO DE LA VIDA. Podemos ir ante Dios sabiendo que aunque la Ley sigue ahí y no ha cambiado, el libro que nos acusaba ha sido borrado ya que hubo Uno que lo hizo posible derramando su propia sangre. Tú puedes ir ante Dios con la posición de NO CULPABLE.

Quien no recibe por medio de la fe este don gratuito de Dios, tendrá un día que dar cuentas y responder de si mismo ante el Trono del Juicio de Dios.

Si ahora habiendo aceptado a Jesús eres libre ante Dios, puedes ser libre ante los hombres y ante el diablo que te acusaba. Dios te ha dado su Palabra de que no tendrás que pasar más por el juicio. Su trono no será más un trono de condenación y juicio, sino Un Trono de Gracia y Misericordia.

Por ello los cristianos predicamos este Evangelio (Buena noticia):

“Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si CONFESARES CON TU BOCA QUE JESUS ES EL SEÑOR, Y CREYERES EN TU CORAZON QUE DIOS LO LEVANTO DE LOS MUERTOS, SERAS SALVO. PORQUE CON EL CORAZON SE CREE PARA JUSTICIA , PERO CON LA BOCA SE CONFIESA PARA SALVACION” (Romanos 10:8-9).
Para recibir este don gratuito no hay que hacer duros esfuerzos en nuestras propias fuerzas, ni penitencias ni procesiones, ni encender velas, leer mucho la Biblia, orar o rezar mucho ni nada similar; tan solo debes aceptar la salvación gratuita de Dios por medio de la fe, que no es sino poner tu confianza en El, hacer a Dios digno de crédito (la fe no es, como predican algunos herejes una “fuerza”), tomar el compromiso con Dios de hacer de Jesús tu Señor y tu Justicia. La salvación es un don inmerecido que recibimos por la gracia y la bondad de Dios. Es gracia sobre gracia ya que no solo recibimos algo que no merecíamos de una manera gratuita, sino que además recibimos algo que de ninguna forma nosotros hubiésemos podido ganar.

“Porque por GRACIA sois Salvos POR MEDIO DE LA FE; y esto no de vosotros, PUES ES DON DE DIOS; NO POR OBRAS, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10)
Es una gran ofensa a Dios y una herejía pensar y predicar que nosotros podemos añadir algo a la obra perfecta y consumada de Cristo en la cruz del Calvario: Pagar dinero para comprar la salvación, ser “religiosos”, castigar nuestro cuerpo con penitencias, hacer un montón de rezos o encender un montón de velitas o cosas similares. Los líderes de las religiones que niegan esto, y que impiden a las gentes del pueblo entrar en el Reino de los Cielos, se llamen como se llamen, o presenten la apariencia de piedad que presenten, bajo ropas especiales o actitudes religiosas, tendrán que dar cuenta por ello ante Dios en el día del Juicio Universal.

“Mirad que NADIE OS ENGAÑE por medio de filosofías y huecas sutilezas, SEGÚN LAS TRADICIONES DE LOS HOMBRES, conforme a los rudimentos del mundo, Y NO SEGÚN CRISTO. Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, Y VOSOTROS ESTÁIS COMPLETOS EN EL, que es la cabeza de todo principado y potestad. En El también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la circuncisión de Cristo; sepultados con El en el bautismo, en el cual FUISTEIS TAMBIÉN RESUCITADOS CON EL, MEDIANTE LA FE EN EL PODER DE DIOS QUE E LEVANTÓ DE LOS MUERTOS. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, OS DIÓ VIDA JUNTAMENTE CON EL, PERDONÁNDOOS TODOS LOS PECADOS. Anulando el ACTA DE LOS DECRETOS QUE HABÍA CONTRA NOSOTROS, QUE OS ERA CONTRARIA, QUITÁNDOLA DE EN MEDIO Y CLAVÁNDOLA EN LA CRUZ” (Colosenses 2:8-15)
Te animo a que leas los versículos siguientes a los escritos en esta fracción de la carta del apóstol Pablo a los Colosenses.

CAPÍTULO VI: EL NUEVO NACIMIENTO: Santificación y comentarios finales:

“Porque NO ME AVERGÜENZO del Evangelio, porque es PODER DE DIOS PARA SALVACION A TODO AQUEL QUE CREE: Al judío primeramente, y también al griego. Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito : MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA” (Romanos 1:16-17).
La justicia de Dios es revelada por el Evangelio, que es la capacidad y el poder de Dios para salvación, ya que al oír este anuncio, es a nosotros a los que nos toca hacer una elección. Dios no obliga a nadie a aceptar la vida, sino que la pone ante nosotros y nosotros somos los que cerramos o abrimos nuestro corazón a su ofrecimiento. Es una decisión personal. Nadie puede escoger por otra persona, por ello el haber sido bautizado de niño no salva a nadie ni significa nada en este aspecto, aunque fuese realizado con la mejor de las voluntades. Solo somos salvos si queremos serlo, y así lo decidimos personalmente.

Del mismo modo la vida cristiana es un compromiso constante con Jesús y su obra aquí en la tierra: La Iglesia. Es una elección diaria de estar sometido a El. Una decisión que únicamente nos toca y corresponde tomar a nosotros.

“De modo que si alguno está en Cristo, NUEVA CRIATURA ES; LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUI TODAS SON HECHAS NUEVAS. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió con sigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconcilias con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, PARA QUE NOSOTROS FUESEMOS HECHOS JUSTICIA DE DIOS EN EL” (2ª Corintios 5: 17.21).
Aquí se nos subrayan dos hechos fundamentales: Por un lado que Dios ha hecho de nosotros embajadores de Cristo para predicar y dar nuestros esfuerzos en el ministerio de la reconciliación por medio de la Iglesia. Por otro lado se menciona un hecho más profundo aún que el recibir perdón, es el hecho de que Dios ha cambiado nuestra vieja naturaleza por una nueva. Por ello el hombre para ser salvo y ver el Reino de Dios debe nacer de nuevo.

“Respondió Jesús y le dijo: DE CIERTO, DE CIERTO TE DIGO, QUE EL QUE NO NACIERE DE NUEVO, NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS” (Juan 3:3).
El hombre necesita recibir un nuevo corazón, no podemos estar en Cristo sin ser una nueva creación. Puedes ir a la iglesia regularmente, haber nacido en una familia cristiana, leer la Biblia u orar, pero sin nacer de nuevo, no puedes ver el Reino de Dios.

Cuando recibes a Cristo, por medio de su Espíritu Santo que viene a morar en ti, tú eres creado de nuevo, dejas de ser el “viejo” Pedro o Juan, o María ; y pasa a ser una nueva persona, pero no es un cambio externo en primer lugar, sino un cambio en tu espíritu, que de estar muerto y entenebrecido, recibe la vida de Dios que es Cristo. Cuando el corazón de la persona es cambiado, poco a poco ese cambio se irá reflejando en el exterior: Tu forma de hablar, tu forma de vestir, de pensar etc. comienzan a cambiar conforme a la nueva criatura que tú eres en tu interior. La religión y el fariseismo han pervertido esto diciendo a la gente que hay que vestirse de manera extraña o hablar con un tono de voz especial (de “santito”) y cumplir extraños rituales para ser “santo”. El Evangelio como ves, querido amigo, poco o nada tiene que ver con la religión, sino que habla más bien de una relación con Dios.

"Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre ! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” (Romanos 8 :15-16).
Has recibido una nueva identidad: Eres un Hijo de Dios. Ya no eres más un “Hijo de ira” como dice la Biblia que éramos antes (Lee Efesios 2:1-10), ni eres un hijo del diablo, como llamó Jesús a los fariseos que hacían las obras del diablo (el pecado). Ahora eres un digno hijo de Dios con la naturaleza de tu Padre morando en ti.

Del mismo modo que vimos que la Ley de Dios era un reflejo de su naturaleza santa, la nueva vida que Dios te ha dado por medio de la Nueva Alianza en Jesús, es la mismísima Naturaleza de Dios. Recuerda lo que nos decía el apóstol Pedro en su segunda epístola (Lo leímos al principio de este estudio en la introducción), que hemos sido hechos copartícipes de la Naturaleza Divina. La Vida de Dios y la Ley de Dios son una misma cosa, la Ley, reflejo de Dios, es escrita en tu corazón.

“TODAS las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado PRECIOSAS Y GRANDISIMAS PROMESAS, PARA QUE POR ELLAS LLEGASEIS A SER PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA” (2ª Pedro 1:3-4).
Cuando naces de nuevo, es tu espíritu (En el griego original “Pneuma”, literalmente: “Viento”, “Aliento”, esto es, la Vida de Dios) el que lo hace: es una obra que está consumada y acabada. Sin embargo Dios continua operando por medio de Cristo en tu alma (En el griego original “Psyké”, literalmente “Soplo”, “Ser Vivo”, esto es, Voluntad, Inteligencia y Emociones), es el proceso de la santificación por el cual tu vana manera de pensar y de actuar, conforme al hombre viejo es transformada por la Palabra y el Espíritu Santo. Por último esta obra será consumada en la redención final de tu cuerpo, cuando en la resurrección o en la venida de Cristo, recibas un cuerpo de gloria.

La obra de Jesús es completa y se desarrolla en el cristiano nacido de nuevo de este modo que acabamos de ver, por eso verás que aún siendo salvo y nacido de nuevo, podrás pecar en alguna ocasión -Ser cristiano no es ser “perfecto”-, o que malos hábitos del pasado te querrán volver a esclavizar. Tú debes entender que el proceso de santificación de tus pensamientos, hábitos, costumbres etc. requiere una consagración a Dios por medio del estudio de la Palabra, de la oración, de la vida de Iglesia en comunión con tus hermanos, todo ello sobre el fundamento de que ya eses salvo y santo por medio de Jesús, y de que Dios no te va a aceptar más o menos de lo que ya ha hecho por medio de Jesús.

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo.” (Juan 2 :1).
En los primeros versículos de la primera epístola del apóstol Juan, se nos habla del Poder de la sangre de Jesús, un poder superior al terrible poder del pecado. Por medio de este poder podemos vivir una vida cristiana con una buena conciencia, sabiendo que en esta carrera hacia la meta habrá obstáculos que querrán ponerse en nuestro camino. En el proceso de santificación de nuestras vidas, podemos cometer errores y pecar, por ello el mismo Dios nos dice que si andamos en luz (esto es, somos honestos con Dios y reconocemos nuestros errores y pecados), La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado (lee el primer capítulo de 1ª de Juan). Nuestros cuerpos aún no han sido transformados, por ello aún están sujetos a deseos que si bien en principio son lícitos, han sido pervertidos y sacados de quicio por el diablo, la carne y el mundo, pero viviendo por el Espíritu y no por la carne, podemos llevar una vida victoriosa.

Confesar nuestros pecados no es una fórmula mágica o religiosa; hemos de ser guiados por nuestra conciencia iluminada por la convicción del Espíritu Santo. Una vez convencidos de nuestra falta entonces es cuando vamos a Dios y somos honestos con El. El conoce nuestras debilidades y nuestras motivaciones, podemos declararle con confianza lo que hemos hecho y porqué lo hemos hecho sin tratar de excusarnos. Dios nos perdona y olvida nuestro pecado al mirar a la obra de Jesús en nuestro lugar (recuerda que tu justicia delante de El es la que Cristo te ha dado). Puedes pedirle ayuda para cambiar y ser mejor con tus semejantes. Esto es andar en luz con Dios. El es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda iniquidad.

Querido amigo o amiga, es mi deseo y oración que estas cosas que te he explicado aquí de forma básica y seguramente torpe, cobren vida y sentido en ti, con la ayuda del Espíritu Santo. Así sea con tu vida. Amen.

J. P. V. © cristianismo-primitivo.org/.net/.com

QUIENES ERAN LOS CISTIANOS PRIMITIVOS?

"¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido" (Eclesiastés 1:9-10)

Alexámeno adora a su Dios

Alexámeno adora a su dios...

Este "graffiti" burlesco contra un cristiano llamado Alexámeno, data del siglo II y se encontró en una pared de unas ruinas de Roma, una escuela de pajes anexa al palacio de Nerón.

Representa a un cristiano llamado Alexámeno adorando a un crucificado con cabeza de burro (Los paganos creían que judíos y cristianos adoraban a un dios con cabeza de asno).

Debajo de la imagen está escrito "Alexámeno adora a su Dios" y cerca alguien escribió -quizá el mismo Alexámeno del que se querían burlar:

"Alexámeno fiel".

"Hay una nueva raza de hombres nacidos ayer, sin patria ni tradiciones, asociados entre sí contra todas las instituciones religiosas y civiles, perseguidos por la justicia, universalmente cubiertos de infamia, pero autoglorificándose con la común execreción: son los Cristianos." (Celso; "El Discurso Verdadero Contra los Cristianos" Pág.11 Alianza Editorial; Madrid 1988)

Así comienza, hacia el año 178 d.c., "El Discurso verdadero contra los Cristianos", una obra escrita por el filósofo griego de Alejandría Celso, que será el fundamento ideológico de algunas de las más duras persecuciones contra los creyentes en Jesús de Nazaret que se sucederán en los años siguientes.

¿Quiénes eran estos cristianos primitivos de los que tanto hablamos los "cristianos" del siglo XXI y de los que ignoramos casi todo?, ¿Cómo pensaban y cuál era su carácter, su forma de vivir la fe?, ¿Qué tipo de persona se dejaría despedazar por las fieras, o quemar viva, o cornear por un toro hasta la muerte, únicamente por no verter una pizca de incienso en un altar público, haciendo votos por la "salud del divino emperador"? ¿Con qué tipo de problemas se tuvieron enfrentar?

Esta pagina WEB trata de dar respuesta a estas y otras preguntas, tratando de obtener una enseñanza o moraleja para aquellos que en los umbrales del tercer milenio queremos seguir a Jesús, o nos llamamos cristianos.

El recorrido que haremos pasa por los cuatro primeros siglos de la historia del cristianismo. A este periodo se le llama también época o era Paleocristiana (básicamente la anterior al concilio de Nicea).

En el verano del año 325, convocados por un emperador romano: Constantino, los obispos de la cristiandad se reúnen en Nicea, para dilucidar sobre cuestiones de doctrina y acabar de una vez con las diferentes disputas teológicas y doctrinales que perturbaban en aquel tiempo a la Iglesia.

Como consecuencia de esta contemporización con un poder temporal que se permitía convocar concilios y que se valdrá del cristianismo como aglutinante para mantener la unidad del imperio unos siglos más, la iglesia comenzará un proceso de paganización y "romanización" que dará lugar pocos siglos después a la hoy conocida como Iglesia Católico-Romana.

A estas y otras interesantes cuestiones es a las que se trata de dar respuesta en estas paginas. No se trata de hacer una cronología del cristianismo primitivo, y si un sencillo estudio de ciertos temas de interés que a mi juicio son claves para entender el posterior desarrollo de la fe cristiana.

Prepárate para este interesante viaje.

Los Valdenses

Este artículo trata sobre estos tan ignorados cristianos evangélicos de la Edad Media, de más de 4 siglos antes de Lutero (contra las mentiras romanistas que afirman que el cristianismo evangélico nació de una escisión de Roma con este reformador), y de los cuales sus propios verdugos: los inquisidores de la iglesia católico Romana dijeron lo siguiente:

"Los herejes valdenses se distinguen por su comportamiento y el habla. Son impasibles y sensatos. No se esfuerzan en llamar la atención con vestidos extravagantes o indecorosos. No son comerciantes con el fin de evitar mentir, jurar o engañar. Viven únicamente del trabajo artesano de sus manos. También sus maestros son tejedores y zapateros. No acumulan riquezas, sino que se contentan con lo necesario para vivir. Comen y beben con moderación, no frecuentan posadas ni van a bailes u otros lugares de mala reputación. Son lentos para la ira. Son trabajadores, se dedican a aprender y a enseñar. Les reconocerán por su manera de hablar: con cordura y veracidad. No difaman, no hablan con palabras vulgares o vacías. Evitan toda expresión que pueda ser mentirosa o de juramento. No dirán "sinceramente" o "de verdad", sino que se limitarán a decir "si" o "no". Según ellos hacen así porque Jesús lo ordenó en Mateo 5:37(Passauer Anonymus).
El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención." ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

A continuación una respuesta a afirmaciones hechas en los foros de discusión de religión en Internet por parte de una persona que se hacía llamar C.C. (Cristiano católico) donde llega a decir que si los Valdenses sufrieron tantas matanzas por parte de la ICAR (Iglesia católica) es casi porque se lo merecieron (por ser "enemigos de Roma"). Más abajo hay algunas preguntas y respuestas del citado C.C.
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@Lyonensis.com> escribió en el mensajenews:3f54f4c7$0$27053$626a54ce@news.free.fr...
Olvidados por los siglos, quizá a alguien le interese esta historia... (más abajo se habla de ellos en España)

(Con la esperanza de que C.C. al menos reflexione)
PEDRO WALDO Y LOS VALDENSES

El movimiento evangélico de la Edad Media recibió un valioso refuerzo con la conversión de Pedro Waldo debido,a la impresión que le produjo la muerte repentina de un amigo con el cual estaba conversando. Dicho incidente hizo que este rico comerciante, dejando sus negocios, pensara solo en la salvación de su alma.

Un sacerdote a quien preguntó sobre el asunto le respondió que había varias maneras de salvar el alma, pero que la más segura era poner en práctica las palabras de Jesús al joven rico: -Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres. Se cree que el cura lo dijo con ironía, por que Waldo era un hombre muy rico; pero éste, que estaba decidido a conseguir la salvación a todo coste, lo cumplió al pie de la letra. Su gran acierto fue que, en lugar de ir a profesar el voto de pobreza en un convento, resolvió deshacerse de sus bienes, empleándolos él mismo para beneficio de los pobres y la extensión del Reino de Dios.

Consideró que era una obra muy buena a los ojos de Dios el mandar traducir y poner en manos del pueblo las Sagradas Escrituras. Hizo escribir a mano muchas copias que eran llevadas por cristianos fieles de un pueblo a otro.

El clero empezó a mirar con recelo a aquellos hombres humildes que, de dos en dos, descalzos y pobremente vestidos, con el volumen sagrado en la mano, iban predicando la Palabra de Dios, y el arzobispo Guichard les prohibió predicar.

 Pedro Waldo apeló al papa esperando que su justa causa sería reconocida, y compadeció con uno de sus colaboradores ante el Concilio de Letrán en marzo del año 1179, El papa los trató amablemente pensando que los pobres de Lyon, como les llamaban, permanecerían dentro de la Iglesia Católica, quedando convertidos en una orden monástica y, según testimonios que tenemos de sus jueces, los hallaron muy piadosos y austeros en su modo de vivir, pero ignorantes -según ellos- e incapaces de predicar. Esto fue porque, en lugar de examinarlos sobre las Sagradas Escrituras y las doctrinas más claras y evidentes del Cristianismo, les interrogaron, en Lenguaje filosófico, sobre la Santísima Trinidad, las dos naturalezas de Cristo, y otras cosas que los Concilios habían tratado de resolver y establecer como dogmas, sin pensar que Dios tiene derecho a reservarse algunos misterios, sin revelárnoslos, hasta aquel día en el cual seremos capaces de comprender todas las cosas.

Vueltos a Lyon, resolvieron que debían predicar el Evangelio con sencillez, porque era menester obedecer a Dios antes que a los hombres, y se lanzaron a la obra, desafiando la persecución. Esto les unió a sus hermanos los antiguos paulicianos -descendientes de los cristianos primitivos-, a los pedrobrusianos y enriquistas, y todos juntos vinieron a formar la Iglesia Evangélica Valdense, que subsistió y se extendió por toda Europa durante varios siglos antes de que apareciese la Reforma.

El edicto de excomunión que se extendió contra ellos en el año 1181 les obligó a salir de Lyon, lo que fue tan beneficioso para la causa del Evangelio como lo había sido la primera persecución que vino a la iglesia cristiana de Jerusalén, la cual obligó a los primeros cristianos a extenderse por todo el mundo antiguo predicando el Evangelio.

Pedro Waldo  huyendo d  la intolerancia llegó hasta Bolonia (hoy Polonia) en la misma frontera de Rusia donde murió el año 1217 después de cincuenta y siete años de servicio para el Señor.

Los Valdenses en España

Animados por su celo misionero los valdenses recorrieron el sur de Alemania, Suiza y Francia llegando a España donde formaron grupos de cristianos disidentes de Roma en las provincias del Norte, y sobre todo en Cataluña.

El hecho de que dos concilios y tres  reyes se hayan  ocupado  de expulsarlos de nuestra patria  demuestra que su número tenía que ser considerable.

El clero impotente para detener el avance y, alarmado, pidió al papa Celestino III que tomase medidas en contra del movimiento. El papa mandó un delegado en el año 1194 que convocó la asamblea de prelados y nobles en Mérida asistiendo personalmente el mismo rey Alfonso II quien dictó el siguiente decreto:

"
Ordenamos a todo valdense que en vista de que están excomulgados de la Santa Iglesia son enemigos declarados de este reino y tienen que abandonarlo, e igualmente todos los estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden cualquiera que desde hoy se permita recibir en su casa a los susodichos valdenses asistir a sus perniciosos discursos o proporcionarles alimentos atraerá por esto la indignación de Dios Todopoderoso y la nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación y será castigado como culpable del delito de lesa majestad; además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables sepa que si los ultraja los maltrata o los persigue no hará con esto nada que no nos sea agradable."
Desde entonces la persecución se hizo sentir con violencia, y en una sola ejecución 114 valdenses fueron quemados vivos y sus cenizas echadas al río Ter en Gerona. Sin embargo, muchos lograron esconderse y seguir secretamente la obra de Dios en el reino de León, en Vizcaya y en Cataluña, pues al contrario de lo que decretaba la orden real, les Veían con costumbres austeras y anunciando tan Claramente las Buenas Nuevas de salvación, bien afirmadas en textos de la Sagrada Escritura, que hasta Se menciona al obispo de Huesca, uno de los más notables prelados de Aragón como protector decidido de los perseguidos Valdenses.

Pero las persecuciones contra ellos no cesaron, llegando a su apogeo por el año 1237, cuando 45 de ellos fueron arrestados en Castellón y 15 de ellos quemados vivos en la hoguera.

En Alsacia y Lorena hubo desde el año 1200 tres grandes centros de actividad misionera. En Meta, el barba (pastor) Crespin y sus numerosos hermanos confundían al obispo Beltrán quien en Vano se esforzaba por suprimirlos. En Estrasburgo los inquisidores mantenían siempre el fuego de la intolerancia contra 1a propaganda activa que hacía el barba Juan y más de 500 hermanos que componían la iglesia perseguida de aquella ciudad.

En Bohemia, donde pedro Waldo terminó su gloriosa carera, 1os resultados de la obra Misionera valdense fueron fecundos. A mediados del Siglo XIII el inquisidor de passau nombraba 42 poblaciones donde los valdenses habían echado raíces; y en Austria, a principios del siglo xIv, el inquisidor Krens hacía quemar 130 valdenses. Se cree que el número de ellos en Austria no bajaba de 80.000.

En Italia 1os Valdenses estaban diseminados Y bien establecidos en todas partes de la península. Tenían propiedades en loS grandes Centros, Y un ministerio itinerante perfectamente organizado.  En Lombardía los discípulos de Arnaldo de Brescia gran opositor del papa a pesar de que nunca llegó a separarse de la Iglesia Católico-Romana y que fue quemado vivo en el año 1155- unían fácilmente a los valdenses cuando éstos les predicaban el Evangelio. En Milán poseían una escuela que era centro de una gran actividad misionera.

En Calabria se establecieron muchos valdenses del Piamonte  en el ano 1300 en Fuscaldo y Montecarlo. Habían conseguido cierta tolerancia y  les permitían celebrar secretamente sus cultos con tal de que pagaran los diezmos al clero.

 En tres de los valles del Piamonte  Lucerna Perusa y San Martín  los  Valdenses formaron  pueblos enteros en las primeras décadas del siglo XIII.

Estos datos históricos que poseemos de la abundante literatura producida por los Valdenses prueban de un modo irrefutable cuán  equivocada y absurda es la afirmación de la Iglesia Romana de  que el Protestantismo tuvo su origen en Lutero: Centenares de años antes de que se produjese el movimiento espiritual de la Reforma existían ya muchos miles de cristianos que no comulgaban con los dogmas de la Iglesia Católica Romana y eran tanto o más protestantes de los errores y abusos del Catolicismo que el famoso fraile sajón. (extracto de "Origen e Historia de las Denominaciones Cristianas" de Samuel Vila, Ed. CLIE, España)

"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com> escribió en el mensajenews:3f54c8f6$0$6192$626a54ce@news.free.fr...
Más gotas sobre los valdenses, para CC:

El abad de Citeaux, Arnaud Amalric, legado papal (de la "Iglesia de Cristo"  según C.C.), contestó la famosa frase: "Matadlos a todos; Dios reconocerá a  los suyos" al consultársele durante la toma de Béziers (Sudeste de Francia)  como distinguir a los "herejes" Valdenses del resto de la población.

Esta frase, bastante discutida por los historiadores revisionistas católicos  del siglo XXI, a mí me parece horriblemente probable: Puesto que de hecho no  hay duda histórica de que no dejó sobreviviente alguno -tampoco niños ni  mujeres- de una ciudad que tenía entonces 20.000 habitantes... no veo porqué  iba a tener escrúpulos por la brutalidad de una frase.

Ireneo

El siguiente comentario de "Cristiano Católico" da miedo 

"Cristiano Catolico" <santrinidad@xs4all.nl escribió en el mensajenews:3f536b90$0$58581$e4fe514c@dreader6.news.xs4all.nl...


 Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos...  En todos los tiempos de la historia la Iglesia ha tenido enemigos. los  Valdenses deben encontrarse entre ellos.  porque el que no esta con nosotros esta contra nosotros.


La respuesta vino así:
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com wrote in message
  news:3f5319f1$0$6215$626a54ce@news.free.fr...
  Hola C.C.
 
Amigo CC... ¿quien eres?

¿Merecían la muerte los Valdenses (Demuestras tu perfecta ignorancia al desconocer todo de ellos -estoy preparando algo para ilustrar a quien le interese-) por ser como tú dices "enemigos de la ICAR" -por predicar el Evangelio en el siglo XII-?

Te recuerdo lo algo que dijo Jesús:

"El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas.Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:35-37)

"Juan le dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis, porque no hay nadie que haga un milagro en mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, por nosotros está". (Marcos 9:38-40)

Te recuerdo que si tu "papa" Juan Pablo II les pidió perdón en Asís por todas las masacres cometidas por tu "verdadera iglesia de cristo" contra ellos, es porque el papa sabía la culpa de la ICAR (si no ¿a qué pedir perdón?).

Estás ciego, insultas el nombre de algunos de los mejores seguidores de Cristo de la historia, demuestras muy poca piedad y caridad... solo tu ignorancia te puede justificar.
"Ireneo de Lyon" <Ecclesia@lyonensis.com escribió en el mensajenews:3f5319f1$0$6215$626a54ce@news.free.fr...
Hola C.C.

Los valdenses fueron asesinados, quemados, torturados durante siglos (desde su aparcición en el siglo XII, aunque descienden de grupos anteriores que se remontan a la primitiva y verdadera Iglesia) por la llamada "Iglesia" Católico Romana. Tú los llamas rebeldes, pero ellos pagaron con su sangre -derramada por los verdugos de tu "iglesia"- su fidelidad a Cristo.

Juan Pablo II les pidió perdón en una reunión que tuvo con ellos.

Se unieron después a sus herm,anos protestantes ya que vieron que compartían la misma fe 8que es la única fe que siempre ha habido en el verdadero cristianismo).

Te dejo con la cita de uno de sus asesinos (el inquisidor de Passau):
El inquisidor de Passau en el s.XII dijo de los mismos: "Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los Valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda por que es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en
todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención.
" ("Catolicismo Romano: Orígenes y Desarrollo" José Grau. Tomo I, pág. 330. Ed. EEE, Barcelona 1987)

Dios te bendiga CC

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Más tarde este contertulio envió este otro artículo:

"Lito" <MiguelZZ@altg.net escribió en el mensaje
news:bj7i69$g3rq2$1@ID-196937.news.uni-berlin.de...
Aquí va otro artículo sobre los Valdenses

Saludos

Lito.

Los valdenses... ¿herejes, o buscadores de la verdad?

¿EL TIEMPO? El siglo doce de la era común... 200 años antes de la época de Wiclef y Hus y 300 años antes de Lutero. ¿El lugar? El sur de Francia y los valles alpinos de aquel país y del norte de Italia. ¿El marco de circunstancias? Una clase clerical rica y a menudo libertina mantiene en ignorancia, a propósito, a la gente común, la cual vive en la pobreza. Por toda Europa, la Iglesia Católica Romana ejerce la supremacía, pues es poderosa, opulenta y mundana.

En vivo contraste, hallamos un grupo de personas que se destacan en este fondo histórico. Creen que la Biblia es la Palabra de Dios y se esfuerzan por vivir en armonía con los principios justos de ella. Caminando en pares, estas personas suben las colinas y bajan los valles predicando y enseñando cualesquier verdades que hayan podido descubrir al leer las porciones de las Escrituras que están disponibles en el propio idioma de ellas. Debido a esto, se les persigue como a herejes, y muchas de ellas pierden la vida. ¿Quiénes son?

En Francia se les llegó a conocer por el nombre de Vaudois. Los que perseguían a estas personas las llamaban, en latín, valdenses, nombre que se mantiene así en español.

PRECURSORES

Los historiadores católicos y protestantes no concuerdan en cuanto a los orígenes de los valdenses. Los primeros quisieran convencernos de que lo que ellos llaman la "secta herética" de los valdenses era un fenómeno aislado que surgió repentinamente a fines del siglo doce bajo la dirección de un francés de Lyón llamado Valdès o Valdo. En cambio, muchos protestantes afirman que los valdenses constituyen un eslabón en la cadena continua de disidentes que surgieron entre la época del emperador Constantino (cuarto siglo de la E.C.) y los reformadores protestantes del siglo dieciséis. Estos protestantes opinan que el nombre valdenses se deriva de la palabra latina vallis, que significa "valle," y se refiere al hecho de que aquellos disidentes a quienes se perseguía con persistencia como herejes se vieron obligados a refugiarse en los valles alpinos de Francia e Italia.

Claro, los historiadores católicos rechazan esta explicación protestante, pues no la consideran histórica. Pero al afirmar que los valdenses aparecieron repentinamente en la escena de la historia medieval bajo la dirección de Valdès o Valdo la Iglesia Católica está minimizando el patente hecho histórico de que hubo muchos otros disidentes antes de que Valdo comenzara a predicar a fines de los años setenta del siglo doce. La verdad parece ser que Valdo y sus asociados llegaron a ser un punto de reunión para grupos similares de disidentes, algunos de los cuales habían estado en existencia por largo tiempo.

A la Iglesia Católica le gustaría que olvidáramos que había semillas de descontento entre los suyos muchos años antes de que apareciera Valdo. Por ejemplo, el obispo Agobard de Lyón, Francia (779-840 de la E.C.), atacó vigorosamente la adoración de imágenes, el dedicar iglesias a santos y la liturgia eclesiástica que no estaba en armonía con la Biblia.

Al otro lado de los Alpes, en Turín, Italia, un contemporáneo de Agobard, el obispo Claudio, adoptó una posición similar. Condenó las oraciones dirigidas a los santos, la veneración de reliquias y de la cruz y, en general, rechazó la tradición eclesiástica debido a que ésta iba en contra de las Escrituras. A Claudio de Turín se le ha llamado "el primer reformador protestante."

En el siglo once, el arcediano Bérenger, o Berengarius, de Tours, Francia, que, según se dice, era uno de los teólogos más influyentes de su tiempo, se opuso al dogma de la transubstanciación y sostuvo que el pan y el vino que se utilizan durante la conmemoración de la muerte de Cristo son emblemáticos y no se transforman milagrosamente en el cuerpo y la sangre de Cristo. También sostuvo que la Biblia era superior a la tradición. Bérenger fue excomulgado por herejía en 1050.

Al mismo principio del siglo doce, dos hombres se destacan en Francia como disidentes notables. Fueron ellos Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. El primero comenzó su vida adulta como sacerdote en los Alpes al sudeste de Francia. Al poco tiempo abandonó el sacerdocio porque no estaba de acuerdo con la Iglesia sobre doctrinas importantes como el bautismo de infantes, la transubstanciación, las oraciones para los muertos, la adoración de la cruz y la necesidad de tener edificios que sirvan de iglesias. Después de ser expulsado de la diócesis de los Alpes meridionales, predicó directamente a la gente por todo el sur de Francia e hizo muchos discípulos. Al fin fue quemado en la hoguera en St. Gilles en 1140.

Enrique de Lausana, a quien también se llama Enrique de Cluny, continuó la obra de Pedro de Bruys. Enrique era monje y ya en el año 1101 había empezado a hablar denodadamente en contra de la liturgia eclesiástica, el clero corrupto de aquel entonces y el sistema de una jerarquía religiosa. Sostenía que la Biblia era la única norma para la fe y la adoración. Empezó a predicar en Le Mans, y cuando se le expulsó de allí, continuó su obra misional por todo el sur de Francia y con el tiempo se encontró con Pedro de Bruys. En 1148 se le arrestó y se le puso en prisión, donde pasó el resto de su vida. Pero las ideas de estos hombres se propagaron como un reguero de pólvora desde el sur de los Alpes hasta el Mediterráneo y de un extremo al otro del sur de Francia hasta el Golfo de Vizcaya.

VALDO Y LOS "POBRES DE LYÓN"

Dentro de este ambiente histórico apareció un laico en la escena en Lyón, Francia. No se sabe nada en cuanto al nacimiento de este hombre, que según se dice ocurrió alrededor de 1140 de la E.C. Hasta cierto grado, aun su nombre es un misterio, pues se deletrea Valdès, Valdo o Waldo. El nombre Pierre, o Pedro, no aparece en ningún manuscrito que esté fechado antes de 1368. Se cree que en años posteriores sus discípulos le dieron el nombre, para indicar que él era un imitador más digno del apóstol Pedro que los papas de Roma, que afirman ser los sucesores de Pedro.

Valdo era un comerciante adinerado de Lyón. Estaba casado y tenía dos hijas. Siendo hombre devoto y católico practicante, pidió a un amigo teólogo que le diera consejo de las Escrituras en cuanto a lo que debía hacer para agradar a Dios. En respuesta, su amigo citó Mateo 19:21, donde Jesús dijo al joven rico: "Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor."

Valdo tomó a pecho este consejo. Después de proveer para el sustento de su esposa y colocar a sus dos hijas en un convento, comisionó a dos sacerdotes, Etienne d'Anse y Bernard Ydros, para que tradujeran los Evangelios y otros libros de la Biblia al idioma vernáculo que se hablaba en las provincias de Provenza y Dauphiné en el sudeste de Francia. Entonces distribuyó el resto de sus posesiones entre los pobres y se puso a estudiar la Palabra de Dios. Además, predicó en las calles de Lyón, invitando a los habitantes a que despertaran espiritualmente y regresaran al cristianismo bíblico.

Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores. Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces la iglesia había impedido que se tradujera la Biblia a otro idioma con la excepción del latín. Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el idioma de la gente común. Se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyón."

Esta predicación laica incitó la ira del clero. En 1179 el papa Alejandro III prohibió a Valdo y sus seguidores predicar sin el permiso del obispo local. Como era de esperar, el obispo Bellesmains de Lyón rehusó dar su consentimiento. Los registros históricos indican que, ante esta proscripción, Valdo respondió a la jerarquía usando las palabras de Hechos 5:29: "Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres."

Valdo y sus asociados continuaron predicando. Así, en 1184 el papa Lucio III los excomulgó, y el obispo de Lyón los expulsó de la diócesis. Resultó algo parecido a lo que ocurrió cuando los primeros cristianos fueron echados de Jerusalén. Acerca de ellos, la Biblia declara: "Los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra."-Hech. 8:1-4.

Estos disidentes del siglo doce se refugiaron en los Alpes y por todo el sur de Francia, y enseñaban la Biblia a medida que iban de un lugar a otro. Sin duda se toparon con otros grupos disidentes, como los seguidores de Pedro de Bruys y Enrique de Lausana. Al cruzar los desfiladeros de los Alpes en dirección al norte de Italia, se encontraron con grupos de disidentes que ya existían en los valles del Piamonte y de Lombardía. Estos grupos de disidentes con orientación bíblica, que luego llegaron a conocerse por toda Europa como valdenses, deben distinguirse de grupos "herejes" contemporáneos, como los cátaros y los albigenses, cuyas doctrinas estaban basadas más en la filosofía persa que en la Biblia. Los registros históricos muestran que para principios del siglo trece podían hallarse valdenses no solo en el sur de Francia y el norte de Italia, sino también en el este y norte de Francia, en Flandes, en Alemania, en Austria y hasta en Bohemia, donde se dice que Valdo murió en 1217.

EN BUSCA DE LA VERDAD BÍBLICA

Sea que Valdo mismo haya sido el fundador de los valdenses o no, a él se le tiene que dar el crédito por haber tomado la iniciativa de hacer traducir la Biblia del latín a las lenguas vernáculas que en aquel entonces hablaba la gente común a quienes él y sus asociados predicaban. Además, debe recordarse que eso ocurrió unos 200 años antes de que Wiclef tradujera la Biblia para los disidentes que hablaban inglés.

La posición básica de los valdenses primitivos era que la Biblia es la única fuente de la verdad en lo que tiene que ver con la religión. En un mundo que estaba comenzando a salir de lo que se ha llamado la "Edad del Oscurantismo," ellos buscaron a tientas la verdad cristiana. Evidentemente hicieron lo mejor que pudieron con los cuantos libros de las Escrituras Hebreas y Griegas que poseían en un idioma que podían leer y comprender.

No obstante, los valdenses primitivos comprendieron la Biblia lo suficientemente bien como para rechazar la adoración de las imágenes, la transubstanciación, el bautismo de infantes, el purgatorio, el culto de María, las oraciones a los santos, la veneración de la cruz y de las reliquias, el arrepentimiento de última hora, la confesión a los sacerdotes, las misas para los muertos, las indulgencias papales, el celibato sacerdotal y el uso de armas carnales. También rechazaron el uso de imponentes y elegantes edificios religiosos y consideraban que "Babilonia la Grande, la madre de las rameras," era la Iglesia de Roma, e invitaban a sus oyentes a huir de ella. (Apoc. 17:5; 18:4) ¡Todo esto lo hicieron a fines del siglo doce y a principios del siglo trece!

En su obra de predicar, los valdenses primitivos enseñaban la Biblia y daban mucha importancia al Sermón del Monte y al padrenuestro, en los cuales se muestra que el reino de Dios es lo que se debe buscar primeramente y lo que se debe pedir en oración. (Mat. 6:10, 33) Sostenían que cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, que poseyera suficiente conocimiento de la Biblia estaba autorizado para predicar las "buenas nuevas." Además, consideraban a Jesús como el único mediador entre Dios y el hombre. Puesto que Jesús había muerto una vez para siempre, ellos sostenían que un sacerdote no podía reanudar este sacrificio por medio de celebrar una misa. Los valdenses primitivos conmemoraban la muerte de Cristo, utilizando pan y vino como símbolos.

LA PREDICACIÓN RESULTA EN PERSECUCIÓN

Los valdenses primitivos sostenían que no era necesario ir a una iglesia para adorar a Dios. Celebraban reuniones clandestinas en establos, hogares particulares y dondequiera que pudieran hacerlo. Durante estas reuniones estudiaban la Biblia y preparaban nuevos predicadores, los cuales acompañaban a los más experimentados. Viajaban en pares de granja en granja y, cuando estaban en los pueblos y aldeas, iban de casa en casa. El autoritativo libro de consulta intitulado Dictionnaire de Théologie Catholique (Tomo 15, columna 2591) en un artículo que, por lo demás, no favorece a los valdenses, declara: "Desde la más tierna edad, sus hijos empezaban a aprender los Evangelios y las Epístolas. La predicación de sus diáconos, sacerdotes y obispos consistía principalmente en citas de
la Biblia."

Otras obras nos informan que los valdenses tenían una excelente reputación de ser muy trabajadores, sumamente morales y honrados al pagar sus impuestos. Expulsaban a los pecadores que no se arrepentían.

Así eran estas personas temerosas de Dios a quienes perseguidores religiosos persiguieron hasta la muerte, pues a muchas de ellas las quemaron en la hoguera. Una gran cantidad de ellas fueron víctimas de la terrible cruzada que ordenó el papa Inocencio III en 1209 contra los cátaros y albigenses en el sur de Francia. Otros sufrieron tortura y se les dio muerte durante la temible Inquisición que empezó en el sur de Francia en 1229. Algunos de los valdenses lograron escapar a otros países, y muchos más se refugiaron en los elevados valles de los Alpes de Francia e Italia, donde por siglos sobrevivieron comunidades valdenses.

A principios del siglo dieciséis, los valdenses se unieron a sus hermanos protestantes y hoy en día son considerados una denominación protestante más.

Pero los valdenses primitivos, aunque se les acusó de ser "herejes," estaban de hecho sinceramente buscando la verdad y tomaron la delantera en traducir la Biblia, enseñarla y vivir conforme al modo sencillo que corresponde al cristianismo. Es cierto que no se libraron de todas las doctrinas erróneas de la religión babilónica falsa. Pero evidentemente vivieron conforme al conocimiento que habían obtenido de la Palabra de Dios. Muchos, según parece, estuvieron dispuestos a morir más bien que a renunciar a su fe. Claro, solo "El Señor conoce a los que le pertenecen." Por eso, con confianza podemos dejar en manos de Él el dar cualquier galardón de vida futura.-2 Tim. 2:19.

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