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El Milagro de la Guerra de los Seis Días El peligro de la aniquilación y el gran milagro que cada uno vio con sus propios ojos


Nuestra Sagrada Tierra pasó por dramáticos acontecimientos. Uno de los capítulos más dramáticos que pueden escribirse es el de la Guerra de los Seis Dias, que tuvo lugar hace 38 años. Esta semana, el dia 28 de Iyar, es el Dia de Jerusalem, al que nosotros llamamos Iom Ierushalaim. En ese dia se conmemora lo que sucedió hace 38 años, cuando logramos redimir la Ciudad Vieja de Jerusalem, de la cual habíamos sido separados durante 19 años.
Hagamos un esfuerzo por recordar en qué situación se encontraba el pueblo judio en nuestra Sagrada Tierra, en aquellos momentos. Los paises árabes que rodean a Israel se habían movilizado, y se encaminaban, D”s no lo permita, a barrer a los judios de nuestra Sagrada Tierra.
Los titulares de los periódicos de aquellos tiempos decían: “El Peligro de Aniquilación de Israel está revoloteando por encima de nuestras cabezas”.
Gracias a D”s, durante la Guerra de los Seis Dias, tuvimos éxito en recuperar todos los sitios que habíamos perdido en la Guerra de 1948. Así fue que pudimos regresar nuevamente a nuestro Sagrado Muro de los Lamentos – el Kotel Hammaravi- del cual habíamos sido separados durante 19 años.
Resulta difícil describir, en cualquier idioma, la grandeza de aquellos dias de la Guerra de los Seis Dias, como así también la grandeza de la victoria, y la grandeza de los milagros. Después de haber recuperado el Kotel Hamaaravi, decenas de miles de judios se precipitaron hacia allí. Fue muy conmovedor cuando Moshe Dayan, quien era Ministro de Defensa, e Itzjak Rabin, quien era Comandante en Jefe, fueron al Muro de los Lamentos. Después de permanecer allí durante unos momentos, cada uno de ellos puso un papel con una anotación entre las piedras del Kotel, al igual que tantos otros lo hacen. Uno de los jóvenes soldados, Hesder Yeshivá, no pudo controlar su curiosidad. El leyó la nota de Moshé Dayan, que decía: “Shemá Israel, Hashem Elokeinu Hashem Ejad” (“Oye Israel, Hashem nuestro D”s, Hashem es Uno”). Itzjak Rabin había escrito en su nota el Pasuk de Tehilim y Hallel: “Me’et Hashem asá zot nifla beneinu”. (“Lo hecho por D”s es maravilloso a nuestros ojos”). A través de estas notas nosotros podemos saber que estos dos líderes que jugaron un rol central en la victoria de la Guerra de los Seis Dias, expresaron sus sentimientos de que la victoria se la debíamos, sin dudas, a Hashem.
He tomado de mis archivos una carpeta conteniendo cientos de cartas que nos enviamos con mi apreciado amigo el Rabi Moshe Sherer z”l, líder de Agudath Israel. Tengo frente a mi una copia de una carta que yo le escribí el 11 de Sivan de 5727 – 19 de junio de 1967 – dos semanas después de iniciada la Guerra de los Seis Dias, y pienso que ella transmite una imagen de la situación de aquellos momentos.
Transcribiré la traducción del comienzo de mi carta:
“Hace hoy exactamente dos semanas que estalló la guerra, un día menos de tres semanas desde que Rabi Lorincz y yo te telefoneámos con un sentido pedido de alertar al mundo acerca del peligro de aniquilación que estaba amenazando a los remanentes de Israel en Eretz Israel.”
“Nosotros no nos enviamos cartas en forma regular. ¿Quién podía concentrarse y escribir? Pero yo hice todo lo posible por mantenerme en contacto contigo telefónicamente. No podría, en el contexto de una carta, reconstruir todos los hechos y hacer un detalle de todo los que nos sucedió; y tampoco se si alguna vez estaremos en condiciones de expresar qué es lo que nos pasó, el miedo terrible que sentimos, el peligro terrible que pesó sobre nuestra existencia, y los milagros que vimos con nuestros propios ojos. Nosotros sentimos que hemos pasado por dias de enorme importancia en los cuales vimos la grandeza del Creador, El que conduce el mundo entero.”
“A pesar del sufrimiento inhumano que hemos atravesado con nuestros temores ante a la amenaza a nuestra existencia, debido a que debimos enfrentar una guerra sin precedentes, no cambiaríamos ese sufrimiento por la gran recompensa que recibimos al poder contemplar milagros puros. Nunca antes hubo una revelación semejante y una santificación del Nombre de Hashem, como la que pudimos presenciar durante esos dias. Grandes dias. Dias terribles. Por muchas generaciones los padres relatarán a sus hijos las heroicas hazañas. Como dicen los párrafos de Reb Elazar, en nombre de Rabi Eliezer ben Horkenos: ¿Existe un hombre capaz de relatar todas las heroicas hazañas de Hashem o de transmitir todas Sus alabanzas? Incluso los ángeles pueden contarnos sólo una parte de Sus heroicas hazañas – lo que El hizo y lo que El hará en el futuro.”
“Feliz es el pueblo que vivencia ese estado; feliz es el pueblo cuyo D”s es Hashem.”
“Esta semana, en algunas conversaciones que tuve con miembros de la Kneset, dije que valía la pena haber estado todos esos años en la Kneset con tal de estar cerca de los hechos que sucedían antes del estallido de la guerra, y para estar convencidos ahora, después de la guerra, de que sólo D”s en Su gran misericordia, fue quien nos salvó, y no la fuerza humana. Antes de estallar la guerra, yo personalmente mantuve conversaciones con todos los dirigentes del gobierno, monitoreando los hechos, guiando el timón y discutiendo todas las cuestiones, y pude ver y oir cómo ellos habían perdido las esperanzas.”
“Nosotros hablamos con la mayoría de los miembros de la Comisión de Defensa y de Relaciones Exteriores. Hablamos con expertos y hablamos con el Sr. Ben Gurion, quien es un héroe, y también él había perdido las esperanzas. El apoyaba la línea de quienes dentro del gobierno querían evitar la guerra porque consideraban que estábamos en peligro de ser aniquilados. Yo hablé personalmente con el presidente de la Kneset y con el Presidente del Estado, quien estaba al tanto de todo lo que estaba ocurriendo. Y todos ellos habían perdido las esperanzas.”
“Ese martes, cuando el Rey Hussein de Jordania voló para encontrarse con el Presidente Nasser de Egipto, la atmósfera en la Kneset era, sin exagerar, como la de Tishá Be’Av. Y esto nos hizo llamarte y ponerte al tanto de cuán seria era la situación y que terrible miedo sentíamos. Los expertos en guerra aseguran que, si una guerra semejante hubiera estallado, con Egipto a la cabeza y con todos los paises árabes unidos –en particular su fuerza aérea - ellos hubieran conseguido, D”s no lo permita, barrernos del mapa. Era terrible ver cómo se preparaban los hospitales, donde se evacuaba a todos los pacientes a fin de hacer lugar para cuando llegaran los heridos de guerra. Se cavaron cientos de fosas. El miedo era terrible. En las calles no había hombres dado que habían sido enviados al frente de batalla. Dia y noche había tandas de gente diciendo Tehilim con gritos desgarradores. Las mujeres se paraban frente al Aron Hakodesh y pedían clemencia del Cielo.”
“Y entonces comenzó la guerra.”
“El centro del pais, como la ciudad de Tel Aviv y sus alrededores, estaban en mayor peligro de recibir ataques aéreos. La sirenas comenzaban a sonar y la gente corría hacia los refugios; en algunos lugares hubo gente gravemente herida. Hubo combates muy duros en el Neguev y en Sinai, 1.800 tanques luchaban entre si, sin pausa, durante 36 horas. Los reporteros militares que habían visto grandes guerras en el pasado, dijeron que jamás habían visto una guerra tan difícil, puesto que las acciones eran cuerpo a cuerpo. Recuerdo haber escuchado de una fuente confiable, que el Vicepresidente de Nasser, Amar, personalmente, tomó el control de 12 divisiones del ejército, enviando instrucciones por radio desde el cuartel. Sin embargo, nuestros soldados interfirieron sus comunicaciones y cambiaron las instrucciones de manera tal que los soldados egipcios se desorientaron.
Nosotros no podemos expresar lo que fue ese gran milagro de que nuestra fuerza aérea haya destruido la fuerza aérea egipcia durante las primeras horas de la guerra. Los aviones israelíes volaron por debajo de la señal del radar enemigo de manera tal que el enemigo no pudo detectarlos mientras se aproximaban a su aeropuerto. Ellos destruyeron todos los aviones, y gracias a D”s, nos vimos a salvo de sus ataques. Esta acción desbarató todos los planes egipcios, que consistían en que sus aviones debían, en primer término, atacar las grandes ciudades, para recién después hacer entrar en acción a sus tanques. Cientos de noches no serán suficientes para contar en detalle los milagros que nosotros vimos.”
Ese era el comienzo de mi carta a Rabi Sherer, que da una imagen de cómo nos sentíamos en aquellos tiempos. Aquí se expresa nuestro sentimiento de alivio después del miedo tremendo que sentimos antes de la guerra, por el peligro de que Israel desapareciera, D”s no lo permita; y también relata la gran victoria que tuvimos seis días después, gracias a los milagros de Hashem.


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El Milagro de la Guerra de los Seis Días El peligro de la aniquilación y el gran milagro que cada uno vio con sus propios ojos


Nuestra Sagrada Tierra pasó por dramáticos acontecimientos. Uno de los capítulos más dramáticos que pueden escribirse es el de la Guerra de los Seis Dias, que tuvo lugar hace 38 años. Esta semana, el dia 28 de Iyar, es el Dia de Jerusalem, al que nosotros llamamos Iom Ierushalaim. En ese dia se conmemora lo que sucedió hace 38 años, cuando logramos redimir la Ciudad Vieja de Jerusalem, de la cual habíamos sido separados durante 19 años.
Hagamos un esfuerzo por recordar en qué situación se encontraba el pueblo judio en nuestra Sagrada Tierra, en aquellos momentos. Los paises árabes que rodean a Israel se habían movilizado, y se encaminaban, D”s no lo permita, a barrer a los judios de nuestra Sagrada Tierra.
Los titulares de los periódicos de aquellos tiempos decían: “El Peligro de Aniquilación de Israel está revoloteando por encima de nuestras cabezas”.
Gracias a D”s, durante la Guerra de los Seis Dias, tuvimos éxito en recuperar todos los sitios que habíamos perdido en la Guerra de 1948. Así fue que pudimos regresar nuevamente a nuestro Sagrado Muro de los Lamentos – el Kotel Hammaravi- del cual habíamos sido separados durante 19 años.
Resulta difícil describir, en cualquier idioma, la grandeza de aquellos dias de la Guerra de los Seis Dias, como así también la grandeza de la victoria, y la grandeza de los milagros. Después de haber recuperado el Kotel Hamaaravi, decenas de miles de judios se precipitaron hacia allí. Fue muy conmovedor cuando Moshe Dayan, quien era Ministro de Defensa, e Itzjak Rabin, quien era Comandante en Jefe, fueron al Muro de los Lamentos. Después de permanecer allí durante unos momentos, cada uno de ellos puso un papel con una anotación entre las piedras del Kotel, al igual que tantos otros lo hacen. Uno de los jóvenes soldados, Hesder Yeshivá, no pudo controlar su curiosidad. El leyó la nota de Moshé Dayan, que decía: “Shemá Israel, Hashem Elokeinu Hashem Ejad” (“Oye Israel, Hashem nuestro D”s, Hashem es Uno”). Itzjak Rabin había escrito en su nota el Pasuk de Tehilim y Hallel: “Me’et Hashem asá zot nifla beneinu”. (“Lo hecho por D”s es maravilloso a nuestros ojos”). A través de estas notas nosotros podemos saber que estos dos líderes que jugaron un rol central en la victoria de la Guerra de los Seis Dias, expresaron sus sentimientos de que la victoria se la debíamos, sin dudas, a Hashem.
He tomado de mis archivos una carpeta conteniendo cientos de cartas que nos enviamos con mi apreciado amigo el Rabi Moshe Sherer z”l, líder de Agudath Israel. Tengo frente a mi una copia de una carta que yo le escribí el 11 de Sivan de 5727 – 19 de junio de 1967 – dos semanas después de iniciada la Guerra de los Seis Dias, y pienso que ella transmite una imagen de la situación de aquellos momentos.
Transcribiré la traducción del comienzo de mi carta:
“Hace hoy exactamente dos semanas que estalló la guerra, un día menos de tres semanas desde que Rabi Lorincz y yo te telefoneámos con un sentido pedido de alertar al mundo acerca del peligro de aniquilación que estaba amenazando a los remanentes de Israel en Eretz Israel.”
“Nosotros no nos enviamos cartas en forma regular. ¿Quién podía concentrarse y escribir? Pero yo hice todo lo posible por mantenerme en contacto contigo telefónicamente. No podría, en el contexto de una carta, reconstruir todos los hechos y hacer un detalle de todo los que nos sucedió; y tampoco se si alguna vez estaremos en condiciones de expresar qué es lo que nos pasó, el miedo terrible que sentimos, el peligro terrible que pesó sobre nuestra existencia, y los milagros que vimos con nuestros propios ojos. Nosotros sentimos que hemos pasado por dias de enorme importancia en los cuales vimos la grandeza del Creador, El que conduce el mundo entero.”
“A pesar del sufrimiento inhumano que hemos atravesado con nuestros temores ante a la amenaza a nuestra existencia, debido a que debimos enfrentar una guerra sin precedentes, no cambiaríamos ese sufrimiento por la gran recompensa que recibimos al poder contemplar milagros puros. Nunca antes hubo una revelación semejante y una santificación del Nombre de Hashem, como la que pudimos presenciar durante esos dias. Grandes dias. Dias terribles. Por muchas generaciones los padres relatarán a sus hijos las heroicas hazañas. Como dicen los párrafos de Reb Elazar, en nombre de Rabi Eliezer ben Horkenos: ¿Existe un hombre capaz de relatar todas las heroicas hazañas de Hashem o de transmitir todas Sus alabanzas? Incluso los ángeles pueden contarnos sólo una parte de Sus heroicas hazañas – lo que El hizo y lo que El hará en el futuro.”
“Feliz es el pueblo que vivencia ese estado; feliz es el pueblo cuyo D”s es Hashem.”
“Esta semana, en algunas conversaciones que tuve con miembros de la Kneset, dije que valía la pena haber estado todos esos años en la Kneset con tal de estar cerca de los hechos que sucedían antes del estallido de la guerra, y para estar convencidos ahora, después de la guerra, de que sólo D”s en Su gran misericordia, fue quien nos salvó, y no la fuerza humana. Antes de estallar la guerra, yo personalmente mantuve conversaciones con todos los dirigentes del gobierno, monitoreando los hechos, guiando el timón y discutiendo todas las cuestiones, y pude ver y oir cómo ellos habían perdido las esperanzas.”
“Nosotros hablamos con la mayoría de los miembros de la Comisión de Defensa y de Relaciones Exteriores. Hablamos con expertos y hablamos con el Sr. Ben Gurion, quien es un héroe, y también él había perdido las esperanzas. El apoyaba la línea de quienes dentro del gobierno querían evitar la guerra porque consideraban que estábamos en peligro de ser aniquilados. Yo hablé personalmente con el presidente de la Kneset y con el Presidente del Estado, quien estaba al tanto de todo lo que estaba ocurriendo. Y todos ellos habían perdido las esperanzas.”
“Ese martes, cuando el Rey Hussein de Jordania voló para encontrarse con el Presidente Nasser de Egipto, la atmósfera en la Kneset era, sin exagerar, como la de Tishá Be’Av. Y esto nos hizo llamarte y ponerte al tanto de cuán seria era la situación y que terrible miedo sentíamos. Los expertos en guerra aseguran que, si una guerra semejante hubiera estallado, con Egipto a la cabeza y con todos los paises árabes unidos –en particular su fuerza aérea - ellos hubieran conseguido, D”s no lo permita, barrernos del mapa. Era terrible ver cómo se preparaban los hospitales, donde se evacuaba a todos los pacientes a fin de hacer lugar para cuando llegaran los heridos de guerra. Se cavaron cientos de fosas. El miedo era terrible. En las calles no había hombres dado que habían sido enviados al frente de batalla. Dia y noche había tandas de gente diciendo Tehilim con gritos desgarradores. Las mujeres se paraban frente al Aron Hakodesh y pedían clemencia del Cielo.”
“Y entonces comenzó la guerra.”
“El centro del pais, como la ciudad de Tel Aviv y sus alrededores, estaban en mayor peligro de recibir ataques aéreos. La sirenas comenzaban a sonar y la gente corría hacia los refugios; en algunos lugares hubo gente gravemente herida. Hubo combates muy duros en el Neguev y en Sinai, 1.800 tanques luchaban entre si, sin pausa, durante 36 horas. Los reporteros militares que habían visto grandes guerras en el pasado, dijeron que jamás habían visto una guerra tan difícil, puesto que las acciones eran cuerpo a cuerpo. Recuerdo haber escuchado de una fuente confiable, que el Vicepresidente de Nasser, Amar, personalmente, tomó el control de 12 divisiones del ejército, enviando instrucciones por radio desde el cuartel. Sin embargo, nuestros soldados interfirieron sus comunicaciones y cambiaron las instrucciones de manera tal que los soldados egipcios se desorientaron.
Nosotros no podemos expresar lo que fue ese gran milagro de que nuestra fuerza aérea haya destruido la fuerza aérea egipcia durante las primeras horas de la guerra. Los aviones israelíes volaron por debajo de la señal del radar enemigo de manera tal que el enemigo no pudo detectarlos mientras se aproximaban a su aeropuerto. Ellos destruyeron todos los aviones, y gracias a D”s, nos vimos a salvo de sus ataques. Esta acción desbarató todos los planes egipcios, que consistían en que sus aviones debían, en primer término, atacar las grandes ciudades, para recién después hacer entrar en acción a sus tanques. Cientos de noches no serán suficientes para contar en detalle los milagros que nosotros vimos.”
Ese era el comienzo de mi carta a Rabi Sherer, que da una imagen de cómo nos sentíamos en aquellos tiempos. Aquí se expresa nuestro sentimiento de alivio después del miedo tremendo que sentimos antes de la guerra, por el peligro de que Israel desapareciera, D”s no lo permita; y también relata la gran victoria que tuvimos seis días después, gracias a los milagros de Hashem.