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Milagros en la Guerra de los Seis Días: Recuento de Testigos


Milagros en la Guerra de los Seis Días: Recuento de Testigos
El pueblo de  Siquem [también conocido como Nablus] es uno de las más grandes en toda Judea y Samaria. Analistas de la FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) dedujeron que la conquista de cientos de miles de habitantes de Siquem iba a ser una de las batallas más difíciles y sangrientas de la Guerra de los Seis Días.
Como antecedente de la versión de un testigo, es importante entender que uno de los cruces principales del río Jordán, lleva de Jordania en el este hasta al cauce del río Tirza, que contiene un camino bueno que atraviesa las montañas de Samaria que lleva directo a Siquem. Esta es la travesía y la entrada a Israel que Abraham, el personaje bíblico que provenía de la zona de Irak, utilizó, como está escrito en Génesis 12, “Y Abraham atravesó el país hasta Siquem, hasta Elon Moreh”.
Asumiendo que la FDI iba a avanzar hacia Siquem desde la planicie costera de Israel, el ejército Jordano puso su artillería pesada y tanques en el otro lado de Siquem, en el terreno montañoso con vista a las carreteras que conducen a Siquem del oeste. Por lo tanto, el ejército israelí decidió flanquear al enemigo al combatir primero hacia el norte y el oeste y luego devolverse para entrar en Siquem, desde el este; “la puerta de atras”.
Coronel Uri Banari cuenta su testimonio de la conquista de Siquem.
“En la entrada de Siquem había miles de árabes que agitaban pañuelos blancos y aplaudían. En nuestra ingenuidad, los saludamos y les sonreímos. Entramos en la ciudad y nos pusimos a pensar: Estamos avanzando y no hay desorden, no hay pánico, los guardias armados locales permanecen allí con rifles en sus manos manteniendo el orden, y las multitudes están aclamando.”
“De pronto sucedió algo que cambió el cuadro completamente, en un momento. Uno de nuestros oficiales quería desarmar a un guardia árabe. Cuando éste se negó, nuestro oficial dio un disparo en el aire. En ese momento, todas las multitudes desaparecieron y las calles se vaciaron. Comenzaron a disparar los francotiradores árabes.”
“No entendía lo que había sucedido. Hasta más tarde, logre comprender. Los habitantes de Siquem pensaron que éramos las fuerzas iraquíes que estaban por llegar desde Jordania. Numerosos tanques enemigos estaban situados en el lado oeste de Siquem. Despertaron ya muy tarde de su error”.
“Los árabes fueron sorprendidos; el miedo hacia los judíos cayó sobre de ellos. En Hebrón, y en Siquem, en Jenin y en Jericó, los árabes estaban fuertemente armados. No hubo ni una sola pequeña aldea árabe sin armas. Sin embargo, con mucha prisa, los árabes escondieron sus armas y no consideraron utilizarlos. Levantaron sus manos en alto, y señalaron su rendición con banderas blancas desde cada edificio. El temor de Dios cayó sobre cientos de miles de árabes enorgullesidos que estaban llenos de odio y aversión por Israel. Tan sólo ayer, habían jurado luchar hasta su última gota de sangre”. [De HaTekufa HaGedola, el rabino Menachem Kasher, cap. Sichú B'chol Niflaotav, p. 452, edición 5761]
Un golpe directo sobre un montón de municiones.
En las altas horas de la noche, un camión cargado de armas y municiones de la FDI se estacionó junto a un edificio de Jerusalén. Su misión era traer un nuevo suministro de municiones a los puestos de primera línea. El elemento de peligro era enorme puesto que de haber sido alcanzado el camión por fuego enemigo, las explosiones subsecuentes de todas las municiones dañarían todos los edificios del área junto con sus habitantes. De repente, el silbido de un proyectil enemigo se escucho, y el proyectil, de hecho, impactó directamente al vehículo.
Pero el proyectil Árabe no explotó. Se mantuvo perchado sobre un montón de municiones israelís que estaban en el camión. [ibid, p. 456]
18 egipcios contra dos soldados de las FDI.
Yisrael, un taxista que fue reclutado para combatir en la Guerra de los Seis Días como parte de la unidad de paracaidistas; fue asignado a la conquista de los Estrechos de Tirán. A su regreso, dijo lo siguiente:
“Los soldados israelíes no tuvieron que saltar de los aviones Nord que los llevó hasta los Estrechos de Tirán. Llegaron como turistas chiflados al aeropuerto porque el regimiento egipcio, que estaba de guardia, huyó antes de que los Israelíes fueran visibles en el horizonte. Después de aterrizar, me mandaron con otro soldado de reserva, un electricista, a patrullar la zona. Cuando nos habíamos distanciado dos kilómetros, un tanque medio de Egipto apareció frente a nosotros lleno de soldados con ametralladoras en cada lado. Sólo teníamos armas ligeras con unas cuantas balas que no podían detener al tanque medio por un segundo. No podíamos devolvernos, entonces permanecimos allí sin esperanza, esperando el primer disparo, y por falta de una mejor idea, les apuntamos nuestras armas.
Pero los disparos no llegaron.
El tanque se detuvo y decidimos acercarnos a el con cautela. Encontramos a 18 soldados armados en el interior sentados con armas en mano, con una mirada aterrada en sus rostros. Nos miraban con gran temor, como si estuviesen pidiendo clemencia. Les grité, “¡Manos arriba!”. Conforme los dirigíamos, regrese a la calma y le pregunte al sargento egipcio que estaba al lado de mí, “Dime, ¿por qué no nos dispararon?” Y él respondió: “No lo sé. Mis brazos se congelaron – se paralizaron. Todo mi cuerpo estaba paralizado, y no sé por qué.”
Resultó que estos soldados no sabían que los Estrechos de Tirán ya estaban en manos de Israel; ¿por qué no nos eliminaron? No tengo una respuesta. Cómo puede uno decir que Di-s no nos ayudo.”
El Dedo de Di-s.
Sr. Levanon, padre de un piloto caído, le preguntó al Director de Operaciones de la FDI, General Mayor Ezer Weizman: ¿Cómo fue que los aviones de la Fuerza Aérea Israelí volaron durante 3 horas seguidas de una pista de aterrizaje egipcia a otra destruyendo aviones enemigos, y que los egipcios no les haya informado a sus propias fuerzas por radio de que el ataque israelí se aproximaba?
Ezer Weizmann, quien más tarde fungió como Presidente del Estado de Israel, permaneció en silencio. Luego, levantó su cabeza, y exclamó: “El dedo de Di-s”. [ibid, p. 445]
La conclusión del Periódico Haaretz.
Después de un análisis “paso a paso”, el corresponsal militar para el periódico secular Haaretz resumió los 6 días de guerra con esta declaración: “Aun una persona que no es religiosa debe admitir que esta guerra fue peleada con ayuda del cielo.” [Ibid, p. 445]
El punto de vista de un alemán.
Un periodista alemán resumió: “Nada como esto ha sucedido en la historia. Una fuerza que incluye 1,000 tanques, cientos de cañones de artillería, muchos cohetes y aviones de combate, y cientos de miles de soldados armados de pies a cabeza, fue destruida en dos días en un área que cubre cientos de kilómetros llenos de puestos e instalaciones reforzadas. Y esta victoria se llevó a cabo por una fuerza que perdió a muchos soldados y mucho equipo, posiciones, y vehículos. No hay lógica militar o causa natural que pueda explicar este fenómeno monumental. “[Ibid, p. 446.]

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El pueblo de  Siquem [también conocido como Nablus] es uno de las más grandes en toda Judea y Samaria. Analistas de la FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) dedujeron que la conquista de cientos de miles de habitantes de Siquem iba a ser una de las batallas más difíciles y sangrientas de la Guerra de los Seis Días.
Como antecedente de la versión de un testigo, es importante entender que uno de los cruces principales del río Jordán, lleva de Jordania en el este hasta al cauce del río Tirza, que contiene un camino bueno que atraviesa las montañas de Samaria que lleva directo a Siquem. Esta es la travesía y la entrada a Israel que Abraham, el personaje bíblico que provenía de la zona de Irak, utilizó, como está escrito en Génesis 12, “Y Abraham atravesó el país hasta Siquem, hasta Elon Moreh”.
Asumiendo que la FDI iba a avanzar hacia Siquem desde la planicie costera de Israel, el ejército Jordano puso su artillería pesada y tanques en el otro lado de Siquem, en el terreno montañoso con vista a las carreteras que conducen a Siquem del oeste. Por lo tanto, el ejército israelí decidió flanquear al enemigo al combatir primero hacia el norte y el oeste y luego devolverse para entrar en Siquem, desde el este; “la puerta de atras”.
Coronel Uri Banari cuenta su testimonio de la conquista de Siquem.
“En la entrada de Siquem había miles de árabes que agitaban pañuelos blancos y aplaudían. En nuestra ingenuidad, los saludamos y les sonreímos. Entramos en la ciudad y nos pusimos a pensar: Estamos avanzando y no hay desorden, no hay pánico, los guardias armados locales permanecen allí con rifles en sus manos manteniendo el orden, y las multitudes están aclamando.”
“De pronto sucedió algo que cambió el cuadro completamente, en un momento. Uno de nuestros oficiales quería desarmar a un guardia árabe. Cuando éste se negó, nuestro oficial dio un disparo en el aire. En ese momento, todas las multitudes desaparecieron y las calles se vaciaron. Comenzaron a disparar los francotiradores árabes.”
“No entendía lo que había sucedido. Hasta más tarde, logre comprender. Los habitantes de Siquem pensaron que éramos las fuerzas iraquíes que estaban por llegar desde Jordania. Numerosos tanques enemigos estaban situados en el lado oeste de Siquem. Despertaron ya muy tarde de su error”.
“Los árabes fueron sorprendidos; el miedo hacia los judíos cayó sobre de ellos. En Hebrón, y en Siquem, en Jenin y en Jericó, los árabes estaban fuertemente armados. No hubo ni una sola pequeña aldea árabe sin armas. Sin embargo, con mucha prisa, los árabes escondieron sus armas y no consideraron utilizarlos. Levantaron sus manos en alto, y señalaron su rendición con banderas blancas desde cada edificio. El temor de Dios cayó sobre cientos de miles de árabes enorgullesidos que estaban llenos de odio y aversión por Israel. Tan sólo ayer, habían jurado luchar hasta su última gota de sangre”. [De HaTekufa HaGedola, el rabino Menachem Kasher, cap. Sichú B'chol Niflaotav, p. 452, edición 5761]
Un golpe directo sobre un montón de municiones.
En las altas horas de la noche, un camión cargado de armas y municiones de la FDI se estacionó junto a un edificio de Jerusalén. Su misión era traer un nuevo suministro de municiones a los puestos de primera línea. El elemento de peligro era enorme puesto que de haber sido alcanzado el camión por fuego enemigo, las explosiones subsecuentes de todas las municiones dañarían todos los edificios del área junto con sus habitantes. De repente, el silbido de un proyectil enemigo se escucho, y el proyectil, de hecho, impactó directamente al vehículo.
Pero el proyectil Árabe no explotó. Se mantuvo perchado sobre un montón de municiones israelís que estaban en el camión. [ibid, p. 456]
18 egipcios contra dos soldados de las FDI.
Yisrael, un taxista que fue reclutado para combatir en la Guerra de los Seis Días como parte de la unidad de paracaidistas; fue asignado a la conquista de los Estrechos de Tirán. A su regreso, dijo lo siguiente:
“Los soldados israelíes no tuvieron que saltar de los aviones Nord que los llevó hasta los Estrechos de Tirán. Llegaron como turistas chiflados al aeropuerto porque el regimiento egipcio, que estaba de guardia, huyó antes de que los Israelíes fueran visibles en el horizonte. Después de aterrizar, me mandaron con otro soldado de reserva, un electricista, a patrullar la zona. Cuando nos habíamos distanciado dos kilómetros, un tanque medio de Egipto apareció frente a nosotros lleno de soldados con ametralladoras en cada lado. Sólo teníamos armas ligeras con unas cuantas balas que no podían detener al tanque medio por un segundo. No podíamos devolvernos, entonces permanecimos allí sin esperanza, esperando el primer disparo, y por falta de una mejor idea, les apuntamos nuestras armas.
Pero los disparos no llegaron.
El tanque se detuvo y decidimos acercarnos a el con cautela. Encontramos a 18 soldados armados en el interior sentados con armas en mano, con una mirada aterrada en sus rostros. Nos miraban con gran temor, como si estuviesen pidiendo clemencia. Les grité, “¡Manos arriba!”. Conforme los dirigíamos, regrese a la calma y le pregunte al sargento egipcio que estaba al lado de mí, “Dime, ¿por qué no nos dispararon?” Y él respondió: “No lo sé. Mis brazos se congelaron – se paralizaron. Todo mi cuerpo estaba paralizado, y no sé por qué.”
Resultó que estos soldados no sabían que los Estrechos de Tirán ya estaban en manos de Israel; ¿por qué no nos eliminaron? No tengo una respuesta. Cómo puede uno decir que Di-s no nos ayudo.”
El Dedo de Di-s.
Sr. Levanon, padre de un piloto caído, le preguntó al Director de Operaciones de la FDI, General Mayor Ezer Weizman: ¿Cómo fue que los aviones de la Fuerza Aérea Israelí volaron durante 3 horas seguidas de una pista de aterrizaje egipcia a otra destruyendo aviones enemigos, y que los egipcios no les haya informado a sus propias fuerzas por radio de que el ataque israelí se aproximaba?
Ezer Weizmann, quien más tarde fungió como Presidente del Estado de Israel, permaneció en silencio. Luego, levantó su cabeza, y exclamó: “El dedo de Di-s”. [ibid, p. 445]
La conclusión del Periódico Haaretz.
Después de un análisis “paso a paso”, el corresponsal militar para el periódico secular Haaretz resumió los 6 días de guerra con esta declaración: “Aun una persona que no es religiosa debe admitir que esta guerra fue peleada con ayuda del cielo.” [Ibid, p. 445]
El punto de vista de un alemán.
Un periodista alemán resumió: “Nada como esto ha sucedido en la historia. Una fuerza que incluye 1,000 tanques, cientos de cañones de artillería, muchos cohetes y aviones de combate, y cientos de miles de soldados armados de pies a cabeza, fue destruida en dos días en un área que cubre cientos de kilómetros llenos de puestos e instalaciones reforzadas. Y esta victoria se llevó a cabo por una fuerza que perdió a muchos soldados y mucho equipo, posiciones, y vehículos. No hay lógica militar o causa natural que pueda explicar este fenómeno monumental. “[Ibid, p. 446.]