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Cómo Lidiar con Santos que se Extravían

Cómo Lidiar con Santos que se Extravían


por Visión Para Vivir



¿Alguna vez ha rescatado a alguien que estaba ahogándose? Si lo ha hecho, sabe como las víctimas a menudo luchan contra los rescatadores debido a la histeria de ese momento aterrador. Lo mismo es a menudo cierto cuando se intenta rescatar a los que dan traspiés espirituales debido a que su fe ha naufragado.



El escritor y maestro Howard Hendricks cuenta de un joven que se alejó del Señor Jesucristo pero que finalmente un amigo que realmente lo quería logró rescatarlo. Después del pleno arrepentimiento y restauración, el doctor Hendricks le preguntó a este creyente cómo se había sentido mientras estaba en el mar, en aguas profundas, en problemas serios, y todos sus amigos estaban en la orilla lanzándole acusaciones bíblicas en cuanto a justicia, castigo, y obrar mal. Él respondió:



“Hubo un hombre que nadó para rescatarme y no me soltó. Yo luché contra él,



pero él hizo a un lado mi lucha, y me agarró, y me puso un salvavidas, y me arrastró



a la playa. Y él, por la gracia de Dios, es la razón por la que fui restaurado. No me soltó.”¹



En Santiago 4:11-12 el escritor no prohíbe a los creyentes que consuelen a los que se han descarriado; más bien, advierte contra los creyentes que con malicia difaman a otros. Jesús subrayó esto mismo en Mateo 7:1-4. La conclusión que muchos creyentes han derivado de estos dos pasajes se puede reducir a dos palabras: ¡No juzguen!



Pero, ¿qué hacer en esas ocasiones cuando un hermano o hermana en Cristo se alejan del Señor? ¿Acaso no deberíamos intentar rescatar a aquellos cuya fe ha naufragado? O, ¿les dejamos sencillamente que perezcan? El clímax de las palabras de Jesús en el pasaje de Mateo responde a esto que parece dilema. De acuerdo a Jesús, hay lugar para quitar la paja del ojo de otros creyentes (7:5). Pero, recuerde, hay pocos lugares en nuestros cuerpos más sensibles al toque que el ojo. Y, tal como sacar algo de un ojo físico requiere extrema sensibilidad, lo mismo se exige al tratar de quitar las pajas espirituales del ojo de nuestro hermano o hermana en Cristo. Jesús no está condonando a los que se sienten “llamados” a criticar. Más bien, esta dando su aprobación a la ayuda de los que están dispuestos a permitir que les limpien primero sus ojos espirituales antes de rescatar a otros.



Comprensión del Consejo de Santiago



Para aprender más en cuanto a la técnica necesaria para la cirugía del ojo espiritual, pasemos a las palabras de Santiago 5:19-20. Cuatro preguntas importantes surgen de su pluma.



Primero, ¿respecto a quiénes habla este consejo? Por encima parece como si Santiago estuviera hablando en cuanto a salvar almas del infierno. Sin embargo, las palabras “hermanos” y “entre ustedes” indican que se dirige a creyentes.



Segundo, ¿qué hizo que Santiago escribiera estas palabras? Lo más probable es que alguien se había extraviado de la verdad. La palabra “extraviado” es traducción del vocablo griego planao, de donde derivamos nuestra palabra planeta. Los griegos antiguos pensaban que los cuerpos celestiales deambulaban por el espacio. De la misma manera, cuando los creyentes se extravían de la verdad, se alejan de la ruta prescrita que en un tiempo conocieron.²



Tercero, ¿de qué se ha extraviado la persona? De la verdad. El comentarista Spiro Zodhiates amplía lo que significa extraviarse de la verdad.



La verdad de la que Santiago habla es naturalmente la persona y obra de



Jesucristo. No se refiere a un sistema filosófico o teológico abstracto, sino



a Cristo mismo, que dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). . . .



Por supuesto, la palabra “verdad” aquí también se refiere a todo lo que Cristo



enseñó e instituyó. Es la totalidad de su enseñanza doctrinal y práctica; no la



enseñanza de alguna iglesia o denominación en particular, sino de Cristo. Y,



¿en dónde se halla esta enseñanza? En la palabra de Dios, en la Biblia.³



Cuarto, ¿qué hay que hacer? Ahora llegamos a la parte más sensible: sacar la paja del ojo del hermano o hermana en Cristo. Cuando los creyentes por decisión propia se extravían de la verdad, Santiago dice que uno debe traerlos de regreso, lo que quiere decir que todo creyente con ojo limpio, y no simplemente los dirigentes de la iglesia, debe ayudar a recuperar a los que se han descarriado. No los ignore ni les lance críticas desde la distancia, como algunos hicieron con el joven que mencionó el doctor Hendricks. ¡Nade hasta donde ellos están y no lo suelte!



Actitud Apropiada



Ahora que hemos considerado la acción que debemos realizar, pasemos a Gálatas 6:1 para mirar de cerca la actitud apropiada que necesitamos. A fin de cualificar para ayudar a restaurar a otros a la verdad, debemos primero estar llenos del Espíritu Santo y no estar controlados por la carne. Debemos buscar la ayuda del Espíritu para sacarnos los troncos de nuestros propios ojos antes de intentar sacar pajas de los ojos de otros. Sólo los que son espirituales, que abordan una operación así con dependencia completa del Espíritu Santo, deben tratar de hacer esto.



La segunda cualificación que Pablo menciona es la mansedumbre. Los creyentes carnales por lo general son extremadamente sensibles a la crítica. Hablar con ellos con un espíritu de rigor y crítica sólo asegura el fracaso y rechazo. Pero un espíritu de mansedumbre anima a los extraviados para que se tranquilicen y se reconcilien con Dios.



Tercero, antes de apresurarnos a meternos en aguas profundas para rescatar a alguien, debemos comprobar para asegurarnos de estar equipados con una actitud de humildad: “considerándote a ti mismo, no sea que tú también serás tentado.” Un juicio errado en cuanto a la profundidad del problema o una estimación exagerada de nuestra capacidad para atenderlo muy rápidamente nos dejará también a nosotros en situación precaria.



Sacar pajas de ojos ajenos no es una tarea agradable. No es ninguna delicia tratar de rescatar a alguien que batalla y patea contra todo esfuerzo de ayuda. Es más, los que son verdaderamente humildes a menudo titubean para intervenir, sabiendo que no tienen el poder en sí mismos para sacar al otro a la seguridad. Con todo, el humilde se mete, lentamente, con oración, debido a un genuino amor del Padre celestial.



Operación Restauración



Hasta aquí hemos cubierto la acción y actitud necesaria para lidiar con santos que se extravían. Ahora volvamos a Santiago 5:20 y veamos lo que sucede cuando se les restaura.



El primer resultado es que el alma del santo que se extravía será rescatada “de la muerte.” La palabra muerte pudiera decir que si no se hubiera logrado que este individuo vuelva al Señor, pudiera haber muerto bajo disciplina divina. Es más probable, sin embargo, que Santiago utiliza la palabra muerte en un sentido amplio y metafórico. Cuando logramos que los santos extraviados vuelvan al Señor, rescatamos sus almas de una existencia mortal de soledad, amargura, angustia y culpa.



El resultado es que se “cubrirá multitud de pecados.” Cuando se logra que alguien regrese al redil mediante la confesión y el arrepentimiento, el perdón de Cristo cubre por completo a esta oveja anteriormente perdida.



Sumario y Aplicación



En toda su carta Santiago ha señalado aspectos específicos en los que los creyentes han empezado a extraviarse: dudas en las pruebas, echar la culpa al verse tentados, cólera y prejuicio, intelectualismo estéril, una lengua suelta, celos y envidias, arrogancia, críticas, planear sin Dios, aprovecharse de otros debido a la riqueza, y la falta de oración; para mencionar unas pocas cosas. Por estos cinco capítulos Santiago ha venido a nuestro rescate. Ahora concluyamos cristalizando su consejo en cuanto a rescatarnos unos a otros.



Primero, hay ocasiones definidas cuando debemos intervenir para sacar las pajas de los ojos de otros. Segundo, todo el proceso debe estar bajo la dirección del Espíritu Santo. Tercero, el motivo o actitud es tan importante como la acción. Cuarto, cuando el Señor nos acicatea, no debemos ser renuentes o sentirnos fuera de lugar al confrontar a otros. Recuerde que usted está salvando a esa persona de la muerte y cubriendo multitud de pecados. ¡No la suelte!







1. Según lo nota Charles R. Swindoll, en un sermón titulado “Set Me Free” (“Hazme libre”) predicado en la Iglesia First Evangelical Free Church of Fullerton, California, 25 de enero de 1981.



2. La implicación aquí es que Santiago se dirige a creyentes, porque sólo los que han conocido íntimamente la verdad pueden extraviarse de ella. Los no creyentes no pueden extraviarse de algo que nunca han conocido.



3. Spiros Zodhiates, The Behavior of Belief (Grand Rapids, Mich.: William B. Eerdmans Publishing Co., 1959), 217.



Adaptado de Insight for Living, “How to Handle Straying Saints,” James: Hands-on Christianity Study Guide (Plano, Tex.: Insight for Living), 127-131. Copyright © 2003 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente.

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Cómo Lidiar con Santos que se Extravían

Cómo Lidiar con Santos que se Extravían


por Visión Para Vivir



¿Alguna vez ha rescatado a alguien que estaba ahogándose? Si lo ha hecho, sabe como las víctimas a menudo luchan contra los rescatadores debido a la histeria de ese momento aterrador. Lo mismo es a menudo cierto cuando se intenta rescatar a los que dan traspiés espirituales debido a que su fe ha naufragado.



El escritor y maestro Howard Hendricks cuenta de un joven que se alejó del Señor Jesucristo pero que finalmente un amigo que realmente lo quería logró rescatarlo. Después del pleno arrepentimiento y restauración, el doctor Hendricks le preguntó a este creyente cómo se había sentido mientras estaba en el mar, en aguas profundas, en problemas serios, y todos sus amigos estaban en la orilla lanzándole acusaciones bíblicas en cuanto a justicia, castigo, y obrar mal. Él respondió:



“Hubo un hombre que nadó para rescatarme y no me soltó. Yo luché contra él,



pero él hizo a un lado mi lucha, y me agarró, y me puso un salvavidas, y me arrastró



a la playa. Y él, por la gracia de Dios, es la razón por la que fui restaurado. No me soltó.”¹



En Santiago 4:11-12 el escritor no prohíbe a los creyentes que consuelen a los que se han descarriado; más bien, advierte contra los creyentes que con malicia difaman a otros. Jesús subrayó esto mismo en Mateo 7:1-4. La conclusión que muchos creyentes han derivado de estos dos pasajes se puede reducir a dos palabras: ¡No juzguen!



Pero, ¿qué hacer en esas ocasiones cuando un hermano o hermana en Cristo se alejan del Señor? ¿Acaso no deberíamos intentar rescatar a aquellos cuya fe ha naufragado? O, ¿les dejamos sencillamente que perezcan? El clímax de las palabras de Jesús en el pasaje de Mateo responde a esto que parece dilema. De acuerdo a Jesús, hay lugar para quitar la paja del ojo de otros creyentes (7:5). Pero, recuerde, hay pocos lugares en nuestros cuerpos más sensibles al toque que el ojo. Y, tal como sacar algo de un ojo físico requiere extrema sensibilidad, lo mismo se exige al tratar de quitar las pajas espirituales del ojo de nuestro hermano o hermana en Cristo. Jesús no está condonando a los que se sienten “llamados” a criticar. Más bien, esta dando su aprobación a la ayuda de los que están dispuestos a permitir que les limpien primero sus ojos espirituales antes de rescatar a otros.



Comprensión del Consejo de Santiago



Para aprender más en cuanto a la técnica necesaria para la cirugía del ojo espiritual, pasemos a las palabras de Santiago 5:19-20. Cuatro preguntas importantes surgen de su pluma.



Primero, ¿respecto a quiénes habla este consejo? Por encima parece como si Santiago estuviera hablando en cuanto a salvar almas del infierno. Sin embargo, las palabras “hermanos” y “entre ustedes” indican que se dirige a creyentes.



Segundo, ¿qué hizo que Santiago escribiera estas palabras? Lo más probable es que alguien se había extraviado de la verdad. La palabra “extraviado” es traducción del vocablo griego planao, de donde derivamos nuestra palabra planeta. Los griegos antiguos pensaban que los cuerpos celestiales deambulaban por el espacio. De la misma manera, cuando los creyentes se extravían de la verdad, se alejan de la ruta prescrita que en un tiempo conocieron.²



Tercero, ¿de qué se ha extraviado la persona? De la verdad. El comentarista Spiro Zodhiates amplía lo que significa extraviarse de la verdad.



La verdad de la que Santiago habla es naturalmente la persona y obra de



Jesucristo. No se refiere a un sistema filosófico o teológico abstracto, sino



a Cristo mismo, que dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). . . .



Por supuesto, la palabra “verdad” aquí también se refiere a todo lo que Cristo



enseñó e instituyó. Es la totalidad de su enseñanza doctrinal y práctica; no la



enseñanza de alguna iglesia o denominación en particular, sino de Cristo. Y,



¿en dónde se halla esta enseñanza? En la palabra de Dios, en la Biblia.³



Cuarto, ¿qué hay que hacer? Ahora llegamos a la parte más sensible: sacar la paja del ojo del hermano o hermana en Cristo. Cuando los creyentes por decisión propia se extravían de la verdad, Santiago dice que uno debe traerlos de regreso, lo que quiere decir que todo creyente con ojo limpio, y no simplemente los dirigentes de la iglesia, debe ayudar a recuperar a los que se han descarriado. No los ignore ni les lance críticas desde la distancia, como algunos hicieron con el joven que mencionó el doctor Hendricks. ¡Nade hasta donde ellos están y no lo suelte!



Actitud Apropiada



Ahora que hemos considerado la acción que debemos realizar, pasemos a Gálatas 6:1 para mirar de cerca la actitud apropiada que necesitamos. A fin de cualificar para ayudar a restaurar a otros a la verdad, debemos primero estar llenos del Espíritu Santo y no estar controlados por la carne. Debemos buscar la ayuda del Espíritu para sacarnos los troncos de nuestros propios ojos antes de intentar sacar pajas de los ojos de otros. Sólo los que son espirituales, que abordan una operación así con dependencia completa del Espíritu Santo, deben tratar de hacer esto.



La segunda cualificación que Pablo menciona es la mansedumbre. Los creyentes carnales por lo general son extremadamente sensibles a la crítica. Hablar con ellos con un espíritu de rigor y crítica sólo asegura el fracaso y rechazo. Pero un espíritu de mansedumbre anima a los extraviados para que se tranquilicen y se reconcilien con Dios.



Tercero, antes de apresurarnos a meternos en aguas profundas para rescatar a alguien, debemos comprobar para asegurarnos de estar equipados con una actitud de humildad: “considerándote a ti mismo, no sea que tú también serás tentado.” Un juicio errado en cuanto a la profundidad del problema o una estimación exagerada de nuestra capacidad para atenderlo muy rápidamente nos dejará también a nosotros en situación precaria.



Sacar pajas de ojos ajenos no es una tarea agradable. No es ninguna delicia tratar de rescatar a alguien que batalla y patea contra todo esfuerzo de ayuda. Es más, los que son verdaderamente humildes a menudo titubean para intervenir, sabiendo que no tienen el poder en sí mismos para sacar al otro a la seguridad. Con todo, el humilde se mete, lentamente, con oración, debido a un genuino amor del Padre celestial.



Operación Restauración



Hasta aquí hemos cubierto la acción y actitud necesaria para lidiar con santos que se extravían. Ahora volvamos a Santiago 5:20 y veamos lo que sucede cuando se les restaura.



El primer resultado es que el alma del santo que se extravía será rescatada “de la muerte.” La palabra muerte pudiera decir que si no se hubiera logrado que este individuo vuelva al Señor, pudiera haber muerto bajo disciplina divina. Es más probable, sin embargo, que Santiago utiliza la palabra muerte en un sentido amplio y metafórico. Cuando logramos que los santos extraviados vuelvan al Señor, rescatamos sus almas de una existencia mortal de soledad, amargura, angustia y culpa.



El resultado es que se “cubrirá multitud de pecados.” Cuando se logra que alguien regrese al redil mediante la confesión y el arrepentimiento, el perdón de Cristo cubre por completo a esta oveja anteriormente perdida.



Sumario y Aplicación



En toda su carta Santiago ha señalado aspectos específicos en los que los creyentes han empezado a extraviarse: dudas en las pruebas, echar la culpa al verse tentados, cólera y prejuicio, intelectualismo estéril, una lengua suelta, celos y envidias, arrogancia, críticas, planear sin Dios, aprovecharse de otros debido a la riqueza, y la falta de oración; para mencionar unas pocas cosas. Por estos cinco capítulos Santiago ha venido a nuestro rescate. Ahora concluyamos cristalizando su consejo en cuanto a rescatarnos unos a otros.



Primero, hay ocasiones definidas cuando debemos intervenir para sacar las pajas de los ojos de otros. Segundo, todo el proceso debe estar bajo la dirección del Espíritu Santo. Tercero, el motivo o actitud es tan importante como la acción. Cuarto, cuando el Señor nos acicatea, no debemos ser renuentes o sentirnos fuera de lugar al confrontar a otros. Recuerde que usted está salvando a esa persona de la muerte y cubriendo multitud de pecados. ¡No la suelte!







1. Según lo nota Charles R. Swindoll, en un sermón titulado “Set Me Free” (“Hazme libre”) predicado en la Iglesia First Evangelical Free Church of Fullerton, California, 25 de enero de 1981.



2. La implicación aquí es que Santiago se dirige a creyentes, porque sólo los que han conocido íntimamente la verdad pueden extraviarse de ella. Los no creyentes no pueden extraviarse de algo que nunca han conocido.



3. Spiros Zodhiates, The Behavior of Belief (Grand Rapids, Mich.: William B. Eerdmans Publishing Co., 1959), 217.



Adaptado de Insight for Living, “How to Handle Straying Saints,” James: Hands-on Christianity Study Guide (Plano, Tex.: Insight for Living), 127-131. Copyright © 2003 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente.