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El suicidio de la iglesia


Albert Mohler, presidente del Seminario teológico de los Bautistas del Sur, ha publicado recientemente un artículo en el que da una visión representativa de lo que su denominación opina sobre las teologías protestantes liberales. Titulado “¿Cree tu pastor en Dios?”, el conferenciante y teólogo se muestra preocupado por la aparición de “ateos que predican desde el púlpito”.

Mohler empieza el artículo citando “un reciente reportaje desde Holanda”, que “apunta a una forma de locura teológica” que se estaría extendiendo. Describe el autor que autoridades eclesiales holandesas han decidido no tomar acciones contra un pastor que “abiertamente se considera ateo”.

Y finaliza defendiendo que “la iglesia tiene la responsabilidad de clarificar los temas y defender la fe”, porque “si no, no es iglesia”. Y concluye que mientras Holanda ha tenido repercusión internacional debido a que ha impulsado la eutanasia, ahora se estaría dando allí algo nuevo pero similar, “el suicidio de una iglesia”, en relación a casos como el de Klaas Hendrikse.

EL CASO HENDRIKSE
Mohler explica que Klaas Hendrikse, ministro en una Iglesia Protestante, ya en 2007 publicó un libro que fue descrito como un “manifiesto de un pastor ateo”. En él, Hendrikse argumenta a favor de la no existencia de Dios, aunque insiste que cree en él como un mero concepto.

El propio Hendrikse escribe que “la no existencia de Dios no es para mí un obstáculo sino una precondición para creer en Dios, es decir, soy un ateo que cree”. Más adelante dice que “Dios no es para mí un ser, sino una palabra para lo que puede suceder entre personas. Alguien por ejemplo, dice ‘no te abandonaré’, y eso convierte estas palabras en verdaderas. Sería perfecto llamar a esto, pues, Dios”.

ATEOS “EN EL ARMARIO”
Mohler, en el artículo, considera que “aunque este tipo de lenguaje teológico puede ser chocante, no es tan poco común”. El autor considera que existen teólogos cristianos que “en realidad pueden ser ateos o que no necesariamente creen que Dios exista”, pero que de alguna forma consideran que el “concepto de Dios puede ser útil” para el ser humano.

Más adelante, Mohler argumenta que “la mayoría de cristianos estarían muy afectados y escandalizados si supieran que su pastor es ateo, y que no sólo eso, sino que además tiene la intención de seguir siendo el pastor”. Pero en el “entorno doctrinalmente desarmado de muchas denominaciones, el trabajo de un pastor ateo no sólo es entendible, sino real”.

De alguna forma, explica Mohler, “Hendrikse es simplemente más abierto respecto a su ateismo de lo que lo son otros”. El autor sigue diciendo que “muchos protestantes de teología liberal creen que Dios es, finalmente, un concepto intelectual que puede dar sentido a la vida”, y “no un ser divino que es real, que tiene vida por si mismo, y que es soberano sobre todo lo creado”.

EL PROBLEMA: LA NO REACCIÓN
También es preocupante, para el representante bautista, que en el caso del pastor holandés, “ninguna de las dos denominaciones de las que forma parte Hendrikse le ha pedido su dimisión o ha empezado un proceso disciplinario”. Solo se anunció a los creyentes que “se abriría un debate sobre el sentido de las palabras (usadas por Hendrikse) que logre aclararlas”, y que sólo a partir de ese punto se plantearía cuáles podrían ser los siguientes pasos.

“Así es el mundo protestante de teología liberal”, concluye Mohler, una denominación cristiana “que no exige a sus pastores que crean en Dios es una denominación que ha llegado al punto más bajo en términos de demencia teológica”. Porque en realidad, “la autodestrucción teológica de la iglesia no empieza con un pastor que no cree en Dios”, sino “con la negación de una doctrina aquí, y la negación de otra allá”.

Así, según una fuerte frase del autor, “la cobardía de los burócratas de la iglesia abre una puerta a cualquier tipo de aberración teológica, y así se llega finalmente, claro, a tener a un ateo en el púlpito”.

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El suicidio de la iglesia


Albert Mohler, presidente del Seminario teológico de los Bautistas del Sur, ha publicado recientemente un artículo en el que da una visión representativa de lo que su denominación opina sobre las teologías protestantes liberales. Titulado “¿Cree tu pastor en Dios?”, el conferenciante y teólogo se muestra preocupado por la aparición de “ateos que predican desde el púlpito”.

Mohler empieza el artículo citando “un reciente reportaje desde Holanda”, que “apunta a una forma de locura teológica” que se estaría extendiendo. Describe el autor que autoridades eclesiales holandesas han decidido no tomar acciones contra un pastor que “abiertamente se considera ateo”.

Y finaliza defendiendo que “la iglesia tiene la responsabilidad de clarificar los temas y defender la fe”, porque “si no, no es iglesia”. Y concluye que mientras Holanda ha tenido repercusión internacional debido a que ha impulsado la eutanasia, ahora se estaría dando allí algo nuevo pero similar, “el suicidio de una iglesia”, en relación a casos como el de Klaas Hendrikse.

EL CASO HENDRIKSE
Mohler explica que Klaas Hendrikse, ministro en una Iglesia Protestante, ya en 2007 publicó un libro que fue descrito como un “manifiesto de un pastor ateo”. En él, Hendrikse argumenta a favor de la no existencia de Dios, aunque insiste que cree en él como un mero concepto.

El propio Hendrikse escribe que “la no existencia de Dios no es para mí un obstáculo sino una precondición para creer en Dios, es decir, soy un ateo que cree”. Más adelante dice que “Dios no es para mí un ser, sino una palabra para lo que puede suceder entre personas. Alguien por ejemplo, dice ‘no te abandonaré’, y eso convierte estas palabras en verdaderas. Sería perfecto llamar a esto, pues, Dios”.

ATEOS “EN EL ARMARIO”
Mohler, en el artículo, considera que “aunque este tipo de lenguaje teológico puede ser chocante, no es tan poco común”. El autor considera que existen teólogos cristianos que “en realidad pueden ser ateos o que no necesariamente creen que Dios exista”, pero que de alguna forma consideran que el “concepto de Dios puede ser útil” para el ser humano.

Más adelante, Mohler argumenta que “la mayoría de cristianos estarían muy afectados y escandalizados si supieran que su pastor es ateo, y que no sólo eso, sino que además tiene la intención de seguir siendo el pastor”. Pero en el “entorno doctrinalmente desarmado de muchas denominaciones, el trabajo de un pastor ateo no sólo es entendible, sino real”.

De alguna forma, explica Mohler, “Hendrikse es simplemente más abierto respecto a su ateismo de lo que lo son otros”. El autor sigue diciendo que “muchos protestantes de teología liberal creen que Dios es, finalmente, un concepto intelectual que puede dar sentido a la vida”, y “no un ser divino que es real, que tiene vida por si mismo, y que es soberano sobre todo lo creado”.

EL PROBLEMA: LA NO REACCIÓN
También es preocupante, para el representante bautista, que en el caso del pastor holandés, “ninguna de las dos denominaciones de las que forma parte Hendrikse le ha pedido su dimisión o ha empezado un proceso disciplinario”. Solo se anunció a los creyentes que “se abriría un debate sobre el sentido de las palabras (usadas por Hendrikse) que logre aclararlas”, y que sólo a partir de ese punto se plantearía cuáles podrían ser los siguientes pasos.

“Así es el mundo protestante de teología liberal”, concluye Mohler, una denominación cristiana “que no exige a sus pastores que crean en Dios es una denominación que ha llegado al punto más bajo en términos de demencia teológica”. Porque en realidad, “la autodestrucción teológica de la iglesia no empieza con un pastor que no cree en Dios”, sino “con la negación de una doctrina aquí, y la negación de otra allá”.

Así, según una fuerte frase del autor, “la cobardía de los burócratas de la iglesia abre una puerta a cualquier tipo de aberración teológica, y así se llega finalmente, claro, a tener a un ateo en el púlpito”.