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La dinastía Kim: los dioses de Corea del Norte; por Oscar Marcano

 Dinastia Kim 640
Corea del Norte es el bastión más exuberante del socialismo neandertal. Adorar al líder por sobre todas las cosas y odiar al enemigo imperialista, son dos principios consagrados en la formación social, moral y cívica de esta curiosa nación en la que uno de cada veinte ciudadanos pertenece a la milicia a la espera de un ataque masivo, y donde las políticas colectivistas han provocado hambrunas que han barrido con más de dos millones de personas en las pasadas dos décadas.
Su desnutrición es palmaria. El 28% de su infancia sufre de raquitismo, según el Programa Mundial de los Alimentos de la ONU. La estatura promedio del ciudadano de a pie está ocho centímetros por debajo de la de sus vecinos de Corea del sur y su renta per cápita es veinte veces inferior a la del odiado mellizo capitalista. Por otra parte, los campos de trabajo forzado siguen abiertos como en la Rusia de Stalin, en cuyo Ejército Rojo, Kim Il-sung, fundador de la dinastía, fue capitán. No obstante, la población de este país que se autodescribe como el “paraíso de los obreros” supone que vive en una tierra boyante y bien encaminada, pues carece de puntos de referencia para comprender su real situación: el estado les prohíbe el derecho a informarse y les niega toda referencia proveniente del exterior. Sólo conocen lo que Amadísimo Líder permite que conozcan.
En el paraíso de los trabajadores, el linaje de los Kim aplica la misma fórmula que la República Popular China empleó para capitalizarse: crea franjas económicas “especiales” para la inversión extranjera. Ahí trabajan los locales por sueldos que su estado es incapaz de pagar. Salarios de hambre en occidente, pero altísimos en el vergel socialista. El problema está en que el dinero no lo reciben los trabajadores. Se emplea un modelo que Cuba conoce muy bien. Aquel en el que médicos y odontólogos cobran una miseria, viven hacinados en condiciones muchas veces insalubres, al mando de un comisario del partido, y el dinero grueso –correspondiente al pago de su trabajo– va a manos de los amos de la isla. Sólo en crudo, los jerarcas de La Habana se llevan más de 100.000 barriles diarios en condiciones preferentes (para un mínimo de 3.600 millones de dólares al año), que dicha nación “devuelve” con poco más de 40.000 trabajadores de la salud.
Las dictaduras de Cuba y Corea del Norte han encontrado un gran filón echando mano al viejo “modo de producción esclavista”, magníficamente descrito por Marx y Engels. Es en este tipo de arreglo donde el estado socialista y las transnacionales imperialistas suelen darse la mano tras bastidores. Los unos alquilan fuerza de trabajo esclava. Los otros la adquieren a precios de gallina flaca, sin prestaciones de ninguna índole, fórmula que en sus países originarios les estaría prohibida. En 2012, según Los Angeles Times, Corea del Norte alquiló 40.000 ciudadanos a China, sin contar la cuota de leñadores que arrienda a Rusia y el contingente que renta en la frontera a la propia Corea del Sur. De acuerdo con la cadena de tiendas británica Edinburgh Woollen Mill, los norcoreanos “Son buenos trabajadores. Nunca se quejan”. ¿No fue Marx quien dijo que “El comunismo (…) no quita sino el poder de apropiarse del trabajo de otro”? Con tales epígonos, el camarada debe estarse revolviendo en su tumba.
Según Andrei Lankov, autor de The Real North Korea: Life and politics in the Failed Stalinist Utopia, Corea del Norte es el país que proporcionalmente cuenta con más presos políticos en el mundo: alrededor de 100.000. Uno de cada 50 adultos es soplón a sueldo. También existen los Inminban, equivalentes de los Comités de Defensa de la Revolución cubanos, grupos de entre 20 y 40 familias por localidad que vigilan y se vigilan unas a otras. Todos pertenecen al partido, la liga juvenil, la liga de las mujeres o al sindicato. La disidencia simplemente no es concebible: al ser acusado del delito de traición –o de cualquiera de los cargos acomodaticios, delineados para impedir cualquier tipo de oposición–, el reo y toda su familia son encerrados por años en los inclementes campos de prisioneros.
Organizaciones como la Alianza de Ciudadanos para los Derechos Humanos en Corea del Norte, entre otras, han denunciado así mismo la esclavitud infantil como fenómeno corriente en esa nación. El fotógrafo francés, Eric Lafforgue, pudo ingresar, quedarse varios meses y fotografiar la realidad de ese país antes de ser expulsado, en un trabajo divulgado a posteriori por el Daily Mail. El Informe de la Comisión de Investigación sobrelos Derechos Humanos en la República Popular Democrática de Corea, elaborado por las Naciones Unidas, reporta violaciones de la libertad de pensamiento, expresión y religión, discriminación, violaciones de la libertad de circulación y residencia, violaciones del derecho a la alimentación y otros aspectos propios del derecho a la vida, detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones y campos de prisioneros, secuestros y desapariciones forzadas de personas de otros países, así como crímenes de lesa humanidad.
Padre, hijo y espíritu santo
Kim Il-sung (El Gran líder o Presidente eterno), fue el fundador de la dinastía de los tres reyezuelos rojos, junto a su hijo Kim Jong-il (Amado líder o Gran dirigente), y su nieto Kim Jong-un (Brillante Camarada), actual mandatario. Se han contado 34.000 estatuas del primero de ellos a lo largo de la geografía de la república popular socialista. La Asamblea Suprema del Pueblo lo designó presidente “por toda la eternidad” cuatro años después de su fallecimiento, y su cadáver embalsamado se exhibe en el Palacio del Sol de Kumsusan, Pyongyang, la capital de la nación.
Joseph Goebbels califica apenas como un afligido pasante, al lado del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido del Trabajo de Corea del Norte y su línea del culto a la personalidad. En apego a la bizarra historia oficial, el abuelo Kim Il-sung escribió 18.000 libros (uno al día durante 49 años), y sus lomos pueden verificarse en el Gran Estudio del Pueblo de Pyongyang. Por su parte, su hijo, Kim Jong-il, segundo de la estirpe y quien gobernara por diecisiete años hasta su muerte por cáncer de páncreas en 2011, los leyó todos, y es vox populi que redactó otros 1.500, mientras componía las seis mejores óperas de la historia.
Nadie con dos dedos de frente puede dar fe de la escritura de las 18.000 obras. Lo que sí está confirmado son los impagos del abuelo magnífico. En 1976 un diario sueco dio a conocer una lista con las deudas del gobernante en Europa, donde destacaba la compra de 2000 relojes Rolex con el marbete: “Donado por Kim Il-sung” y cuyo valor superaba entonces los 5 millones de euros. En la lista destacaba también la adquisición de 1000 vehículos Volvo modelo 144, algunos de los cuales, cuarenta años después, todavía persisten como taxis en las amplias y desoladas avenidas de Pyongyang.
Según el formidable aparato propagandístico del país de la Idea Juche1, pintoresca mezcla de marxismo leninismo con arrogancias endógenas de la dictadura norcoreana, los Kim son una suerte de dioses comunistas: el arribo al planeta de Kim Jong-il fue anunciado en el cielo con un arcoíris doble y la irrupción de una nueva estrella, mientras su alumbramiento habría tenido lugar en el sacro Monte Baedku, un volcán dormido en la frontera con China donde, según la tradición, bajó a la Tierra el “Hijo del Dios del cielo” para establecer el primer Reino de Corea. La especie sólo ha podido ser emulada por el decreto de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos de la República Popular China, el cual prohibió la reencarnación a los lamas del Tibet a partir del 1 de septiembre de 2007, en el entendido de que, con el fallecimiento del actual Dalai lama, Tenzin Gyatso, de 79 años, desaparecerían muchos de los problemas que afrontan los invasores en el país que ocupan desde 1950.
Contrariamente a lo que rezan las sagradas escrituras de Norcorea, la ex Unión Soviética registra el nacimiento de Kim Jong-il en Vyatsoke, un pequeño pueblo de Siberia, un año después de la llegada de su padre a éste, luego de haber huido, tras la derrota de su grupo guerrillero por parte de los japoneses en 1940. La nación coreana está convencida de que su cumpleaños, denominado Día de la Estrella Brillante, se celebra en todos los países del mundo con la misma intensidad que lo hace en casa el Estado-Partido. Por estrafalario que parezca, solía divulgarse que la predestinación del gobernante era tal, que aprendió a hablar a las seis semanas de vida y jamás defecó.
Poco margen dejaron el abuelo y su padre a Kim Jong-un, quien con apenas dos años en el gobierno debió mostrar la casta para consolidarse como jefe de estado, sacudiendo las bases de su sociedad y llamando la atención de la OTAN. Al tomar las riendas del poder absoluto, amenazó con ataques nucleares a Estados Unidos y Corea del Sur, a la vez que iniciaba una purga, ejecutando a Jang Song-thaek, su tío político y mano derecha de su padre, acusándolo de traición: “Nuestro partido tomó con resolución medidas para limpiar (…) la basura que había en su seno”, declaró.
Kim Jong-un, tercer hijo de Kim Jong-il, asume el cargo luego de que el primogénito, Kim Jong-nam, quien vive en China entre Beijing y Macao, fue descartado tras ser pillado intentando entrar a Japón con pasaporte falso para visitar Disneylandia. El segundo, Kim Jong-chul, fue considerado “afeminado” por su padre para liderar el país.
El lenguaje altanero e histriónico del actual dictador habla más de su necesidad de mostrar mano dura al interior del reino, que de constituir una auténtica amenaza militar para Occidente. Pese a que el año pasado ordenó otra prueba nuclear desoyendo las disposiciones y advertencias de Naciones Unidas, la mayoría de los analistas sostiene que si bien Corea del Norte tiene un inmenso parque de armamento convencional (su ejército consta de 1.106.000 cuadros armados y un presupuesto de 5 mil millones de dólares), está muy lejos de desarrollar tecnología que le permita colocar una ojiva nuclear en un misil.
No obstante, es delicada la piel del joven autócrata. En lo que va de 2014 ha amenazado varias veces con guerra tanto a Estados Unidos como a Inglaterra. Se sabe que hace buenas migas con el baloncesto, pero no con la ficción. El año pasado invitó a pasar siete días en su isla privada a Dennis Rodman, ex jugador de la NBA, pero una simple película, The interview, lo sacó de sus casillas. Protagonizada por James Franco y Seth Rogen, el film narra la historia de un productor y un presentador de TV que logran una entrevista con Kim Jong-un y aceptan asesinarlo por solicitud de la CIA. El film fue considerado por Pyongyang como “un acto de guerra que jamás será tolerado”.
Después de todo y por mostrenco que parezca, siempre fue sacrílego tratar a un dios como a un tonto.
_________________________
1“Si el marxismo creyó por primera vez en la concepción revolucionaria del mundo de la clase trabajadora, la idea Juche lo perfecciona, desarrollando una etapa superior”. Kim Jong-il

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La dinastía Kim: los dioses de Corea del Norte; por Oscar Marcano

 Dinastia Kim 640
Corea del Norte es el bastión más exuberante del socialismo neandertal. Adorar al líder por sobre todas las cosas y odiar al enemigo imperialista, son dos principios consagrados en la formación social, moral y cívica de esta curiosa nación en la que uno de cada veinte ciudadanos pertenece a la milicia a la espera de un ataque masivo, y donde las políticas colectivistas han provocado hambrunas que han barrido con más de dos millones de personas en las pasadas dos décadas.
Su desnutrición es palmaria. El 28% de su infancia sufre de raquitismo, según el Programa Mundial de los Alimentos de la ONU. La estatura promedio del ciudadano de a pie está ocho centímetros por debajo de la de sus vecinos de Corea del sur y su renta per cápita es veinte veces inferior a la del odiado mellizo capitalista. Por otra parte, los campos de trabajo forzado siguen abiertos como en la Rusia de Stalin, en cuyo Ejército Rojo, Kim Il-sung, fundador de la dinastía, fue capitán. No obstante, la población de este país que se autodescribe como el “paraíso de los obreros” supone que vive en una tierra boyante y bien encaminada, pues carece de puntos de referencia para comprender su real situación: el estado les prohíbe el derecho a informarse y les niega toda referencia proveniente del exterior. Sólo conocen lo que Amadísimo Líder permite que conozcan.
En el paraíso de los trabajadores, el linaje de los Kim aplica la misma fórmula que la República Popular China empleó para capitalizarse: crea franjas económicas “especiales” para la inversión extranjera. Ahí trabajan los locales por sueldos que su estado es incapaz de pagar. Salarios de hambre en occidente, pero altísimos en el vergel socialista. El problema está en que el dinero no lo reciben los trabajadores. Se emplea un modelo que Cuba conoce muy bien. Aquel en el que médicos y odontólogos cobran una miseria, viven hacinados en condiciones muchas veces insalubres, al mando de un comisario del partido, y el dinero grueso –correspondiente al pago de su trabajo– va a manos de los amos de la isla. Sólo en crudo, los jerarcas de La Habana se llevan más de 100.000 barriles diarios en condiciones preferentes (para un mínimo de 3.600 millones de dólares al año), que dicha nación “devuelve” con poco más de 40.000 trabajadores de la salud.
Las dictaduras de Cuba y Corea del Norte han encontrado un gran filón echando mano al viejo “modo de producción esclavista”, magníficamente descrito por Marx y Engels. Es en este tipo de arreglo donde el estado socialista y las transnacionales imperialistas suelen darse la mano tras bastidores. Los unos alquilan fuerza de trabajo esclava. Los otros la adquieren a precios de gallina flaca, sin prestaciones de ninguna índole, fórmula que en sus países originarios les estaría prohibida. En 2012, según Los Angeles Times, Corea del Norte alquiló 40.000 ciudadanos a China, sin contar la cuota de leñadores que arrienda a Rusia y el contingente que renta en la frontera a la propia Corea del Sur. De acuerdo con la cadena de tiendas británica Edinburgh Woollen Mill, los norcoreanos “Son buenos trabajadores. Nunca se quejan”. ¿No fue Marx quien dijo que “El comunismo (…) no quita sino el poder de apropiarse del trabajo de otro”? Con tales epígonos, el camarada debe estarse revolviendo en su tumba.
Según Andrei Lankov, autor de The Real North Korea: Life and politics in the Failed Stalinist Utopia, Corea del Norte es el país que proporcionalmente cuenta con más presos políticos en el mundo: alrededor de 100.000. Uno de cada 50 adultos es soplón a sueldo. También existen los Inminban, equivalentes de los Comités de Defensa de la Revolución cubanos, grupos de entre 20 y 40 familias por localidad que vigilan y se vigilan unas a otras. Todos pertenecen al partido, la liga juvenil, la liga de las mujeres o al sindicato. La disidencia simplemente no es concebible: al ser acusado del delito de traición –o de cualquiera de los cargos acomodaticios, delineados para impedir cualquier tipo de oposición–, el reo y toda su familia son encerrados por años en los inclementes campos de prisioneros.
Organizaciones como la Alianza de Ciudadanos para los Derechos Humanos en Corea del Norte, entre otras, han denunciado así mismo la esclavitud infantil como fenómeno corriente en esa nación. El fotógrafo francés, Eric Lafforgue, pudo ingresar, quedarse varios meses y fotografiar la realidad de ese país antes de ser expulsado, en un trabajo divulgado a posteriori por el Daily Mail. El Informe de la Comisión de Investigación sobrelos Derechos Humanos en la República Popular Democrática de Corea, elaborado por las Naciones Unidas, reporta violaciones de la libertad de pensamiento, expresión y religión, discriminación, violaciones de la libertad de circulación y residencia, violaciones del derecho a la alimentación y otros aspectos propios del derecho a la vida, detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones y campos de prisioneros, secuestros y desapariciones forzadas de personas de otros países, así como crímenes de lesa humanidad.
Padre, hijo y espíritu santo
Kim Il-sung (El Gran líder o Presidente eterno), fue el fundador de la dinastía de los tres reyezuelos rojos, junto a su hijo Kim Jong-il (Amado líder o Gran dirigente), y su nieto Kim Jong-un (Brillante Camarada), actual mandatario. Se han contado 34.000 estatuas del primero de ellos a lo largo de la geografía de la república popular socialista. La Asamblea Suprema del Pueblo lo designó presidente “por toda la eternidad” cuatro años después de su fallecimiento, y su cadáver embalsamado se exhibe en el Palacio del Sol de Kumsusan, Pyongyang, la capital de la nación.
Joseph Goebbels califica apenas como un afligido pasante, al lado del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido del Trabajo de Corea del Norte y su línea del culto a la personalidad. En apego a la bizarra historia oficial, el abuelo Kim Il-sung escribió 18.000 libros (uno al día durante 49 años), y sus lomos pueden verificarse en el Gran Estudio del Pueblo de Pyongyang. Por su parte, su hijo, Kim Jong-il, segundo de la estirpe y quien gobernara por diecisiete años hasta su muerte por cáncer de páncreas en 2011, los leyó todos, y es vox populi que redactó otros 1.500, mientras componía las seis mejores óperas de la historia.
Nadie con dos dedos de frente puede dar fe de la escritura de las 18.000 obras. Lo que sí está confirmado son los impagos del abuelo magnífico. En 1976 un diario sueco dio a conocer una lista con las deudas del gobernante en Europa, donde destacaba la compra de 2000 relojes Rolex con el marbete: “Donado por Kim Il-sung” y cuyo valor superaba entonces los 5 millones de euros. En la lista destacaba también la adquisición de 1000 vehículos Volvo modelo 144, algunos de los cuales, cuarenta años después, todavía persisten como taxis en las amplias y desoladas avenidas de Pyongyang.
Según el formidable aparato propagandístico del país de la Idea Juche1, pintoresca mezcla de marxismo leninismo con arrogancias endógenas de la dictadura norcoreana, los Kim son una suerte de dioses comunistas: el arribo al planeta de Kim Jong-il fue anunciado en el cielo con un arcoíris doble y la irrupción de una nueva estrella, mientras su alumbramiento habría tenido lugar en el sacro Monte Baedku, un volcán dormido en la frontera con China donde, según la tradición, bajó a la Tierra el “Hijo del Dios del cielo” para establecer el primer Reino de Corea. La especie sólo ha podido ser emulada por el decreto de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos de la República Popular China, el cual prohibió la reencarnación a los lamas del Tibet a partir del 1 de septiembre de 2007, en el entendido de que, con el fallecimiento del actual Dalai lama, Tenzin Gyatso, de 79 años, desaparecerían muchos de los problemas que afrontan los invasores en el país que ocupan desde 1950.
Contrariamente a lo que rezan las sagradas escrituras de Norcorea, la ex Unión Soviética registra el nacimiento de Kim Jong-il en Vyatsoke, un pequeño pueblo de Siberia, un año después de la llegada de su padre a éste, luego de haber huido, tras la derrota de su grupo guerrillero por parte de los japoneses en 1940. La nación coreana está convencida de que su cumpleaños, denominado Día de la Estrella Brillante, se celebra en todos los países del mundo con la misma intensidad que lo hace en casa el Estado-Partido. Por estrafalario que parezca, solía divulgarse que la predestinación del gobernante era tal, que aprendió a hablar a las seis semanas de vida y jamás defecó.
Poco margen dejaron el abuelo y su padre a Kim Jong-un, quien con apenas dos años en el gobierno debió mostrar la casta para consolidarse como jefe de estado, sacudiendo las bases de su sociedad y llamando la atención de la OTAN. Al tomar las riendas del poder absoluto, amenazó con ataques nucleares a Estados Unidos y Corea del Sur, a la vez que iniciaba una purga, ejecutando a Jang Song-thaek, su tío político y mano derecha de su padre, acusándolo de traición: “Nuestro partido tomó con resolución medidas para limpiar (…) la basura que había en su seno”, declaró.
Kim Jong-un, tercer hijo de Kim Jong-il, asume el cargo luego de que el primogénito, Kim Jong-nam, quien vive en China entre Beijing y Macao, fue descartado tras ser pillado intentando entrar a Japón con pasaporte falso para visitar Disneylandia. El segundo, Kim Jong-chul, fue considerado “afeminado” por su padre para liderar el país.
El lenguaje altanero e histriónico del actual dictador habla más de su necesidad de mostrar mano dura al interior del reino, que de constituir una auténtica amenaza militar para Occidente. Pese a que el año pasado ordenó otra prueba nuclear desoyendo las disposiciones y advertencias de Naciones Unidas, la mayoría de los analistas sostiene que si bien Corea del Norte tiene un inmenso parque de armamento convencional (su ejército consta de 1.106.000 cuadros armados y un presupuesto de 5 mil millones de dólares), está muy lejos de desarrollar tecnología que le permita colocar una ojiva nuclear en un misil.
No obstante, es delicada la piel del joven autócrata. En lo que va de 2014 ha amenazado varias veces con guerra tanto a Estados Unidos como a Inglaterra. Se sabe que hace buenas migas con el baloncesto, pero no con la ficción. El año pasado invitó a pasar siete días en su isla privada a Dennis Rodman, ex jugador de la NBA, pero una simple película, The interview, lo sacó de sus casillas. Protagonizada por James Franco y Seth Rogen, el film narra la historia de un productor y un presentador de TV que logran una entrevista con Kim Jong-un y aceptan asesinarlo por solicitud de la CIA. El film fue considerado por Pyongyang como “un acto de guerra que jamás será tolerado”.
Después de todo y por mostrenco que parezca, siempre fue sacrílego tratar a un dios como a un tonto.
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1“Si el marxismo creyó por primera vez en la concepción revolucionaria del mundo de la clase trabajadora, la idea Juche lo perfecciona, desarrollando una etapa superior”. Kim Jong-il