En medio de la guerra, una pequeña comunidad cristiana permanece firme haciendo un trabajo increíble con las personas que buscan refugio, donde la angustia se desvanece y alegría vuelve a surgir gracias a la presencia de Dios.
La fe es el motivo de sus vidas y a pesar de la persecución del Estado Islámico, es sorprendente encontrarse con esta historia optimista en un lugar inesperado, una iglesia en Irbil que alberga refugiados cristianos del norte de Irak, que apenas escaparon de la invasión del Estado islámico, sostuvo un viajero.
La escena de lejos parece arder en destrucción, sin embargo al encontrarse cerca el cambio fue brutal: la risa de los niños en la iglesia, los cánticos y alabanzas fue todo un espectáculo verlos juntos, unidos y felices, glorificando a Dios en medio de la nada.
“Al ver la multitud que venía pidiendo ayuda, tuvimos que buscar entre los escombros un lugar para refugio y utilizamos el jardín de la iglesia y un centro comercial sin terminar” recordó el pastor Douglas Bazi, quién además añadió que cuando por fin llegaron los organismos de socorro y trataron de trasladar a los refugiados, ocurrió algo extraño “La gente se negó a moverse”.
Fue así que con la ayuda de todos se formó una comunidad armoniosa, rodeada en estos días de caravanas alrededor de la iglesia. Además queriendo que los niños estudien, creó una biblioteca en dos remolques con libros que fueron donados y creen que si no fuera por la gracia de Dios, quizá estarían muertos.
