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Ya no está de Moda ser Virgen.


EL profesorado de la Comunidad Autónoma Vasca-España (CAV) está preocupado por sus alumnos adolescentes. Asegura que las relaciones sexuales se inician cada vez “antes y peor” porque los chavales sienten la presión de tener que hacerlo cuanto antes. “Ya no está de moda ser virgen“, señalan a modo de resumen. Además, el personal docente advierte de que las relaciones sexuales y afectivas están marcadamente definidas por los roles de género y añaden que, entre las chicas, existe una presión mayor y se convierte en un elemento o signo de éxito.
“Si la chica no consigue besar al chico que le gusta, es una fracasada“, lamentan. Según consta en el informe Aproximación a las necesidades y demandas de la infancia y la adolescencia en la CAPV, publicado por el Observatorio de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco, los profesores hablan de actitudes sexuales “muy irresponsables” en la adolescencia y señalan que esta actitud, que se plasma en otros ámbitos como la educación o la familia, se reproducen en las relaciones sexuales que mantienen.
Las posturas sobreprotectoras de las familias no ayudan. De hecho, los profesores explican que este comportamiento provoca una mayor imprudencia entre los adolescentes “y cuando hablamos de secundaria y de relaciones sexuales, esto se convierte en un tema importante”. Se refieren, por ejemplo, a los padres y madres que les compran los preservativos a sus hijos e hijas “para cuando lo necesiten”. Una práctica que, aseguran, trivializa la cuestión de fondo e “infantiliza” a los adolescentes que ni siquiera tienen que hacerse cargo de ir a comprar los preservativos. Por ello, concluyen que “no podemos esperar que se hagan responsables de utilizarlos” y evitar enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados.
Las relaciones afectivas se normalizan a partir de los 12-14 años, aunque suelen ser poco duraderas. En estas edades, el contacto físico se reduce, tal y como reconocen los propios chavales, a “besos y cosas así”. En cualquier caso, comienzan a ser conscientes de que en un futuro cercano pueden llegar las relaciones sexuales completas. Pese a esta precocidad y aunque dé la sensación de que los tiempos han cambiado, el profesorado considera que los miedos y vergüenzas de hace años a la hora de abordar el tema de la sexualidad, la afectividad o el cuerpo dentro de la familia, continúan intactos. Aseguran que en las familias existe una escasa formación en afectividad y sexualidad “que se hace más evidente entre los adolescentes”.
En función del género, varía el tipo de vínculo al que aspiran los adolescentes. Para los chicos, las relaciones “de una noche” son más divertidas e interesantes, mientras que para las chicas las relaciones son más satisfactorias cuando son más duraderas. Los estereotipos también se aplican a las relaciones sexuales. Algunos comentarios de chicas resultan muy elocuentes cuando mantienen que “a los chicos os gustan muy …  de esas que se la … a cualquiera” y los chicos reproducen discursos sobre evitar el compromiso afectivo.
Tener pareja en la adolescencia o ligar y tener éxito es algo que proporciona estatus a los adolescentes y les permite ser populares. Lo habitual es que no tengan contactos sexuales completos, aunque siempre surgen comentarios sobre algunas que “ya lo han hecho“. Normalmente, se refieren a parejas que llevan tiempo juntas y que han alcanzado un elevado grado de confianza. Por otra parte, determinadas chicas reconocen la complejidad de oponerse a una relación sexual completa cuando el chico “te importa“. Según explican, si la relación afectiva es estrecha y “le quieres mucho” algunas chicas sienten “que tienen que hacerlo“.
Los adolescentes tienden a reducir las relaciones sexuales a la penetración y, en ocasiones, manifiestan comentarios estereotipados al respecto, rayanas en el mito. “Las chicas lo tienen más fácil que nosotros para llegar a un orgasmo, ellas lo pueden hacer con un consolador y todo”, indican. A partir de los 15 años, las relaciones sexuales son más habituales y las chicas señalan que a esa edad, “los chicos están muy salidos”. Al ser consultados al respecto, el estudio detalla que los adolescentes definen las relaciones sexuales como “un acto serio, que requiere que las dos personas estén totalmente de acuerdo y seguras de lo que van a hacer y que deben usarse métodos anticonceptivos para evitar la transmisión de enfermedades y los embarazos no deseados”.
Sexualidad en familia. A los niños y adolescentes les cuesta mucho hablar con la familia de todos aquellos temas relacionados con aspectos íntimos, como cuando les gusta una persona de clase o la sexualidad. Las dificultades que tienen para tratar estos asuntos se relaciona con el pudor y la vergüenza, por lo que aseguran que les gustaría que sus padres y madres se dieran cuenta, a través de las indirectas que les lanzan cuando un asunto de este tipo les preocupa, de la situación sin necesidad de tener que abordarlos directamente.
Tampoco resulta sencillo para los padres hablar con sus hijos de estos temas porque iniciar un diálogo que llegue a buen puerto reclama tiempo y esfuerzo. “Para que tu hijo de siete años te diga algo interesante para ti tienes que tirarte mucho tiempo escuchando cosas que te parecen una chorrada”, apuntan. Y si se dan problemas a los siete años, a mayor edad mayores dificultades de comunicación. El cúlmen de la complejidad llega cuando los niños se convierten en adolescentes.
En esta etapa, resulta muy difícil tratar las intimidades con padres y madres. En primer lugar, porque los adultos les continúan viendo como a niños y porque los adolescentes creen que sus padres y madres no entenderán el problema. Otro factor que entorpece la comunicación es que los progenitores tampoco suelen valorar adecuadamente la magnitud de los problemas de sus hijos.

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Ya no está de Moda ser Virgen.


EL profesorado de la Comunidad Autónoma Vasca-España (CAV) está preocupado por sus alumnos adolescentes. Asegura que las relaciones sexuales se inician cada vez “antes y peor” porque los chavales sienten la presión de tener que hacerlo cuanto antes. “Ya no está de moda ser virgen“, señalan a modo de resumen. Además, el personal docente advierte de que las relaciones sexuales y afectivas están marcadamente definidas por los roles de género y añaden que, entre las chicas, existe una presión mayor y se convierte en un elemento o signo de éxito.
“Si la chica no consigue besar al chico que le gusta, es una fracasada“, lamentan. Según consta en el informe Aproximación a las necesidades y demandas de la infancia y la adolescencia en la CAPV, publicado por el Observatorio de Asuntos Sociales del Gobierno Vasco, los profesores hablan de actitudes sexuales “muy irresponsables” en la adolescencia y señalan que esta actitud, que se plasma en otros ámbitos como la educación o la familia, se reproducen en las relaciones sexuales que mantienen.
Las posturas sobreprotectoras de las familias no ayudan. De hecho, los profesores explican que este comportamiento provoca una mayor imprudencia entre los adolescentes “y cuando hablamos de secundaria y de relaciones sexuales, esto se convierte en un tema importante”. Se refieren, por ejemplo, a los padres y madres que les compran los preservativos a sus hijos e hijas “para cuando lo necesiten”. Una práctica que, aseguran, trivializa la cuestión de fondo e “infantiliza” a los adolescentes que ni siquiera tienen que hacerse cargo de ir a comprar los preservativos. Por ello, concluyen que “no podemos esperar que se hagan responsables de utilizarlos” y evitar enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados.
Las relaciones afectivas se normalizan a partir de los 12-14 años, aunque suelen ser poco duraderas. En estas edades, el contacto físico se reduce, tal y como reconocen los propios chavales, a “besos y cosas así”. En cualquier caso, comienzan a ser conscientes de que en un futuro cercano pueden llegar las relaciones sexuales completas. Pese a esta precocidad y aunque dé la sensación de que los tiempos han cambiado, el profesorado considera que los miedos y vergüenzas de hace años a la hora de abordar el tema de la sexualidad, la afectividad o el cuerpo dentro de la familia, continúan intactos. Aseguran que en las familias existe una escasa formación en afectividad y sexualidad “que se hace más evidente entre los adolescentes”.
En función del género, varía el tipo de vínculo al que aspiran los adolescentes. Para los chicos, las relaciones “de una noche” son más divertidas e interesantes, mientras que para las chicas las relaciones son más satisfactorias cuando son más duraderas. Los estereotipos también se aplican a las relaciones sexuales. Algunos comentarios de chicas resultan muy elocuentes cuando mantienen que “a los chicos os gustan muy …  de esas que se la … a cualquiera” y los chicos reproducen discursos sobre evitar el compromiso afectivo.
Tener pareja en la adolescencia o ligar y tener éxito es algo que proporciona estatus a los adolescentes y les permite ser populares. Lo habitual es que no tengan contactos sexuales completos, aunque siempre surgen comentarios sobre algunas que “ya lo han hecho“. Normalmente, se refieren a parejas que llevan tiempo juntas y que han alcanzado un elevado grado de confianza. Por otra parte, determinadas chicas reconocen la complejidad de oponerse a una relación sexual completa cuando el chico “te importa“. Según explican, si la relación afectiva es estrecha y “le quieres mucho” algunas chicas sienten “que tienen que hacerlo“.
Los adolescentes tienden a reducir las relaciones sexuales a la penetración y, en ocasiones, manifiestan comentarios estereotipados al respecto, rayanas en el mito. “Las chicas lo tienen más fácil que nosotros para llegar a un orgasmo, ellas lo pueden hacer con un consolador y todo”, indican. A partir de los 15 años, las relaciones sexuales son más habituales y las chicas señalan que a esa edad, “los chicos están muy salidos”. Al ser consultados al respecto, el estudio detalla que los adolescentes definen las relaciones sexuales como “un acto serio, que requiere que las dos personas estén totalmente de acuerdo y seguras de lo que van a hacer y que deben usarse métodos anticonceptivos para evitar la transmisión de enfermedades y los embarazos no deseados”.
Sexualidad en familia. A los niños y adolescentes les cuesta mucho hablar con la familia de todos aquellos temas relacionados con aspectos íntimos, como cuando les gusta una persona de clase o la sexualidad. Las dificultades que tienen para tratar estos asuntos se relaciona con el pudor y la vergüenza, por lo que aseguran que les gustaría que sus padres y madres se dieran cuenta, a través de las indirectas que les lanzan cuando un asunto de este tipo les preocupa, de la situación sin necesidad de tener que abordarlos directamente.
Tampoco resulta sencillo para los padres hablar con sus hijos de estos temas porque iniciar un diálogo que llegue a buen puerto reclama tiempo y esfuerzo. “Para que tu hijo de siete años te diga algo interesante para ti tienes que tirarte mucho tiempo escuchando cosas que te parecen una chorrada”, apuntan. Y si se dan problemas a los siete años, a mayor edad mayores dificultades de comunicación. El cúlmen de la complejidad llega cuando los niños se convierten en adolescentes.
En esta etapa, resulta muy difícil tratar las intimidades con padres y madres. En primer lugar, porque los adultos les continúan viendo como a niños y porque los adolescentes creen que sus padres y madres no entenderán el problema. Otro factor que entorpece la comunicación es que los progenitores tampoco suelen valorar adecuadamente la magnitud de los problemas de sus hijos.