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Sobre la descomposición sexual


Por José Daniel Rivera Tormos

Tal parece que la discusión sobre la homosexualidad ha degenerado en una descomposición generalizada. Los hubo, los hay y los habrá; no se trata de un descubrimiento nuevo, o de una revelación moderna. Esta expresión entre personas del mismo sexo es tan antigua como el mundo. ¿Por qué tanto revuelo en la actualidad con la homosexualidad?  Directa o indirectamente el rechazo mezclado con la ignorancia ha producido una reacción a la presión que está degenerando en una descomposición sexual en el país.
Si en lugar de embarcarnos en una guerra con los que manifiestan estas preferencias, nos sentáramos a dialogar respetuosamente; es posible que en muchos caso

s se generaría un cambio de actitud. Veamos este señalamiento del apóstol Pablo: “Corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el
arrepentimiento  que conduce al pleno conocimiento de la verdad, (2 Timoteo 2:25)  (LBLA)  ¿Es esto lo que estamos haciendo o todo lo contrario? Los modelos bíblicos que usamos como referencia para declarar a los practicantes de la homosexualidad como una abominación sirven también para revelar la misericordia y la paciencia de Dios con ellos. En nuestro caso puede mas la repugnancia que la tolerancia.
En lugar de una actitud defensiva deberíamos tratar la vía ofensiva con el fin de alcanzar a esta generación; no en forma conflictiva para alejarlos más de la posibilidad de una transformación. Nuestra contribución es poco inteligente cuando como Pedro sacamos la espada para cortar cabezas y no el bálsamo para vendar heridas. Por desconocer las causas y las variantes de una conducta que nos resulta repulsiva estamos confundiendo la crisis con la persona y por consiguiente estamos cerrando la puerta que Cristo abrió a tr
avés de su sacrificio en la cruz. ¿Acaso estos no fueron incluidos en la oración intercesora No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). El ejemplo de Cristo es muy distinto, Él confrontó a los hipócritas religiosos, pero fue compasivo con los pecadores. Basta una mirada al Nuevo Testamento y seremos confrontados con modelos de compasión y comprensión de parte del Redentor para con los perdidos.
La iglesia está en el mundo para reconciliar no para lidiar; su misión es componer no descomponer; atar y desatar. En lugar de enfocar nuestra artillería contra aquellos que viven contrario a nuestras convicciones, debiéramos abrir las puertas de nuestros corazones para albergarlos y nuestro entendimiento para escucharlos.
¿Hasta dónde nuestra represalia está contribuyendo a la notoriedad de esta descomposición? En ocasiones Jesús evadió la confrontación y dejó espacio antes que mantener la contienda. La paz que heredamos no la estamos compartiendo, por el contrario estamos promoviendo conflictos quizás para fines publicitarios.  El presente demanda “sabiduría” no solo intelectual sino espiritual. No podemos ignorar la astucia del adversario para enredarnos en luchas que revisten más política terrenal que visión espiritual.
Ahora más que nunca tenemos que ser llenos del poder del Espíritu si no queremos caer en la tentación de responder con las armas del adversario. Recordemos la afirmación del Apóstol Pablo:porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;.   2 Corintios 10:4  LBLA La Biblia condena la homosexualidad pero no al homosexual, no defendemos lo que Dios abomina, pero no olvidemos que Dios no quitó la aflicción de Job hasta que éste oró por aquellos que lo irritaban con sus conclusiones. (Job 42:10)  Repudiamos lo malo que hay en ellos pero debemos orar para que lleguen al redil como ovejas descarriadas.
 El plan de redención incluye a todos los hombres, sin importar cuán bajo hayan caído o cuán lejos hayan ido. Si esta generación ha de ser alcanzada ha de ser con cuerdas de amor y no con lanzas cortantes.
Bendiciones…..

Dr. Rev. José Daniel Rivera Tormos
José Daniel Rivera Tormos, nació en San Juan, Puerto Rico donde curso su educación superior y sus primeros años de estudio teológico en el Seminario Evangélico de Puerto Rico,
Terminó su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Nueva York y su Doctorado en Ministerio en el Centro de Estudios Teológicos del Sur de La Florida.
Sirvió como Pastor en Puerto Rico, Nueva York y La Florida y se acogió a la jubilación en Julio del 2007 después de celebrar sus 50 años de ministerio pastoral.
Ha servido además como Maestro en el Seminario Teológico de Nueva York, y como escritor de lecciones bíblicas por varios años con Editorial Senda de Vida. Sus escritos han sido publicados por La Biblia en América Latina, Puerto Rico Evangélico, El Intérprete y otras.
Actualmente sirve como Director de Desarrollo de Líderes en la Iglesia Bautista Hispana de Hickory Grove en Carolina del Norte y como orientador de Matrimonio y familia. Es autor del libro “ Tu Vara y Tu Cayado” una exposición inspiracional del Salmo 23:
Vive en Charlotte Carolina del Norte junto a su esposa Carmen con quien ha compartido una jornada de más de treinta años.

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Sobre la descomposición sexual


Por José Daniel Rivera Tormos

Tal parece que la discusión sobre la homosexualidad ha degenerado en una descomposición generalizada. Los hubo, los hay y los habrá; no se trata de un descubrimiento nuevo, o de una revelación moderna. Esta expresión entre personas del mismo sexo es tan antigua como el mundo. ¿Por qué tanto revuelo en la actualidad con la homosexualidad?  Directa o indirectamente el rechazo mezclado con la ignorancia ha producido una reacción a la presión que está degenerando en una descomposición sexual en el país.
Si en lugar de embarcarnos en una guerra con los que manifiestan estas preferencias, nos sentáramos a dialogar respetuosamente; es posible que en muchos caso

s se generaría un cambio de actitud. Veamos este señalamiento del apóstol Pablo: “Corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el
arrepentimiento  que conduce al pleno conocimiento de la verdad, (2 Timoteo 2:25)  (LBLA)  ¿Es esto lo que estamos haciendo o todo lo contrario? Los modelos bíblicos que usamos como referencia para declarar a los practicantes de la homosexualidad como una abominación sirven también para revelar la misericordia y la paciencia de Dios con ellos. En nuestro caso puede mas la repugnancia que la tolerancia.
En lugar de una actitud defensiva deberíamos tratar la vía ofensiva con el fin de alcanzar a esta generación; no en forma conflictiva para alejarlos más de la posibilidad de una transformación. Nuestra contribución es poco inteligente cuando como Pedro sacamos la espada para cortar cabezas y no el bálsamo para vendar heridas. Por desconocer las causas y las variantes de una conducta que nos resulta repulsiva estamos confundiendo la crisis con la persona y por consiguiente estamos cerrando la puerta que Cristo abrió a tr
avés de su sacrificio en la cruz. ¿Acaso estos no fueron incluidos en la oración intercesora No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). El ejemplo de Cristo es muy distinto, Él confrontó a los hipócritas religiosos, pero fue compasivo con los pecadores. Basta una mirada al Nuevo Testamento y seremos confrontados con modelos de compasión y comprensión de parte del Redentor para con los perdidos.
La iglesia está en el mundo para reconciliar no para lidiar; su misión es componer no descomponer; atar y desatar. En lugar de enfocar nuestra artillería contra aquellos que viven contrario a nuestras convicciones, debiéramos abrir las puertas de nuestros corazones para albergarlos y nuestro entendimiento para escucharlos.
¿Hasta dónde nuestra represalia está contribuyendo a la notoriedad de esta descomposición? En ocasiones Jesús evadió la confrontación y dejó espacio antes que mantener la contienda. La paz que heredamos no la estamos compartiendo, por el contrario estamos promoviendo conflictos quizás para fines publicitarios.  El presente demanda “sabiduría” no solo intelectual sino espiritual. No podemos ignorar la astucia del adversario para enredarnos en luchas que revisten más política terrenal que visión espiritual.
Ahora más que nunca tenemos que ser llenos del poder del Espíritu si no queremos caer en la tentación de responder con las armas del adversario. Recordemos la afirmación del Apóstol Pablo:porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;.   2 Corintios 10:4  LBLA La Biblia condena la homosexualidad pero no al homosexual, no defendemos lo que Dios abomina, pero no olvidemos que Dios no quitó la aflicción de Job hasta que éste oró por aquellos que lo irritaban con sus conclusiones. (Job 42:10)  Repudiamos lo malo que hay en ellos pero debemos orar para que lleguen al redil como ovejas descarriadas.
 El plan de redención incluye a todos los hombres, sin importar cuán bajo hayan caído o cuán lejos hayan ido. Si esta generación ha de ser alcanzada ha de ser con cuerdas de amor y no con lanzas cortantes.
Bendiciones…..

Dr. Rev. José Daniel Rivera Tormos
José Daniel Rivera Tormos, nació en San Juan, Puerto Rico donde curso su educación superior y sus primeros años de estudio teológico en el Seminario Evangélico de Puerto Rico,
Terminó su Maestría en Divinidades en el Seminario Teológico de Nueva York y su Doctorado en Ministerio en el Centro de Estudios Teológicos del Sur de La Florida.
Sirvió como Pastor en Puerto Rico, Nueva York y La Florida y se acogió a la jubilación en Julio del 2007 después de celebrar sus 50 años de ministerio pastoral.
Ha servido además como Maestro en el Seminario Teológico de Nueva York, y como escritor de lecciones bíblicas por varios años con Editorial Senda de Vida. Sus escritos han sido publicados por La Biblia en América Latina, Puerto Rico Evangélico, El Intérprete y otras.
Actualmente sirve como Director de Desarrollo de Líderes en la Iglesia Bautista Hispana de Hickory Grove en Carolina del Norte y como orientador de Matrimonio y familia. Es autor del libro “ Tu Vara y Tu Cayado” una exposición inspiracional del Salmo 23:
Vive en Charlotte Carolina del Norte junto a su esposa Carmen con quien ha compartido una jornada de más de treinta años.