No se puede negar que son amables. Si llegara a necesitar un favor, sin duda se lo harán. No lo pensarán dos veces en el propósito de ayudarle. Pasan desapercibidos aun cuando ocupan cargos relevantes en el gobierno, en la política, en la docencia, en los círculos intelectuales y en organizaciones sociales que ejercen poderosa influencia. Pero, ¡cuidado! ¿Son cristianos? No, son satanistasdesplegando un ataque sin cuartel contra los creyentes de todo el mundo.
Mayra es aún profesora en la ciudad de Popayán, en el suroccidente colombiano. Tiene 53 años. Se congrega en una iglesia evangélica, pero por muchos años fue adoradora del mundo de las tinieblas.
Los satanistas tienen un propósito claro: destruir la Iglesia de Jesucristo. Sin embargo, en esa batalla, usted y yo somos más que vencedores por la autoridad que nos dio el amado Salvador (Cf. Lucas 10:18, 19)
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--Aprovechaba mi condición de profesora de la asignatura de historia y sociales para reclutar estudiantes. Les despertaba curiosidad y luego los involucraba en actividades ocultistas—me relató en un diálogo que tuvimos en una célula cristiana, cuando estábamos plantando una iglesia en esa ciudad. –El rector de la institución educativa sabía de mis prácticas, pero jamás me dijo nada. Es más: creo que él mismo quería que lo invitáramos--.
Por su parte Soraya es secretaria en un almacén de cadena de una ciudad capital que visité recientemente para dar unas conferencias sobre Guerra Espiritual. No llega a los treinta años pero ya tiene sobre sus hombros la pesada carga de haber destruido literalmente no una sino varias iglesias. Sus acciones conjugan dos elementos: el compromiso y fidelidad con el grupo de satanistas en el que se reúne los sábados en la noche, y en segundo lugar, el deseo de acabar con los cristianos.
--Vine a escuchar su conferencia, para decirle que se cuide, no solo usted sino aquellos que se llaman creyentes en Jesucristo. Si no están firmes, créalo, van a caer pronto. Aun cuando usted me diga que no tenemos mayor poder, sí lo tenemos: radica en aprovecharnos de sus descuidos--, expresó con el semblante sereno de quien se encuentra escondido, a la espera de que caiga su presa.
--¿Cómo lograste dañar tanta gente?--, le pregunté, sin salir de mi asombro porque es una persona relativamente joven, que inspira cierta tranquilidad. Al fin y al cabo, Satanás es muy hábil para engañar.
--Pronto me ganaba la confianza del pastor y de los líderes. No me afanaba por ocupar posiciones de liderazgo. Simplemente iba al servicio religioso. Me veían ahí, de rodillas, aunque mis oraciones eran a mi dios. Pronto llamaba la atención y me invitaban a las reuniones de oración. Incluso, en una de las congregaciones me reclutaron en el ministerio de intercesión--, asegura en medio de la sonrisa triunfalista de quien considera que logró su propósito.
--Generalmente aprovechaba que me permitían orar por las personas, especialmente las que estaban enfermas. Lo que hacían los demonios a quienes yo invocaba en esos momentos era atar a quienes estaban en una posición de inferioridad en el mundo de las tinieblas y traer otros mayores. Eso era lo que yo hacía: les transfería demonios. En apariencia, sanaban, pero sin embargo, su situación llegaba a ser peor. Pronto sus dolencias llegaban a ser peores—me dijo.
No es el único caso. Podría pasar mucho tiempo relatando lo que ocurre cuando los pastores, obreros, líderes y cristianos comprometidos, se encuentran en medio del ojo del huracán como consecuencia de los ataques de las huestes satánicas.
El objetivo: generar caos y destrucción
Desatar caos y destrucción ha sido el propósito de Satanás desde siempre. El Señor Jesús advirtió que “El ladrón ni viene sino para hurtar y matar y destruir…”(Juan 10:10 a) Él no persigue sino la destrucción del género humano—que somos usted y yo—y que para Dios representamos lo más precioso, a tal punto que envió a su Hijo Jesús a morir por nuestros pecados.
Ahora, el propósito de nuestro Salvador Jesucristo es diametralmente distinto: “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”(Juan 10:10 b). El término abundanciaproviene del griego perissos que traduce “superabundancia, exceso, rebosante, más que suficiente, mucho más de lo necesario, extraordinario”. ¡Eso es lo que nuestro amoroso Padre celestial quiere para usted y para mí! (Cf. Juan 5:40)
Nuestro Adversario espiritual y sus huestes no descansan en la meta de causarnos daño. Trabajan las 24 horas, los 7 días de la semana, todo el año. Es perseverante y está agazapado, a la espera de que nos descuidemos.
¿Recuerda la historia de Job? El relato dice que era “…un varón en tierra de Uz, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal.”(Job 1:1) De él decía Dios que “…no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal” (Job 1:8)
No obstante, Satanás—que en hebreo –Satán--, traduce “Oponente, el que odia, el acusador, el que resiste, obstruye y limita todo lo bueno”, puso en tela de juicio la integridad de Job, el célebre patriarca de Israel:“Y respondiendo Satanás al SEÑOR, dijo: ¿Teme Job a Dios de balde? ¿No le has tú cercado a él, y a su casa, y a todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra. Mas extiende ahora tu mano, y toca todo lo que tiene, y verássi no te blasfema en tu rostro. Y dijo el SEÑOR a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante del SEÑOR.”(Job 1: 9-12. Nueva Traducción Viviente)
Basta una simple lectura a los versículos que siguen para descubrir lo que se desencadenó en Job: perdió su familia, sus propiedades, su salud y por supuesto, su estabilidad emocional. Aun cuando las circunstancias se tornaron adversas, Job: “… se levantó, y rasgó su manto, y trasquiló su cabeza, y cayendo en tierra adoró; y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. El SEÑOR dio, y el SEÑOR quitó; sea el nombre del SEÑOR bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó locura a Dios.”(Job 1:20-22. Nueva Traducción Viviente)
Satanás ataca todo el tiempo (1 Pedro 5.8). ¿Qué debemos hacer entonces? Permanecer firmes, fieles a dios, que Él nos asegura la victoria y la protección. No olvide lo que dicen las Escrituras: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”(Salmo 34:7. Cf. Daniel 6:22; 2 Reyes 6.17)
Lo que no podemos, bajo ninguna circunstancia, es caer en el descuido porque nuestro enemigo aprovecha cualquier oportunidad que le demos…
Servidores de Dios, en la mira de los ataques demoníacos
Quienes servimos a Dios nos constituimos inmediatamente en blanco del ataque por parte del mundo de las tinieblas (Cf. Efesios 6.12). Un ejemplo de esas agresiones la encontramos en la comisión que el Señor Jesús hizo de varios de sus discípulos: “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.”(Lucas 10:1-3)
Nuestro amado Salvador fue muy claro en ponerlos sobre aviso a los “lobos” que iban a encontrar a su paso. Hoy esos mismos “lobos” son la infinidad de integrantes de organizaciones ocultistas que procuran destruir a pastores, obreros y líderes.
Al respecto el autor y conferencista, Diego Steve García, describe el testimonio de una satanista activa de tan solo 23 años quien le relató:“Nosotros sabemos más biblia que un pastor evangélico y es un deber y una obligación conocer mucho de biblia y ayunar mucho más que un pastor evangélico para poder derribarlos. Nuestra pelea es más con hechizos “puritinae” (hechizos de muerte o de ruina) y son mucho más efectivos cuando esos supuestos lideres evangélicos son hipócritas y esconden algún pecado. Hay otros hechizos: son los “daimone” (para que caigan en sexo ilícito) por último les dedicamos hechizos de“mammon” para que amen más el dinero que a DIOS, por eso es claro que muchas iglesias evangélicas son más satánicas con sus hechos y acciones que nosotros mismos como miembros de la “covernarie”(secta o logia satánica). Como nos dice nuestro “sacerdote cornueri”. “(Diego Steve García. “Sub Culturas II, de regreso al Edén”. Pg. 36)
Observe que no es algo nuevo. Históricamente el mundo de las tinieblas ha procurado traer enfermedad, inmoralidad, ambición y pecado en sus diferentes manifestaciones, a quienes ocupan posiciones relevantes en la Iglesia. Sabe que de esta manera afectará el testimonio a toda la congregación e infinidad se irán del Camino de Salvación desilusionados.
El Problema es que, en la mayoría de los casos, quienes ejercen el liderazgo o son cristianos comprometidos, desconocen que contra ellos se está librando una batalla sin cuartel, para procurar su destrucción