El que era considerado como leyenda en Wall Street construyó una mentira financiera de 50 mil millones de dolares que ha hecho temblar los mercados financieros del mundo. Las autoridades desoyeron las denuncias contra el 'broker' de las grandes fortunas.
Que Bernard Madoff manejara a alguien sus inversiones era un signo de prestigio. El nombre de esta leyenda de Wall Street fue durante décadas sinónimo de fortuna. Pero la realidad se ha impuesto. El gestor infalible, el preferido de las élites de medio mundo, había construido durante décadas una mentira financiera de proporciones inimaginables. Se calcula que han desaparecido hasta 50.000 millones de dólares (37.470 millones de euros). El escándalo, que ha hecho temblar los mercados y a la aristocracia del dinero, aumenta a medida que se conocen más datos. Entre ellos, que las autoridades de supervisión americanas hicieron caso omiso a las contundentes denuncias que desde 1992 se lanzaron contra Madoff.
La lista de clientes engañados, crece. Unos eran hasta esta semana amigos con dinero. Otros, grandes inversores como Fred Wilpon, propietario del equipo de béisbol de los Metz de Nueva York y gestor del fondo Sterling Equities, o Norman Braman, propietario del equipo de fútbol americano los Eagles de Filadelfia. Hay asimismo organizaciones vinculadas a la comunidad judía. Y grandes instituciones como el banco japonés Nomura o el BNP Paribas.
También eran clientes de Madoff otras firmas europeas como la Union Bancaire Privee, Brandean Alternatives y Pioneer Alternative Investments, filial de UniCredit. Otros nombres que se citan son los de Frontbridge, Maxam Advisor, Tremont Capital, Bank Syz, Lombardier, Ascot Fund, las familias Loeb y Wilpon, y el Club de Campo de Palm Beach. Aunque los grandes afectados puede ser Fairfield Greenwich y Kingate Management.
Las autoridades de supervisión de EE UU no detectaron problemas en el mundo ideal de Madoff a pesar de que fue investigado en el año 1992, hubo denuncias de sus rivales en 1999 y reportajes periodísticos críticos con su gestión en 2000. Hace apenas un par de años una firma de inversión, Aksia, recomendó a sus clientes que huyeran de Madoff.
The Hennessee Group, una firma especializada que sigue la rentabilidad de los vehículos de inversión, explica que el negocio que manejaba Bernad Madoff tenía mucho atractivo porque sufrió solamente cinco meses de caídas entre 1993 y 2007. El retorno medio durante esos 13 años fue del 8%. Los analistas dicen ahora que todo era demasiado bonito para ser verdad. Y lo más llamativo es que Madoff nunca explicó cómo lo conseguía, ni accedió a detallar los activos que manejaba.
La firma de asesores Aksia investigó durante 18 meses las actividades de Bernard Madoff y aconsejó a sus clientes que no le confiaran su dinero. "No había una pistola humeante, pero sí muchos farolillos rojos que invitaban a ser prudentes", explican. Y esto es precisamente lo que llama la atención, que hubiera tantos inversores de prestigio que no supieran detectar lo que puede acabar siendo un fraude cinco veces mayor que el que tumbó la telefónica WorldCom en 2002, o a la eléctrica Enron y la tecnológica Tyco.
Las actividades de Madoff se consumaron durante años sin ser detectadas por los reguladores del mercado de valores (SEC), hasta que sus dos hijos, Andrew y Mark, destaparon el pastel. Y esto a pesar del escepticismo que circulaba desde hace años entre los profesionales de la industria. Algunos de sus rivales llegaron incluso a urgir a las autoridades que investigaran sus prácticas en 1999, alegando que sus resultados no eran realistas, y la revista financiera Barrons puso en duda sus retornos en un reportaje publicado en 2001.
La SEC echa balones fuera y dice que está intentando montar las piezas del esquema, examinando la abundante documentación recabada en la sede de la firma financiera en el corazón de Manhattan. La firma ya fue investigada en 1992, pero no se encontró ningún motivo para actuar. Los investigadores, que reconocen estar sorprendidos ahora con la dimensión de este fraude, trabajan para determinar su alcance. Y quieren esclarecer si Madoff actuó solo. No son ni si quiera capaces de explicar cuando empezó el esquema.
"No es que operara bajo el radar. Es que construyó el radar", indican fuentes del sector en un intento por entender cómo pudo mantenerse activa durante tanto tiempo esta trama, conocida como Ponzi, un fraude de tipo piramidal en el que los primeros inversores son pagados con el dinero que recaudan de las últimas víctimas. Y advierten que fue posible "porque no hay policías suficientes en el mercado para vigilar que se cumplen las reglas".
Los 37.470 millones de euros los que habló Bernard Madoff a sus hijos, altos ejecutivos de la firma, parecían mucho en un primer momento. Pero sólo el fondo Fairfield puso en sus manos 5.620 millones de euros de sus clientes. Hay muchas preguntas aún sin respuestas. Pero los inversores afectados por el fraude no quieren dejar pasar el tiempo y ya están preparando acciones legales para recuperar el máximo del dinero que confiaron al gurú. Lo más seguro es que los clientes de Madoff se queden sin nada.
Mientras tanto, en el mundo financiero se teme por el daño que este caso pueda hacer a la industria de los hedge funds, porque representa un ataque directo a la confianza de muchos inversores, que se lo pensarán dos veces antes de jugar su dinero y pondrán en cuestión el valor de los fondos. "Es desafortunado que esto pueda haber durado tanto tiempo sin que nadie tuviera la mínima idea de lo que pasaba", señala Harvey Pitt, ex presidente de la SEC.
Y el momento en el que salta este escándalo, como señalan desde BarclayHedge, "no puede ser peor" para el sector, que sobrevive a duras penas a la crisis que arrancó precisamente con el colapso, en el verano de 2007, de dos fondos especulativos de Bear Stearns, la primera víctima del terremoto provocado por las hipotecas basura.