About

PELIGROSO ASALTANTE PERUANO SE ENTREGA A CRISTO






El asaltante más peligroso del Perú D’jango cambió pistolas por Biblia

El ex asaltante más peligroso del Perú cuenta su cambio de vida. Ha purgado condena en todos los penales del Perú. Robó más de 100 bancos y amasó una fortuna de 20 millones de dólares.
Perú, (Agencia Orbita / NoticiaCristiana.com) El ex asaltante más peligroso del Perú cuenta su cambio de vida. Ha purgado condena en todos los penales del Perú. Se escapó de El Sexto y Lurigancho. Robó más de 100 bancos y amasó una fortuna de 20 millones de dólares. Eso, ya fue. Esta es la historia de un hombre converso.

En la cueva donde se refugió Django hace 28 años, cuando escapó por la puerta principal del penal de Lurigancho en medio de una lluvia de balas, aún reinan las tarántulas y los murciélagos, pero sobre aquellos seres vivos prevalece la figura del temerario Oswaldo Gonzales Morales, quien sostiene una lámpara a kerosene que lo alumbrará en las profundidades de la cavidad rocosa. Esta vez no se esconde de la justicia. Está aquí, en un cerro de Huarochirí, para elevar una oración al cielo. Llora Django, porque siente que Dios le devolvió la vida.

El otrora hombre más buscado del Perú, que escapó del Sexto en 1979 y de Lurigancho un año más tarde, se ha convertido en un predicador a tiempo completo que sostiene una biblia MacArthur entre sus manos. Oswaldo Gonzales asaltó más de 100 bancos en los años 70 y 80. Su fortuna personal rebasó los 20 millones de dólares y ahora, extrañamente, se pasea por Chosica en una mototaxi.

Oswaldo, ¿eres chalaco como la mayoría de los 'faites'? Yo soy de Sitacocha, Cajamarca, pero me crié desde los 6 años en el Callao. Mis padres fallecieron en un accidente de auto cuando yo era muy pequeño, y uno de mis tíos me trajo al Callao, a Lazareto.

¿Cómo empiezas a delinquir? A los 18 salí del Ejército y ahí aprendí a manejar armas. Quería ser contador y terminé contando, pero la plata del banco cuando asaltaba. Comencé robando carteras, bicicletas y motos, hasta que le arrebaté un medallón a una señora. Solo por esa joya me metieron cuatro años en 'El Frontón'. Era primerizo, pero como de pequeño vendía periódicos, ahí conocí a muchos amigos. Me orientaron sobre ese mundo, cómo comportarme, caminar. Ahí me endurecí, porque no era posible que por un medallón me den 48 meses. Ahora entiendo que Dios me puso en el camino angosto para probarme.

Pero, ¿cómo comienza tu fama? Comencé a delinquir con los muchachos que encontré en 'El Frontón'. Nos pusimos de acuerdo para asaltar bancos y formamos la 'Banda de las camisas floreadas'. Tenía 21 ó 22 años. Ahí, fui haciéndome conocido en los medios. Asaltaba desayuno, almuerzo y comida. Ya ni me acuerdo de tantos bancos...

Al inicio en tu barrio te decían el 'Cholo Segundo', ¿por qué comenzaron a llamarte 'Django'? Cuando estaba en 'El Frontón' llovía y como yo era de Cajamarca, me conseguí un poncho y un sombrero como usan allá. De ahí me quedé como 'Django', porque me vestía como el de la película (donde Franco Nero encarnaba a 'Django', un pistolero italiano). Ya cuando asaltaba, usaba dos pistolas como él.

Hoy vivimos una guerra de bandas en el Callao, ¿había eso en tus tiempos de 'faite'? No. Lo que pasa ahora con la juventud del Callao es obra de Satanás. Eso de bandas rivales había muy poco. Casualmente en el año 79 y 80, cuando me escapé de 'El Sexto', me recapturaron y vi en Lurigancho ese dilema. Lo que está pasando ahora, barrio contra barrio. Lima con Callao, Callao con Barrios Altos. Estos con Surquillo y entre todos. Cogíamos la tapa de la paila donde cocinábamos y sacábamos los fierros de los catres y los afilábamos como lanzas. Parecíamos ejércitos romanos. Se quitaban la vida entre ellos, pero a la Policía le conviene. Por eso no intervienen, para que se quiten la vida unos y otros.

¿Cuáles eran los códigos que había antes en las calles chalacas? Por ejemplo, hoy matan a un pobre trabajador para robarle sus zapatillas. Antes era al contrario, nosotros los ayudábamos. Yo he robado más a los bancos, con lo que traía ayudaba a mi pueblo, les compré un motor para que tengan luz. Hasta me quieren hacer alcalde. Una vez vi llorando a una señora, porque la habían asaltado. Le di un fajo de billetes y le dije: 'No se preocupe, mañana me asalto un banquito', y no era broma. Ahora es muy distinto, la gente se quita la vida, ¡qué tristeza!

También se mata por dinero, ¿había 'sicarios' en tu época? No. Antes si se quitaba la vida, era por defensa propia. Ahora matan primero y, luego, te dicen que es un asalto. Siempre íbamos primero con palabras a asaltar. A la muerte se recurría, en casos muy extremos.

Con la tecnología de Blogger.

Sample

Followers

Vistas de página en total

PELIGROSO ASALTANTE PERUANO SE ENTREGA A CRISTO






El asaltante más peligroso del Perú D’jango cambió pistolas por Biblia

El ex asaltante más peligroso del Perú cuenta su cambio de vida. Ha purgado condena en todos los penales del Perú. Robó más de 100 bancos y amasó una fortuna de 20 millones de dólares.
Perú, (Agencia Orbita / NoticiaCristiana.com) El ex asaltante más peligroso del Perú cuenta su cambio de vida. Ha purgado condena en todos los penales del Perú. Se escapó de El Sexto y Lurigancho. Robó más de 100 bancos y amasó una fortuna de 20 millones de dólares. Eso, ya fue. Esta es la historia de un hombre converso.

En la cueva donde se refugió Django hace 28 años, cuando escapó por la puerta principal del penal de Lurigancho en medio de una lluvia de balas, aún reinan las tarántulas y los murciélagos, pero sobre aquellos seres vivos prevalece la figura del temerario Oswaldo Gonzales Morales, quien sostiene una lámpara a kerosene que lo alumbrará en las profundidades de la cavidad rocosa. Esta vez no se esconde de la justicia. Está aquí, en un cerro de Huarochirí, para elevar una oración al cielo. Llora Django, porque siente que Dios le devolvió la vida.

El otrora hombre más buscado del Perú, que escapó del Sexto en 1979 y de Lurigancho un año más tarde, se ha convertido en un predicador a tiempo completo que sostiene una biblia MacArthur entre sus manos. Oswaldo Gonzales asaltó más de 100 bancos en los años 70 y 80. Su fortuna personal rebasó los 20 millones de dólares y ahora, extrañamente, se pasea por Chosica en una mototaxi.

Oswaldo, ¿eres chalaco como la mayoría de los 'faites'? Yo soy de Sitacocha, Cajamarca, pero me crié desde los 6 años en el Callao. Mis padres fallecieron en un accidente de auto cuando yo era muy pequeño, y uno de mis tíos me trajo al Callao, a Lazareto.

¿Cómo empiezas a delinquir? A los 18 salí del Ejército y ahí aprendí a manejar armas. Quería ser contador y terminé contando, pero la plata del banco cuando asaltaba. Comencé robando carteras, bicicletas y motos, hasta que le arrebaté un medallón a una señora. Solo por esa joya me metieron cuatro años en 'El Frontón'. Era primerizo, pero como de pequeño vendía periódicos, ahí conocí a muchos amigos. Me orientaron sobre ese mundo, cómo comportarme, caminar. Ahí me endurecí, porque no era posible que por un medallón me den 48 meses. Ahora entiendo que Dios me puso en el camino angosto para probarme.

Pero, ¿cómo comienza tu fama? Comencé a delinquir con los muchachos que encontré en 'El Frontón'. Nos pusimos de acuerdo para asaltar bancos y formamos la 'Banda de las camisas floreadas'. Tenía 21 ó 22 años. Ahí, fui haciéndome conocido en los medios. Asaltaba desayuno, almuerzo y comida. Ya ni me acuerdo de tantos bancos...

Al inicio en tu barrio te decían el 'Cholo Segundo', ¿por qué comenzaron a llamarte 'Django'? Cuando estaba en 'El Frontón' llovía y como yo era de Cajamarca, me conseguí un poncho y un sombrero como usan allá. De ahí me quedé como 'Django', porque me vestía como el de la película (donde Franco Nero encarnaba a 'Django', un pistolero italiano). Ya cuando asaltaba, usaba dos pistolas como él.

Hoy vivimos una guerra de bandas en el Callao, ¿había eso en tus tiempos de 'faite'? No. Lo que pasa ahora con la juventud del Callao es obra de Satanás. Eso de bandas rivales había muy poco. Casualmente en el año 79 y 80, cuando me escapé de 'El Sexto', me recapturaron y vi en Lurigancho ese dilema. Lo que está pasando ahora, barrio contra barrio. Lima con Callao, Callao con Barrios Altos. Estos con Surquillo y entre todos. Cogíamos la tapa de la paila donde cocinábamos y sacábamos los fierros de los catres y los afilábamos como lanzas. Parecíamos ejércitos romanos. Se quitaban la vida entre ellos, pero a la Policía le conviene. Por eso no intervienen, para que se quiten la vida unos y otros.

¿Cuáles eran los códigos que había antes en las calles chalacas? Por ejemplo, hoy matan a un pobre trabajador para robarle sus zapatillas. Antes era al contrario, nosotros los ayudábamos. Yo he robado más a los bancos, con lo que traía ayudaba a mi pueblo, les compré un motor para que tengan luz. Hasta me quieren hacer alcalde. Una vez vi llorando a una señora, porque la habían asaltado. Le di un fajo de billetes y le dije: 'No se preocupe, mañana me asalto un banquito', y no era broma. Ahora es muy distinto, la gente se quita la vida, ¡qué tristeza!

También se mata por dinero, ¿había 'sicarios' en tu época? No. Antes si se quitaba la vida, era por defensa propia. Ahora matan primero y, luego, te dicen que es un asalto. Siempre íbamos primero con palabras a asaltar. A la muerte se recurría, en casos muy extremos.