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MARTIN LUTERO:HOY CELEBRAMOS 495 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE






A 495 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE

El 31 de octubre de cada año la iglesia evangélica, a nivel global, recuerda un hecho que cambió la historia del mundo: la irrupción del monje agustino Martín Lutero clavando sus noventa y cinco tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg y mostrando, de esta manera, su desacuerdo con la iglesia oficial de entonces debido a tantas anomalías que venían ocur
riendo con el pleno conocimiento y el auspicio de la jerarquía eclesiástica.

Desde aquel día, del año 1517, han pasado 495 años hasta hoy. Años en que, la iglesia protestante o iglesia cristiana evangélica (como quiera llamársele a la iglesia que nació a partir de tan trascendental suceso), ha consolidado su posición alrededor del mundo entero con sus aciertos y sus errores. Pero siempre de la mano de Aquél que, para nosotros y según la Escritura, es el único mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo.

Cómo no recordar, pues, con alegría y convicción cristianas, a personajes como Valdo, Huss, Savonarola, Wyclif y otros ilustrados que, en su condición de precursores de la Reforma, abonaron el terreno para que Lutero hiciera lo que le correspondía como verdadero hijo de Dios. Cómo no recordar a Lutero mismo, y a otros reformadores que se entregaron totalmente a la causa del evangelio. Cómo no sacar a relucir el apelativo de “protestantes”, bien merecido por cierto, endilgado por los enemigos de la Reforma.

Cómo olvidar, en este tiempo, a personajes como Mateo Salado, quien vino desde Francia hasta nuestras tierras con su convicción luterana para convertirse en el primer protestante asesinado por el Tribunal de la Inquisición de Lima. Cómo olvidar a quienes llegaron, siglos después, a sembrar el evangelio: Penzotti y Wood de la Iglesia Metodista, Ritchie y Bright de la Iglesia Evangélica Peruana, los Winans de la Iglesia del Nazareno, los Erickson de las Asambleas de Dios, entre otros. Cómo olvidar a Diego Thomson.

En ese sentido, y desde la producción de esta humilde pluma, animamos a mantener viva en la memoria de los cristianos evangélicos de ayer y hoy, especialmente de las nuevas generaciones, esta gesta libertaria que es parte de nuestra identidad, de nuestra historia.

Que retumben, pues, en nuestros oídos, las famosas palabras pronunciadas por Lutero cuando fue conminado a retractarse por las autoridades religiosas: “Aquí estoy. No puedo obrar de otro modo. Estoy encadenado a la palabra de Dios. ¡Que Él me ayude! Amén”.

Tito Pérez Quiroz
Escritor y periodista
Miembro de la Iglesia del Nazareno
 —

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MARTIN LUTERO:HOY CELEBRAMOS 495 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE






A 495 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE

El 31 de octubre de cada año la iglesia evangélica, a nivel global, recuerda un hecho que cambió la historia del mundo: la irrupción del monje agustino Martín Lutero clavando sus noventa y cinco tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg y mostrando, de esta manera, su desacuerdo con la iglesia oficial de entonces debido a tantas anomalías que venían ocur
riendo con el pleno conocimiento y el auspicio de la jerarquía eclesiástica.

Desde aquel día, del año 1517, han pasado 495 años hasta hoy. Años en que, la iglesia protestante o iglesia cristiana evangélica (como quiera llamársele a la iglesia que nació a partir de tan trascendental suceso), ha consolidado su posición alrededor del mundo entero con sus aciertos y sus errores. Pero siempre de la mano de Aquél que, para nosotros y según la Escritura, es el único mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo.

Cómo no recordar, pues, con alegría y convicción cristianas, a personajes como Valdo, Huss, Savonarola, Wyclif y otros ilustrados que, en su condición de precursores de la Reforma, abonaron el terreno para que Lutero hiciera lo que le correspondía como verdadero hijo de Dios. Cómo no recordar a Lutero mismo, y a otros reformadores que se entregaron totalmente a la causa del evangelio. Cómo no sacar a relucir el apelativo de “protestantes”, bien merecido por cierto, endilgado por los enemigos de la Reforma.

Cómo olvidar, en este tiempo, a personajes como Mateo Salado, quien vino desde Francia hasta nuestras tierras con su convicción luterana para convertirse en el primer protestante asesinado por el Tribunal de la Inquisición de Lima. Cómo olvidar a quienes llegaron, siglos después, a sembrar el evangelio: Penzotti y Wood de la Iglesia Metodista, Ritchie y Bright de la Iglesia Evangélica Peruana, los Winans de la Iglesia del Nazareno, los Erickson de las Asambleas de Dios, entre otros. Cómo olvidar a Diego Thomson.

En ese sentido, y desde la producción de esta humilde pluma, animamos a mantener viva en la memoria de los cristianos evangélicos de ayer y hoy, especialmente de las nuevas generaciones, esta gesta libertaria que es parte de nuestra identidad, de nuestra historia.

Que retumben, pues, en nuestros oídos, las famosas palabras pronunciadas por Lutero cuando fue conminado a retractarse por las autoridades religiosas: “Aquí estoy. No puedo obrar de otro modo. Estoy encadenado a la palabra de Dios. ¡Que Él me ayude! Amén”.

Tito Pérez Quiroz
Escritor y periodista
Miembro de la Iglesia del Nazareno
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