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En la casa del Ministerio de Liberación Generación de Pacto se filtra un ‘raro aceite’.


Barceloneta, Puerto Rico - A unos los lleva la esperanza y a otros la curiosidad, pero la casa de doña Carmen Colón Medina, en el sector Magueyes en Barceloneta, no se vacía desde que se corrió la voz de que las paredes vierten aceite.

La filtración viene desde el techo, desde donde se observa la acumulación de gotas que caen al piso o discurren por el cemento. El aceite no se cuela por toda la casa, sino en el área de la sala de la pequeña vivienda de concreto, que tiene una casa de madera en el techo.

Para Colón Medina y muchos de los que han ido a visitarla, la grasosa filtración se trata de un acto divino y rechazan buscar una explicación lógica al asunto.

Por supuesto, esta mujer— quien dirige el grupo pentecostal Ministerio de Liberación Generación de Pacto— descarta que se haya inventado una patraña para atraer fieles a su ministerio.

“¿A qué familia le gusta tener las paredes de su casa así?”, pregunta a los que cuestionan la veracidad del “milagro” de una casa que “llora” aceite.

“Cada quien es libre de pensar como quiera, pero yo no estoy buscando promoción. Yo no lo estoy anunciando ni me estoy lucrando”, añadió.

La líder de este ministerio dijo que no es la primera vez que vive en una casa que bota aceite, porque le pasó lo mismo en su anterior casa en el municipio de Vega Baja.

“Ya me resigné a vivir así”, dijo Colón Medina, quien aseguró que se pasa con el mapo en la mano para limpiar el aceite que no puede recoger en dos jarras de barro que colocó en la sala y que se ha convertido en una especie de santuario.

Desde que Colón Medina se mudó a Barceloneta hace ocho meses, la residencia tiene la alegada filtración. Sin embargo, fue esta semana que se corrió la voz y ya han recibido alrededor de 600 visitantes.

“El Señor siguió derramando su aceite. La gente viene y adquiere sanidad, adquiere liberación”, indicó la ministra. “Yo doy de lo que Dios me ha dado a mí y el Señor me tiene en un ministerio para ayudar a la comunidad, a gente que no encuentra solución a sus problemas”, comentó.

El líquido que está en las paredes o acumulado en las dos jarras no tiene esencia, pero en la casa se siente un olor parecido al aceite de cocinar y cuando se recoge en un vaso tiene un tono amarillento también similar al aceite vegetal, aunque en las paredes ni en las jarras se distingue color.

Para muchos visitantes lo que se cuela por el techo de la humilde residencia es una especie de ungüento divino enviado para sanar física y espiritualmente a los que lo usen con fe.

“Hace dos días yo vine con mi hermano, recogimos un poquito del aceite y nos lo llevamos. Mi suegra, que vino de los Estados Unidos y tiene una condición que se le inflama todo el estómago, se untó del aceite en la barriga y en la frente porque tenía dolores de cabeza. En cuestiones de segundos se le fue la inflamación y el dolor de cabeza”, narró Elvin Feliciano, de 34 años de edad y vecino de Barceloneta, quien regresó ayer con otros miembros de su familia a la casa de Colón Medina.

Don Gilberto Arroyo Torres, de 88 años, estuvo ayer en esta casa en busca de ese alegado poder sanador para él porque tiene problemas en sus rodillas y sobre todo para su esposa, quien está postrada en una cama desde hace nueve años.

Este anciano, también vecino de Barceloneta, recibió oración por parte de la dueña de la casa y además se puso su poquito de aceite.

Al bajar las escaleras, aseguró a Primera Hora que se movía mejor que cuando llegó y le atribuyó al ungüento el cambio. Así que pidió un poquito del aceite para ponerle a su esposa cuando llegara a su casa.

Colón Medina señaló que no cobra ni pide ofrenda por el líquido que la gente lleva, aunque varios le dejan alguna aportación al ministerio.

La mayoría de los visitantes se lleva una motita de algodón humedecida con la fe de que el aceite obre algún milagro en sus vidas.

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En la casa del Ministerio de Liberación Generación de Pacto se filtra un ‘raro aceite’.


Barceloneta, Puerto Rico - A unos los lleva la esperanza y a otros la curiosidad, pero la casa de doña Carmen Colón Medina, en el sector Magueyes en Barceloneta, no se vacía desde que se corrió la voz de que las paredes vierten aceite.

La filtración viene desde el techo, desde donde se observa la acumulación de gotas que caen al piso o discurren por el cemento. El aceite no se cuela por toda la casa, sino en el área de la sala de la pequeña vivienda de concreto, que tiene una casa de madera en el techo.

Para Colón Medina y muchos de los que han ido a visitarla, la grasosa filtración se trata de un acto divino y rechazan buscar una explicación lógica al asunto.

Por supuesto, esta mujer— quien dirige el grupo pentecostal Ministerio de Liberación Generación de Pacto— descarta que se haya inventado una patraña para atraer fieles a su ministerio.

“¿A qué familia le gusta tener las paredes de su casa así?”, pregunta a los que cuestionan la veracidad del “milagro” de una casa que “llora” aceite.

“Cada quien es libre de pensar como quiera, pero yo no estoy buscando promoción. Yo no lo estoy anunciando ni me estoy lucrando”, añadió.

La líder de este ministerio dijo que no es la primera vez que vive en una casa que bota aceite, porque le pasó lo mismo en su anterior casa en el municipio de Vega Baja.

“Ya me resigné a vivir así”, dijo Colón Medina, quien aseguró que se pasa con el mapo en la mano para limpiar el aceite que no puede recoger en dos jarras de barro que colocó en la sala y que se ha convertido en una especie de santuario.

Desde que Colón Medina se mudó a Barceloneta hace ocho meses, la residencia tiene la alegada filtración. Sin embargo, fue esta semana que se corrió la voz y ya han recibido alrededor de 600 visitantes.

“El Señor siguió derramando su aceite. La gente viene y adquiere sanidad, adquiere liberación”, indicó la ministra. “Yo doy de lo que Dios me ha dado a mí y el Señor me tiene en un ministerio para ayudar a la comunidad, a gente que no encuentra solución a sus problemas”, comentó.

El líquido que está en las paredes o acumulado en las dos jarras no tiene esencia, pero en la casa se siente un olor parecido al aceite de cocinar y cuando se recoge en un vaso tiene un tono amarillento también similar al aceite vegetal, aunque en las paredes ni en las jarras se distingue color.

Para muchos visitantes lo que se cuela por el techo de la humilde residencia es una especie de ungüento divino enviado para sanar física y espiritualmente a los que lo usen con fe.

“Hace dos días yo vine con mi hermano, recogimos un poquito del aceite y nos lo llevamos. Mi suegra, que vino de los Estados Unidos y tiene una condición que se le inflama todo el estómago, se untó del aceite en la barriga y en la frente porque tenía dolores de cabeza. En cuestiones de segundos se le fue la inflamación y el dolor de cabeza”, narró Elvin Feliciano, de 34 años de edad y vecino de Barceloneta, quien regresó ayer con otros miembros de su familia a la casa de Colón Medina.

Don Gilberto Arroyo Torres, de 88 años, estuvo ayer en esta casa en busca de ese alegado poder sanador para él porque tiene problemas en sus rodillas y sobre todo para su esposa, quien está postrada en una cama desde hace nueve años.

Este anciano, también vecino de Barceloneta, recibió oración por parte de la dueña de la casa y además se puso su poquito de aceite.

Al bajar las escaleras, aseguró a Primera Hora que se movía mejor que cuando llegó y le atribuyó al ungüento el cambio. Así que pidió un poquito del aceite para ponerle a su esposa cuando llegara a su casa.

Colón Medina señaló que no cobra ni pide ofrenda por el líquido que la gente lleva, aunque varios le dejan alguna aportación al ministerio.

La mayoría de los visitantes se lleva una motita de algodón humedecida con la fe de que el aceite obre algún milagro en sus vidas.