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Padres evangélicos piden al juez que libere al autor de la muerte de su hijo.


Rosario, Argentina - Marcos Medina era un suboficial de la policía provincial de 22 años. La semana pasada un disparo efectuado por un compañero de trabajo, al que conocía de toda la vida por haberse criado juntos en el mismo pueblo, le provocó la muerte. Ambos estaban levantándose en la casa que alquilaban en Empalme Villa Constitución para ir a prestar servicio cuando se produjo la tragedia. Todo indica que se trató de un lamentable accidente, pero el joven policía que efectuó el tiro está preso desde entonces.

Ayer los padres de Marcos Medina llegaron temprano a los Tribunales de Villa Constitución. Fueron a pedirle al juez del caso que libere al autor de la muerte de su hijo. Le dejaron una carta en la que le decían que el incidente fue una fatalidad y que el muchacho detenido no debía quedar preso.

“Con mi mujer y mis hijos decidimos perdonar a Maximiliano y, si antes lo queríamos, ahora lo vamos a querer más todavía. Los dos chicos han sido compañeros, amigos y hermanos. Si les pasó esto es porque estaban tan juntos”, expresó el padre de la víctima, Abel Medina.

El desgraciado episodio ocurrió el pasado 19 de marzo, en la vivienda que los dos jóvenes policías, oriundos de Santa Teresa y que prestaban servicios en Villa Constitución, alquilaban junto a otro compañero en Empalme Villa Constitución. Ese día, cuando se aprestaba a salir hacia su trabajo, al suboficial Maximiliano E. se le escapó un tiro de su arma reglamentaria.

El disparo impactó en la nuca de su amigo Marcos, que todavía estaba acostado, y lo mató en el acto. Desde entonces, Maximiliano se encuentra detenido por disposición del juez de Instruccción en lo Penal de Villa Constitución, Rubén Bissio, quien caratuló la causa como homicidio. Una calificación que es provisoria porque si se comprueba, como se insinúa, que se trató de un accidente, el caso se encuadraría bajo la figura de homicidio culposo, es decir, no intencional.

“Lo único que pedimos como padres es que Maxi no sea juzgado ni condenado, porque no es un asesino ni un violador como tantos que andan sueltos, y que por hacer justicia no se cometa una injusticia”, pidió la madre de la víctima, Gladys Sánchez, en su casa de Santa Teresa, 55 kilómetros al sudoeste de Rosario.

Esta semana, la mujer junto a una de sus nueras visitaron durante horas al autor de la muerte de su hijo, que está detenido en la sede de la Unidad Regional VI, en Villa Constitución. Después intentaron hablar con el juez Bissio pero el magistrado no las recibió. “Igualmente llevamos una carta que dejamos en la Fiscalía y dijeron que nos iban a tomar en cuenta”, señaló Sánchez.

Los jóvenes policías, de 22 años, se conocían desde toda la vida. Estaban juntos desde el jardín de infantes. Juntos también hicieron la instrucción policial en el Instituto de Seguridad Pública, en Rosario, desde donde habían egresado hacía un mes y fueron destinados a Villa Constitución.

Con la misma unidad que mantuvieron durante toda su vida, juntos también alquilaron una casa en Empalme Villa Constitución, para estar cerca de su trabajo.

“Los dos eran como hermanos y están juntos desde siempre. Cuando mi esposa y la madre de Maxi estaban embarazadas iban a la misma clínica. Han sido amigos, compañeros y hermanos”, recordó Medina.

Marcos estaba en pareja y tenía tres hijos: nenes de 3 y 5 años y un bebé de 9 meses. “Mi nuera les ha dicho a los chicos que su papá se fue a trabajar al cielo y quizás nunca les diga lo que pasó porque ellos también lo quieren mucho a Maxi”, reveló Gladys Sánchez.

“Nosotros somos evangélicos y estamos seguros que nuestro hijo está en el cielo junto a Dios, y también sabemos que Maxi y sus padres quizás están peor que nosotros por todo esto que pasó. Por eso lo perdonamos, lo queremos aún más y pedimos que no sea juzgado ni condenado”, sostuvo la mujer.

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Padres evangélicos piden al juez que libere al autor de la muerte de su hijo.


Rosario, Argentina - Marcos Medina era un suboficial de la policía provincial de 22 años. La semana pasada un disparo efectuado por un compañero de trabajo, al que conocía de toda la vida por haberse criado juntos en el mismo pueblo, le provocó la muerte. Ambos estaban levantándose en la casa que alquilaban en Empalme Villa Constitución para ir a prestar servicio cuando se produjo la tragedia. Todo indica que se trató de un lamentable accidente, pero el joven policía que efectuó el tiro está preso desde entonces.

Ayer los padres de Marcos Medina llegaron temprano a los Tribunales de Villa Constitución. Fueron a pedirle al juez del caso que libere al autor de la muerte de su hijo. Le dejaron una carta en la que le decían que el incidente fue una fatalidad y que el muchacho detenido no debía quedar preso.

“Con mi mujer y mis hijos decidimos perdonar a Maximiliano y, si antes lo queríamos, ahora lo vamos a querer más todavía. Los dos chicos han sido compañeros, amigos y hermanos. Si les pasó esto es porque estaban tan juntos”, expresó el padre de la víctima, Abel Medina.

El desgraciado episodio ocurrió el pasado 19 de marzo, en la vivienda que los dos jóvenes policías, oriundos de Santa Teresa y que prestaban servicios en Villa Constitución, alquilaban junto a otro compañero en Empalme Villa Constitución. Ese día, cuando se aprestaba a salir hacia su trabajo, al suboficial Maximiliano E. se le escapó un tiro de su arma reglamentaria.

El disparo impactó en la nuca de su amigo Marcos, que todavía estaba acostado, y lo mató en el acto. Desde entonces, Maximiliano se encuentra detenido por disposición del juez de Instruccción en lo Penal de Villa Constitución, Rubén Bissio, quien caratuló la causa como homicidio. Una calificación que es provisoria porque si se comprueba, como se insinúa, que se trató de un accidente, el caso se encuadraría bajo la figura de homicidio culposo, es decir, no intencional.

“Lo único que pedimos como padres es que Maxi no sea juzgado ni condenado, porque no es un asesino ni un violador como tantos que andan sueltos, y que por hacer justicia no se cometa una injusticia”, pidió la madre de la víctima, Gladys Sánchez, en su casa de Santa Teresa, 55 kilómetros al sudoeste de Rosario.

Esta semana, la mujer junto a una de sus nueras visitaron durante horas al autor de la muerte de su hijo, que está detenido en la sede de la Unidad Regional VI, en Villa Constitución. Después intentaron hablar con el juez Bissio pero el magistrado no las recibió. “Igualmente llevamos una carta que dejamos en la Fiscalía y dijeron que nos iban a tomar en cuenta”, señaló Sánchez.

Los jóvenes policías, de 22 años, se conocían desde toda la vida. Estaban juntos desde el jardín de infantes. Juntos también hicieron la instrucción policial en el Instituto de Seguridad Pública, en Rosario, desde donde habían egresado hacía un mes y fueron destinados a Villa Constitución.

Con la misma unidad que mantuvieron durante toda su vida, juntos también alquilaron una casa en Empalme Villa Constitución, para estar cerca de su trabajo.

“Los dos eran como hermanos y están juntos desde siempre. Cuando mi esposa y la madre de Maxi estaban embarazadas iban a la misma clínica. Han sido amigos, compañeros y hermanos”, recordó Medina.

Marcos estaba en pareja y tenía tres hijos: nenes de 3 y 5 años y un bebé de 9 meses. “Mi nuera les ha dicho a los chicos que su papá se fue a trabajar al cielo y quizás nunca les diga lo que pasó porque ellos también lo quieren mucho a Maxi”, reveló Gladys Sánchez.

“Nosotros somos evangélicos y estamos seguros que nuestro hijo está en el cielo junto a Dios, y también sabemos que Maxi y sus padres quizás están peor que nosotros por todo esto que pasó. Por eso lo perdonamos, lo queremos aún más y pedimos que no sea juzgado ni condenado”, sostuvo la mujer.